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10 | Algunos no estamos hechos para luchar con nuestro cuerpo

༺CAPÍTULO DIEZ༻
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El sol es débil cuando se eleva primero, y cobra fuerza y coraje a medida que avanza el día.

Charles Dickens |Vieja tienda de Curiosidades












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HABÍA SIDO un alivio que la señora Hudson se quedara dormida justo después de la cena, antes de siquiera poder darle un bocado al suntuoso postre de zanahoria que tanto orgullo le causaba al ser una receta de familia guardada bajo llave por generaciones. Una de la que Sherlock ya sabía todos sus ingredientes, para impresión de Rosaline, los cuales fue enumerando uno a uno de camino a la habitación, donde la depositaron sobre la cama entre ronquidos.

Por supuesto, el hecho de haberlos adivinado no significaba un logro para el detective. Todo lo contrario, de saberse la verdad, probablemente dejaría de recibir las oportunas invitaciones de su casera a la hora de la cena, dejándolo en un percance enorme donde tendría que arreglárselas solo con un horno, un bol y una espumadera, y no le era muy productivo a su cerebro practicar sus artes culinarias mientras estuviera ocupado con un caso. De hecho, apostaba a que primero prendería fuego a su minúscula cocina por estar sumido en sus cálculos y garabatos.

Y a decir verdad, Rosaline no podía imaginarlo haciendo ninguna de esas cosas. Pues si bien tenía un talento excepcional para las investigaciones y el crímen, escaseaba de las habilidades necesarias para el cumplimiento de las tareas caseras. Una cosa muy común en la mayoría de los hombres de la época.

Las mujeres por ese lado eran mucho más independientes. Podían llegar a hacer una cosa y la otra, a veces con un poco de esfuerzo, sobrepasar al sexo masculino de muchas maneras, pero eso ellos nunca lo verían. O si acaso, pretenderían ser ciegos mientras se cubren los ojos para no darse cuenta.

Esa noche se fue a dormir cerca de las once, sintiendo el cuerpo destruido y la cabeza dándole vueltas debido a todas las historias que la señora Hudson la obligó a escuchar. Su hospedaje se resumía a un pequeño cuartito disponible en el ático del 221 Baker Street, espacioso, con dos ventanas en ambas paredes de izquierda a derecha, un baúl para guardar ropa y una lámpara justo en el centro ¿Cuál era el único defecto? Pues el techo producía un sonido escalofriante cada vez que soplaba el viento, lo cual sucedía exactamente en un período corto de diez segundos.

Por lo demás, todo era más que adecuado para una persona como ella, quien nunca se había acostumbrado a los lujos.

Muy a pesar del cansancio, no le fue posible concebir el sueño inmediatamente. Su cabeza aún divagaba alrededor de sus planes para encontrar a Eudoria, siguiendo el corto camino de pistas que la misma le había dejado.

Pensativa, apretó la moneda de oro entre sus dedos, justo antes de volver a analizarla con la vista. "Es vieja y pequeña" pensó para sus adentros, preguntándose qué clase de objetivo podría cumplir para su destino. Luego volvió a repasar la dirección de la nota en su cabeza hasta memorizarla, diciéndose que a la mañana siguiente todas sus interrogantes serían respondidas.

O eso esperaba.

Se despertó con el bullicio de la ciudad en su oído, prontamente colocándose uno de sus vestidos primaverales de seda, acompañado por un sombrero y un poco de perfume de lavanda que, comparado con los olores fuertes de las demás damas de la ciudad, no debía notarse ni un poquito.

━Señora Hudson... Pss señora Hudson ━llamó cuando la vio caminar hacia la puerta del detective. Al voltearse, la anciana se mostró sorprendida.

━¿Pero ya se levantó? No sabía que fuera tan madrugadora.

━Es costumbre ¿Acaso Sherlock ya despertó?

━No lo ha hecho, y creo que no lo hará en un buen rato ━susurró bajito, temerosa de que la bestia detrás de la puerta pudiese asomar la cabeza por el umbral en cualquier instante━ Ayer se quedó despierto hasta muy tarde estudiando algo sobre química. Me extrañó inclusive que no se diera cuenta con todo el alboroto que tenía armado en el salón. Sus experimentos a veces hacen bastante ruido.

Esto hizo que Rosaline frunciera el entrecejo con confusión. La otra noche antes de despedirse él le había dejado dicho que iría a dormir, puesto que se encontraba demasiado exhausto ¿Qué lo habría hecho cambiar de parecer?

━¿Normalmente es así de...

━¿Extraño?

━Iba a decir cambiante ━dijo, apretando los labios en un reflejo. Era como si Sherlock tuviese en su cabeza la misma desorganización que abundaba en su propia casa. Pero a diferencia suya, la señora Hudson ya estaba acostumbrada a lidiar con eso.

━Oh puedo dar testimonio de que el señor Sherlock no es como muchos otros caballeros. De hecho, no es como ninguno que haya conocido con anterioridad. Tiene una personalidad bastante bipolar, excéntrica e hiperactiva, puedes esperarte de todo por su parte. Unos días parlotea como loco y en otros se pasa las veinticuatro horas tirado en ese sillón sin hacer ruido alguno. Todo depende del estado anímico con el que se levante en la mañana.

━¿Y qué piensan sus amigos de esto?

━¡Oh! Sherlock carece de esos. Dice que no le hace falta más compañías que la suya propia. Es más favorable para su cerebro.

Un sonoro resoplido hizo por abandonar el cuerpo de la joven institutriz. La soledad por encima de todo parecía ser un lema dentro de la familia Holmes.

━Una lástima ━murmuró, recordando al instante a lo que venía━ En fin, necesito salir un momento a entregar una encomienda ¿Cree que no sea problema?

La señora Hudson le hizo una seña para que no se preocupara.

━Tú ve tranquila, cariño, que yo me encargo de todo.

Ella le agradeció con una sonrisa. Acto seguido, se colocó su capa y emprendió camino hacia las calles de Londres.

► Siempre había sabido que la capital era un mundo completamente nuevo a la provincia, pero jamás imaginó que en tal medida. Sus recuerdos de la última vez que recorrió sus avenidas era escaso, sin embargo, había aprendido a deslizarse bien entre el resto de los peatones que iban y venían, entre las voces de los vendedores que se alzaban, los políticos, los reformistas, el niño del periódico y el ruido de los cascos de los caballos combinado con las ruedas de los coches.

Londres era, por así decirlo, una pasarela donde todo venía a sobresalir con su estilo. Siempre serio, nunca imperfecto. Una combinación de gris, blanco y negro. Exactamente como la sociedad que la precedía.

La castaña tampoco supo como huir de sus encantos, maravillándose por cada pequeña cosa que encontraba. Pasó por una floristería donde el encargado le regaló un ramo con cada una de las especies que tenía en exposición tan solo por el hecho de ser conocedora de ellas. Luego sus pies dieron a parar en una repostería, en la cual encargó una cajita de biscutis y pastel de ciruela para mediodía. Estaba segura que Sherlock se lo agradecería después de ausentarse parte de la mañana. Aunque no sabía si eso era más como un alivio o un dolor de cabeza.

Al final, y luego de tanta caminata, consiguió dar con el lugar de la nota.

The Tearooms, Elise Street.
East of London.

No pasaba de ser como cualquier otro salón para tomar el té al que parte de la sociedad menos elegante asistía, pero al echar un vistazo a los títulos de cada librero, la castaña pudo darse cuenta que la mayoría de los clientes que allí se encontraban eran pensadores reformistas. Algunas eran incluso mujeres que se debatían en charlas en las cuales el feminismo parecía ser el tema central, cosa que por aquel tiempo se consideraba una grave traición, o al menos hasta que la Reforma fuese aprobada.

━Buenos días ━Rosaline se detuvo delante de una de las meseras. Esta acababa de servir una de las mesas e iba de regreso con su bandeja hacia la cocina━ Disculpe, mi nombre es Rosaline Barnum. Vine aquí porque una amiga me lo sugirió ¿Cree que pueda hablar con la dueña?

━¿Con Edith? Claro. Está arriba.

No pudo pasar por alto que este nombre le causó cierto interés a su cabecita curiosa. La señora la guió por unas escaleras que daban a la segunda planta, a una habitación en la que Rosaline desde el otro lado llegó a escuchar golpes muy escandalosos, como si veinte elefantes de encontraran practicando ballet en su interior.

Y a decir verdad, eso hubiera sido menos alarmante. Porque cuando abrió la puerta, tuvo que contener un grito en su garganta al ver como una mujer lanzaba a otra de cabeza contra el suelo.

━¡Por la Virgen y todos los Santos! ━se llevó una mano al pecho, azorada. La habitación estaba llena de aprendices usando el uniforme propio de las clases defensa personal, unas a las que ella nunca le tuvo gran aprecio━ Creí que esto se quedaría en Ferndell Hall, pero al parecer me persigue a todos lados.

━¿Puedo ayudarla en algo, señorita?

Tomando una bocanada del oxígeno que había perdido con el susto, la castaña alzó el semblante para encontrarse con el rostro de la instructora. Una mujer más pequeña que ella, de piel morena.

━Me gustaría hablar con Edith Grayson, por favor.

━Con ella habla ━respondió esta, quien al fijarse detenidamente en la joven institutriz pudo darse cuenta de que no le era tan extraña del todo━ Aguarde... su cara me resulta conocida.

Por un momento ella también se quedó en blanco, rememorando la voz de Sherlock en su mente mientras le decía "Edith Grayson. Imagino que no haz de conocerla". Y no, no la conocía en lo más mínimo, pero de tal información llegaron las conclusiones. Ella era una de las personas con las que Eudoria se escribía seguido, y por tanto, la persona que le daría las respuestas que necesitaba.

Ego sum Rosalina, sed certe agnoscis me ut rosam sine spinis ━le dijo, y por la expresión que le dedicó Edith, supo que la había entendido━ Mi jefa dejó esto para mí antes de abandonar la casa, dijo que podría recurrir a usted si necesitaba ayuda.

La mujer recibió el papelito con la dirección de su local, liberando un silencioso "Ujum".

━Uh... debe ser la institutriz con pésima habilidades para el jiu jitsu y que ahora trabaja para el insufrible de su hijo ━recordó━ Dígame, señorita Barnum ¿Cómo le va en Baker Street?

━Me gustaría decir que bien, pero lo encuentro algo/demasiado difícil.

━Sí, suena mucho a Sherlock Holmes. Aunque claro, de aceptar la ayuda de su otro hermano preferiría tragarme su excentricidades ━rió bajito, mientras la invitaba a pasar a su oficina donde Rosaline tomó asiento en la única silla disponible━ Ahora entiendo por qué la joven Enola huyó. Menuda familia de locos.

Su mención de la menor de los hermanos Holmes hizo que la cabeza de Rosaline se alzara rápidamente en preocupación. Si sabía de la fuga, entonces eso significaba que la había visto.

━¿Sabe de Enola?

━Por supuesto, estuvo aquí esta mañana, hace solo unas horas antes de que usted entrara por esa misma puerta.

━¿Cómo está? ¿Se encuentra bien? ¿Estaba herida? ¿Le dijo dónde se está quedando?

━Uhh para el carro, dulzura, haces demasiadas preguntas ━Edith apoyó ambas manos en sus hombros para calmarla━ Y a la niña parece estarle yendo bastante bien, muchas gracias.

Ella trató de asentir en acuerdo, pero solo fue capaz de liberar un suspiro profundo, empujándose a confiar en las palabras de la mujer aunque sabía de sobremanera que nada lograría apaciguar su creciente preocupación por aquella que fue su estudiante una vez.

Lo intentaba, de veras intentaba confiar en el instinto de supervivencia de Enola. A ella más que a nadie le había quedado claro que esa niña era una fuerza de la naturaleza, pero su lado más gentil siempre la obligaba a sentir angustia ante su ausencia. Quizás porque se había acostumbrado tanto a tenerla bajo su ala que el hecho de perderla en medio de una ciudad tan grande la ponía así.

━Sé que ella estuvo aquí buscando a Eudoria ━susurró, pero esto solo hizo que Edith negara en desacuerdo a lo que sea que fuera a decir.

━Caso perdido. Eudoria no necesita ni desea ser encontrada. Se lo dije a ella, y ahora te lo diré a tí también. Desiste. Si vas a quedarte en Londres, entonces que sea por una mejor razón que la de buscar una aguja en un pajar...

━No estoy aquí para encontrar a Eudoria.

━¿Entonces a qué viniste?

━Enola ━respondió decidida━ Quiero llevarla conmigo a Escocia.

Pudo ver entonces esa mirada en la cara de la instructora, una que ya se esperaba a decir verdad, y que combinaba todas esas cosas que ella misma detestaba: burla, lástima e incomprensión. Como si acabara de contarle el absurdo más grande del mundo.

━Eso, además de arriesgado, sería ponerte la soga al cuello. No darás un paso en tu país antes de que los hombres de Mycroft den contigo ━le dijo━ Déjeme darle un consejo, Miss Barnum... sea egoísta por un vez, y trate de crear su propio camino sin pensar en el de los demás.

Y a pesar de que Rosaline detestó que se lo dijera en ese tono, tampoco podía negarse a la realidad. Había pasado tanto tiempo buscando a alguien más, que se olvidó completamente de cuales habían sido sus planes en el primer momento que pisó Inglaterra hacía cinco años. Pero de desviar su objetivo a esas alturas, terminaría fallándose a sí misma.

Rosaline no era un alma libre como muchos otros, sino un ser que haría lo que fuera necesario por ayudar a quienes lo necesitaban, como un árbol que echa raíces para fortalecerse y cargar el peso de sus ramas, y eso precisamente es lo que haría con o sin la ayuda de Edith. Ya luego podría interesarse en buscar una nueva vida para sí misma, pero ahora, necesitaba asegurarse de que Mycroft Holmes no arruinara la de su hermana pequeña.

Sin nada más que agregar, le agradeció por dedicarle esos minutos de su tiempo y en silencio fue caminando hacia la puerta para salir de allí. Pero entonces, una nueva luz pareció cruzar sus pensamientos cuando se fijó fugazmente en el ramo que traía sujeto en una mano, y el cual la hizo recordar a sus días en Ferndell Hall.

"Las flores siempre ocultan un gran mensaje" le había dicho Eudoria, un día en el que Rosaline compró nuevos crisantemos para su habitación "Si alguna vez regalas una, asegúrate de realmente sentir lo que transmite"

De allí agarró un racimo de flores pequeñas y azules, el cual desprendía un olor exquisito, y como si fuera un regalo se lo extendió a Edith.

━¿Y esto?

━Para Eudoria ━respondió con una sonrisa━ Es una Hortensia. También conocida científicamente por Hydrangea macrophylla. Provienen de la región de Asia y América, aunque son muy difíciles de cultivar en suelo inglés. Su mayor significado es la Gratitud.

Aunque no lograba entender nada de ese aparentemente agradable gesto, la morena colocó las flores sobre su escritorio, y fue entonces cuando Rosaline se dijo que su trabajo por ese día había culminado.

Pero luego...

━Hey, miss Barnum.

En el momento que iba a voltearse para preguntar qué se le ofrecía, fue como si una fuerza invisible tirara de su tobillo en alguna especie de llave que la hizo perder el equilibrio, cayendo sin remedio y a la larga sobre el suelo maderado. Ni siquiera había tenido tiempo de chillar o pedir auxilio. Todo lo que pudo ver fue la expresión guasona de Edith Grayson de pie a su lado, como si se burlara de ella en silencio.

━Sí, tenía razón. Sigue siendo un absoluto desastre con el jiu jitsu.

De muy mala gana, aceptó su ayuda para ponerse en pie. Sus huesos hicieron un sonido extraño debido al esfuerzo, sacándole una mueca digna de cualquier vieja de ochenta años.

━¿Sabe, Sra. Grayson? Muchos de nosotros no nacimos para luchar con nuestro cuerpo ━dijo, al tiempo que se sacudía el polvo de su vestido con insistencia. Luego se enderezó, sin amedrentarse ante una posible fractura de columna━ Algunos solo usamos nuestra voz.

Ignorando el fuerte dolor que se instaló en su espalda, abandonó el cuarto de entrenamiento para regresar al saloncito de té de la planta baja. Este se encontraba mucho más lleno que en el momento de su llegada, pero cuando iba camino a la salida, sus ojos se encontraron con la figura grácil de una dama sentada en una de las mesitas sin acompañante. Estaba bien vestida, aunque de un estilo muy sencillo, y su aspecto era agradable, con cabellos y ojos negros y una sana constitución.

Le resultó imposible ocultar su emoción al reconocerla.

━¡Kath! ¡Kath! ━fue todo lo que dijo para llamar la atención de la aludida, quien levantó su vista del libro que había estado leyendo para dirigirla a ella.

━¿Rosaline realmente eres tú?

━Claro que sí Kath. Creo que no debes haberme olvidado ━exclamó al abrazarla, mientras ella reía y lloraba al mismo tiempo.

━Ni en un millón de años. No has crecido mucho, ni te has desarrollado bastante, temo que no te hayan cuidado en esa villa a la que fuiste a trabajar. Mis compañeras te llevan de altura la cabeza y son el doble de gruesas.

━¿Trabajas aquí ahora?

━Se podría decir. Ven siéntate aquí conmigo ━la invitó━ Trabajo como ayudante en el periódico Pal Mall Gazette. De seguro habrás oído hablar de él.

¿Cómo no saberlo? Si es que Eudoria detestaba ese diario como a ninguno. Solía dejarlo en la mesita de salón solamente por las noticias gubernamentales. Pero eso no venía al caso ahora. Katherine Powell había sido una de sus antiguas compañeras en la Institución para señoritas Atwood, que al igual que ella, se le asumió con el carácter de maestra, el cual desempeñaron con celo por dos años hasta que Rosaline se marchó y no volvió a saber nada más de su amiga hasta ese momento.

Ambas pasaron un rato poniéndose al día con lo que había acontecido en sus vidas en tiempo pasado y presente, hasta que Rosaline se percató sin querer del bonito broche que traía colgado sobre la tela del vestido, uno del que no pudo apartar la vista ni por un segundo, y que le recordó a la antigua moneda que traía en su bolsillo.

Una Rosa Tudor.

━Perdona mi indiscreción, Katherine, pero ¿Qué haces aquí? ━cuestionó con un dije de curiosidad después de unos segundos.

━Pues vine a reunirme con alguien por cuestiones de interés laboral. Pero ya llevo media hora esperando aquí y ni rastro de esa persona. Quizás debió retrasarse.

Fue entonces cuando los hilos en la cabeza de la apellidada Barnum comenzaron a entrelazarse unos con otros, considerando la posibilidad de que Edith no fuese a quien debía encontrar en el salón del té desde un inicio, sino a Kath.

━Creo que esa persona de la que hablas soy yo ━pronunció en voz baja, registrando seguidamente en su bolso para sacar y mostrarle la moneda de la corona de la rosa.

Esto, ciertamente, era algo que Katherine Powell no esperaba. Por lo que tomó el objeto entre sus manos y, analizándolo detenidamente, preguntó:

━¿Como es que lo tienes?

━No importa ahora. De alguna forma la persona que te escribió en mi lugar sabía que me necesitabas... o puede que solo sea una casualidad muy grande, no lo sé ━Rosaline se frotó las sienes con pesar━ Por favor Kath ¿Me cuentas cuál es el significado de esto?

━Es un símbolo del Movimiento de Alfabetización ━echó un vistazo para asegurarse que nadie más las estaba escuchando, y así luego acercar su rostro como si le estuviera contando el más grande de los secretos━ Somos una pequeña comunidad de educadoras que se propuso eliminar parte del analfabetismo en las zonas más pobres de la ciudad. Nuestra academia reside en Limehouse Lane, pero no podemos hablar mucho en voz alta con respecto a eso, dado a que se considera ilegal impartir la educación gratuita en el país sin obtener un permiso gubernamental antes.

━¿Y por qué no lo solicitais?

━Es mucho dinero. Dinero con el que no contamos, y tampoco estoy muy segura de que algún patrocinador esté dispuesto apoyarnos con tal causa.

Ella hablaba con calma, despacio, y con cada palabra Rosaline se sentía tremendamente orgullosa por la ardua misión que estaban llevando a cabo todas esas mujeres, aunque puede que tambien un poco preocupada, porque por muy grande que fuera tal hazaña no eliminaba el hecho de que estaban arriesgándose a ser atrapadas y juzgadas ante la ley.

━Lo que hacéis es... además de un acto bondadoso, también extremadamente valiente.

La vio sonreír ante su comentario, con un brillo especial destilando de sus ojos.

━Nuestros estudiantes van de ancianos pobres, adultos desempleados, a niños que nunca han tocado un libro en sus vidas. No es algo grande, pero si te soy sincera, me apasiona ver sus expresiones interesadas por saber más y más ━Kath tomó sus manos sobre la mesa y las apretó━ Ya sabes que si en algún momento quieres unirte a nosotros, Rosaline, y hablo en serio, nuestro pequeño grupo siempre está abierto para reclutar a nuevos maestros que quieran apoyar a la causa.

━Prometo que lo pensaré, Kath. De verdad que sí. Pero ahora debo irme, mi jefe es una de las personas mas extravagantes de Inglaterra y de seguro ya debió haberse percatado de mi ausencia.

━¿Quien es?

━Sherlock Holmes. El famoso detective ━Rosaline entornó los ojos mientras recogía sus cosas━ Aunque no tan famoso como lo es de extraño.

Con una risita nerviosa, se levantó de su lugar y se despidió de su vieja amiga con un beso en la mejilla.

━Ya nos veremos por ahí. Me alegro mucho de habernos encontrado.

━¿Prometes que pensarás en mi propuesta entonces?

━¡Lo haré, Kath! ¡Lo juro! ━gritó ya desde la puerta.

━¡Y si quieres hablar siempre puedes encontrarme en el Covent Market Flowers!

━¡Vale! ¡MUCHAS GRACIAS!

Y diciendo esto, salió de allí a toda máquina, procurando sobrevolar el camino dado a que ya casi se tornaba de medio día. Solo esperaba que Sherlock no se hubiese percatado de si ausencia... o al menos, no tanto.

De haberla visto corriendo por las calles hasta los apartamentos de Baker Street, probablemente su prefecta en el Instituto la habría regañado porque esas no eran formas de una dama. Pero Enola, por otro lado, habría estado realmente orgullosa de verla transformarse en un correcaminos salvaje en menos de cinco minutos.

Llegó prácticamente sin aire, con el sombrero de medio lado, el cabello hecho un desastre, pero al menos viva.

La señora Hudson le dedicó una mirada lastimera antes de entrar al 221, como si quisiera avisarla con antelación de lo que le estaba esperando. Adentro, el sonido atropellado de las cuerdas de un violín inundaba el ambiente.

Sherlock estaba tocándolo frente ala ventana, podía ver su silueta desde su lugar, abandonado a su propia iniciativa e inconsistente de que alguien más lo observaba. Rosaline desconocía de esa habilidad suya con dicho instrumento, y aunque era ésta muy notable, también era tan excéntrica como todas las demás.

Quiso pasar de largo para dejar la caja de postres que había comprado sobre la mesita ratona, pero en cuanto la depositó, la voz grave del detective la hizo encogerse en su sitio.

━¿Dónde... en nombre de Dios... estabas metida, Rosaline?

Solo puedo decir querido lector, que en ese preciso momento, nuestra protagonista deseó con todas sus fuerzas que la tierra se la tragara y la escupiera en algún lugar lejano del Atlántico.







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Bueno, tuve un subidón de inspiración y no pude evitarlo 💜💙 CAPÍTULO NUEVO DE ROSALINE HOY VIERNES.

Okno, me guardo la emoción para cuando llegue el verdadero problema con Sherlock jajaja

Este capítulo, a pesar de no incluir a nuestro detective, ha sido uno de mis favoritos porque relaciona un poco a Rosie con la película de Enola Holmes, dándole su toquecito original además, al incluir otros diálogos, escenas y personajes.

¿Qué les pareció la idea del Movimiento Alfabetizador Clandestino? Cabe destacar que el símbolo es la Rosa Tudor porque esta es un emblema que representa a todos los ingleses como uno, y por eso pensé que si en ese entonces todos los ingleses eran iguales ¿por qué solo impartir clases a los más favorecidos y dejar a los menos atrás?

Otra cosa que me gustó es que la señora Hudson nos habló más sobre la personalidad de Sherlock, la cual no nos muestran del todo en las películas. Pero ya que en este fanfic va a aparecer más seguido (prácticamente en la mayoría de los caps), me gustaría darle ese toquecito que lo hace sobresalir tanto en los libros de Arthur Conan Doyle.

No me malentiendan, no quiero hacerlo un sociópata por completo porque claramente ese no es el Sherlock de las películas de Enola. Pero sí un hombre frío, irónico, ingenioso e intelectualmente inquieto... y bueno, combinen eso con la torpeza, el filo y la dulzura de Rosaline y tendremos un buen desmadre.

Also, quería agradecerles un mundial por haber votado por esta historia en los Fanfics Awards ♡ No pasamos de la segunda fase, pero me hizo inmensamente feliz el hecho de que muchos de ustedes fueran y me apoyaran. Además de traer nuevos lectores! 😍

En fin, espero que este capítulo les gustara tanto como a mí. Nos leeremos próximamente en otro que ya está cocinándose en el horno.

Saludos, gracias por sus votos y please comenten para saber si están vivos.

Debbie

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