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17 | El adiós que más duele

༺CAPÍTULO DIECISIETE༻
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Recordé entonces que el mundo real era amplio, y que un campo variado de esperanzas y miedos, de sensaciones y excitaciones, aguardaba a quienes tuvieran el coraje de salir a su expansión, a buscar el conocimiento real de la vida en medio de sus peligros

Charlotte Brönte |Jane Eyre





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SI BIEN Rosaline nunca se habría atrevido a cometer una locura que incluyera arriesgar su vida de por medio con tal de probar algo, sí que había conocido a muchas personas que estaban dispuestas a eso y mucho más. Desde lanzarse por un acantilado para salvar la vida de un animal indefenso hasta tener la osadía de enfrentar a toda la sociedad inglesa de la época con tal de hacerlos cambiar su visión del mundo.

En el fondo, las admiraba ferozmente por eso, porque no todos nacían con ese espíritu, impulsado por un carácter imbatible, más que dispuesto a imponer sus ideas ante todo para ser escuchadas. Pero así como mismo sentía ese creciente orgullo hacia la valentía de sus conocidos, también temía porque la posibilidad del desastre acabara alcanzándolos. Pero ¿Quién era ella para convencerlos de hacer lo contrario a lo que su corazón dictaba? Muchas veces había intentado ignorarlo como toda una tonta, tan solo para descubrir que, para bien o para mal, en ocasiones este tenía mucha más razón que su cerebro, y confiaba con que la voluntad de Tewkesbury estuviese siendo sabiamente guiada por cualquiera de esos dos.

Ella misma lo había ayudado a preparar la canasta donde se escondería con ayuda de Olivia, la compañera de cuarto de Kath, mientras que su buena amiga recurrió a la ayuda de un conocido del vecindario, quien poseía una carreta de carga para trasladar materiales al mercado, y el cual había accedido a formar parte de su plan a cambio de unos cuantos peniques.

Para el joven marqués no sería nada molesto viajar en la parte trasera con el resto de los objetos. Al final, sería mucho más limpio que ir acompañado de un rebaño de cabras, y por consiguiente, también menos apestoso.

No veía la hora de sacar a Enola de aquel sitio, y su creciente emoción parecía estarlo superando con creces. Rosaline tuvo que hacer el esfuerzo de ocultar una tierna sonrisa, mientras lo ayudaba a colocarse su abrigo más viejo antes de que se pusieran en marcha.

━La Escuela de Miss Harrison queda alejada por algunos kilómetros de la ciudad de Londres, deberán llegar para el atardecer ━le informó con los datos que ya sabía de memoria, dándole dos palmaditas en la parte de los hombros para sacudir el polvo invisible━ Ten mucho cuidado muchacho, no queremos que esa arpía uraña te descubra y decida arrollarte con su automóvil.

El chico asintió, haciendo una promesa muda con el brillo singular de sus ojos.

━Seré cuidadoso, señorita Barnum, no se preocupe. Puede que la incertidumbre me esté afectando un poco ahora, pero le aseguro que me he enfrentado a cosas mucho peores... Inintencionalmente claro está.

Ella rió, acercándolo seguidamente para darle un cálido abrazo.

━Ve con Dios entonces, y no olvides decirle a mi estudiante que espero me busque luego de su regreso a la ciudad. Hay muchas cosas que me gustaría hablar con ella. Con los dos.

━Claro. Es una promesa ━él volvió a decir que sí, haciendo el ademán de subirse en la carreta justo cuando algo más pareció detenerlo. Un recuerdo fugaz, que lo llevó a regresar sobre sus propios pies para volver a dirigirse a la joven mujer cuyo apoyo le había resultado imprescindible en aras de llevar a cabo aquel rescate━ Antes de partir, quería decirle que agradezco mucho que haya accedido a ayudarme. Por muy descabellada o poco ética que pueda haberle resultado esta idea.

━Te aseguro que nada de lo que me hubieras propuesto hacer habría sido tan descabellado como inscribirme en una clase de jiu jitsu ━intervino ella bromista━ Aún así, siempre será un honor para mí haber podido ayudar. Más si con ello terminaba beneficiando también a mi querida Enola.

━En ese caso, me atrevo a decir que a partir de hoy me encuentro en deuda con usted ━él tomó su mano y depositó un suave beso sobre ella━ Ya lo sabe, si alguna vez necesita ayuda, aquí tiene un aliado siempre dispuesto a colaborar. Claro, mientras no incluya lanzarse de un tren nuevamente.

La mirada graciosa de Rosaline lo analizó detenidamente, dándose cuenta de que ambos eran muy similares en muchas formas. A ninguno de los dos le gustaba crear alboroto, ni menos atraer problemas, pero este era un rasgo que estaban dispuesto a suprimir por las personas que querían. Además ¡Él también sabía el Lenguaje secreto de las flores! Nadie que ella conociera además de Eudoria lo había memorizado por completo.

━Me agradas, Vizconde Tewkesbury, Marqués del floreciente Basilwether.

━Y usted a mí, Rosaline Taylor Barnum, Institutriz del olvidado Ferndell Hall.

Ambos se echaron a reír, y la castaña colocó una mano en su mejilla en un gesto cariñoso.

━Suerte, muchacho. La necesitarás.

Minutos después lo vio partir en su transporte, considerablemente más tranquilo y listo que antes. Con un poco de suerte lograría su cometido sin problema alguno, y si no era así, bueno, al menos Rosaline esperaba que pudiese llegar a Enola antes. Después de todo, dos cabezas podían pensar mejor que una, y la de la apellidada Holmes equivalía a cinco juntas.

Estarían bien.

━Tenemos un catre en el ático que puedes usar para dormir, luego te traeré una almohada y algo con lo que cubrirte ━Rosaline alzó su cabeza hacia el reloj cuco de la pared cuando Kath dijo esto último, percatándose de que ya era demasiado tarde para siquiera pensar en volver a Baker Street━. No es mucho, pero lo cierto es que no acostumbramos a tener muchas visitas por aquí.

Olivia se acercó para retirar las tazas donde habían estado bebiendo el té, colocándolas todas en una bandeja antes de regresar a la cocina, sin olvidar de regalarle una expresión amistosa para dejar en claro que no sería ninguna molestia recibirla esa noche en su humilde morada.

Rosaline no recordaba la última vez que se sintió tan bienvenida estando en una casa ajena.

━Es más que suficiente. Gracias Kath.

━No iba a permitir que te fueras sola a estas horas. Me siento más segura si te quedas con nosotras. ━le dijo, y a la castaña se le hizo imposible no recordar a la vieja Katherine Powell, quien a pesar de su posición, jamás dudó en acercarse a ella como una verdadera amiga.

Por aquel entonces, y a diferencia de su situación actual, Rosaline la recordaba como una de las chicas más hermosas del Instituto Atwood. Siempre bien arreglada, portando vestidos bonitos y tan caros como los que ella nunca se podría comprar. Era como una paloma. Su elegancia y sofisticación habían llegado a intimidarla en un inicio, pero bien dicen que no se puede juzgar un libro por su portada. Kath era un alma buena así se vistiera de seda como de harapos, pero antes de encontrársela en el Salón de Edith, Rosaline había creído que ella aún estaría en Escocia, terminando la carrera que tanto ansió desde muy joven.

━Creí que tu padre era director de la Universidad de Glasgow. ━habló, tal vez tratando de sacarle un tema de conversación, o quizás porque tenía curiosidad de saber qué había acontecido con su vida luego de haberse ido.

━Lo es. De hecho, mis padres aún viven allá.

━Recuerdo que me comentaste que querías estudiar allí una vez terminaras el bachiller. Economía, si no me equivoco ━rememoró cin el entrecejo ligeramente fruncido, y por un segundo, la pregunta del cómo y el por qué habría acabado así se instaló como una interrogante en su cabeza━ ¿Qué te trajo a Inglaterra, Kath?

La pelinegra se mantuvo observándola por unos segundos que parecieron eternos, liberando un suspiro profundo tras pensarlo mucho.

━Fui echada de casa. Papá y mamá... ellos nunca lo aceptarían ━reveló. Acto seguido, sus ojos fueron a parar a la chica rubia que fregaba la vajilla alegremente, y por instinto, los de Rosaline la siguieron hasta darse cuenta de los hechos━ Era la única forma en la que Liv y yo podríamos estar juntas finalmente.

Olivia separó el semblante de su tarea en el lavaplatos, y su adorable mirada conectó con la de Kath a través del espacio que las mantenía alejadas. Era adoración, felicidad, anhelo, cariño, todo en un solo gesto. Y Rosaline conocía esa mirada a la perfección, porque era la misma que su querido David le dedicó alguna vez en el pasado. La misma que ella descubría cada mañana en el espejo antes de marcharse al 221B.

Por mucho que la idea de esto pudiese alarmar al resto de las personas en ese tiempo, Rosaline no tenía nada por lo que espantarse.

El amor venía en distintos colores y formas, solo que el mundo aún no estaba preparado para verlo.

━Debió haber sido realmente difícil.

━Lo fue sí. Pero ¿Quieres que te confiese algo? ━inquirió, y ella le dio un efusivo asentimiento para que continuara━ No me arrepiento en lo más mínimo. Y sí, no vivo una vida de lujos, ambas hemos tenido que pasar por miles de dificultades, tanto que a veces no nos alcanza ni para fin de mes, pero soy más feliz de lo que he sido nunca en mi vida.

Inconscientemente, la castaña no pudo evitar la risita que se coló por entre sus labios. Era tan increíble que ni siquiera quiso ocultarlo.

━Curioso ━resaltó━ Siempre hablabas y hablabas sobre como nunca te casarías con un hombre, y mira nada más, tenías toda la razón.

Una de las cejas en el rostro de Kath se elevó de forma deliberada ¿Acaso aquello era lo único que le vino a la mente después de prácticamente salir del closet delante de ella?

━Es un milagro que aún recuerdes eso. Siempre eras tu la que no podía quedarse callada. La señora March tenía que reprenderte más de una vez para que cerraras el pico.

━Oh ya basta... ━ella se cubrió la cara con ambas manos ante la carcajada que liberó su vieja amiga, quien continuó contando sus aventuras en el Instituto Atwood hasta hacerla sonrojar. Rosaline había cambiado mucho desde aquel entonces, y todas las travesuras cometidas en la niñez que antes parecían divertidas ahora le resultaban disparatadas.

Sin embargo, aquella singular capacidad de oratoria que la caracterizaba, la imaginación, espontaneidad y su amor por las letras la llevaron a convertirse en una figura muy conocida entre el resto de las niñas, a la que se dirigían cada vez que tenían una duda existencial, y muy a pesar de que tuvo que aprender atropelladamente a comportarse como una dama debía. En casa del tío August nunca le habían enseñado a reconocer qué era socialmente aceptado y qué no lo era, lo cual la llevó a experimentar situaciones complicadas durante su estadía en la institución y a cuestionar cual era el concepto de la sociedad británica y sus tabúes, pensamientos que con el paso del tiempo tendría que reservarse para sí misma en aras de avanzar sin ser juzgada, pero que en el fondo de su mente siempre perdurarían.

━Eras una cotorra parlanchina, pero se te ocurrían ideas que a ninguna de nosotras siquiera nos pasaban por la cabeza. Recuerdo también las noches del frío invierno, cuando nos quedábamos despiertas hasta tarde en el dormitorio. Nosotras y las otras chicas. Tan solo escuchando las historias absurdas que te creabas para un futuro mejor donde no nos viéramos obligadas a seguir las reglas ━habló apasionadamente, como si la dicha de los recuerdos hubiera tomado posesión de cada una de sus palabras. No habían sido memorias gratas, puesto que en las noches de invierno escaseaban las mantas para cubrirse y las bajas temperaturas a veces se llevaban a más de una niña, pero gracias al compañerismo y las enseñanzas de Rosaline, educadora desde la misma juventud, muchas de ellas nunca perdieron su camino━ Nos enseñaste a pensar por nosotras mismas, Rosie. A tí debo el haber aprendido a amar la persona que soy.

Conmovida desde lo más profundo al darse cuenta de que no había olvidado ese lado suyo que alguna vez fue admirable por el simple hecho de ser diferente y revolucionario, un tulipán simple entre bellas rosas, la castaña estiró sus manos para atrapar las de Kath en el acto, sonriéndole con esa calidez que siempre la acompañaba.

━Y yo estoy tremendamente orgullosa de que seas así. No te querría menos por haber sido distinta.

Ambas se sonrieron, y minutos después Olivia salió de la habitación cargando con un portafolio bajo el brazo derecho y varios libros de Historia de Inglaterra.

━¿Ya están listas? ━preguntó, logrando que Rosaline las observara con confusión.

━¿Cómo? ¿Vamos a algún lugar?

━Te comenté que nuestros cursos para trabajadores son durante las noches. En Limehouse Lane ━le dijo una emocionada Kath, a la vez que se ponía en pie e iba en busca de sus propios materiales━ Ayudamos como podemos a quienes lo necesitan.

━Tú puedes venir también si así lo deseas ━sugirió Liv━. Kathy me comentó que se te da muy bien el Inglés y la Literatura.

Rosaline asintió, afirmando la veracidad de ese comentario.

━Más de una cosa a decir verdad, pero por supuesto que sí. Espérenme un momento para ir a buscar mi abrigo y ya mismo las acompaño.

Algunas horas más tarde, Rosaline yacía apoyada contra el umbral de la puerta de un viejo edificio en desuso, admirando impresionada la magnitud de la obra que las educadoras como ella, Kath y Olivia habían creado desde la clandestinidad.

En un principio no esperó que el Movimiento Alfabetizador del que había oído hablar con anterioridad fuese una iniciativa tan grande, pero nada más llegar, descubrió con sus propios ojos toda la cantidad de adultos trabajadores armados con sus lápices y papeles, interesados en aprender lo que sea que el docente tuviera preparado para impartir esa noche. Descubrió maravillada como algunos de ellos, carpinteros de profesión, habían hecho el esfuerzo de construir algunas mesas para los más mayores, mientras que otros conseguían por sus propios medios el material necesario para escribir dentro de los hornos de carbón. Pero sin dar lugar a dudas, lo más impresionante de todo fue admirar el cuadro que se manifestó delante suyo cuando la campana dio inicio al primer período de la noche.

Era increíble cuánto se podía lograr cuando realmente existía la voluntad para hacerlo. Ver aquella sed de conocimiento reflejada en la expresión de los estudiantes mientras su amiga Kath se paseaba por el salón leyendo un libro en voz alta fue la imagen más hermosa que Rosaline tuvo el placer de ver en su vida. Mucho más que los atardeceres en la azotea de Ferndell Hall o el recuerdo del rostro de su madre.

Aquellas personas, a las cuales el clasismo les quitó la posibilidad de recibir una educación digna como a cualquier ser humano, ahora sostenían una oportunidad única en la punta de sus manos callosas. La de aprender y ser enseñados. Y su interés, increíblemente, era todo lo que las institutrices podían pedir a cambio.

━Es una lástima que la sociedad se encuentre tan dividida. ━escuchó como Liv suspiraba a su lado, observando la misma imagen con aire nostálgico━ De los más ricos a la clase media, luego los pobres y los excesivamente pobres, hasta llegar a aquellos que no poseen nada. Oh, a veces me pongo a pensar y me digo ¡Qué diferente sería el mundo si todos tuviéramos la oportunidad de aprender! Habrían más pensadores y menos ignorantes.

No pudo evitar sentirse identificada con su comentario, por lo que asintió en total acuerdo.

━Tal vez, si viviéramos en un mundo distinto... ━murmuró, como si anhelara que sus palabras se hicieran realidad. Olivia apoyó una mano en su hombro.

━¿Crees que eso cambie en algún momento?

━Nadie puede saberlo con exactitud. Pero de algo sí estoy asegura... ━dijo, y en la lejanía de sus memorias se vio a sí misma sentada delante de un piano, en medio de una habitación iluminada por el fuego de la chimenea, mientras le enseñaba a una pequeña Enola cómo tocar sus teclas━ Personas como nosotros siempre harán lo posible por ayudarlo a prosperar, y esa, es la verdadera belleza del cambio.

Otra campanada dio fin al primer período de la noche, y en el siguiente, Rosaline se ofreció gustosa a sustituir a la profesora de Literatura en su ausencia. Pasó al interior del salón, su vestido arrastrándose por el suelo polvoriento cuando dio las buenas noches y se presentó cordialmente delante de todos con una sonrisa radiante.

Había nacido para ese trabajo, de eso no le cabía duda.

Acto seguido, procedió a darle inicio a su clase leyéndoles una frase de Jane Eyre que decía así:

Recordé entonces el mundo real era amplio, y que un campo variado de esperanzas y miedos, de sensaciones y excitaciones, aguardaba a quienes tuvieran el coraje de salir a su expansión, a buscar el conocimiento real de la vida en medio de sus peligros...

━¡Rosaline! ━los brazos de la señora Hudson se abrieron de par en par en cuanto la vio subir las escaleras, y abalanzó sobre ella para encerrarla desesperadamente en los mismos━ Oh querida y traviesa niña, nos sacaste un susto de muerte. Sherlock ha pasado toda la noche fuera buscándote...

━Estoy perfectamente bien, señora Hudson. No debe preocuparse ━intervino en un intento por calmarla, pero la expresión pesadumbrosa de la anciana permaneció.

El día anterior no había llegado a casa para la hora del almuerzo, ni tampoco para tomar el té o para la cena más tarde. Su desaparición había provocado una gran ansiedad en el detective, y la buena casera no encontró forma de tranquilizarlo.

━¿Dónde estabas, muchacha? ━preguntó, aún preocupada. Rosaline solo atinó a suspirar.

━Necesitaba espacio para pensar en lo que haré con mi vida a continuación ¿Sherlock ya llegó?

La vio negar repetidas veces

━No.

━Lo estaré esperando en su oficina entonces ━informó, pero antes de que pudiera continuar su camino hacia el 221B, la señora Hudson la detuvo tomándola de la mano. Acababa de recordar algo.

━Antes de que lo olvide... ━dijo, a la vez que sacaba algo de la falda de su delantal: Un sobre━ Esto llegó para tí ayer en la tarde. El cartero dijo que es de Ferndell Hall.

La castaña recibió el telegrama en medio de una expresión que combinaba confusión y curiosidad, averiguando rápidamente que había sido enviado por la señora Lane, quien le informaba muy pasivamente que continuaría trabajando como ama de llaves en la villa, aunque esta ahora pareciese más vacía que nunca sin las risas de la joven Enola o la presencia suya y de Eudoria caminando por los corredores. También le preguntaba por el señor Sherlock, comentando sobre su salud, y por último le explicaba que hacía unos días había llegado una carta con remitente de Sythorn Hall de parte de su tío August Barnum.

Rosaline se sentó en uno de los sillones del salón y continuó leyendo detenidamente, sintiendo su pecho azorarse a medida que avanzaba hasta el final, y sin siquiera percatarse de los pasos de alguien que acababa de entrar por la puerta.

━Estás aquí...

► La impresión que azotó su cuerpo fue la misma que siempre sentía cada vez que lo tenía delante. O cada vez que lo observaba o escuchaba hablarle con el peso de su voz.

Ella pudo descubrir, además, un vago ápice de alivio escondido tras el azul de sus ojos. Como si la imagen de tenerla sana y salva sentada en uno de sus muebles fuese todo lo que hubiera estado deseando en las últimas horas.

━Lo estoy.

Se estaría mintiendo tremendamente si dijera que quería salir huyendo de aquel lugar y a la vez quedarse mirándole por una eternidad. Pero los segundos no eran para siempre, y él no era la persona más paciente de todas

━Desapareciste sin decir nada ━le reprochó━ Un día entero ¡Un maldito día entero, Rosaline! ¿Sabes lo que es eso? Estaba preocupado. Asustado hasta la...

━Fui a resolver unos asuntos ━interrumpió, aunque su justificación solo hizo que el pelinegro resoplara con enojo.

━¿Qué podría ser tan importante como para que te tomara más de veinticuatro horas?

━Lo descubrirás pronto. Solo tienes que ir a reunirte con el inspector Lestrade en el Scotland Yard y contarle lo que descubriste sobre el caso Tewkesbury ━habló rápidamente, pero dándose a entender antes de que él pudiera preguntarle cómo lo sabía━ Leí tus notas, no me costó mucho unir un punto y otro.

Ambos se quedaron en silencio por un incómodo momento y, contrario a como pensó que reaccionaría al saber de su reciente invasión a su espacio profesional, Sherlock solo dejó escapar una risa amarga.

━Además de contestona y desequilibrada, ahora también eres intrusa ━dijo, y aunque la gracia en su voz podía confundirse fácilmente con algo más, a la joven institutriz no le quedó más que corresponder.

━Es lo que hace a un buen detective dicen por ahí. ━con miedo, su mirada verdosa se alzó decididamente para sostener la suya. Ni siquiera sabía cómo empezar a hablar, aunque no hizo falta. Él ya podía intuir lo que estaba a punto de pasar.

━Tan solo dime lo que tengas que decir ━articuló sin más, mostrándose impenetrable, pero esto no podía estar más alejado de la realidad. Puede que en el exterior se presentara como un muro, pero por dentro moría de miedo━ Lo supe desde el momento que entré por la puerta. Tus labios estaban ligeramente fruncidos, la pierna izquierda no te deja de temblar bajo la tela del vestido, y cuando me miras, pareces estar tratando de encontrar el valor para desatar tu boca.

Ciencia de la deducción, pensó Rosaline al tiempo que liberaba un fuerte suspiro. Aquella habilidad continuaba sorprendiéndola tanto como la aterraba, pero viniendo de él, ya no parecía una extrañeza en lo absoluto. Se había acostumbrado tanto a ello que de solo pensar que no volvería a escucharlo el corazón se le rompía en pedazos.

━Voy a volver a Escocia.

Allí quedó, como supuso, la esperada conmoción en sus irises azules como mar en tormenta, con su atractivo rostro surcado por un desconocido pesar. Claramente no había esperado esto.

Todo menos eso.

━¿Qué?

Rosaline estiró la carta donde venía explicado.

━Mi tío está enfermo ━le dijo━ Tiene tuberculosis. Su carta dice que desea verme pronto y que teme morir antes de que eso suceda.

Mientras leía, Sherlock sintió como sus facciones se endurecían debido a la rabia que se iba acumulando en su interior. Sentimientos bajos que rara vez tenía oportunidad de experimentar. Pero ¿Cómo no podía hacerlo ahora? Si le estaban arrebatando a la única cosa pura en su vida que lograba apartar sus males.

━August Barnum nunca fue bueno contigo.

━¿Y? Mis primas están solas, Sherlock, y a diferencia tuya yo sí me preocupo por lo que pueda sucederles. Ellas no son como yo, no fueron criadas para sobrevivir, no saben nada de la vida...

━Recorrer más de cien millas para encontrar una persona que puede haber muerto ya, y que además te echó de su casa después de maltratarte por años.

━Eso fue hace mucho tiempo y no quiero defraudar los deseos de un moribundo ━susurró, realmente no deseaba llevar aquella discusión a mayores niveles.

Sherlock pasó una mano por su rostro, delineando cada rasgo en una accion brusca, rebuscando la calma aunque sabía que no la encontraría.

━¿Por cuanto tiempo será?

━No lo sé.

━¿Y cuando te vas?

━Mañana temprano.

Fue como si el alma cayera ante sus pies, y él quiso acercarse, pronunciar algo que pudiera servirle de consuelo a los dos. Saber si ella se sentía tan vacía como él en esos momentos, pero Rosaline no se lo permitió poniendo una mano entre los dos.

━Por favor no ━pidió, aunque sonaba más como una súplica que otra cosa━ No digas nada porque no quiero hablar sobre cosas que solo van a lastimarme más. El juego está parejo, yo jugué con mis cartas y tú con las tuyas. Ambos perdimos. No queda nada más que hacer aquí, y está claro que permanecer cerca del otro solo empeorará las cosas.

Cuando el silencio volvió a hacerse espacio entre los dos, la castaña asumió que ya todo estaba dicho y hecho, por lo que se encaminó hacia la puerta del apartamento, pero cuando sus manos hicieron por agarrar el picaporte, el agarre cálido de unas manos alrededor de su pequeña cintura la hizo detenerse.

Él la giró en sus brazos y unió sus labios contra los de ella sin previo aviso, de una forma sorpresiva. Conmocionándola al principio, pero luego desatando una especie de rabia en su interior que terminó con su palma abierta colisionando contra su mejilla en un golpe estruendoso.

El pecho le subía y bajaba agitado, y la mirada antes gentil ahora se había encendido bajo un arranque de impotencia ¿Cómo él se atrevía a confundirla de esa manera? ¿A rechazarla para luego besarla de esa forma? Detestaba que no hubiera persona más inentendible que Sherlock Holmes, pero a la vez se detestaba aún más a sí misma por gustarle de esa manera.

Esta vez no volvió a alejarse cuando su boca cubrió la de ella con avidez una vez más, y Rosaline trató ansiosamente de devolverle la misma energía apasionada. Sus brazos se lanzaron alrededor de su cuello, atrapándolo contra ella mientras sentía que se convertiría en polvo si dejaba de besarlo, incluso por un segundo.

¿Por qué las cosas debían ser siempre tan complicadas? En sus brazos, se sentía como si él le perteneciera a ella y ella a él, aunque eso era lo más alejado de la verdad. Ambos iban por caminos distintos y sus diferencias nunca les permitirían compaginar. Pero aún así, quiso pensar en ese momento en el que encajaban perfectamente, y todo lo demás era una mentira.

━Lo siento ━pronunció Sherlock cuando se separaron. Sus manos continuaban aprisionándola fuertemente al igual que una prisión para encerrar la vida━ Una parte de mí, la más razonable, me grita que te deje ir porque es más seguro para tí alejarte de este problema andante. Pero la otra me empuja a ser egoísta y a desearte con cada partícula de mi ser. No quiero ni deseo alejarme, pero entiendo que a veces es lo más sano.

Rosaline quiso buscar la verdad en sus ojos cuando este elevó el semblante. Una muestra de sinceridad que realmente le mostrara lo mucho que decía necesitarla. Una prueba de que si se marchaba se arrepentiría de hacerlo hasta el fin de sus días, pero él dejó caer su frente sobre la de ella y cuando pensó que volvería a besarla, lloró con ella en su lugar. Sus lágrimas se encontraron en sus mejillas y se mezclaron antes de caer. Aunque estaban resignados a suprimir ese algo que nunca sería, que ninguno de los dos se atrevía a definir, se sentía un vacío dentro de ella, y sabía que nada ni nadie sería capaz de llenarlo. Nadie excepto él.

━No ha sido el momento adecuado. Ninguno está preparado para asumir algo más. Tal vez... la distancia sea lo mejor. Para sanar.

Él la miró fijamente, pero no dijo una palabra porque también se dio cuenta de que ahí era donde terminaba.

La joven institutriz asintió y se apartó resigndamente frente a la puerta abierta. Con las manos a la espalda, el rostro sereno y apuesto como siempre, era como si nada hubiera pasado entre ellos. El pelinegro se armó de valor contra sus propias emociones y construyó su propia fachada para evadir el dolor de la despedida.

━Hasta que nos volvamos a encontrar, Rosaline Barnum.

━Si es que nos volvemos a encontrar ━enfatizó en un hilo de voz, y se volteó, sin mirar atrás━ Adiós, Sherlock.














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Se prepara para que le lancen tomates*

¿Pero qué acaba de pasar aquí? 😱🤭

Antes que nada les envío un cálido saludo a todos y pido perdón por mi ausencia en esta historia. Hace poco comencé a dar clases de Inglés en la universidad y ha sido un proceso lento de adaptación para pasar de estudiante a profesora. No digo que ame esta profesión, pero es muy interesante ver como me voy desenvolviendo.

Igual, no todo es color de rosas. Tengo mis disputas con los demás trabajadores del departamento so... por eso y por muchas otras razones me he tardado.

Quería decirles que solo nos queda un capítulo más y el epílogo para terminar esta primera parte, y por como va, las cosas están pintando muy mal para Rosaline y Sherlock 💔

¿Qué creen que suceda ahora? ¿Cómo se imaginan el final del Primer Acto?

Bienvenidos igual sean los nuevos lectores, espero la historia les esté gustando por donde va 👒🌾🌼 Nos leeremos próximamente.

Debbie

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