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15 | Una rosa sin espinas

༺CAPÍTULO QUINCE༻
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Eres como una rosa, la más encantadora de todas las flores. Pero las rosas tienen espinas, y tu eres mi rosa sin espinas.

Jean Plady |Una rosa sin espinas







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SU CARRUAJE se detuvo varios minutos después en la calle de Whitehall Place, frente al inmenso portón del edificio de Scotland Yard desde donde dos policías se encontraban haciendo guardia en cada esquina. Las luces de las farolas desprendían una luz naranja y frágil, apenas alcanzando a iluminar la cuadra por entero, pero Rosaline tuvo suerte de que el cochero le ayudase a bajar las escalerillas cuando salieron del vehículo, puesto que aquel pomposo vestido del demonio apenas le permitía divisar la punta de sus zapatos en el suelo.

Mycroft ni siquiera reparó en ella cuando se abalanzó como un caballo descontrolado hacia el interior del edificio, sin importar lo que la humedad del exterior pudiese provocarle a la pulcritud de su frac. Ella, por su parte, trató de seguirle los pasos lo más rápido que pudo, pero la velocidad de sus piesesitos bajo tantas capas de ropa (y usando tacones además) era demasiado floja a comparación con la del funcionario.

Por fortuna, uno de los bobbies que custodiaban la puerta le ofreció su brazo muy amablemente para llevarla adentro, gesto que agradeció desde lo más profundo porque estaba claro que hacerlo por sí sola le sería más complicado dado al piso resbaloso. Algo de razón había tenido la señora Hudson cuando le dijo que los hombres se mostrarían más atentos que nunca con ella durante esa noche.

Estando ya en la comisaría, su mirada comenzó a buscar por todos lados con desesperación, topándose con aquel mete narices del inspector Lestrade hablando sobre algo en baja voz con Mycroft, quien se rehusaba a voltear su cara hacia las bancas.

Fue allí donde la vio.

Enola se encontraba sentada con la vista perdida en cualquier punto de la pared que de seguro le resultaba más interesante que la presencia de su odioso hermano mayor. Tenía la espalda ligeramente encorvada hacia delante, el cabello castaño hecho un desastre como de costumbre, y llevaba puesto un vestido rosa centifolia con el que ella nunca la habría podido reconocer de habérsela topado antes en las calles.

Que, de hecho ━ahora que se ponía a pensarlo━ Sí que se había cruzado en más de una ocasión con una joven llevando el mismo modelo en el Este de Londres ¿Sería acaso posible que se tratara de la misma persona?

━¡Rosaline! ━la escuchó soltar una exclamación, reincorporándose tan rápido que podría haberse doblado un tobillo en el proceso.

Descubrió en sus ojos un dije de tristeza y consuelo, como sino pudiera comprender qué rayos hacía allí acompañando a Mycroft, pero sintiéndose profundamente agradecida por contar con su presencia para calmarla en una situación tan descabellada como esa.

Sin esperar a que ella dijera nada, la institutriz acortó el espacio que las separaba en tres grandes zancadas para acapararla entre sus brazos con fuerza, apoyando una mano en su espalda y otra en su cabeza, habiendo hallado por fin a la razón de sus constantes preocupaciones y sus lágrimas nocturnas. Apenas podía creer que la tenía a salvo bajo su abrazo, porque pasó tantas noches preguntándose cómo sería encontrarla de nuevo que ya ni siquiera le importaba el hecho de que estuvieran en la sede de la Policía Metropolitana de Londres.

━Gracias a Dios... ━suspiró por lo bajo, a la vez que la separaba por los hombros para mirarla con enojo e impotencia━ ¿¡En qué diablos estabas pensando!? ¡Estaba muy preocupada!

Enola agachó el semblante. No había planeado que todo aquel lío se le saliera de las manos al ser traicionada por su propia casera, y mucho menos contar con la intervención de Lestrade en la ecuación o Tewkesbury. Esa noche, al parecer, había superado hasta el último de sus límites. Pero si había alguien a quien no deseaba causarle ningún mal con ello, esa era Rosaline.

━Lo lamento...

━¿¡Lo lamentas!? ━prácticamente gritó━ Lamentarlo no hace menos la incertidumbre que sentí al no saber qué podría haberte ocurrido allá afuera... Por todos los cielos, Enola. Al menos podrías haberme buscado. Creí que me lo decías todo.

Una leve chispa de culpa se reflejaba en lo profundo de sus ojos avellana, y ella mejor que nadie era capaz de reconocerlo porque había pasado años viéndola cometer locuras como para no darse cuenta. Pero no era culpa por haber decidido darle sentido a su vida por su propia cuenta, sino culpa por no haberle avisado antes de que era su turno de crearse su propio camino.

━No me arrepiento de haberlo hecho, Rosaline ━le dijo, muy a pesar de que su honestidad la destrozó desde lo más profundo. Porque para bien o para mal, le hizo darse cuenta de que ya ella no era esa niñita a la que sentaba todas las mañanas en la biblioteca para iniciar sus lecciones.

Enola era una joven de dieciséis años que ya no necesitaba de su ayuda ni la de nadie para enfrentarse al mundo, y eso lo había puesto en evidencia. De hecho, puede que fuese la misma Rosaline quien necesitara de su ayuda en el futuro para salir de algún aprieto, pero la idea de dejar atrás todos los recuerdos vividos en Ferndell Hall le resultaba demasiado dolorosa.

━Lo sé ━exhaló con fuerza, y sin agregar nada más volvió a atraerla por los hombros.

Ya estaba bien, había tenido su oportunidad para reprenderla por sus acciones que, aunque algo disparatadas, no fueron llevadas a cabo con una mala intención. Ahora todo lo que quería era sostenerla, para de tal manera, hacerse creer que estaban finalmente a salvo.

Aunque ¿Realmente lo estaban aún viviendo un mundo que había sido diseñado para ser injusto con las mujeres? Solo algunas pocas que contaban con la misma valentía de Enola, la intrepidez de Eudoria o el coraje de Rosaline eran capaces de atreverse a desafiar las leyes por su cuenta, buscando hacerse valer por sí mismas así como lo haría Nora Helmer. Pero, por supuesto, siempre habrían obstáculos a los cuales enfrentarse de lleno, y Mycroft Holmes era uno de ellos.

━Al carruaje, ahora.

Por instinto, Rosaline apartó a la joven cuando el hombre pasó por su lado, tratando de agarrarla del brazo para llevarla a rastras hacia el vehículo.

━¿A dónde vamos? ━cuestionó.

━Al colegio de señoritas de Miss Harrison.

Bien tenía claro que lo que menos debía provocar en el funcionario a esas horas era otra discusión, pero no creía que fuese bueno para ninguno de ellos hacer un viaje tan largo a esas horas.

━Es muy tarde, Mycroft, y además parece como si fuera a llover ━resaltó las pequeñas gotas de agua que empezaron a caer sobre la acera━ ¿Por qué mejor no dejas el viaje para mañana? Cuando haya más luz. Yo puedo...

━Entre al carruaje he dicho, señorita Barnum ━volvió a espetar con voz recia, y por más que Rosaline hubiese querido contestarle fuertemente, se dijo que no era lo correcto.

Mycroft tenía el poder de alejarla de Enola antes de siquiera pensar en una estrategia para sacarla de aquel embrollo, y ella ya había aguantado sus disparates por bastante tiempo, no le afectaría tener que soportar un poco más.

El trayecto dentro del carruaje fue incómodo, el ambiente tenso, más que nada porque Rosaline se sentía como un florero de decoración al estar sentada delante de ambos hermanos en absoluto silencio. Ellos apenas se dirigían la palabra, cual de los dos más decepcionado del otro, por lo que optó finalmente por mirar a través de la ventanilla hacia las calles de Londres.

Una lluvia ligera había empezado a bañar el exterior, tornándose mas tarde en un aguacero torrencial cuyos goterones se escuchaban como pequeñas piedrecitas estrellándose contra el techo del carruaje, haciendola preguntarse por un segundo cómo se las estaría apañando el cochero para no pescar un resfriado en medio de ese clima.

Con un inoportuno carraspeo, Mycroft se retiró la pajarita que venía molestándolo desde hacía horas. Una estúpida pieza de etiqueta que arrugó y lanzó por la ventana como si fuera nada.

━Tal vez yo no te agrade. Tal vez pienses que lo que hago no es correcto... pero hasta tu bendita madre tuvo marido. Hasta tu bendita madre fue novia ━habló a su hermana pequeña, cuya cabeza yacía apoyada contra el cristal. Acto seguido, dejó escapar un suspiro profundo━ Solo quiero que seas feliz.

━No. Eres tú quien quiere ser feliz ━susurró Enola amargamente, volteando la cara para enfrentarlo━ Me quieres controlada porque de lo contrario crees que afectaré tu reputación.

━Ya la has perjudicado bastante. Al igual que nuestro hermano errante.

Rosaline arrugó los labios sutilmente, pensando en cómo podría ser tan malagradecido ¡Ya habría querido ella tener hermanos! Siendo solamente sus queridas Daisy y Violet las únicas familiares cercanas por las que se sentía realmente agradecida, y habían pasado tantos años desde la última vez que pudo ver sus rostros...

Enola se miró la falda del vestido con una expresión larga, transformando sus delicadas manos en fuertes puños.

━Déjame bajar del carruaje. Si preguntan voy a negar ser tu hermana, te lo juro, y lo voy a hacer con mucho gust...

━¡YO SOY TU TUTOR Y HARÁS LO QUE YO DIGA! ━gritó el mayor de los hermanos Holmes, sobresaltando a ambas damas de tal manera que Rosaline casi termina tocando el techo tras pegar un salto.

Enola, por otra parte, se echó a llorar.

━Ahora dame eso. Es mi dinero después de todo ━le dijo, y ella se lo entregó sin poner peros después de sacarlo de su corsé━ Buena niña.

Rosaline apretó los ojos con pesar, con el objetivo de contener la capa de lágrimas que se acumuló en ellos y dejando que una respiración temblorosa abandonara sus fosas nasales.

Escuchar a Mycroft alzarle la voz a su hermana le había traído horribles recuerdos de la villa de Sythorn Hall en Escocia, donde su tío August solía gritarle de la misma manera y por cosas incluso más absurdas, aprovechando cualquier error de su parte para imponerle crueles castigos, como el de encerrarla en su habitación sin ir a cenar o mandarla a recoger hierbas medicinales en el bosque a altas horas de la noche (siendo ella la única que podía reconocerlas). Era en esos tiempos en los que sus conocimientos sobre la botánica no le resultaban de gran ayuda.

Si para ella fue difícil asumir la realidad de que su único familiar vivo la despreciaba por ser quien era, no podía imaginar cómo sería para Enola verse en la misma situación con su propio hermano.

Pasados unos segundos donde no soportó la idea de dejarla tan sola e ignorada del otro lado del coche, la institutriz plameó el espacio disponible en su asiento para que se sentara a su lado, invitación que Enola aceptó porque se encontraba demasiado cansada, y el regazo de su ex profesora le servía como un refugio perfecto para descansar por lo que les quedaba de viaje.

Rosaline por su parte, se mantuvo estática en su lugar, cepillando su melena castaña mientras trataba de no mirar a Mycroft directamente hasta que llegar a la inmensa edificación en la que consistía la Escuela de señoritas de Miss Harrison.

Para ese entonces la lluvia había cedido un poco, pero incluso cuando bajaron, debido a la ausencia de paraguas, terminaron mojando un poco el borde de sus vestidos.

Ahora Mycroft se encontraba reunido con Miss Harrison en su oficina, y Rosaline y Enola esperaban pacientemente abajo.

━Hablaré con Sherlock ━dijo esta primera━ Él me ayudará a sacarte de aquí. Tiene que hacerlo...

Enola sonrió a medias, ladeando un poco la cabeza en su dirección.

━¿Cómo? ¿Ya no crees que quedarme en el colegio será divertido?

━Lo fue para mí ciertamente, pero tu no eres como yo, kiddo ━la miró━ Eres una flor salvaje, no naciste para permanecer mucho tiempo encerrada.

En silencio, la menor estiró una mano para enlazar su dedo meñique con el de la castaña, y así se mantuvieron por un rato hasta que Rosaline se atrevió a preguntar:

━¿Al menos encontraste a tu madre?

━Ni de cerca estuve ━respondió escuetamente━ Pero hay algo importante de lo que debo hablarte...

En ese momento, los pasos de la prefecta bajando por las escaleras las interrumpieron.

━Miss Harrison la recibirá en su oficina ━anunció, y al notar que su hermano también iba descendiendo por los escalones, Enola se apresuró en abrazar fuerte a Rosaline para poder susurrarle al oído.

━Por favor, encuentra a este chico...

━¿Chico?

━Es un bobo la mayor parte del tiempo, y también un engreído, pero estoy segura de que te agradará ━le dijo cuando se separaron, y a juzgar su mirada, la joven institutriz supo que era alguien muy importante━ Su nombre es Tewkesbury, Marqués de Basilwether, y su vida corre mucho peligro. Su escondite está en el Covent Market Garden y...

━Enola es tiempo de que subas ━insistió Mycroft al llegar junto a ellas.

La mencionada asintió con resignación, liberando las manos de su amiga, las cuales un segundo atrás había estado sosteniendo para dirigirse a la oficina de la directora.

Rosaline apretó el objeto entre sus dedos, y solo cuando estuvo de regreso en Baker Street, con la lluvia cayéndole encima y sintiéndose tan fría como una rana, fue que se permitió palparlo hasta darse cuenta que se trataba de un botón de caballero.

━Hasta otro día, señorita Barnum. ━se despidió Mycroft desde la ventanilla del coche, provocando que la castaña se girara sobre sí misma para mirarlo con lástima.

━¿Sabe, Mycroft? Puede creer que está haciendo lo correcto con su hermana, pero lo cierto es que con cada decisión que toma hace de su vida más miserable ━le hizo saber━ La está perdiendo, y tal vez eso no le afecte ahora, pero lo hará en el futuro. Cuando se dé cuenta de que la familia es todo lo que le queda.

Este no pareció prestarle mucha atención, simplemente asintió y le dijo:

━¿Ya acabó con su sermón?

Definitivamente era un caso perdido, pensó internamente, antes de dar media vuelta y caminar con sus ruidosos tacones hacia el portón.

━Buenas noches.

Supo, al pasar por el apartamento A de la planta baja, que la señora Hudson debía haberse quedado dormida para esas horas. No tenía un reloj cerca, pero suponía que ya era lo bastante tarde como para que el resto del vecindario se encontrara en entero silencio, y todo lo que le apetecía a ella era llegar a su cuartito y retirarse aquel vestido, el cual se le hacía más pesado debido a la humedad que cargaba.

No obstante, y no fue una cosa que pudiese pasar por alto tan fácilmente, la puerta del apartamento B se encontraba abierta, y desde dentro, la claridad débil perteneciente a la llama de una vela era lo único que iluminaba su camino.

━Sherlock... ¿Estás ahí? ━preguntó en apenas un susurro, y a pesar de que no hubo respuesta de fondo, entró de todas formas.

Sus zapatos quedaron abandonados en el felpudo de la entrada junto a su manguito y su capa, a medida que se abría paso hacia el salón con su falda arrastrándose hasta detenerse en el umbral y admirar con los ojos muy abiertos el desastre que estaba hecho su compañero.

━Oh Dios ¿Qué es lo que hiciste ahora, Holmes? ━maldijo silenciosamente a la vez que se acercaba al sillón donde el detective yacía tirado a la larga.

La gravedad de su voz pareció alertarlo, puesto que este abrió los ojos automáticamente cuando la sintió llegar a su lado.

━No, no es Dios. Es Sherlock ━dijo, aunque era difícil entenderlo debido a lo enredado de su vocabulario. Él se quedó mirándola por un momento━ Vaya ¿Es normal que te veas así de borrosa?

Vio la botella vacía junto a la mesita del salón, junto a un pequeño vasito de cristal que él reservaba solamente para ciertas ocasiones.

━No puede ser... ━suspiró.

━Da igual, aún con el rostro dividido a la mitad sigues siendo hermosa.

A pesar de que era tan pesado como un elefante, la castaña lo ayudó a enderezarse como pudo. Tampoco es que él estuviese poniendo mucho de su parte a decir verdad, porque por más que intentó hacerlo ponerse en pie, este volvía a desplomarse sobre los almohadones cual muñeco de felpa.

━¿Quién demonios te ayudó a subir hasta aquí?

━Shhh. Lenguaje ━la regañó━ Fue la señora Hudson. También me dijo que se llevaría la botella, aunque no sé para qué la quería si ya estaba vacía.

Rosaline puso los ojos en el cielo. La pobre y buena señora Hudson. Ninguno de los dos la merecía.

━Estás borracho, Sherlock. Tan solo calla la boca de una vez y déjame ayudarte a ir a la habitación.

━¿Sin un chaperón? Uh, eso no sería muy propio de una dama ━silvó divertido, y aquello la impresionó grandemente ¿Sherlock Holmes haciendo un chiste? ¡Pero qué cosa mas rara!━ ¿En serio te tienes que ver tan bien incluso después de que te cayese un aguacero encima? Estás mojando mi alfombra y ni siquiera me importa.

Bueno, eso sí que daba de qué impresionar.

━¿Como rayos terminaste tomándote la botella entera? ━Rosaline regresaba su mirada al recipiente a cada segundo, como si todavía no pudiese creerlo.

━Necesitaba dejar de pensar... aunque sea por un minuto ━lo escuchó decir, su tono de voz tornándose tan amargo como saborear el zumo de limón━ ¡Pero já, es imposible! Nunca desapareces, siempre estás presente. Incluso cuando quiero apartarte.

Con sus ojos verdes destilando un suave brillo de exhaustividad, la apellidada Barnum elevó el semblante para atrapar su mirada ¿Acaso estaba jugando con ella?

━Q-Qué es lo que estás...

━Digo que, a pesar de lo insoportablemente irritante que puedes llegar a ser a veces, también eres una de las personas más interesantes que he conocido en mi vida ━él se levantó, esta vez sin dar traspiés, y la obligó a ponerse en pie sosteniéndola por los hombros. Su mirada desprendía rabia y confusión a partes iguales, haciéndole imposible comprender qué quería decir con todo ese discurso━ Oh tu criatura celeste, te has convertido en la vena de mi existencia. Tú, pobre y oscura, pequeña y sencilla, eres todo lo que deseo y todo lo que no puedo tener.

Ella contuvo la respiración, creyendo que su corazón había detenido la secuencia de sus latidos.

━Lo dices porque soy la única mujer que te ha soportado hasta el día de hoy ━comentó, tratando de restarle importancia. Pero Sherlock aún no acababa, sus palabras seguían saliendo sin control, furiosas y apasionadas como nunca, mientras la aferraba con fuerza bajo el toque de sus manos.

━¡Tonterías! ¿Crees que siendo la persona que soy estaría ahora mismo declarándome a tus pies?

━Ciertamente no sería propio de ti ━admitió ella.

━¿Ya ves? ¿Me crees ahora?

━¿Y qué habría de creer?

Él tuvo la necesidad de golpearse la cara con el periódico, a ver si de esa manera al menos sus ideas y sentimientos llegarían a organizarse como era debido. Estaba frustrado, y la expresión perdida y desconsolada de la mujer delante suyo no hacía más que llevarlo a más interrogantes. Así que simplemente optó por callar a la razón y dejó que fuera su corazón quien lo dirigiera por sí mismo.

━No sé qué es esto que siento hacia tí, pero definitivamente acaba con todos mis sistemas ━susurró, apartando la vista hacia cualquier punto de la habitación que no fuese ella, porque de hacerlo volvería confundirse, era consciente de que se encontraba en una batalla interna consigo mismo━ No es amor, obviamente, porque estoy lo suficientemente sobrio ahora mismo como para darme cuenta de que es demasiado pronto para eso. Sin embargo, no logro comprenderlo... Me vuelves débil al punto de sacarme de quicio, luego llegas y me calmas con tus palabras. Me torturas de mil formas con tu cercanía, pero resulta tan desesperante y contradictorio que ni yo mismo sé cómo llamarlo...

La castaña se mantuvo allí parada, sin habla, demasiado estupefacta como para poder reaccionar a su fuerte declaración. Ser testigo de como el detective se debanaba los sesos por algo tan evidente como la atracción humana la descolocaba. Era sabido que Sherlock no era como el resto de los caballeros de aquella época, se interesaba más por el crímen que por su propia vida personal, entregado por completo a su oficio. Pero ¿En serio podía volverlo loco la simple interrogante del enamoramiento?

Rosaline se llevó una mano al pecho, sintiendo que su corazón latía ferozmente.

━De saber que mi presencia te atormentaría tanto me habría alejado desde el principio. Lo que menos deseo es causarte ningún mal.

Y era cierto, nunca sería tan egoísta como para lastimar a nadie. Mucho menos a él, cuya vida ya era bastante problemática en sí misma.

Sin embargo, no esperó que se alzara, estudiando cada una de sus reacciones como si quisiera adivinar lo que pasaba por su cabeza.

━Sé que también te sucede lo mismo, Rosaline ━su rostro estaba muy agitado y sus ojos lanzaban extrañas luces━ ¿O crees que no me di cuenta de todas las flores que trajiste? ¿De verdad creíste que su significado me sería tan difícil de adivinar?

►Sus ojos fueron directamente a parar sobre las lilas de campo un poco marchitas sobre la mesita ratona. "Primeros sentimientos de amor" le había dicho su padre cuando era pequeña, lo que en la actualidad provocó que sus mejillas enrojecieran.

Automáticamente sus ojos se cerraron. Sentía vergüenza de sí misma por actuar de forma tonta, por tener que complicarlo todo hasta llevarlo a ese momento en el que ninguno de los dos tenía idea alguna de cómo actuar respecto a lo que sentían, o empezaban a sentir.

Tras un suspiro, la joven escocesa se llamó a la cordura. Mejor sería acabar con aquel enfrentamiento y llevar al detective hasta su habitación de una vez por todas antes de que alguno de los dos pudiese decir algo que perjudicara aquella relación de compañerismo que tenían.

Pero toda esta maraña de pensamientos acabó cuando su cálido aliento chocó de golpe contra la piel de su nuca, estremeciéndola de pies a cabeza ¿Cómo era posible que no lo hubiese escuchado llegar? Rosaline apretó la tela de su falda con tanta fuerza que casi pensó que sería capaz de romperla de tanto nerviosismo.

Su cuerpo se heló nada más sentir el tacto de sus dedos sobre los hombros, acariciando con delicadeza hacia abajo, dejando un fantasma imperceptible en cada parte de ellos hasta llegar a mis delgadas manos.

Los dedos de Sherlock rodearon los suyos, y sin siquiera ser capaz de reaccionar, Rosaline vio como los llevaba hacia sus labios y los besaba devotamente, como una disculpa.

Acto seguido, abrió los ojos para poder admirar sus facciones a detalle. Desde su frente lisa hasta la forma de sus labios rosados.

━Si pudiera compararte diría que eres como una rosa, la más bella de todas las flores. Pero las rosas tienen espinas, y tu eres mi rosa sin espinas.

Ella titubeó. Estaba perdiendo la razón a causa de sus palabras y su cercanía.

━Sherlock...

━No. No te vayas ━sus manos volvieron a apresarla, esta vez por la cintura, y Rosaline no tuvo escapatoria, aunque muy en el fondo no es como si quisiese huir verdaderamente━ Mañana volveré a ser el mismo y posiblemente me arrepentiré de este arranque de osadía. Así que, por favor, por mi propia cordura, déjame ser libre esta noche...

Ella se quedó inmóvil en sus brazos y solo respiraron juntos por un instante, pero cuando finalmente se movió de nuevo, sintió como sus cálidos labios cubrieron los de ella en un beso contundente que la hizo congelarse en su sitio.

No era la primera vez que Rosaline era besada por un hombre, pero había pasado tiempo desde la última vez, que su primera reacción fue algo o demasiado torpe. Luego los brazos del detective alrededor de su cintura, apegándola más de lo humanamente posible a su pecho, la hicieron desfallecer hasta el punto de querer dárselo todo. 

Una mano firme agarró la parte posterior de su cuello y presionó sus labios contra los de él aún más fuerte. Sherlock sabía a whisky y fuego. El recuerdo de que había estado bebiendo llegó vagamente a su cabeza ¿Significaba que en realidad no quería besarla? ¿Se estaba aprovechando ella de su debilidad? Si lo hubiera amado menos, hubiera notado lo salvaje de su toque y sus caricias; pero allí en medio de la nada, libre de la pesadilla que era la realidad, solo pensaba en corresponder a quien la hacía beber en la abundosa corriente del deleite.

━Esto no está bien ━jadeó cuando se separaron. Ella misma luchaba por alejarse con sus manos presionadas sobre su pecho.

━Si se siente bien, no puedes decirme que lo que hacemos es incorrecto.

La castaña no pudo reprimir que un suspiro escapara por sus labios que estaban entreabiertos, mientras veía sus ojos observarla con hambre. Un hambre que no había identificado nunca y que parecía haberse desatado precisamente debido al beso ¿Sería ella capaz de provocar este tipo de reacción en Sherlock Holmes?

¡Oh a quien engaño! Pensó mientras se dejaba llevar nuevamente por la arremetida imprevista de otro beso, mucho más profundo y pasional que el anterior. Realmente la abstinencia de tantos años sin sentirse así de la estaban sobrebasando, y al parecer, lo mismo sucedía con el detective, quien pronto desvió el camino de sus labios hacia el cuello femenino, abarcando toda la piel húmeda debido a la lluvia, saboreando cada porción al descubierto como si fuera un manjar del que se había prohibido probar.

Rosaline se sentía en las nubes, incapaz de alejarse o reaccionar a lo que su cerebro le imponía casi a gritos, y habría seguido así de no ser porque el peso del cuerpo del detective cayó encima suyo como peso muerto, y tuvo que abrir los ojos espantada y sostenerlo para que no se diera de cueces contra el suelo.

━Pero que... ━lo zarandeó para hacerlo reaccionar━ ¡Sherlock!

No hubo respuesta por su parte. Él había caído irremediablemente desmayado en sus frágiles brazos, y Rosaline quiso pegar un grito al cielo de no ser porque se vio en la necesidad de llevarlo a rastras hasta el dormitorio antes de que le provocara una escoliosis circunferencial en la columna.

━Esto no puede estar ocurriéndome a mí ━masculló al atravesar el umbral de la puerta, con la cual chocó accidentalmente la cabeza del detective━ Ay perdón.

La parte más sencilla fue dejarlo dormido sobre el colchón, liberando ronquidos similares a los de su hermana pequeña, pero con una expresión tan pasiva que hasta a Rosaline le resultó tierno de observar. En cambio, lo difícil llegó a la hora de enfrentarse a la cruda realidad, cuando los recuerdos de lo que acababa de suceder en el salón la golpearon como un balde de agua fría.

¡Y así, damas y caballeros, es como se echa a perder una amistad que apenas inicia con un simple subidón del momento!

La escocesa se pasó las manos por el rostro con preocupación ¿Ahora qué? ¿Recordaría él lo ocurrido entre los dos a la mañana siguiente? Apostaba a que no, pues lo conocía, y de hacerlo posiblemente lo negaría ante ella y quien hiciera falta para convencerse a sí mismo de que ese pequeño desliz nunca había tomado lugar en su casa.

Sin embargo, ella sí que recordaba y sí que sentía. Sentía a su joven corazón latir con una pequeña esperanza de que, tal vez, él no se alejaría. Ilusa como ella misma estaba siendo, pero ninguna de esas preguntas podrían ser respondidas hasta la mañana siguiente.

Además, Rosaline aún no había olvidado la promesa que le había hecho a Enola, y la cual tenía mucho que ver con aquel botón de caballero que continuaba escondido en el bolsillo de su chal.




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Parece que el capítulo final del maratón se nos adelantó unas horas ❤🌺

Espero hayan disfrutado, porque a partir de aquí empieza el desmadre.

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