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09 | La velada acaba en un caos

༺CAPÍTULO NUEVE༻
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Nada tenía más poder para irritar que el reflejo del propio comportamiento en otra persona.

Julia Quinn |El corazón de una Bridgerton








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IMPORTANTE: poner play a la música en multimedia cuando vean este símbolo: ►.

TEWKESBURY había llegado tarde al Baile de los Fabricantes de Fósforos. Casi había decidido no asistir, habiendo renunciado a cualquier esperanza de que Enola aceptara su invitación después de su incómodo encuentro en el parque el día anterior. Pero ya le había enviado a William Lyon su confirmación de asistencia días atrás y habría sido de mala educación no cumplir con el compromiso, sin contar con que Rosaline le había insistido casi hasta el cansancio. Así que decidió acompañarla y a su familia, sirviendo como guía para las señoritas Barnum, aunque ninguna de las dos necesitó mucho de su ayuda para agradarle al resto de los invitados. Edward Laurence era harina de otro costal, pues estaba seguro de que no le agradaba tanto como quería hacerle creer a todo el mundo.

Recién acababa de saludar a sus anfitriones y estaba buscando un rincón tranquilo cerca de la entrada del salón de baile cuando vio una planta interesante en uno de los balcones. Esta era de una especie sudamericana que había visto en el jardín botánico de Kew, y que de hecho, había comentado a su prima que serían un adorno perfecto para su boda, por lo que en lugar de holgazanear en un rincón tratando de evitar charlas, subió las escaleras hasta dicha planta, con cuidado de evitar el contacto visual con cualquiera que pudiera detenerlo para conversar.

Había completado su inspección visual de las hojas y estaba a punto de comenzar un examen minucioso a través del tacto y el olfato, cuando una voz familiar hizo que su corazón diera un vuelco.

━¡Tewkesbury! ¡Tu sincronización es impecable!

Se dio la vuelta, pero ni siquiera le dio tiempo de saludar cuando sintió que alguien lo tomaba del brazo y lo arrastraba por el pasillo hasta... ¡¿el baño de damas?!?!

━¿Enola?

━No me hables aquí o de lo contrario, te arrojarán a la calle ━dijo la aludida en voz alta y rápidamente mientras pasaban junto a un grupo de damas elegantes.

Casi lo lanzó al interior del baño y cerró la puerta de golpe, volviéndose hacia él sin aliento, con los ojos brillantes y las mejillas sonrojadas. Nunca la había visto tan agitada, pensó Tewkesbury, antes de notar su vestido ceñido al cuerpo, sus hombros expuestos.

Nunca se había visto más encantadora.

Antes de que pudiera admirarla apropiadamente, o regocijarse por el hecho de que ella estaba en el baile, sus siguientes palabras lo detuvieron en seco.

━Necesito que me enseñes a bailar ━dijo enérgicamente, mirándole expectante, como si eso fuera lo más natural que se le puede pedir a un joven... en un baño... en un baile.

━¿Que te enseñe a bailar? ¿Cuándo? ━el castaño intentaba desesperadamente ponerse al día, pero resultaba bastante difícil cuando aquel encuentro parecía estar corriendo a cámara rápida.

━Enséñame a bailar ahora ━dijo Enola como si fuera obvio.

━¿Qué...? ━empezó a preguntar, pero se dio por vencido━ ¿Entiendes que llevo aprendiendo desde los cinco años?

━Genial. Temía que fueras un terrible profesor ━bromeó ella, aparentemente sin inmutarse y provocando todavía más su confusión. Esa mujer sería su muerte.

━¿Qué haces aquí, Enola? ━preguntó, sospechando que la respuesta no sería la que esperaba oír.

━Busco a un asesino. Aunque no debería habértelo dicho. Olvida que te lo he dicho... ━esto se estaba convirtiendo en una costumbre suya, notó Tewkesbury ¡Como si fuera a olvidar cualquier cosa que ella le dijera!━ Estoy intentando salvar la vida de una chica.

━A través de... ¿la danza?

━Por favor, Tewkesbury ━suplicó la apellidada Holmes, y el marqués se dio cuenta de que no podía negar nada a aquellos encantadores ojos marrones. Pese a que aquella situación le parecía increíblemente descabellada, tampoco le quedaba de otra.

━Muy bien. Mantén la espalda recta ━él casi sonrió por la impaciencia con la que se puso en firme. Realmente era adorable cuando estaba decidida a hacer algo━ Y yo pondré mi mano aquí y aquí... ━dijo, con la mano izquierda sujetando suavemente la derecha de ella, y la otra posada en su cintura.

━¡Oh! ━saltó Enola suavemente, sonando insegura━ Sí... claro.

━Extiende el brazo ━le indicó━ Bien. Ahora, yo te guiaré y tú me seguirás.

━Eso parece un error...

Tewkesbury hizo caso omiso a sus palabras, concentrado en superar la lección de danza con la cordura intacta. Dado a que tenerla tan cerca era perjudicial para su capacidad de pensar.

Respiró profundo y abrió los ojos.

━La cara sobre mi hombro. Y ahora, uno, dos, tres... ━empezó a moverlos al ritmo familiar de un vals, el cual era un hermoso baile cuando se llevaba a cabo con la pareja adecuada. Desde muy niño aprendió por sus interminables clases que no era cosa de aprender de la noche a la mañana, pero la chica no era una mala aprendiz, y se dejaba hacer sin problema alguno a pesar de estar más tiesa que una columna de ladrillos.

Tewky iba murmurando los pasos para ayudarla, ya que no había música que les guiara. Pero para su fortuna, Enola encontró el ritmo enseguida. Así que mientras ella se concentraba en sus pasos, él decidió responder a algunas preguntas pendientes.

━Pareces diferente desde la última vez que hablamos ━empezó a decir. Entonces, con el recuerdo de su encuentro en el parque fresco en su mente, no pudo evitar preguntar━ Dime ¿Por qué has estado viniendo al parque? ¿Por qué...? ¿Por qué me ves caminar hacia los Lores?

Estaba confundido. Si a ella le importaba tanto como para buscarlo en el parque, ¿Por qué no le respondía o le permitía verla?

━Simplemente para vigilarte ━dijo Enola solemnemente━ Por si te metes en más líos. Que te echen de los trenes o cosas así...

━Enola...

━¡No se puede confiar en que cuides de ti mismo!

Él la miró exasperado:

━Ahora soy un hombre ━dijo con firmeza. Quería que ella lo viera.

━Eres un hombre cuando yo te diga que eres un hombre ━interrumpió ella con la consabida réplica, pero Tewkesbury siguió adelante.

━Y los líos en los que me meto son mucho menos viscerales ━menos viscerales que ese baile. Menos visceral que en lo que Enola se estaba metiendo, claramente. Menos visceral que a lo que ambos se habían enfrentado casi nada más conocerse el año anterior━ Ahora, vamos...

Comenzó a bailar de nuevo, girando y girando. "Uno, dos, tres. Uno, dos, tres".

━Mírame a los ojos ━pidió, haciendo que ella lo obedeciera al instante━ El ritmo siempre está ahí. Bailar es una confianza, es una unión. Por eso siempre me ha gustado, incluso cuando me daba clases mi tío. A ese hombre le gusta el pastel de cerdo y mostaza. Su aliento... ━sonrió al recordarlo, y al darse cuenta de que él y Enola bailaban como uno solo━ Gira, dos. Gira ahora ¿Lo sientes?

Se dio cuenta de que sí. Ella lo miraba, sus ojos marrones brillaban con una mirada que hizo que su corazón diera un vuelco.

━Puedo sentirlo ━dijo ella suavemente. Ahora estaban bailando de verdad. Era perfecto, a pesar del extraño entorno.

━Bien ━murmuró Tewkesbury, hipnotizado por la mirada de la castaña━ Bailas bien.

━Tal vez tenga un buen maestro. Aunque su aliento tiene menos mostaza de la que yo esperaba.

Los dos sonrieron y rieron, atrapados en la magia del vals, cada vez más cerca el uno del otro, hasta que Tewkesbury finalmente la atrajo hacia sí... sólo para ser interrumpidos por unos fuertes y persistentes golpes en la puerta, seguidos de la voz de una mujer que proclamaba una situación urgente.

Tewkesbury sabía que no podía encontrarse en el baño con Enola, aunque a ésta no le importara. Aquello sería un escándalo.

━Debería irme ━dijo rápidamente, mirando a su alrededor y divisando la pila de carnés de baile cerca de la ventana━ Necesitarás un carné de baile.

Estiró su mano para atrapar uno y se lo entregó a Enola, quien parecía preocupada.

━Pero no sé lo suficiente ━dijo. El joven tan solo sonrió, habiendo visto un abanico femenino sobre la mesita del tocador e, impulsivamente, lo llevó a su pecho en un movimiento agraciado que, ella pudo suponer, debía significar algo.

━¿Qué quiere decir eso? ━cuestionó desconcertada y molesta ¡¿Cómo se atrevía a dejarla sin respuestas?!

Pero ya no les quedaba tiempo, y él sabía que no era el momento adecuado para esa conversación.

Así que sin más, saliendo por la ventana, murmuró crípticamente:

━Ya aprenderás.

De regreso al gran salón, el joven marqués intuyó que ninguno de los invitados parecía haber notado su ausencia, pues todos continuaban charlando y cotilleando entre unos y otros, justo como mismo estaban antes de que Enola lo encontrara.

Sin embargo, poco sabía el chico que alguien lo había visto antes de meterse en el baño de señoritas con la hermana menor de Sherlock Holmes, y ese alguien lo siguió hasta la mesa de bocadillos, propinándole un pellizco en el brazo que lo hizo quejarse en alto.

━¿Qué es lo que... ¡Auch!

━Francamente Tewky ━Rosaline lo fulminaba con una mirada reprobatoria, casi tan roja como una manzana━ ¡¿El cuarto de baño?! ¿Y sin carabina? ¡Cualquiera podría haberlos sorprendido!

El joven lord tragó grueso, sobándose aún el brazo con una mueca dolorida.

━¿Y tú cómo sabes eso?

━Tengo vista de buitre, jovencito. Mis ojos están en todos lados ━bufó━ Qué par de adolescentes tan imprudentes. Si alguien llegó a verlos, si solo... aishh ¿No podrías haber pensado en otro sitio para resolver sus... ejem, lo que sea que hayan discutido?

━No fui yo el de la idea. Enola apareció de la nada y me arrastró con ella para que le diera... ━paró en seco━ Ejem... clases de danza.

La castaña abrió los ojos como platos, tratando de que su mente no recayera en los peores escenarios... o los menos éticos.

━¿Acaso esa frase tiene doble sentido?

Ahora el horrorizado con aquella pregunta fue Tewkesbury:

━¡Claro que no, Rosaline! ¡Es cierto!

━Bueno, viniendo de ti ciertamente sería raro, pero de ella me espero cualquier cosa ━murmuró la joven institutriz, a la vez que escaneaba los alrededores con la vista para asegurarse de que nadie los estuviera escuchando━ ¿Pasó algo más que no me haz dicho?

Con un ligero movimiento de hombros para acomodarse el frac, el marqués copió sus mismas acciones y respondió casi en un susurro.

━Si no te molesta, preferiría no hablar sobre ello.

━Me molesta sí ━insistió Rosaline, sin esperar la respuesta afilada que vendría a continuación.

━Querida prima, yo no recuerdo haberte pedido una explicación cuando regresaste de Baker Street la otra tarde. Y puedo deducir que tu también te encontrabas en un espacio cerrado, con un hombre soltero, arriesgando tu imagen ante la sociedad. Así que me atrevo a decir que ambos estamos parejos.

Era imposible no sentirse acorralada ante tal argumento, especialmente porque ambos sabían que era cierto y estaban de acuerdo en que contaban con las armas suficientes para enfrentar al otro cuando hiciera falta. Rosaline pensó que, de haber tenido un hermano, no habría sido tan parecido a ella como Tewkesbury. Al final del día, los dos siempre se dejarían llevar por el desastre que era su debilidad por los hermanos Holmes.

━Eso ha sido jugar sucio ━ella lo acusó con un dedo en alto, lo que provocó la risa de su pariente.

━Encárgate de tus problemas, querida prima. Que yo soy perfectamente capaz de lidiar con los míos.

¡Vaya que a ese jovencito le faltaban lecciones de moral! Aunque no es como si ella fuese la mejor persona para estar hablando del tema. Pero tal vez, y sólo tal vez, tenía que darle algo de razón, pues le quedaba claro que Tewky era un chico astuto que sabía bien cómo evadir los problemas, aunque no mucho cuando uno de estos se trataba de Enola Holmes.

Al final, la ahora vizcondeza tuvo que tragarse su preocupación (o su ansiedad debido a la negación del chisme), volver a deslizarse por entre el resto de los invitados con cuidado de no ser vista por ninguna de las ancianas del Club del Té de la señora Lyon, y tratar de huir hacia el tocador con un plato de aperitivos en mano para encerrarse ahí por el resto de la noche. Con suerte Edward no la encontraría para el último vals, ni para la próxima temporada social.

Sin embargo, era una lástima que Dios no pudiese escuchar ninguna de sus plegarias.

━¡Lady Tewkesbury! ━la llamó la señora McIntyre, quien sobresalía entre un grupo de mujeres de igual o mayor edad. Todas con los ojos brillantes, expresiones juzgonas y hambrientas de una próxima víctima.

Y Rosaline era su plato fuerte de la noche.

━Demonios... ━rezongó al darse cuenta de que no tenía ninguna salida o excusa viable para librarse de tal martirio, así que hizo uso de su mejor sonrisa y se encaminó hacia el círculo de arpías a esperas de salir viva de su interrogatorio.

El resto de la noche transcurrió así, con ella siendo la nueva muñeca de la amplia juguetería, la que todas querían acaparar, recibiendo halagos sobre su aspecto, preguntas sobre su próxima boda, los preparativos de los que aún no sabía nada, sin darle siquiera oportunidad de escapar para chequear dónde rayos se había metido Enola, o sus primas, ni tampoco oportunidad de volver a tener una animada conversación con la agradable Lady Cicely.

Tanto fue el peso de su título, que por un vago instante se vio a sí misma deseando jamás haberlo descubierto. Porque la riqueza y la nobleza eran dos cosas que se veían muy lindas de lejos, pero una vez que se formaba parte de sus esferas, aquellos placeres que antes nos parecían maravillosos terminaban siendo un suplicio.

Oh, si tan solo las cosas hubiesen sido distintas. Si tan solo hubiera decidido regresar antes a Londres, antes de Plumfield, antes de conocer a Edward, antes de dejarse llevar por sus tontos impulsos y volverse la prometida de un hombre sofisticado.

━Vais a tener que disculparme... ━se excusó muy educadamente de la conversación de la señora Higgins sobre sus catorce embarazos, y con una sonrisa de disculpas se precipitó de vuelta hacia el salón con intención de encontrar a Edward. Necesitaba convencerlo de irse temprano a casa, y así, poder tener una conversación seria, sin la presión de todas esas personas revoloteando alrededor.

Afortunadamente, lo encontró a pocos metros del piano, pero antes de poder ir hacia él su atención se vio siendo robada por la imagen de Enola intercambiando palabras con William Lyon, quien lucía bastante incómodo con lo que sea que ella estuviese diciéndole. Acto seguido, le pasó su carnet de baile y él escribió su nombre en él sin protestar.

Esto hizo que el ceño de la institutriz se frunciera en confusión ¿Para qué querría Enola Holmes tener un vals con el hijo del fabricante de fósforos?

Definitivamente esa noche no podría traer más sorpresas.

━¿Qué buscas, querida?

Rosaline se volteó hacia su prometido, dándole una mirada tranquilizadora para hacerle creer que todo marchaba de forma normal. Aunque por dentro la espina de la curiosidad empezaba a pincharla y solo sabía Dios si podría seguirla conteniendo por el resto de la noche.

━Nada ━respondió cortante, desviando su interés hacia otros asuntos que aún tenían pendientes━ Volviendo al tema que dejamos antes, Eddie... sobre el compromiso de Tewkesbury y Daisy.

Antes de que el castaño tuviera tiempo siquiera para inventarse una mentira piadosa, la voz de uno de los presentadores anunció el comienzo del último vals de la noche, invitando a todas las parejas a pasar al centro del salón. Al estar comprometidos, Rosaline y Edward debían compartir esta pieza al menos, ya que en todas las anteriores se vieron siendo interrumpidos por la invitación de otras personas, las cuales les fueron imposibles de rechazar.

Con ojo reparador, la joven institutriz se deslizó hacia el círculo de parejas donde colocó una mano sobre el hombro del castaño. Fijándose además que, en efecto, Enola se encontraba siendo guiada por William Lyon. Una pareja inusual en una situación inusual. Pero ellos no eran los únicos, puesto que le resultó igual de extraño que la acompañante de baile de su primo se tratara de nada más y nada menos que Lady Cicely. La chica agradable que había conocido esa noche y la cual se mostró notablemente interesada cuando mencionó cual era su verdadero apellido.

El entrecejo de Rosaline se frunció por onceava vez esa noche. Eran todos cabos sueltos cada vez más más difíciles de zafar, pero mientras ella continuara tras la sombra de su familia, no le sería posible jalar de ninguno ellos a menos que lograra escabullirse en algún momento. Lo cual iba a ser difícil con Edward no perdiéndola de vista en ningún momento.

►Pronto el sonido de los violines comenzó a elevarse, interrumpiendo la paz en la que antes se habían sumido dentro de aquellas paredes, y todos en el salón se movieron con una sintonía perfecta

━Tu primo es un reformista ¿No es así?

Ella elevó la vista de sus pies para posarla en el rostro de Eddie. Había asumido que buscaría cualquier excusa para no tener que volver a tocar el tema, pero su voz se escuchó firmemente seria al hablar.

━Lo es ¿Qué tiene eso de malo?

━Muchos actualmente siguen sin estar totalmente de acuerdo con los cambios que trajo la reforma, especialmente los propios funcionarios del gobierno ━él liberó su cintura un momento para hacerla girar, atrayéndola de regreso segundos después━ Lo cual quiere decir que, si en algún momento la Cámara de los Lores llegara temblar, Tewkesbury caería con ellos.

¿Caer? ¿De qué estaba hablando?

━No creo que eso...

━Además, no veo a Tewkesbury muy entusiasmado con la idea de casarse o cortejar a Daisy ━la interrumpió, chasqueando la lengua━ Tal vez estabas equivocada en cuanto a él. El matrimonio no es algo que busque por el momento.

Tenía el tema muy bien estudiado por lo que podía notar, tanto que no dudó en mostrar su abierto rechazo por la idea del compromiso a través de la expresión indiferente que le dirigió luego de mencionar a su primo, lo que hizo que las facciones se Rosaline se endurecieron tanto que creyó que el brillo incendiario de sus pupilas podía demostrar a la perfección su molestia.

━Hablas de las chicas como si ya tuvieras todo su futuro planeado. Olvidas que soy yo quien posee la custodial legal sobre ellas ━la danza los hizo separarse, pero cuando llegó el momento de volver a sus posiciones de inicio, Edward tiró de su mano con fuerza.

━Sin ofender, amor, pero esa la tiene Gustav. Solo que tú te haz hecho cargo en aras de su ignorancia. Pero una vez estemos casados... ━aclaró, asegurándose de estarla mirando con fijeza al decirlo━ Yo me haré cargo.

Otro giro.

Rosaline sintió que su estómago se apretaba y el mareo la atacó por sorpresa. A su alrededor las personas se deslizaban con gracia, como una bandada de aves exóticas. Las faldas de los vestidos de las damas eran pesadas, y chocaban unas con otras, enviándola de aquí para allá en los brazos de un hombre que en un principio creyó que sería su salvador, pero que pronto pasaría a ser su carcelero, tanto si lo quisiera como si no.

Intentó apartar la cara hacia otro lado, buscando que los sentimientos negativos que burbujearon en su estómago desaparecieran.. pero no. Seguían ahí y presionaban su interior más que nunca como si quisieran dejarlo vacío.

En un segundo vio a Enola bailar con el chico Lyon a solo unos pasos, y al siguiente ya había desaparecido como por arte de magia.

El techo dio vueltas y vueltas, y ella también las dio, superada por la agonía que florecía en su persona, la que la hacía querer gritar de frustración y salir corriendo delante de toda esa gente hasta acabar en las calles del East End, ahogada en el río Támesis con una corona de flores en su cuello como la pobre e inocente doncella Ofelia.

No podía someter su vida a una injusticia así, vivir para servir incluso cuando la rodeaban los lujos, sin mayor derecho que el de respirar, y solo si su marido así lo deseaba.

Algo dentro de su pecho se rompió entonces. Demonios ¿Qué había hecho con su vida?

Pensó que no importaba cuan rica podía terminar siendo, pues al menos como una don nadie se permitiría ser ella misma. Los bienes materiales no definían el tipo de persona que era, tampoco su dinero, y como mismo había dicho Violet días atrás: No importaba en lo más mínimo la riqueza, si estaba rodeada de personas que la hacían sentir como el ser más afortunado del mundo. Y ella no cambiaría una sola noche bajo el cielo estrellado de Ferndell Hall por toda una vida llena de bailes, luces y pasteles en Londres. No cambiaría los sabios consejos de Eudoria Vernet Holmes, ni un abrazo de la señora Lane, ni las travesuras de Enola. Tampoco las risas de sus primas cuando jugaban juntas en el lago, los paseos en solitario por el East End o las charlas de Tewkesbury sobre botánica que se extendían hasta largas horas de la noche. Pero sobretodo, y eso fue algo que debió haber sabido desde hacía mucho tiempo, solo que no se veía con el valor de asumirlo...

Rosaline no cambiaría ni una sola cosa de la personalidad cambiante de Sherlock Holmes, ni siquiera por todos los lores de Inglaterra.

Y se estaba dando cuenta ahora ¡Vaya retrasada que era! Kath se lo había dicho aquel día en el muelle. Esa no era su vida, o al menos no la que quería para sí misma ¿Para qué seguirse engañando con la creencia de que podría ser feliz con el tiempo? ¿Para ayudar a los suyos? Daisy y Violet entenderían con el tiempo de que no podía sacrificar su felicidad de esa forma. Si lo que querían era verla bien, entonces era mejor detener aquella carreta antes de precipitarse al vacío sin posibilidad de retorno.

Aquellos pensamientos hicieron círculos en su cabeza hasta que sintió a alguien empujarla por la espalda, y los brazos protectores de Edward apartándola del camino por donde una horda de policías de Scotland Yard pasaban.

━¿Inspector Lestrade? ━cuestionó al reconocer un rostro familiar entre ellos, casi al mismo tiempo en el que los cuchicheos y murmullos de los invitados empezaban a llenar los rincones.

Rosaline hizo el amago de seguirlos, pero una multitud de invitados le bloqueó el paso al igual que un muro de piedra, apenas permitiéndole ver a dónde se dirigían y despertando su curiosidad por saber cuál sería el motivo de su presencia en el baile ¿Habrían encontrado estos al asesino que Enola perseguía?

━¡¿A qué se debe este alboroto?! ━Henry Lyon estaba en descontento, contrariado por aquella irrupción que sin duda alguna a la mañana siguiente aparecería en los titulares del Daily Telegraph.

Entre el gentío, la apellidada Tewkesbury descubrió el rostro asustadizo de Lady Cicely tratando de abrirse paso hacia el frente. Probablemente buscando la manera de salir de aquella prisión de cuerpos donde se había metido.

Próximo acto, consistió en ver a los agentes de policía salir de una habitación con Enola arrestada.

Automáticamente los engranajes de su cabeza chirriaron, dejándola en un estado momentáneo de shock, llenándose de una cálida preocupación que no había vuelto a sentir desde su huida, y su cuerpo reaccionó incluso antes que su cerebro.

━¡Esperen! ¿A dónde la llevan? ━tuvo que apartar a todas las personas que tenía delante para llegar hasta ella, con tal brusquedad que probablemente algunos de los broches de su vestido terminaron cayéndose en el proceso. Pero cuando quiso exigirles una explicación para llevar a cabo tal injusticia, la expresión de Lestrade la hizo detenerse en seco.

━Le ruego no intervenga, mi señora ━murmuró, en un tono que más que advertirle, le suplicaba que se echara para atrás. A ninguno de los dos le convenía hacer de ese escándalo más grande.

Inquieta, la mirada de Rosaline buscó la de Enola, pero esta la ignoró, siendo arrastrada hacia la salida por los policías.

Con solo observar como se la llevaban quería gritar de frustración. Deseaba ayudarla desesperadamente, liberarla, rescatarla, hacer algo..., pero ¿qué?

Sintió la presencia de Tewkesbury llegar a su lado, casi tan agitado y desesperado como ella. Era obvio que estaba preocupado, por supuesto. Ver a la chica de sus sueños marchar como una rana esposada a través de la compañía reunida era un shock, además del shock de Lestrade arrestándola por asesinato.

━Rosaline ¿Haz visto lo que...?

━Sí, he visto y sé que debe haber alguna equivocación ━espetó, volteándose hacia donde se encontraba su prometido━ Edward necesito que lleves a las niñas a casa.

El castaño se mostró perdido ante su petición:

━¿Qué dices? ¿Y tú a dónde vas?

━A resolver un problema.

━¿No es esa la chica a la que enseñabas? ━cuestionó Daisy.

━¿Por qué se la llevaron esposada? ━le siguió su hermana, y a esas alturas Rosaline ya sentía que su cerebro reventaría en cualquier instante.

━Tewkesbury los acompañará. Yo debo irme.

━Rosaline, espera. ━Edward la detuvo, agarrando su muñeca antes de que pudiera dar otro paso━ Por favor, no te involucres a tí misma en esta locura. Vayamos a casa, la policía se hará cargo...

Ella negó rotundamente, sin darle tiempo a continuar.

━Si mi estudiante está metida en este lío debo ser yo quien la ayude a salir.

━¿Por qué?

━Porque sé que nadie más lo hará ━espetó, quizás con más fuerza de la que se merecía, pero tanto él como sus primas estaban empezando a sacarla de quicio en una situación para la que necesitaba moverse rápidamente.

De un solo tirón, arrancó su amoratado brazo del poder de su futuro señor y, bajo la expresión de desconcierto que le dedicó su familia mientras la veían marchar (todos a excepción de Tewkesbury), la castaña salió de la gran casa hacia el paisaje nocturno de la ciudad de Londres. Donde el viento la recibió con un abrazo demoledor, despeinando su tocado al punto de que la peineta que sujetaba su abundante melena desapareció en algún rincón entre las escaleras y los adoquines.

━¡Cochero! ━alzó una mano para detener el siguiente cabriolé que transitaba por las calles a esas horas, provocando que el despistado hombre tirara de las riendas bruscamente para parar en seco.

Sin avergonzarse ni un poquito por lucir como un desastre total, con los hombros al aire y los bucles color chocolate regados por la espalda, Rosaline le indicó su próximo destino y golpeó el techo del vehículo para indicarle que podía ponerse en marcha.

Por el camino, su corazón no pareció hayar paz a pesar de encontrarse muy cómodamente sentada. La inquietud la estaba agobiando, al punto de que toda ella se encontraba temblando como una hoja, aunque esto también podría deberse a que había olvidado su abrigo en la fiesta. Pero a esas horas no podía pensar en nada, ni en el frío infernal que llenaba las calles o el problema que le esperaría en casa cuando decidiera regresar. Todo lo que importaba era conseguir ayuda, sí, ayuda para sacar a Enola del aprieto en el que se había metido.

Pasó al menos media hora antes de la dos de la madrugada para arrivar en Baker Street. Todas las luces de las residencias del vecindario yacían apagadas, las ventanas a oscuras.

Todas a excepción de una.

Rosaline dio gracias al cielo de que fuera así. De lo contrario, se habría puesto a golpear la puerta del 221B como una desquiciada hasta que alguien la recibiera, que ciertamente, ese era el aspecto que debió tener cuando Sherlock abrió la puerta y la encontró en el pasillo.

Su pecho subía y bajaba con violencia, el cabello ya hecho un nido de pájaros y el vestido azul se le había enfangado en los bordes, pero toda ella era una visión. Sherlock pensó que la falta de sueño ya había comenzado a pasarle factura haciéndole soñar despierto, porque ella no podía estar realmente ahí ¿Habrían escuchado las estrellas sus plegarias? ¿De verdad estaba tan exhausto que se había puesto a considerar el hecho de que existiera una fuerza superior que la hubiese traído de vuelta a él?

La castaña dejó escapar todo el aire que traía atorado en el pecho a causa del ajustado corsé, preguntándose qué bicho le había picado a aquel hombre que no paraba de observarla como si fuese un ángel (el ángel más despelucado del cielo) en lugar de preguntarse qué rayos hacía en el umbral de su casa a esa hora y en tales fachas.

Finalmente, tras unos segundos de estupefacción, Sherlock pareció reaccionar.

━¿Rosaline? ¿Qué estás...

━¡A tu hermana se la llevaron los de Scotland Yard! ━gritó, ya vencida por la impaciencia y la fatiga━ ¡La están acusando de asesinato!

Y tras decir esto, se desvaneció en sus brazos inconsciente.

Emmm... holis.

Me disculpo con todos ustedes por haber demorado tanto en actualizar. Sé lo mucho que les gusta esta historia y me lo han hecho saber en varios de sus comentarios recientemente, los cuales me han alegrado estos últimos días donde he estado atravesando por situaciones difíciles, inseguridades, y demás.

He llegado a perder la inspiración para escribir en varias ocasiones, y fue debido a eso que decidí no volver a escribir Rosaline hasta que la inspiración volviera. No quería darles un capítulo mediocre, aunque este no me convence del todo porque, ya les dije, me encuentro un tanto deprimida.

Sin embargo, hace poco volví a hablar con mi amiga Luxenamorningstar y ella, con sus lindas palabras y apoyo incondicional, logró convencerme para culminar este capítulo. 💜🌌

Me gustaría saber qué les pareció si es posible. Saber si aún están emocionados por saber qué pasará en el siguiente y como acabará todo para nuestra protagonista próximamente. Pero sobretodo me gustaría leer teorías 🤗.

Also, gracias a los que nominaron y continuaron votando por esta historia en la categoría Fanfic de Enola Holmes de los Premios Era 💗

Un beso a todos,

Debbie 🌷

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