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Luego de otra exploración a un planeta asignado, las pisadas de cinco gemas replicaban por los pasillos del gran palacio de una de las diamantes.
Estas gemas, denominadas Alejandrina, son las encargadas de explorar los planetas que pronto serán colonizados por las diamantes, las responsables de inspeccionar e informar a su respectivo diamante sobre su estado.
Toda diamante tiene asignado en su corte un grupo de éstas, excepto la de Diamante Rosa, quien no requiere de una, ya que, actualmente no posee su propia colonia.
Las puertas del enorme palacio se hicieron a un lado, revelando a una Perla de tez amarilla, quien los esperaba del otro lado. Perla Amarillo las guió por el lugar hasta llegar donde su Diamante.
—Mi Diamante —anunció Perla—, las Alejandrinas volvieron de su exploración.
Todas hicieron el símbolo de diamante con sus manos una vez que Amarillo posó su mirada en ellas. La gema encargada del informe dio un paso al frente, distinguiéndose de las otras cuatro.
—Mi Diamante. —saludó.
—Prosigue con el reporte. —indicó Amarillo, siempre tan seria y con voz firme.
—Exploración A23/133C. El planeta denominado Kumare se encuentra habitado por criaturas orgánicas de intelecto inferior, poseen una debilidad mortal por el líquido conocido como H2O. El planeta dispone las condiciones adecuadas para la producción de gemas.
—Perla, alista a las Lapislázuli. Destino de planeta Kumare, ya saben qué hacer.
—Sí, Mi Diamante. —respondió ésta.
—Retírense.
Todos hicieron una leve reverencia antes de dar la espalda y retirarse de dicho lugar.
Cuando la puerta se cerró detrás de ellas y Perla tomó un camino diferente al suyo, todas dieron un suspiro de alivio.
—Creo que nunca voy acostumbrarme a estar en presencia de Diamante Amarillo. —confesó una, inspeccionando que la Perla realmente se haya ido.
—Ni lo menciones. Juro que mis piernas estaban temblando.
—¿De qué se quejan? Al menos ustedes no tienen que dirigirle la palabra. —habló justamente la encargada de comunicar sobre la exploración— Son un par de gemas lloronas.
—Bueno, lo importante es que el reporte fue breve, directo y ya fue anunciado a nuestra Diamante. Ahora —hizo una pausa, formando una sonrisa algo malvada—, ¿quién quiere ir conmigo a molestar a Peridot?
—¡Yo voy! —respondieron todas emocionadas para luego salir corriendo a una dirección específica, todas, a excepción de una quien sólo quedó parada en el mismo lugar.
—Ey, A17 —gritó una al detenerse y percatarse de ella—, ¿no vienes?
—¡Tengo algo que hacer, luego los alcanzo!
—¡Está bien, nos vemos luego!
En realidad, no tenía nada que hacer.
Se dispuso a caminar por los pasillos sin destino aparente, admirando los diversos detalles en las paredes, ya grabados en su mente desde que tenía memoria.
Algunas gemas pasaban por ahí, la mayoría eran Agatas y algunas que otras Jaspers. Reconoció a algunas, pero no hablaba o saludaba a nadie, éstas siempre iban con prisa y no quería generarles algún inconveniente.
Las fracciones en el rostro de la exploradora se curvaron, en forma de tristeza, el recuerdo de las criaturas habitantes del planeta recientemente explorado volvió a su memoria, los gritos y lamentos de éstos al ser tocados por el agua eran horribles. No comprendía lo que pasaba con ella, ¿acaso sentía lástima? Y si era así, ¿porqué luego de tantos años haciendo lo mismo pasa esto?
.
[...]
.
—¿Oyeron la noticia? —preguntó la Alejandrina A16, a sus compañeras— Azul y Amarillo le dieron al fin a Rosa su propio planeta, una llamada Tierra.
—¿Tierra? Tsk, ¿quién nombra a un planeta de ese modo?
—Espera, ¿dijiste Rosa? —preguntó A17, sorprendida— Lleva pidiéndolo desde que tengo memoria. Vaya, creí que sería la única Diamante sin uno propio.
—Bueno, vaya a saber el berrinche que volvió a hacer para que Azul y Amarillo accedieran. —añadió una con pecas, A19.
—De hecho —volvió a hablar la anterior—, ha estado bastante controlada desde hacía tiempo. Eso es inusual en ella.
—Bueno, si fueras cierta diamante caprichosa que llega a dañar a su propia Perla, que por cierto no puede repararse, escarmentarías un poco para obtener lo que deseas, ¿no? —comentó otra, A20, uniéndose a la conversación.
—A todo esto, supongo que también le añadieron gemas exploradoras a su corte. Por mis estrellas, pobres gemas, deberán soportar a Rosa por el resto de sus vidas. —A16 habló riendo levemente.
—Estar al servicio de cualquier Diamante es realmente estresante, pero, ¿Rosa? —comentó A18— No puedo creer que diga esto pero, prefiero a Amarillo.
Todas estuvieron de acuerdo en ese punto.
Siguieron charlando al respecto mientras caminaban por los pasillos, guardaban un poco de silencio cuando se cruzaban con otras gemas porque si alguien más las escuchaban hablar de ese modo sobre las diamantes no terminaría bien para ninguna de ellas, aunque en el fondo la mayoría de las gemas pensaban igual sobre la reciente situación.
Las cinco gemas reían a medida que avanzaban, se dirigían al salón donde las gemas exploradoras de todas las cortes, podían descansar o charlar entre ellas si no eran requeridas por las diamantes. Las Alejandrinas de Azul ya se encontraban allí, todas ellas voltearon a saludar a las recién llegadas con una sonrisa, éstas siempre eran tan amables con todos y tenían una voz tan suave que relajaría a cualquier gema. El grupo de Alejandrinas de Blanco no disponían de mucho tiempo libre, es la razón por el cual no siempre se encontraban en ese lugar, pero éstas también eran agradables.
Luego de varias horas, alguien volvió a cruzar por aquella puerta, se trataba de dos gemas, Agata Azul y Agata Amarillo.
Una Alejandrina de la corte de Azul las notó primero y avisó a algunas compañeras sobre ellas, y éstas a otras, hasta que todas guardaron silencio y prestaron atención.
—Hola, ¿en qué las podemos ayudar? —preguntó una Alejandrina de Azul.
—¿Todas están aquí? Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Oh, perfecto. —respondió la Agata de la misma corte, llevando ambas manos a su pecho en forma de alivio— Diamante Azul requiere de la presencia de todas en el Gran Salón.
—Y cuando dice "todas", habla de todas. —añadió la otra, observando a las exploradoras restante— Diamante Amarillo también requiere de su presencia en el Gran Salón.
Todas se intercambiaron la mirada, no era común en ambas Diamantes, de hecho, de ninguna.
—¿Sucede algo malo? —se atrevió a preguntar A17, en medio de los murmullos de las otras.
—No disponemos de esa información.
—Sólo seguimos órdenes, y creo que deberían hacer lo mismo. —finalizó Agata Amarillo, haciendo una seña para que salgan del salón.
Todas siguieron a las Agatas, cada exploradora caminaba detrás de la gema correspondiente a su corte, formando una fila. Durante el transcurso al Gran Salón las Alejandrinas guardaron silencio, nerviosas de lo que podría pasar.
Una vez que ingresaron a dicho salón, ambas Diamantes ya se encontraban aguardándolas, cada una sentada en su trono correspondiente. Como era de esperarse, Blanco tampoco se hallaba en el lugar, y a extrañar de las exploradoras recién llegadas, tampoco las Alejandrinas de dicho diamante.
—Mis Diamantes, las Alejandrinas. —anunciaron ambas gemas que venían al frente.
—Ahg, ¿no pudieron tardar más? —respondió Amarillo llevando una mano a su cien, las Agatas asustadas estaban a punto de disculparse pero la diamante volvió a hablar— Cómo sea, retírense.
—Perla —habló Azul llamando la atención de la gema—, dile a Rosa que entre.
—Enseguida, Mi Diamante.
Las exploradoras volvieron a intercambiar miradas.
¿Porqué llamarían a Diamante Rosa?
¿Acaso alguien las escuchó hablando de ella en dicho pasillo y las delató?
¡Pero si habían sido sumamente discretos!
Tan rápido como se habían puesto a temblar, Rosa junto a su Perla entraron al salón, caminando sin apuros. Observó a las gemas exploradoras con curiosidad y éstas apartaron la mirada hacia el frente con deseos de salir corriendo del salón.
—Azul, Amarillo, ¿qué sucede? —preguntó Rosa una vez posicionada en frente de ambas.
—Rosa, como has sido otorgada a disponer tu propio planeta por primera vez, Amarillo y yo decidimos añadir gemas exploradoras a tu servicio.
—Es por eso que te dejaremos escoger a una de nuestra corte. Eres libre de elegir a cualquiera. —comentó la otra diamante.
—¡Ah! ¿En serio? ¡Qué acto tan maravilloso de sus parte! —exclamó la pequeña Diamante sonriendo en par y juntando ambas manos. Las exploradoras tragaron saliva.
—Pero —remarcó Diamante Amarillo—, no lo olvides, estarás bajo prueba. Si demuestras estar preparada para una responsabilidad como esta, entonces te ganarás el derecho de tener tu propio escuadrón de gemas exploradoras. Por el momento, una Alejandrina será suficiente para ti.
Rosa movió la cabeza en forma de afirmación:— ¡Gracias Azul! ¡Gracias Amarillo!
Diamante Rosa volteó a observar a las gemas, sus ojos se iluminaron de alegría al tener la oportunidad de disponer, aunque sea, de una Alejandrina para su corte.
Caminó de un extremo a otro, observando a cada una de ellas, luego realizó el mismo trayecto para volver pero, sus pasos se detuvieron, observó a una Alejandrina en específico, A17, perteneciente de la corte de Amarillo y se inclinó hasta su altura. La gema ubicó su campo visual en los ojos de la diamante y Rosa sonrió.
—¿Qué me dices? ¿Quieres formar parte de mi corte? —preguntó.
La gema no apartó la mirada de ella, no podía decirle que no, obviamente. ¿O quizá le estaba dando la opción de rechazarla? No estaba segura. Se supone que sólo daría la orden de ir con ella y no el hecho de preguntar si lo deseaba o no.
¿Y si se negaba?
¡No! No podría hacerlo. ¡La fragmentarían de inmediato!
A17 tomó aire e hizo el esfuerzo de devolverle la sonrisa.
—Sería un gran honor, Mi Diamante.
—¡Cosmos galácticos, qué alegría! —gritó emocionada. Para sorpresa de los presentes y la Alejandrina seleccionada, Rosa la tomó por debajo de los brazos y la elevó con ella dando una vuelta completa en su mismo eje mientras reía.
—Ahg, Rosa, compórtate. —ordenó Diamante Amarillo.
—Oh, sí, claro. Lo siento. —borrando su sonrisa, bajó a la paralizada gema en el suelo a un costado suyo.
—Bien, eso es todo. Se pueden retirar. —añadió Azul.
A17 tardó levemente en reaccionar por el giro que Diamante Rosa hizo con ella. Asustada volteó la cabeza ligeramente para observar a sus, ahora, ex compañeras. Pero sólo logró ver sus espaldas y las puertas cerrarse tras ellas.
Ni siquiera se tomaron el tiempo de despedirse de ella, no era necesario hacer una escena emotiva o algo así, por supuesto que no, sólo quería que al menos le hayan devuelto la mirada. Al menos eso.
Mantuvo su campo visual clavada en la puerta, decepcionada. Luego una voz la hizo reaccionar y volver en sí.
—Por aquí, Alejandrina. —indicó Perla para seguir a su Diamante, y de ahora en más, también la de ella.
A17 asintió y las siguió; dirigiéndose a su nuevo hogar, a su nueva vida como gema exploradora de la corte de Diamante Rosa.
¿Era posible cambiar de lealtad hacia otra Diamante?
Tal vez. No estaba segura.
¿Pero de qué se preocupaba? Después de todo, esto era sólo temporal.
¿No es así?
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¡Hola! Bienvenidos a todos en este nuevo proyecto que estoy realizando. Oficialmente, es el primer fanfic de Steven Universe en el que deseo trabajar y compartirlo con ustedes 💕✨
🌺Espero me den una oportunidad🌺
Y recuerden, lávense las manos con agua y jabón mientras cantan una canción de su preferencia 🎶
Los quiero, gracias por su tiempo✨
-Yellow🌙-
Pd: La palabra correcta para esta gema es "Alejandrita", pero me gusta más cómo "Alejandrina", sino, me suena a dicha fusión. 🔰✨
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