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05 | Demasiada soledad no es buena

CAPÍTULO CINCO
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La excesiva vanidad, como la embriaguez, endurece el corazón, esclaviza la mente y pervierte los sentimientos.


Anne Brönte| Agnes Grey










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RECORDABA como si fuese ayer el día que la prefecta tomó las primeras medidas para su uniforme, justo un día después de que la sacaran casi a rastras de la gran casa del tío Barnum, en su minúscula habitación del Colegio de Señoritas Atwood. Le pusieron una cinta extraña alrededor de su cintura que picaba como el demonio, y luego la obligaron a estirar cada extremidad como si fuese una muñeca de trapo mientras hacían garabatos en el cuaderno del sastre. La señora March le había reprendido tanto ese día. Por cada queja se ganaba un tirón de orejas y por cada lágrima un golpe de su regla de madera.

Definitivamente el tipo de memorias que no le gustaba evocar.

Prefería quedarse con el recuerdo de las clases de geografía donde usaban el mapamundi, o cuando la superintendenta colocaba encima de su mesa el globo terráqueo y les pedía que se acercaran a ver ¡Oh! Y las lecciones de jardinería, esas habían sido sus favoritas. Gracias a las enseñanzas de su difunto padre, su planta siempre era la primera cuyos capullos florecían antes que los de las demás.

No obstante, la diversión de las clases no podía compararse con el trato que al que las sometían en aquel sitio. Al comportamiento que les querían imponer a base de castigos recios o fuertes reprimiendas.

Rosaline podía ver la misma actitud de la señora March nada más fijarse en la señora Harrison, quien con un trato no muy delicado agarró los brazos de Enola para extenderlos a ambos lados de su cuerpo, únicamente cubierto por su ropa interior del tamaño de un piyama de abuelita.

━Ponte derecha ━espetó con voz de mando, y Enola de mala gana obedeció━ Así está mejor.

Desde su lugar en el silloncito de madera junto al armario, Rosaline le hizo una seña a la menor para que aguantara otro poquito más, solo hasta que terminaran de tomarle las medidas. A lo que la joven correspondió con una mueca de exasperación.

No soportaba un segundo más siendo manoseada por aquella bruja insoportable.

━Cintura: 61 centímetros. Busto: 84 centímetros ━determinó la costurera, provocando que la anciana a su lado quedara inconforme.

━Muy pequeño.

━¡Está perfectamente bien! ━se quejó Enola ceñuda.

━Caderas: 89 centímetros.

━Qué decepcionante ━suspiró Miss Harrison━ Tendremos que usar un amplificador.

Ya harta, la hija de Eudoria se zarandeó bruscamente para que la mujer apartara las manos y aquella cosa molesta de su cintura.

━La cadera sirve para mover las piernas ¿Para qué amplificarla?

━Tienes una lengua muy ingeniosa ━apuntó la anciana━ Me pregunto quién te habrá enseñado eso.

━Mi institutriz lo hizo.

━¿Quien?

━Yo ━Rosaline alzó la mano lentamente, casi como si no quisiera llamar la atención, y justo cuando los mirada despectiva de la vieja se fijó en ella, tuco la impresión de que esta podría lanzarle un hechizo con solo mirarla.

━Oh ¿Ha estado aquí todo el tiempo? ━su tono de voz había sonado un poco agudo, a la vez que la analizaba de pies a cabeza como un escáner━ Veamos ¿No está algo... ancha para ser una educadora?

Aquel comentario hizo que la castaña reaccionara con incomodidad ¿Acaso acababa de llamarla gorda?

━¿Perdón? No veo como eso podría influir en...

━Y es muy joven.

━Todos me lo dicen.

━¿Sigue soltera?

━¿No lo está usted?

━Yo ya soy viuda.

━Pues en ese caso menos mal ¿No? ━respondió con una sonrisa bromista. Comentario que transformó la cara de indignación de Miss Harrison en una rosa de color rojo intenso.

━¡Pero qué barbaridades son esas! ━exclamó con los ojos muy abiertos, sintiéndose burlada en el instante que la risita silenciosa de su costurera se unió a la de ambas jóvenes━ Da igual. Creo que ya sé por qué la niña carece de buenos modales. Con tales influencias... ━tomó una honda respiración, tratando de calmarse━ Disfrutaré enderezarla.

━Pues yo no disfrutaré de ser prisionera de esa ropa espantosa. ━Enola se había bajado de la silla para encararla. Los mechones que se le escapaban de la media coleta estaban erizados, dando la impresión de ser un sol naciente cuando la luz de la ventana se reflejaba en ellos.

Rosaline tuvo el impulso de frotarse las manos e ir a aplastárselos, pero tenía la ligera impresión de que le había caído como una náusea a la anciana, así que prefirió mantenerse derecha y quedarse sentada.

━No te aprisionará. Te liberará. Te permitirá encajar en la sociedad y participar en sus muchos placeres. Llamar la atención, atraer. ━explicó la directora, gesticulando con sus manos graciosamente como si estuviera saludando a una congregación invisible━ En mi escuela de modales aprenderás a ser una señorita y harás muchas nuevas amigas.

━No necesito amigas. Yo misma me hago compañía ━escuchó decir a Enola, en un tono que empezaba a sacar de quicio a la mayor━ Y ciertamente no necesito ir a su ridícula escuela.

Eso fue suficiente.

En menos tiempo del que cualquiera dentro de aquellas cuatro paredes pudo procesar, la señora Harrison había alzado una mano y le cruzó la cara con una bofetada tan fuerte que la joven Holmes casi cae al suelo por el impacto.

Rosaline se levantó del sillón de golpe. Horrorizada.

El silencio dentro de la habitación se hizo absoluto. La señora Harrison era mucho más alta, más firme, mientras que Enola a su lado se veía tan pequeña y escuálida que terminó levantando el semblante estupefacta, sujetándose la mejilla magullada mientras sus ojos se cristalizaban por la rabia contenida.

Echó un último vistazo a las personas presentes en el cuarto, y luego salió corriendo por la puerta mientras gritaba el nombre de su hermano mayor.

Asustada por lo que la alteración de esa niña pudiera causar, la mayor hizo el ademán de seguirla, pero fu detenida rápidamente por la intromisión de la institutriz en su camino.

━Si se atreve a tocar un solo pelo de su cabeza otra vez, yo misma me aseguraré de que no vuelva a tocar nada en su vida, bruja. ━Rosaline nunca se había escuchado tan amenazante, pero en ese momento, sentía su enojo manar por cada parte de su cuerpo como un tornado, dispuesta a ir en contra de cualquiera si intentaba sobrepasarse de nuevo con su estudiante.

La violencia no era la respuesta a ningún conflicto, y ciertamente no permitiría que nadie se atreviera a aprovecharse de la juventud de Enola para maltratarla.

Inmediatamente, sus pies bajaron las escaleras casi a tropicones, sobrevolando el camino que la separaba del salón hasta encontrarse de frente con la discusión entre los tres miembros de la familia Holmes.

Ambos hermanos mayores habían estado tranquilamente sentados en los sofás, degustando el sabor emocional de una buena lectura, hasta que los gritos pertenecientes a la menor los interrumpieron.

━¡No! No me hagas esto. ━ella se había colocado frente a Mycroft y ahora le hablaba de forma desesperada, agitando los brazos━ Déjame ser feliz. Soy muy feliz aquí.

━Ya eres una jovencita, Enola. Necesitas educación.

━Ponme a prueba en lo que creas que debo saber para sobrevivir. Y si de algo falto, entonces Rosaline me ayudará. Para eso está aquí.

━Si te hubiera educado bien, no estarías frente a mí en ropa interior. No conseguirás marido en tu estado actual.

━¡No quiero un marido!

━Enola ten calma... ━murmuró la aludida en un intento por apaciguar las aguas, notando que Sherlock había cerrado su libro y ahora la observaba con reparo, provocando que agachara su cabeza avergonzada.

Aquella situación se estaba saliendo de control.

━Otra cosa que cambiará con la educación adecuada ━apuntó Mycroft, pues si bien deseaba cumplir con su propósito de transformar a su hermanita salvaje en una dama, también estaba entre sus planes casarla cuanto antes para deshacerse de aquel peso en su espalda de una vez por todas.

Pero Enola Holmes no era el tipo de chica que estuviese destinada a ser una ama de casa, ni mucho menos una mujer que llevase finos vestidos y le gustara atraer miradas de la alta sociedad. No, ella estaba hecha para algo más, y muy dentro de sí sabía que no se dejaría atrapar por las cadenas de nadie. Por tanto, no iba a permitir que su hermano controlara la dirección de su vida solo por tener la absurda creencia de que era capaz de hacerlo. En cambio, necesitaba recurrir a la ayuda de aquellos que sí sentían y se preocupaban por lo que ella pensara.

Por eso, se volteó directamente hacia la única persona de su familia que podría ayudarla ahora.

━Sherlock, no dejes que me haga esto ━pidió, al tiempo que se arrodillaba junto al asiento del pelinegro.

La mirada de Rosaline se tornó incluso más suplicante que la de su pupila, rezando internamente porque él tuviera la voluntad suficiente como para enfrentarse a su hermano mayor y acabar con aquel problema.

Pero se equivocó.

━Él es tu tutor ━respondió Sherlock y agachó su vista de regreso al ejemplar que tenía en sus manos.

━Sé tú mi tutor. ━insistió Enola━ Guíame. Enséñame. Soy una molestia para él. Para ti...

━Enola. ━la interrumpió, haciendo una pausa por unos segundos━ Lo lamento. No puedo hacer nada.

Fue en ese preciso instante que, con decepción, la menor entendió que tendría que apañárselas por sí sola.

━Como no pudiste hacer nada cuando fue cruel con mamá ━dijo resignadamente, poniéndose en pie━ Ella no es peligrosa, es extraordinaria y siempre lo ha sido. ¡Y si aún no pueden verlo debería darles vergüenza!

━¿Tan extraordinaria que te dejó a mi cuidado? ━las palabras de Mycroft lograron detenerla en su camino de regreso, haciendo que apretara los párpados para suprimir sus lágrimas que comenzaban a acumularse por cuenta nueva.

Sintiéndose inútil, Rosaline quiso alzar la voz en su defensa, pero la señora Harrison se precipitó de pronto en el interior del salón y la empujó para colocarse rápidamente al lado de Enola.

━Tuvimos una charla encantadora, ¿cierto? ━trató de disimular sus nervios tras una sonrisa━ Sé que seremos muy buenas amigas.

━¿Acostumbra a pegar a todas sus alumnas en la escuela? ━preguntó una furiosa Rosaline, provocando que el entrecejo de Sherlock se frunciera confusamente.

━¿Pegar?

━¡Señorita Harrison, le agradezco su amabilidad! ━exclamó entonces Mycroft en tono jovial, acercándose para tomar su mano entre las suyas. Acción que dejó a la directora completamente embobada.

━Oh señor Holmes... es un honor.

━La llevaré mañana yo mismo.

━¿Usted mismo? ¡Qué bueno!

El hombre señaló la puerta para acompañarla a la salida, pero antes de que ninguno de los dos pudiera abandonar el lugar, la voz de Rosaline se elevó temblorosa.

━¿Y qué hay de mí, amo Mycroft?

El mencionado se giró sobre sus propios talones, todavía con el brazo de la señora Harrison bien sujeto al suyo.

━¿Us...? Oh, casi lo había olvidado por completo ━dijo━ Vaya a la oficina mañana a primera ahora. Me encargaré de que reciba su pago y luego será libre de regresar a su país si así lo desea.

━Eso quiere decir...

━Ya no hay necesidad de que continúe viviendo en Ferndell Hall. Buenas tardes, señorita Barnum.

Estupefacta, Rosaline no pudo evitar que sus brazos cayeran inmóviles a ambos lados de su cuerpo.

No podía irse... No ahora. Era consciente de que la necesitaban más que nunca, y no iba a volver a sentirse completa otra vez si se alejaba de Ferndell Hall. Especialmente no si regresaba con su único pariente vivo, quien le cerró las puertas de su casa a los doce años y no estaba dispuesto a darle paso nuevamente si no se doblegaba ante sus deseos. No quería volver a ser miserable en un lugar donde no la valoraban.

Irse significaría romper su corazón en miles de pedazos.

Viéndose incapaz de seguir allí parada, Enola salió desprendida hacia las escaleras para regresar a su habitación. Por el sonido fuerte de sus pasos contra el suelo de madera, Rosaline pudo darse cuenta de que estaba furiosa, y la verdad es que no la culpaba. Su vida había dado un cambio de 180 grados, tratando de despegarla de todo lo que conocía y quería por algo que no la hacía ni remotamente feliz. Era de esperarse que esa fuera su reacción desde el inicio.

━Rosaline ¿Se encuentra bien?

No supo en qué momento su vista había empezado a nublarse por la acumulación de las lágrimas, pero, al parecer, el señor Sherlock sí lo había notado. Porque tan pronto como la vio encogerse en su sitio, suspirando con pesar sin apartar los ojos de las escaleras, supo que algo andaba mal.

La mayor parte del tiempo, la castaña era una criatura silenciosa y poco comunicativa con las personas que no eran de su absoluta confianza, tampoco le gustaba mostrar mucho de sí, pues su temperamento le impedía hacerlo, especialmente cuando se trataba de personas con una mente cerrada, lo cual solo dejaba un lugar especial para esos que, al igual que ella, eran diferentes: Eudoria, Enola, la señora Lane, y sus pequeñas Daisy y Violet por supuesto. Los demás eran solo extraños con los que no quería congeniar por su imposibilidad de comprenderla, y el ojiazul formaba parte de ese grupo.

Ahora podría tener intenciones de querer ayudarla, pero era solo eso, un gesto.

━¿Señorita? ━volvió a insistir, esta vez sin pronunciar su nombre de pila. Acto seguido, hizo el intento de acercarse para tomarla por el brazo en caso de que necesitase estabilidad, pero ella reaccionó justo a tiempo para poner distancia entre los dos.

━¿Ya veis lo que han provocado? Espero esté contento ━dijo, apartando la mirada para no tener que verlo directamente. Porque si bien la ponía nerviosa, no deseaba que él se diera cuenta del tipo de efecto que tenía en ella.

Aunque ya fuese un poco tarde para eso.

━Es por su bien. Aprender a comportarse podrá serle de ayuda cuando llegue su hora de enfrentarse al mundo.

━¡Esa mujer le surcó el rostro con su mano! ━gritó, aunque al instante se arrepintió de haberlo hecho. Ella no solía tener ese tipo de reacción tan desacatada, aunque a su acompañante no pareció importarle mucho━ ¿Cree que voy a permitir que la separen de mí para llevarla a un lugar donde la tratarán de esa forma?

━Desgraciadamente no tiene ningún poder legal que le permita quedarse con Enola.

━Pero usted podría y, sin embargo, dejará que el amargado de su hermano la arrastre hasta ese sitio en contra de su voluntad ━atacó, haciendo que este suspirara como si estuviera tratando con un caso sin remedio.

━Creo que ha olvidado cual es su lugar, señorita Barnum.

━Mi lugar es donde yo decida estar, y créame que en estos momentos me tienta a lanzarle un libro a la cara por cobarde.

━Vaya ¿Dónde quedó la chica tímida de la otra noche? ━exclamó, fingidamente impresionado.

━Oh, no me salga con esas ahora ━Rosaline lo apuntó con un dedo amenazador━ Puede que a primera vista pueda parecer un gorrión indefenso, pero cuando se trata de la seguridad de mi alumna soy capaz de enfrentarme hasta con la misma reina Victoria.

Por un momento, le sorprendió verlo quedarse tan callado y escéptico, dedicándose solo a escanear su rostro detenidamente, hasta que el sonido exótico de una risa masculina brotó por sus labios y cortó el silencio que los envolvía.

━¿Acaso tengo un mono pintado en la cara, amo Sherlock? ¿Qué es lo que le causa tanta gracia? ━cuestionó Rosaline, percibiendo que sus mejillas se enrojecían todavía más de lo que ya.

El hombre, por su parte, agachó el semblante hacia ella inevitablemente.

━Es usted una persona muy interesante, miss Barnum. Desearía que hubiéramos tenido más tiempo para conocernos ¿Quien sabe? Quizás habríamos acabado siendo buenos amigos.

━O quizás nos acabaríamos matando el uno al otro. Su carácter no podría compaginar nunca con el mío porque ambos pensamos de forma muy distinta.

━¿Y como puede estar tan segura de eso?

━Ahora mismo usted me está mirando y sus ojos solo buscan un misterio ━apuntó━ Yo lo hago y solo siento lástima de un hombre tan solitario.

Su comentario logró provocar una sombra de confusión en el rostro del detective.

━Pues me atrevo a decirle que hasta ahora me ha ido muy bien por mi cuenta.

━Usted puede creer que sí, pero no. Tanta soledad no es buena para nadie. Te destruye la cabeza ━dijo, más por propia experiencia que por solo decir. Años atrás había tenido que atravesar por situaciones difíciles, cuyos recuerdos aún la afectaban en su presente.

Entonces, sin agregar nada más, se dio media vuelta para emprender camino hacia su alcoba. La falda de su vestido girando como un trombo cuando lo hizo.

━¿A dónde va? ━preguntó Sherlock, no supo si por curiosidad o por la indignación sentida tras haberlo dejado con la palabra en la boca.

━A preparar mi equipaje. Pues, por si se ha olvidado, vuestro hermano acaba de despedirme ━casi que podía verlo abrir los labios con desconcierto a sus espaldas, sin saber qué agregar, pero ya siendo demasiado tarde cuando ella azotó la puerta ante sus narices━ ¡Que tenga una larga vida, Sherlock Holmes!













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No tenía planeado subir este capítulo hoy, pero debido a todo el apoyo que ha estado recibiendo este fic me fue inevitable no actualizar.

Mil gracias a todos los viejos y nuevos lectores que decidieron darle una oportunidad a esta historia. Prometo que daré lo mejor de mí para que la trama os guste y cumpla con todas las expectativas.

Como pudieron darse cuenta, el apellido de la protagonista fue cambiado. Antes era Baudelaire, pero ahora es Barnum. Como ya dije, en honor al personaje principal de mi película favorita 💖 (Si, a veces tengo esos arranques jaja)

En fin ¿Os va gustando hasta ahora como va? ¿Qué piensan de las interacciones de Rosaline y Sherlock? ¿Opiniones sobre el apenas comienzo de esta historia?

Me gustaría leeros,

Debbie 💙

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