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06 | No fui yo quien se alejó primero

CAPÍTULO SEIS
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No he sido yo quien ha roto tu corazón, te lo has roto tú misma, y al hacerlo has destrozado, de paso, el mío

Emily Brönte |Cumbres borrascosas










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ESTO que me cuentas es realmente espantoso.

Rosaline alargó su mirada desde el ventanal del tocador. Su primo, el joven vizconde Tewkesbury, parecía realmente abrumado después de haberla escuchado hablar por los últimos diez minutos. Con la manía de fruncir el entrecejo notablemente cuando algo lo preocupaba o lo inquietaba, daba la impresión de que sus facciones se volvían más adultas a la hora de analizar cuidadosamente cualquier tipo de información. Que era lo que se encontraba haciendo luego de que ella le contara todo lo visto la tarde anterior en los vecindarios cercanos al río Támesis.

Ciertamente, no era ignorante del nivel de vida de los pobres, pues desde muy pequeño su familia se encargaba de apoyar en las campañas caritativas y hacer donaciones generosas, seguros de que las iglesias del Este sabrían como repartirlas bien entre las personas con menos recursos. Sin embargo, nunca se había puesto a pensar de lleno en ello hasta que lo vivió en carne propia durante el año anterior, cuando escapó de Basilwether Hall. Los pocos días que había estado viviendo, transitando y trabajando en los barrios bajos de Londres fueron una experiencia no grata, pero sí necesaria para entender a la sociedad en muchos aspectos.

Siempre habría dos clases distintas de personas: los egoístas y los miserables. Los egoístas que no ven más allá de sus propios placeres, y los miserables que se arrastran por sobrevivir un día más en el mundo en el que viven. Desgraciadamente, Tewky sabía que existían más miserables con corazones corrompidos por la oscuridad que otra cosa, y luego de esto podía esperarse todo el horror. La desesperación encerrada entre las endebles paredes de sus almas daba cabida al vicio y al crimen... aprovechándose de la inocencia de los más débiles para forzarlos a la ignominia.

Su prima, de pie a pocos metros de donde se encontraba sentado, apartó la vista hacia el paisaje de la ciudad.

━Lo es incluso más cuando lo tienes de frente. Pero esa es la realidad que muchos afrontan hoy en día, y ¿A quién vamos a culpar? A todo el mundo y a nadie. A los tiempos incompletos en que vivimos ━habló débilmente, presionando los labios en una fina línea. Afuera las peatones iban y venían con normalidad, personas que vivían sin preocupaciones, ignorantes al resto━... La vida, el sufrimiento, la soledad, el abandono, la pobreza, son campos de batalla que tienen sus propios héroes, Tewksbury, héroes oscuros, a veces más grandes que los ilustres.

El joven asintió con efusividad, aún pensativo.

━Las clases son esferas que están muy por fuera de mi alcance en estos momentos. Si emito una protesta contra ellas, estaría volteando mi espalda a la posición de los lores. No tendría nada que ofrecerles a cambio por su apoyo, es como un juego de monopolio bastante retorcido.

Rosaline asintió, comprensiva, pues en esos momentos no podían hacer mucho. Lo dos sabían que luchar contra las leyes de la sociedad en esos tiempos no era una tarea para nada fácil, incluso cuando se tenía dinero, porque todas las figuras influyentes tenían su propio límite.

Cuidadosamente, ella se acercó hasta colocar una mano en su hombro en señal de apoyo, palmeando con suavidad el material de su abrigo tras un suspiro.

━Sé que te esfuerzas, Tewky. Pero lastimosamente no puedes cargar con ese peso. Ninguno de los dos podemos... ━le dijo━ La sociedad es la culpable de no dar enseñanza gratis y ayudar a los desvalidos.

━Mi padre creía que siempre existe una solución para todo, pero supongo que no era una creencia tan acertada después de todo.

━Lo dudo. El mundo está cambiando, tengo fe de que las cosas mejorarán ━expresó con seguridad, aunque aquel era un tema en el que no siempre se podía tener certeza absoluta━ Mientras tanto, nosotros podemos ayudar poniendo nuestro propio granito de arena.

Observándola como lo hacía y conociéndola como se conocía a él mismo basándose en todas sus similitudes, el joven marqués ladeó un poco la cabeza, adivinando con anticipación lo que pensaba.

━¿Qué tienes en mente, Rosaline?

No hizo falta más para empujarla a revelar aquello que llevaba rondando por su cabeza desde mucho antes de retornar a Inglaterra, una petición que comenzó siendo solo una idea vaga y que luego pasó a transformarse en una estrategia. Rosaline se sintió nerviosa cuando tomó asiento justo delante de su primo, sujetando sus manos entre las suyas con insistencia.

━Hay algo que llevo pensando desde hace algún tiempo... ━murmuró, temerosa de si seguir en pie con aquella locura o solo limitarse a cumplir con lo que se esperaba de ella. Pero ¿Cuando en su vida había sido una mujer de carácter convencional?━ ... Por favor, ayúdame a convencer al tío Whimbrel de pasarte mi herencia.

Le tomó varios minutos asimilarlo, pero cuando finalmente cayó en cuenta de lo que le estaba pidiendo, la reacción de Tewkesbury fue como si acabara de darle un bofetón en la cara.

━¿Qué haz dicho?

A la joven institruiz no pareció sorprenderle mucho ver al chico tan alarmado, así que volvió a repetir lo antes dicho con voz más calmada.

Una vez le enseñaron que, en ocasiones, era necesario arriesgarse y romper ciertas reglas para cumplir con un propósito, y si podías hacerlo de manera engañosa y legal, resultaba incluso mejor.

━Si no me caso con Edward, entonces no habrá forma de que pueda usar ese dinero para los fines en los que quiero usarlo, e incluso si sí lo hago, tampoco sé si él me permitiría hacer tal cosa puesto que ese dinero pasaría a ser de su propiedad.

━Es una locura. Ese dinero es tuyo por derecho ━exclamó Tewkesbury enojado, recibiendo una negación por su parte.

━La sociedad en la que vivimos no lo cree así, Tewky ━los labios de la institutriz se curvaron en una mueca━ He decidido que cuando el dinero esté en tu poder, podemos transferirlo a una cuenta privada. En caso de necesitarlo, yo puedo dirigirme a tí. Nadie nunca sospecharía de un lord y eso mantendrá mi capital a salvo.

━Pero si hacemos eso, entonces ya no contarías con una dote ━argulló el chico━ Piénsalo bien, prima ¿En serio crees que Edward no sería capaz de ayudarte a cumplir tu propósito?

Ella se quedó mirándole por un momento. Observó la expresión preocupada y noble de su pequeño Lord que le advertía en más de un sentido que, de hacer eso que le proponía, muchas cosas podrían salir mal. Y Rosaline se vio a sí misma preguntándose si realmente estaba segura de lo que estaban haciendo.

━No lo sé ━respondió con total franqueza━ Siempre he pensado que tenemos cierto poder y potestad sobre las personas que amamos, pero tampoco me arriesgaré a perderlo todo por depositar mi fe en algo tan incierto como el amor.

Quería a Edward, pero sabía lo influenciable que podía ser a veces la sociedad sobre los hombres que buscaban escalar en ella, por tanto, si realmente la amaba como decía hacer, tendría que aceptarla como mismo la conoció en sus inicios: pobre y sin un penique más que el que su trabajo podía darle.

Ante el silencio vacío que se apoderó de sus voces, los ojos verde selva de Rosaline se elevaron hasta chocar con los del joven, suplicando en medio del vacío. Confiaba ciegamente en su primo, pero sabía que a ojos de su familia el cederle su herencia sería una locura, más era eso o nada. Aún había esperanza si él aceptaba

━Por favor, Tewky. Lo único que necesito es que me ayudes a convencerlo. Él tiene que entender.

Por un momento llegó a creer que se negaría, que desistiría de aquel plan y trataría de convencerla para que entrara en razón, pero en medio de todas sus dudas había algo que Rosaline no acababa de entender, y era que él habría renunciado a todas sus etiquetas por tal de seguirla, incluso si ella le hubiera pedido que saltaran juntos de un puente.

━Todo sea por tí, prima ━sonrió el joven marqués, con cierto aire de complicidad y compañerismo que hizo que el corazón de la castaña se ablandara.

Vio los irises oscuros del niño que había conocido brillar como dos diamantes, aunque ya no fuese un niño lo que tenía delante, y eso la llenó de un orgullo indescriptible. Porque ese hombre era su primo, que se había convertido en un héroe para muchos y un reformista justo, y ella se consideraba a sí misma afortunada por contar con un chico tan maravilloso como compañero de crímenes.

Ambos se quedaron charlando por un rato más, mayormente sobre los últimos asuntos que se le permitía hablar sobre la Cámara de los Lores, los efectos de la reforma y los estragos que venía provocando el Movimiento Sufragista; cuando la presencia de Daisy Barnum los interrumpió al aparecer por la puerta de su habitación.

━Buenos días ━saludó radiante a los dos, para luego dirigirse solo a Tewkesbury━ Espero no haberlo hecho esperar mucho, mi lord

━En lo absoluto, señorita Daisy. Su prima y yo solo estábamos discutiendo sobre algunos asuntos familiares.

━Pero ya hemos acabado ¿No? ━saltó la aludida, arreglándose el abrigo de lana━ Los dejaré a los dos para que puedan iniciar con su paseo. Daisy querida ¿Sabes donde está tu hermana?

━Arriba. Sigue dormida.

Ella asintió:

━Creo que voy a tener que darle el de pie. Edward llegará en cualquier momento para desayunar con nosotras y ella aún no está ni remotamente presentable ━rió, para seguidamente emprender camino hacia las habitaciones━ Cuídala bien, Tewkesbury.

El chico le aseguró que así lo haría, mientras Daisy se frotaba las manos y agachaba la cabeza avergonzada.

Esa mañana se había arreglado con esmero, con el pelo rojizo recogido y básicamente oculto bajo un sombrero formidable. Llevaba un vestido de día azul hecho a medida con el mejor hilo, pero discreto, sencillo como todos los que las jóvenes damas aún no presentadas en sociedad usaban.

━¿Nos vamos? ━Tewky le ofreció su brazo muy educamente para que se sostuviera de él, y la joven, colorada como una rosa, lo aceptó con tímidez.

En medio de su paseo, Tewkesbury se dio cuenta de que Daisy no era una mala compañía en cuanto a conversaciones se trataba, salvo porque sus charlas parecían dirigirse mucho a los temas típicos que tocaría una joven entrenada para convertirse en esposa. Desde la confección de aburridos bordados a menciones de familias famosas de las que él (si le preguntaban) no sabía ni lo más mínimo.

No quería menospreciarla, porque lo cierto es que la jovencita parecía ser muy culta y agraciada, además de hermosa. Sin embargo, era fiel seguidora de las costumbres tradicionales porque la habían criado toda su vida para ser desposada en cuanto llegara a la mayoría de edad, comportándose como una joven sumisa y complaciente, rasgos que ni siquiera las enseñanzas de su querida prima podrían cambiar jamás. Era por eso y por muchas otras razones que Tewkesbury no podía hayar interés en ella. O tal vez, se debía a que categórica y emocionalmente no tenía ojos para otra que no fuera la misma chica que llevaba ignorándole desde hacía meses, y quien era, además, la única con voluntad indomable que hubiese conocido en su vida, y por tanto, tan especial como una dalia entre ranúnculos.

Pero Tewkesbury se obligaba a no pensar mucho en ella, porque tratar de descifrar el misterio que era Enola Holmes resultaba tan desesperante como llamativo. Le revolvía la cabeza en un verdadero lío, y resultaba de muy mal talante pensar en una mujer cuando se compartía un paseo con otra.

━Asi que... Rosaline me confesó que eres cantante.

Daisy apartó su ojos del estanque que conformaba el centro del St James's Park, donde había estado observando a un anciano alimentar a los gansos con hogazas de pan.

━¡Oh, no es para tanto! Siempre me ha gustado tocar el piano desde que que era muy pequeña, pero no fue hasta que nos mudamos a Plumfield que realmente comencé a interesarme por la música. Edward fue quien insistió en pagar las clases de canto cuando descubrió que tenía buena voz, según él, tengo un muy buen soprano.

━Eso es maravilloso ━exclamó━ Dime ¿Es algo a lo que aspiras?

━¿Aspiro? ━el entrecejo de la joven se frunció ligeramente mientras ambos avanzaban lentamente por la vereda.

━Me refiero a una carrera de música. Asistir a la Universidad de las Artes.

━Pues... no lo sé. Supongo que podría seguir de manera recreativa si mi futuro marido quisiera.

En ese instante, el pelinegro sintió verdadera lástima por la muchacha, pues era consciente de que no todas las personas compartían los mismos ideales, pero reprimirse por la simple creencia de que para ella existían límites era una gran pérdida. Sobretodo contando con el talento que Daisy poseía.

━¿Sabe algo, señorita Barnum? Hace tiempo me percaté de que mi vida no tiene que ser una réplica exacta de la de mis padres. El matrimonio es maravilloso, si te casas por amor. Pero definitivamente me gustaría hacer algo más antes de dedicarme por completo a crear una familia y mantener una casa ¿Acaso no tiene usted también ambiciones?

Observándolo con ojos abiertos y reparadores, la pelirroja hizo una mueca con los labios.

━Pues yo...

La verdad es que no lo había considerado, pues las oportunidades así escaseaban para las personas como ella, para las mujeres en general. Pero escuchar al marqués hablar tan abiertamente sobre ello, de una forma tan deliberada, la hacía dudar sobre lo que deseaba hacer con su vida. Cuestionándose sobre sí era su deseo realmente el formar una familia, o solo la influencia de todo lo que le habían impuesto desde muy niña.

Ambos permanecieron callados mientras avanzaban, incómodos por el perpetuo silencio que parecía extenderse con cada segundo, solo hasta que el joven marqués empezó a escuchar una serie de parloteos que parecían acalorarse a medida que se iba acercando a la dama que, enojada, se encontraba sentada en una banca, hablando sola con la boca llena de algún tipo de postre, al tiempo que gesticulaba con sus brazos tan bruscamente que podría golpear a cualquiera que se atreviere a pasar cerca.

━¿Enola? ━preguntó, casi sin aliento.

La castaña se quedó paralizada, como si el mundo acabara de detenerse en seco y ella se quedara en blanco. O al menos eso le pareció a Tewkesbury cuando la vio voltearse lentamente, su cara siendo un poema literal. Tuvo que atragantarse con el pedazo de pastel de Dundee.

De todos los escenarios en los que se podía presentar ese ansiado reencuentro ¿En serio debía suceder con ella vestida al igual que una anciana solterona y con un aliento que cantaba a diablos? ¡Sabía que debía haberse lavado la cara antes de salir de casa de Sherlock!

Pero aún luciendo como el desastre más grande de todos, Tewkesbury fácilmente podría haberse quedado observándola toda la tarde como un idiota.

━Eres tú ━susurró, asombrado.

━Y eres tú ━dijo la chica detective, tartamudeando como una tonta.

Ambos se quedaron tanto tiempo mirándose mutuamente que Daisy, a un costado, paseaba su vista del uno al otro con curiosidad.

━¿Cómo estás? ¿Estás bien? Pareces...

━Trabajo en un caso. Encubierta ━respondió rápidamente, abriendo los ojos como platos━ Aunque olvida que te dije eso.

Tewkesbury asintió. Resultaba una casualidad afortunada el verla allí después de tanto tiempo sin saber de ella. No había cambiado en lo más mínimo, lucía tan imponente como la primera vez que la vio en aquel compartimento de tren vestida como un chico, y aún en ese momento le pareció la cosa más interesante del mundo.

━Es muy curioso, podría jurar haberte visto aquí antes

━¿De verdad?.

━Bueno, este es el camino que tomo a la Cámara de los Lores.

━¿Sí? Qué encantador ━exclamó la castaña, haciéndose la desentendida━ Bueno, a veces desayuno aquí.

━Es decir, sí, es un lugar encantador. Conozco al jardinero. Hablamos de qué sembrar el próximo año. Unos bellos girasoles. El clavel Sweet William por su bello rojo...

Y ahí estaba de nuevo, su incontrolable verborrea sobre plantas como cada vez que se ponía nervioso. A Enola lo cierto es que no le interesaba en lo más mínimo la botánica, pero cuando él hablaba sobre esto con tanta pasión, fuera con ella u otra persona (de las disímiles veces en las que lo había acosado) su corazón latía descontrolado.

Pero por supuesto, estaba ese otro detalle...

━¡Oh! Qué descortés de mi parte ¿Si conoces a la señorita Daisy? ━preguntó el chico, sintiéndose repentinamente apenado por su falta━ Es la prima de Rosaline

Por supuesto.

Enola desvió su atención hacia la muchacha que iba colgada del brazo de su chico... ejem, perdón, su viejo amigo, y no pudo evitar sentirse destruida y celosa al mismo tiempo. Aquella joven era todo lo que ella nunca sería, una joya de mejillas sonrosadas, rostro encantador y formas muy femeninas. No le extrañaba que Tewkesbury la estuviera llevando del brazo, los caballeros que los veían pasar debían envidiarle así como las damas, pues hacían una pareja encantadora.

Ante ese pensamiento, algo en el interior de la joven detective se rompió. Tal vez solo su corazón.

━Tu eres la chica a la que Rosie enseñó mientras estuvo en Inglaterra. ━señaló Daisy con una sonrisa genuina━ Claro. Ella habla tanto sobre tí... ¿Elena, no?

━En realidad es Enola ━masculló entre dientes.

━Pido perdón entonces, ha sido error mío. Es que es un nombre tan poco peculiar.

A pesar de que intentó corresponder a su sonrisa, Enola no podía evitar que los subtítulos de todo lo que estaba sintiendo aparecieran por toda su cara, aunque la pelirroja no parecía muy consciente de ello. Así que dirigió su mirada de regreso al joven marqués, mordiéndose la lengua sin saber qué más decir.

━Leí todo lo que haces... ━empezó a decir con cierta melancolía. Tewkesbury solo atinó a sonreír, creyéndose que se refería a su trabajo.

━Pues, no es nada...

━En eventos sociales ━lo interrumpió━ Eres un soltero muy codiciado.

Enola nunca lo aceptaría en alto, pero leer todos esos artículos sobre él hacía que su estómago se revolviera con molestia.

Sin embargo, Tewkebsury todavía tenía esperanza de que ella lo viera como el hombre que era, y no como al niño que se veía en la necesidad de salvar.

━No creas todo lo que lees. A veces los medios exageran más de lo que informan ━murmuró.

━¡Pero si está en todos los diarios, lord Tewkesbury! La mayoría de las chicas solteras de Londres han de tenerlo siempre en la mira.

Y ciertamente los comentarios de Daisy no ayudaban en lo absoluto.

━Te escribí ━volvió a decirle━ Pero no respondiste.

Sus facciones se volvieron serias, quizá con algo de decepción destilando por la brillantez de sus pupilas. Enola no lo supo, pero le supo amargo tal comentario.

━Estaba ocupada. Comencé mi propio negocio. Un desafío perpetuo. Quizá no lo entiendas ━o quizá era ella siendo borde solo para alejarlo, así como hacía con todos los que intentaban acercársele.

━Enola, si necesitas ayuda...

━No ━lo cortó━ Te buscaré si mi problema se torna hortícola.

━Claro. Bueno, sabes dónde encontrarme si desaparece una flor... ¿Señorita Barnum? ━extendió su brazo hacia la pelirroja, quien parecía hacer la función de un florero en su lugar, pero que igualmente sonrió ante la invitación del joven lord. Acto seguido, este se volteó para despedirse de su vieja amiga━ Que disfrutes tu desayuno.

━Ha sido un placer, miss Holmes.

Con su corazón estrujado dentro del pecho y una sensación interna que hervía a grados inimaginables. Enola los observó marcharse con su cara enfurruñada por la molestia. Escuchó a Tewkesbury decir algo, y luego la risa graciosa de la señorita Daisy acompañándolo.

Al final, su mano terminó aplastando el pastel de Dundee hasta volverlo migajas.

━Hi sidi in plicir, mis Hilmis ━se burló entre refunfuños, y luego cayó de vuelta en la banca.

Exasperado hasta la médula por su más reciente caso, podría decirse que Sherlock Holmes estaba lejos de hallar solución al reguero de números y pistas sin sentido que se encontraban en la superficie de su mapa esbozado. Aquel ladrón de identidad desconocida era una persona realmente ingeniosa, puesto que no comprendía cómo se las arreglaba para trasladar esas grandes cantidades de dinero de una cuenta a otra y sin ser pillado.

El gobierno seguiría sufriendo pérdidas si este canalla continuaba sin ser encontrado, lo cual, al parecer, iba convirtiéndose en una misión cada vez más ardua.

Centrado de lleno en su tarea de pensar y analizar, cuando sintió que llamaban insistentemente a la puerta, el detective no pudo hacer otra cosa más que resoplar con molestia y maldecir mientras se acercaba a la misma para abrirla.

━Señora Hudson, ya dije que no me gusta que me interrumpa cuando estoy tra...

Pero no era la señora Hudson.

Un par de ojos verde primavera que creyó que no tendría oportunidad de ver nuevamente lo esperaban del otro lado, inquietos, tal vez más nerviosos y anhelantes en su brillo que en la expresión que le dedicaba.

►━Hola ━susurró Rosaline, tragando grueso al notar la intensidad de su mirada en medio del espacio que los separaba━ ¿Puedo pasar?

Sherlock no respondió ¿Cómo podría hacerlo después de todo? Su mente era una película que hacía función de motor, el cual, trabajando a una velocidad sorprendente, provocaba que sus latidos fuesen tan rápido que su pobre corazón podría haberse saltado de su pecho si esto no fuera humanamente imposible.

Sin pronunciar palabra, se hizo a un lado para dejarla pasar. Puesto que ni siquiera su estupefacción era suficiente para impedir que se comportara como el caballero que su madre había criado, y que por muy lastimado o enojado que pudiera sentirse, todavía le quedaba un ápice de eterno respeto hacia la mujer que tenía delante, la cual aceptó su invitación en silencio, y se adentró en el 221B sin ningún tipo de timidez.

Ella echó un vistazo alrededor detenidamente, y por su garganta emergió un melancólico suspiro al darse cuenta de que nada había cambiado. En su corazón, continuaba recordando aquel sitio como un viejo hogar, muy a pesar de que carecía del tipo de cuidados que una mujer le dedicaría: no habían cuadros ni cojines de encaje ni faldones de volantes en las sillas, y así, ad infinitum. Al parecer, esa siempre sería una parte de la asignatura decorativa en la que los solteros encontrarían dificultad. Pero ella, habiendo conocido tan pocos hogares en su vida, le hallaba cierta hermosura.

Mientras esto sucedía, los ojos de Sherlock no pudieron abandonarla ni por un segundo. Llevaba puesto un vestido largo de tres telas: corpiño y cola de tafetán azules sobre una falda de terciopelo que se recogía para mostrar una enagua de seda gris plisada con elegancia. Aquel atuendo, y un relicario de cadena brillante, compensaban la palidez de su bello rostro, y hacían todavía más evidente el tipo de vida que llevaba ahora.

No iba a negarlo, la riqueza y el lujo le favorecían. Resultaba un verdadero placer el verla lucir aquellas telas que, si le preguntaban a él, no llegaban a opacar ni por asomo su belleza natural. De hecho, se atrevería a decir que era ella quien le estaba haciendo un favor a ese vestido. Pero, en medio de todos esos pensamientos, le fue inevitable no echar de menos a la chica descuidada que conoció en Ferndell Hall.

Ahora su expresión apenas contenía un poco de la luz que antes caracterizaba a Rosaline T. Barnum.

━¿Qué estás haciendo aquí, Rosaline? ━preguntó finalmente, cerrando la puerta tras de sí.

La castaña no se volteó para responder, sino que continuó abriéndose paso hacia el salón que, como esperaba, era un total desorden.

Muchos la juzgarían por aventurarse en la casa de un hombre soltero, más que eso, la juzgarían por el simple hecho de ser una dama con la osadía suficiente para salir a las calles desacompañada. Siendo así, alegarían que era todo culpa suya si llegaba a sufrir algún daño, un puñado de comentarios que todavía los caballeros ataviados con chisteras se dedicaban a decirle a la cara cuando la veían bajar sola de un carruaje. Pero ese tipo de tabúes eran unos que no formaban parte del vocabulario de una mujer sufragista como ella.

━Vine a visitarte, chequear como estás. Alguien debe preocuparse por hacerlo además de la pobre señora Hudson ━dijo con normalidad, girando sus pies hasta quedar de frente.

━Pierdes tu tiempo ━respondió Sherlock tras un pesado suspiro━ ¿Sabe ese prometido tuyo que estás aquí?

La vio retirarse la capa y el manguito, aunque no el sombrero: el sombrero y el cabello de una dama, una vez arreglados, no se separaban jamás.

━Edward fue con Violet a comprar nuevas acuarelas, tardarán un poco si contamos con que ella es muy selectiva con los colores. Así que aproveché mi soledad, la cual es siempre bienvenida, y decidí hacerte la visita.

━No tenías que hacerlo.

━Yo creo que sí ━sus labios se curvaron ligeramente, de una forma más amarga que feliz. Acto seguido, lo miró, y el tormentoso azul de sus ojos hizo que sus piernas temblaran━ Vi a la señora Hudson abajo. Se mostró feliz de volver a verme y, uhm... también me contó que haz estado de muy mal humor recientemente.

━Bueno, que yo recuerde, eso no debería sorprenderte viniendo en mí. Tú misma mejor que nadie tuviste que lidiar con la bestia por muchos días y sabes lo exasperante que puedo llegar a ser cuando me encuentro demasiado involucrado en un caso.

━Lo sé, y por eso me preocupo ━expresó en baja voz, casi en un susurro━ ¿Cómo haz estado realmente, Sherlock?

¿Que cómo había estado? Resultaba increíble que aún se atreviera a hacerle esa pregunta, cuya respuesta debía ser más que obvia dado al estado deplorable en que podía verlo.

Estaba mal, solo, lidiando con sus propios problemas y las emociones que no hacían más que azotarle el alma crudamente por todos los errores que continuaba cometiendo con cada paso que daba. El hecho de aceptarlo era, quizá, su único y verdadero consuelo.

Al verlo cerrar los ojos con pesar, superado por sus recientes tormentos como si todos sus muros acabaran de caer delante de ella, la institutriz fue y tomó sus manos entre las suyas con especial calidez. Sabía que de todas las personas que lo conocían, solo con ella era capaz de mostrarse así de vulnerable. Era la única que lo había visto en sus peores y lo había ayudado a afrontarlos como una guía, mostrándose paciente y comprensiva.

Tirando de él, lo llevó hasta un sillón donde ambos se sentaron en cada extremo, sin aún liberar sus manos, y cuando el detective volvió a separar sus párpados, el dolor de sus ojos pareció menguar al ver su rostro. Rosaline era como un bálsamo para su vista adolorida. Una visión celestial...

Su rosa sin espinas.

━La primera justicia del hombre es la conciencia... ━le dijo━ y tu, Sherlock, sabes que necesitas tanta ayuda como esas personas. Tienes un gran corazón, lo sé, por eso creo que no hay nada de malo en demostrarlo un poco.

━Lo dices como si me comportara como un ogro la mayor parte del tiempo.

━No está lejos de la verdad ━ella sonrió━ Pero noto que algo te aqueja ¿Me contarás qué es?

Una risa ocurrente hizo por abandonar los labios del detective, pero la reprimió. Esto no pasó por alto la atención de la joven.

━Ahora además de consejera, también eres bruja y adivina.

━Bueno, sé cuando hay algo que te molesta, Holmes ━ella tocó con un dedo el espacio entre sus dos cejas━ Frunces tanto el ceño que aún me sorprende que no te haya salido una arruga.

Al igual que cómplices, o viejos amigos que vuelven a encontrarse, ambos se miraron fijamente. Rosaline estaba sorprendida de lo bien que iban llevando esa charla, porque conociéndolos, resultaba extraño que aún no se hubiesen puesto a pelear.

━Es Enola ━contestó el ojiazul a su anterior pregunta━ Temo por ella... y a veces siento que se me escapa de las manos y es algo que no puedo controlar. Es demasiado independiente, testaruda como madre, no acepta ayuda incluso cuando se ve que la necesita...

━Es tu hermana, Sherlock. Me sorprende que aún no te des cuenta de lo parecida que es a tí.

━Pero no... yo no quiero eso ━negó━ No es mi deseo que ella termine así. Es joven, tiene tanto que experimentar todavía y seguramente eso no será posible si continúa reprimiendo sus emociones de la misma forma que yo lo hago. Antes no me pasaba por la cabeza siquiera pensar en ello, pero lo cierto es que luego de imaginar la idea de que puede acabar metida en un problema de los grandes, mi miedo hacia la posibilidad de que algo le ocurra no deja de atormentarme.

Sus palabras trajeron lágrimas a los ojos de la joven mujer porque, a pesar de la coraza de hierro que mostraba delante de todos, ella sabía que en el fondo aquel hombre era una buena persona. La genuina preocupación hacia el bienestar de su hermana pequeña era prueba suficiente, y la manera en la que se había desmoronado para hacérselo saber resultaba tan impresionante que la entristeció de sobremanera. Porque nadie podía imaginar al gran Sherlock Holmes en tal situación.

━Sé que a veces puede ser difícil, sobretodo lidiando con una voluntad tan indomable como la de la joven Enola. Pero lo cierto es que en la vida de nuestros pupilos, nosotros no somos más que meros espectadores ━ella habló detenidamente, acariciando cada palabra━ No podemos evitar que ellos mismos se golpeen de vez en cuando, porque eso forma parte del crecer como personas. Sin embargo, en lugar de querer limitarla podrías solo guiarla, ayudarla en este camino que se está creando por su cuenta. Enola siempre ha sido especial en muchas formas, pero a veces, solo necesita a personas que realmente crean en ella.

Sherlock repasó el contexto de su comentario con detenimiento, y supuso que tenía razón. Al final, ella conocía más a su hermana de lo que él lo hacía, había ayudado en su crianza, parte de su conocimiento en varias materias se lo debía a su institutriz, y si Rosaline le tenía fe, entonces ¿Por qué él no podía sentirse de la misma manera? Simplemente le era difícil aceptarlo.

━Preferiría no arriesgarme ━hizo saber, chasqueando la lengua━ Londres es una cantera llena de peligros, sobretodo para jovencitas como ella...

━Vas a tener que disculparme. Pero yo en tu lugar temería más por las personas que se atrevieran a dañarla que viceversa ¿Acaso pasas por alto que tu madre le enseñó bien como defenderse? ¡Esa chica es una fuerza de la naturaleza!

En otra ocasión él podría haberla escuchado y hasta haberle dado la razón, pero, golpeado por el repentino recuerdo de cuales eran sus roles ahora, el detective se puso en pie tan rápido como a sus pies le fue posible reaccionar.

━Como pensé. No creo que lo entiendas.

━No, la verdad es que no ━espetó la apellidada Barnum, empezando a perder la paciencia cuando lo vio alejarse de ella hacia el pizarrón━ No entiendo como aún no te enteras de que Enola no necesita nuestra ayuda, sabe lo que hace con su vida, y eso es algo de lo que me di cuenta hace tiempo.

━Hablo en serio cuando digo que esos problemas en los que puede verse involucrada acabarían con su reputación de las peores maneras, Rosaline. ━dijo, a medida que el volumen de su voz iba aumentando━ Enola no necesariamente debe probar su valor metiéndose de cabeza en un estanque de tiburones

━Pues resulta curioso viniendo de la persona que la incentivó a ello.

Él se pasó una mano por el rostro con frustración:

━Solo intento protegerla... cuidándola de sí misma.

━Eso sería un error terrible.

━Fuiste tu quien dijo que tanta soledad no es buena para nadie.

━Y lo mantengo, pero no por eso voy a ir en contra de sus sueños y su trabajo.

━¡A este paso se convertirá en un completo desastre! Y no he conocido a nadie que haya querido en su vida a un desastre andante.

━¡YO SÍ! ━gritó ella, alarmándolo con su repentino desacato, las mejillas ligeramente ruborizadas y la intensidad sacando chispas de fuego en sus ojos.

Él estaba tan equivocado sobre tantas cosas, y Rosaline supuso que su vista continuaba estando demasiado cegada como para notar las señales hasta que estas eran desperdigadas como polvo delante de su rostro.

Si hoy en día sufría, entonces todo era debido a su orgullo y su tozudez. No tenía a quien culpar más que a sí mismo.

━Te escribí ¿Por qué no respondiste mis cartas? ━le recriminó, sintiendo su boca secarse como una cáscara de almendra y con un tono que bien podía ser de protesta o de acusación━ Yo no fui quien se alejó primero... tú me hiciste hacerlo ¿Por qué? Si me extrañabas como profezas hacerlo ¿Por qué me dejaste ir?

Sherlock se quedó mudo por un instante, frunciendo el entrecejo con confusión.

━¿Tú como sabes eso?

Todo pareció detenerse en aquel momento, mientras Rosaline desviaba su vista hacia el jarrón de flores secas del mesón que aguardaban por ser sustituidas por un ramo que nunca llegó. Incluso el tictac del reloj cuco pareció interrumpirse, sumiéndo el ambiente en una calma total, un silencio absoluto.

━Las camelias rosas... en el mercado.

Bajo el efecto de su voz cristalina y resquebrajada por... por la incredulidad, él agachó su mirada hacia el suelo. No se atrevía a mirarla, pues se sentía avergonzado de que hubiese descubierto, sin filtros ni miramientos, el secreto que llevaba encerrando sus sentimientos los últimos meses. Sin poder evitar el pensamiento de que, si tan solo se hubiese atrevido a ser más valiente en lugar de comportarse como un verdadero cobarde, ella ahora no estaría a punto de contraer nupcias con otra persona.

De pronto, el ambiente fue cortado por los insistentes toques de alguien en la puerta, a lo que ambos intercambiaron miradas de inquietud. Quien quiera que fuese, sonaba bastante apresurado.

━¿Enola?

El detective escaneó la imagen de su hermana de la cabeza a los pies. Estaba llena de hollín, sin aire y lucía como si hubiese corrido una maratón hasta llegar ahí. Ya no llevaba el vestido de obrera con el que salió esa misma mañana, sino una muda completamente distinta de pantalones y camisa. Iba vestida colo un... chico.

━Discúlpenme si interrumpo vuestra interesante discusión, pero... ━la fémina tomó una honda bocanada de aire━ Me temo que estoy en un gran problema.

+50 votos y 5 comentarios para continuar.

...

Seré breve, pues quiero agradecer mucho a Diana2704 y Lucia010607, por su apoyo en los comentarios del capítulo anterior para incentivar a más lectores a votar y, también, por sus lindas palabras.

Yo, al igual que otros escritores de la plataforma, hemos estado formando esta iniciativa #WritersStrike de poner un mínimo de votos en cada capítulo para empujar a los lectores fantasmas a votar y, de esa forma, puedan entender que es algo que no les cuesta nada y que a nosotros nos da la motivación suficiente para seguir escribiendo.

Puesto que como ya dije anteriormente: Les cuesta menos dar en una estrella que a nosotros escribir el capítulo completo. 📔

Además, incluso si algunos no la consideran la más interesante o la más entretenida, yo en mi opinión creo que Rosaline es una buena historia. Pues me esfuerzo en cada capítulo por enviar un mensaje, por crear diálogos emocionantes y porque mi personaje evolucione como persona con sus altos y bajos.

Analizando todo esto, ya no es inseguridad lo que me causa la pérdida de lectores, sino enojo. Enojo de que actualmente se me considere tan poco a mí y a mi esfuerzo.

Por supuesto, no generalizo a todos, puesto que están esas personitas que continúan apoyándome en esta aventura, al igual que los nuevos que llegaron, que espero disfruten la historia tanto como yo disfruto escribiendo cada ocurrencia. 💐💙

Si tienen algo que opinar con respecto al capítulo, pueden dejármelo abajo en los comentarios 👇🏻

Saludos a todos los que aún me leen 👋🏻. Prometo que los próximos capítulos se volverán cada vez más emocionantes,

Debbie 🌷

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