Regresaba cansada a su departamento, su trabajo en la cafetería la había dejado totalmente agotada, y el hecho de haber encontrado a su novio con otra chica mientras trabajaba no ayudaba mucho a su estado de ánimo. 

Con un suspiro, giró la llave y abrió la puerta, hallando al ingresar todo acomodado.

«Esta noche iré a su apartamento» recordó las palabras de su novio, «Al parecer se olvidó de la cita» dijo para sí.

Antes de salir rumbo a la universidad, se había encargado de haber organizado su hogar para la esperada llegada del chico. Pero ahora él dejaba muy en claro que no era más que otra promesa falsa como las otras tantas que él mismo le había hecho. 

Una lágrima salió de su ojo derecho, seguida por otra del lado opuesto; le dolía, le dolía que la persona que ella amaba le mintiera y jugara con sus sentimientos.

Quiso contener sus ganas de continuar llorando, en serio lo había intentado, pero falló al hacerlo. Lo único que quería era llegar a su cuarto y tumbarse en la cama a llorar hasta quedarse dormida.

Se culpaba a sí misma por no haberle dado lo suficiente para que él quisiera quedarse a su lado.

 Caminó en dirección a su habitación, con tal de descansar un poco; se dejó caer sobre el colchón y trató de relajar su mente.

Sin embargo, ésta le jugó en contra. En su cabeza pasó la escena por la cual estaba sufriendo: su novio sentado al lado de la ventana platicando con otra joven, quien se encontraba acompañándolo. 

Por un momento creyó que se trataba de una salida de amigos o compañeros de trabajo, por lo que lo dejó pasar. Pero las sonrisas que ambos se regalaban mutuamente, y los collares a juego en forma de corazón que sacó su novio en algún momento, y las caricias en la cara del chico por parte de la otra cuando éste se levantó a ponerle el accesorio en el cuello, le hicieron darse cuenta que eso no era algo de solo amigos.

Afortunadamente, no le tocó atenderlos en los cuarenta minutos que pasaron allí, se limitó a ver desde lejos y deseando que aquella chica no fuera una amante.

Sus esperanzas se fueron abajo cuando él la besó en los labios y ella le regresó el acto. Durante el resto de la tarde, no recibió mensaje alguno por parte de su novio.

Sacó su celular del bolsillo de su pantalón y lo prendió, entrando a la mensajería instantánea y viendo con alegría el mensaje de su amiga.

Hey, Jaz ¿todo bien?
No fuiste a la salida
que acordamos hace
unos días
Mariel, 18:46 pm

Soltó un segundo suspiro y llevó sus brazos a la cabeza, había olvidado su compromiso con Mariel por estar lamentándose después de haber salido del trabajo. 

Todo su día había salido terriblemente mal: primero, su profesor de Estadística la había regañado por no recordar lo visto en su clase anterior; luego descubrió el engaño de su novio, y para terminar perfectamente arruinado su día, se olvidaba de la salida con su amiga.

—Excelente, perfecto —comentó con sarcasmo

Nuevamente, comenzó a llorar, se sentía sumamente mal por lo ocurrido con las dos últimas personas mencionadas. Dejó su teléfono a un lado, y se desahogó en llanto.

Y tal y como lo había querido, terminó dormida.