Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

04 | Los corazones perturbados

༺CAPÍTULO CUATRO༻
━─━────༺❃༻────━─━

━─────╮•╭─────━

Dios mueve el alma como mueve los océanos.

Victor Hugo |Les miserables




━═━═━═━═━═━═━═━═━

MERODEAR por el Este de Londres debía considerarse como una costumbre para ella, desde sus antiguas andanzas por los alrededores de Limehouse Lane el año anterior, Rosaline quería creer que se había acostumbrado a observar el lado más pobre de la ciudad y reprimir sus emociones al mismo tiempo. Pues antes su corazón se habría sentido marchito por descubrir la miseria en la que se revolcaba el hombre, más ahora comprendía que no estaba en sus manos el hacer nada al respecto.

Confiaba en que, si avanzaba a paso tranquilo, no llamaría tanto la atención. Pues a diferencia de otras señoras del centro, su vestimenta no era del todo rica ni muy llena de accesorios. Tampoco quería convertirse en la próxima víctima de ningún ladrón o asaltante, aunque estudiando bien el panorama como le habían enseñado en caso de sentirse amenazada, se dio cuenta de que, quizá, su preocupación fuese infundada, pues a su paso, la gente se dirigía ruidosamente a sus quehaceres, sin prestarle la menor atención.

El puerto, esa caldera hecha de ladrillos y piedra, parecía siempre estar hirviendo con torbellinos de actividad humana: un hombre con una carretilla vociferaba: «¡Cerveza de jengibre! ¡Cerveza fría de jengibre para refrescar las gargantas polvorientas!»; un carro de agua avanzaba con dificultad, seguido por algunos chicos que barrían los adoquines; un repartidor que pedaleaba encima del triciclo más extraño que Rosaline había visto en su vida, con las dos ruedas en la parte delantera en vez de en la trasera y con una gran caja atada al manillar. En una esquina, tres niños de cabellos oscuros cantaban con la armonía de los ángeles en un idioma que desconocía, y el del medio sujetaba una taza de loza que esperaba el penique de los pasantes; mientras que a sus espaldas, encima del simulado coro, un hombre vestido con harapos sujetaba una lata de engrudo y un pincel mientras hacía equilibrios sobre una escalera para pegar anuncios de betún para zapatos, y varios hombres ataviados por completo de blanco clavaban un aviso de cuarentena en la puerta de un alojamiento para huéspedes.

Por un instante, la castaña se preguntó qué fiebres y enfermedades horribles traería la hedionda brisa del Támesis, y si ella misma, al haber puesto los pies en la embarcación de los parias, podría morir de cólera o escarlatina.

Al final, despidió tales pensamientos y la curiosidad que la hacía estudiarlo todo con especial reparo para centrar su interés en un grupo de cuatro mujeres que doblaron una cuchilla enfundadas en ropas de trabajo. No supo como, pero su instinto le empujó a seguirles los pasos, asumiendo que debían ir, o al menos saber, dónde quedaría la Fábrica de Fósforos.

Una percepción que no estuvo equivocada en lo absoluto ¡Punto para la ocurrente, institutriz!

Pronto sus pies se detuvieron delante de las rejas que conformaban el enorme portón de la Lyon's Match Factory, un edificio que no podría ser menos imponente si no estuviera ubicado en un barrio tan bajo y para nada rimbombante. Estaba segura de que si alguna de las amigas de Lady Caroline la vieran fisgoneando por ahí, al día siguiente sería la comidilla en las bocas de todas las jóvenes casamenteras de la ciudad.

━¿Puedo ayudarla en algo, señora? ━un guardia que pasaba delante de la puerta se le quedó mirándole con curiosidad, probablemente preguntándose qué haría una señorita como ella plantada delante de un edificio tan feo.

Rosaline dirigió su mirada hacia él, aliviada de no haber tenido que gritar para ser atendida por alguien. Aquello habría sido un verdadero alboroto.

━Buenas tardes, señor. Estoy buscando a Gustav Barnum. Tengo entendido que trabaja en esta frábica desde hace algunos años.

━¿De parte de quién?

━Un pariente ━respondió nerviosa ¿Acaso le creería? ¿O simplemente se negaría a dejarla pasar? Iba a ser el colmo si tuviera que recurrir a sus encantos de mujer para convencerlo, una sonrisa por aquí, un halago por allá... siempre le funcionaba con sus compradores en el puesto de flores. No debía hacer mucha diferencia ahora ¿O sí?

Afortunadamente, nada de esto fue necesario. El capataz andaba ese día de buenas, o puede que solo esa consideración se debiera a ella. Rosaline tenía ese efecto de que la personas la vieran como el ser más adorable de todos, una sola mirada podía ablandar el corazón del hombre más rudo. Y si aún quedaban dudas, pues entonces podían preguntarle a Sherlock Holmes.

━Sígame.━el hombre le abrió las puertas para que pudiera pasar al interior de los muros, y le hizo una seña para que lo siguiera al interior de la edificación.

A medida que avanzaban, Rosaline alcanzó a percibir el sonido repetitivo de voces femeninas que iba en aumento y multiplicándose hasta hacerse toda una multitud. Cuando ingresaron al área de fabricación C, específicamente la que daba acceso a las escaleras de la oficina, un olor desagradable a azufre se coló por sus fosas nasales hasta hacerla dibujar una mueca de desagrado.

Habían muchas personas trabajando allí dentro, en su mayoría pertenecientes al sexo femenino, por no decir todas. No era sorprendente que las mujeres y las niñas en pleno siglo XIX no tuvieran muchas opciones de trabajo, ella misma había sido un ejemplo, y era sabido que aquellos que no tenían los beneficios de los privilegios financieros y sociales a menudo trabajaban en fábricas por pequeños salarios con la esperanza de mantener a sus familias. O, en algunos casos, las jóvenes no tenían familia y trataban de sobrevivir.

Un nudo se instaló en la boca de su estómago nada más recordar los meses de pobreza que tuvieron que atravesar ella y sus primas luego de la hipoteca. Edward había sido una bendición en sus vidas si se ponía a pensarlo bien, porque de otra forma ningún trabajo que le ofrecieran podría darle a Rosaline la estabilidad que necesitaba para encargarse de ellas dos por sí sola.

Sus pasos resonaron fuertemente por el suelo maderado. Los ojos de todas las mujeres de allí parecían clavarse en la zona alta de su nuca, analizándola escalofriantemente, pero ella no apartó su atención del frente, hasta divisar una corta melena pelirroja perteneciente a un hombre que escribía en varios papeles a la vez encima de un buró junto a las escaleras.

━¡Gustav! ━el capataz alzó la voz, pero el hombre continuó dándole la espalda, demasiado concentrado en sus papeles como para fijarse en otra cosa.

━Ahora no tengo tiempo para tí, Crouch. Estas cuentas no van a sacarse solas y al parecer estamos teniendo problemas con el presupuesto otra vez. Dios nos ampare si el señor Lyon no logra recuperar la inversión robada.

━Sabes que no te molestaría si no me pareciera importante, Barnum ━insistió━ Hay una chica aquí queriendo verte. Una marquesita de esas de sociedad.

━¿Rosaline...?

La aludida esbozó una sonrisa, aunque no pudo evitar que le saliera un poco frágil, porque claramente no le complacía ni un poquito encontrarlo después de todos esos años evitándose.

━Largo tiempo sin saber de ti, primo ¿Qué tal va todo? ¿Cómo haz estado? Bastante bien por lo que puedo ver ¿Crees tener un momento para poder atenderme? Prometo que serán solo cinco minutos.

Claramente él no estaba muy feliz de verla allí tampoco, pero sí que lucía impresionado.

━¿Qué es lo que quieres, Rose? ━cuestionó, y su tono de voz expresaba las pocas ganas que tenía de recibirla.

━Solo hablar.

━Hablar de qué.

━Temas obvios claramente. Empezando porque tu padre, mi tío, murió hace doce meses y ni siquiera te presentaste a su funeral. Recuerdo perfectamente haber avisado con tiempo sobre su estado de salud, y aún así nunca recibí un telegrama en respuesta.

Una risa cínica hizo por brotar de los labios del hombre, pero la reprimió.

━Ese viejo decrépito, egoísta y fanfarrón de August. Una verdadera molestia ━susurró━. Lamento mucho que hayas tenido que cargar con ese peso los últimos meses de su vida, prima. Yo que tú me habría quedado en Inglaterra, ignorado sus plegarias... al final nunca nos hizo un favor a ninguno de los dos.

Aunque no le sorprendía en lo más mínimo, y sobre todo porque Gustav nunca había mostrado mucha empatía, su comportamiento estaba empezando a irritarla y a afligirla a partes iguales: ¿Cómo podía mostrarse tan frío? ¡Estaban hablando de su padre, por todos los cielos!

━Al menos podrías aparentar que te sientes un poco apenado por su partida ━expresó, pero su primo tenía una visión muy distinta sobre el tema.

━Escucha, mi padre y yo nunca tuvimos la mejor de las relaciones. No tengo nada que esconder. De hecho, me alegra que se haya ido finalmente. Ya nada me atará a esa villa horrenda otra vez.

━¿Y qué hay de tus hermanas? ━atacó Rosaline con la respiración entrecortada, y él frunció el entrecejo desentendido.

━¿Quienes?

━Violet y Daisy. Tus hermanas ¿Las recuerdas no? Una tenía cinco años y la otra nueve cuando te marchaste

━¡Oh cierto! ━exclamó el mayor de los Barnum, como si de repente acabara de caer de una nube━ ¿Qué con ellas?

Rosaline empezó a sentir el característico tin en el ojo, como cada vez que algo la sacaba de quicio.

━Bueno, esperaba que mostrases un poco más de interés en saber cómo quedaron luego del fallecimiento del tío August. Pero al parecer, no es un asunto que te importe mucho ¿No es así?

Su primo fue a responder, pero ella prefirió no escucharlo:

━Para resumirte como sucedieron las cosas, ambas están bajo mi cuidado ━lo interrumpió, usando un tono de voz quizás más firme de lo usual━ Son dos niñas magníficas. Afortunadamente para las pobres, al menos me tuvieron a mí en el momento adecuado.

Gustav ya comenzaba a hartarse de aquella conversación, por lo que se puso en pie y trató de ignorar su presencia mientras caminaban alrededor de las máquinas y las mujeres que los escuchaban con la vista puesta en su trabajo.

━Seamos sinceros el uno con el otro, prima. Apenas creé lazos con esa familia. Me marché de casa siendo ellas demasiado jóvenes. No las recuerdo ni ellas a mí.

━Pero siguen siendo tus hermanas, Gus. No puedes simplemente desentenderte de ellas y empujar a un lado las responsabilidades.

━¡Oh, estoy más que seguro de que tú haz hecho y seguirás haciendo un trabajo estupendo! Vosotras las mujeres se entienden mejor entre ustedes mismas.

Él se llevó el reloj de bolsillo a la cara para chequear la hora.

━Veamos, creo que han sido más de diez minutos ━le dijo, despidiéndose con un guiño amistoso━. Buena suerte, prima.

Desalentada por su tono y por este último comentario, la castaña comprendió que incluso cuando intentara crear un puente entre aquel hombre y sus queridas primas, no serviría de nada. Una mente tan cerrada como la de Gustav jamás admitiría otro tipo de diferencia en su aburrida vida, ni siquiera cuando existía la posibilidad de llegar a tenerles cariño.

━Cambiaste tanto, Gus... ya no estoy segura de conocerte más.

━¿Yo? ¿Y qué hay de ti? ━atacó sin filtros, escaneándola de pies a cabeza━ Me es extraño pensar que en algún momento de tu vida llevaste harapos en lugar de finas sedas como las que usas ahora. Francamente Rosaline, si vamos a hablar de cambios, deberías mirarte a tí misma en un espejo.

Enojada y exhausta como estaba, la joven institutriz quiso arrancarse uno de los zapatos del pie y dejárselo tatuado en la cara, pero él ya se había marchado hacia algún otro lugar de la fábrica, dejándola atrás como un trapo viejo en el mismo olvido que se encargaba de aplicar con su propia familia.

Era increíble lo crueles que podían llegar a ser algunas personas cuando se lo proponían... Al lado de Gustav, personajes como Mycroft Holmes podían considerarse buenos, porque al menos, a este último nunca le pasó por la cabeza dejar a su hermana desamparada. A su propia forma, por muy anticuada y ortodoxa que pudiera ser, claro estaba.

Alrededor, las trabajadoras del área continuaban echándole miradas de vez en cuando, al tiempo que se esmeraban en finalizar con sus quehaceres del día. Algunas lo hacían con ojos fascinados, absortas de ver tanta sofisticación en una misma persona, mientras que las otras lo hacían con evidente rechazo, como si supieran que no pertenecía a un sitio como ese y que, por tanto, no merecía admiración alguna. Pero Rosaline se hizo creer que era solo por su apariencia, pues tal vez no había hecho un buen trabajo eligiendo su ropa o su peinado para pasar desapercibida. Tal vez era solo su persona la que no les inspiraba confianza....

Acto seguido, sus ojos recayeron en sus manos, cubiertas por esos guantes blanquecinos que parecían la única gota de pulcritud en medio de tanta suciedad, y entonces, cayó en cuenta de que ella era la perla dentro de una ostra.

Las cerilleras no la rechazaban por su aspecto, sino por lo que representaba.

━Señora, está muy pálida ━escuchó una vocecita a su lado, y cuando se volteó, el corazón de Rosaline se enterneció al ver a una niña no más alta que un bastón mirarla con preocupación━ No luce muy bien. Si gusta puedo ofrecerle una bebida caliente.

━Todo está bien, cariño. No pasa nada ━se apresuró en tranquilizarla, y la pequeña hizo una mueca con los labios, no muy convencida.

━Soy Bessie.

━Bueno, yo creo que eres muy dulce, Bessie ━resaltó, justo cuando la presencia del capataz se hizo presente entre las dos, dirigiéndole una mirada furibunda a la pobre chiquilla.

━¿Acaso esta niña la está molestando?

Rosaline pudo ver el terror y los nervios apoderarse del menudo cuerpecito nada más escucharlo, temiéndose lo peor. Era evidente que el trato que llevaba como empleada era igual de recio e injusto que el del resto de las mujeres ya adultas, pero ella no podía permitir que se maltratara a un niño, mucho menos frente a ella.

━Agradezco su interés, capataz, pero todo está bien. Solo le pedía a la niña que me mostrara cual es la salida dado a que este lugar es un completo laberinto de Dédalo.

━Yo la llevaré.

━No es necesario, me siento más cómoda si lo hace ella ¿Puede? ━expresó, y ante esto, Crouch no tuvo como protestar. Ella era un individuo de la aristocracia, tal vez influyente en cierta manera, no podía negarse a cumplir con su deseo.

De mala gana, accedió a que Bessie la guiara hasta la salida, una tarea que esta cumplió más que gustosa. En su vida, nunca había estado tan cerca de una mujer tan sofisticada y bonita, a excepción de su hermana Sarah, algo que le hizo saber en el trayecto que les tomó caminar desde su puesto hasta el portón.

━Una vez sí me acerqué al centro, pero fue hace meses ¿Sabe? Mi hermana y yo fuimos a comprar una frazada nueva porque la nuestra ya se había gastado de lo vieja que era. Y vaya que fue impresionante ver la cantidad de movimiento que hay en las calles ¡Había creído que los comentarios que hacen las demás chicas eran pura exageración! ━habló confiadamente, sujetando la mano de Rosaline a la vez que la guiaba como lo haría un perro guardián con un ciego. Esto despertó la curiosidad de la joven institutriz, a quien dicha charla se le hizo muy entretenida.

━¿Estudias Bessie?

━Ya quisiera ━exclamó la chiquilla━ la mayoría de las chicas aquí nunca han ido a una escuela. No nos alcanzaría. Es un lujo que no nos podemos permitir. Pero Sarah aprendió a leer sola y luego me enseñó a mí. Es bueno porque ahora puedo hacer más que solo ver las imágenes del periódico.

Aquel último comentario la hizo sonreír, aunque no tanto por la parte de la educación. A su entender, todos los niños merecían la oportunidad de asistir a la escuela, y la entristecía inmensamente pensar que una curiosidad tan pura como la de Bessie se viera desperdiciada.

━Me intriga esa hermana tuya ¿También trabaja aquí?

━Sí. Pero ella... ━la vio frenar la lengua, casi como si de repente recordara algo que no debía decir━ Su puesto está en otra área.

No pudo pasar por alto que esa reacción le resultó un poco extraña de su parte, pero dado a que ambas ya habían llegado junto a las puertas, Rosaline decidió no darle muchas vueltas.

━Bueno, dulce Bessie. Aquí es donde nuestros caminos se dividen ━se agachó, aún sin soltar su manita━ Gracias, por acompañarme.

Una sonrisa complacida fue lo que apareció en el rostro risueño de la niña:

━Fue un placer, señora.

━Rosaline ━le dijo, acariciando su cabecita juguetonamente antes de ponerse en marcha de nuevo. Pues se estaba haciendo tarde y muy pronto llegaría el anochecer, una mujer sola por las calles de Londres sería algo peligroso.

Mientras se alejaba, los ojitos castaños de la pequeña Bessie no la perdieron de vista ni por un segundo, así como otro par cuya portadora emergió de la oscuridad que embargaba a una de las puertas de la salida de incendios.

La joven fue y detuvo la suela de sus botas enfangadas a un lado de las de la niña, observando la lejanía con cierta sorpresa y confusión.

━¡Enola Holmes! ━exclamó Bessie al notar su presencia━ Volviste a desaparecer. Creí que te habías escurrido hacia el despacho del capataz de nuevo.

Esta, sin embargo, tenía el entrecejo fruncido en la dirección por la que se había ido la castaña.

━¿Quien fue esa? ━preguntó.

━¡Oh! Una amable señora que vino a ver al contador. Su nombre es Rosaline. Es un nombre muy bonito ¿No le parece?

"Por un demonio", fue el único pensamiento que se quedó estancado en la alocada cabecita de la joven detective una vez retuvo tal información, llevándola a preguntarse: ¿Qué rayos estaba haciendo su antigua institutriz de nuevo en Londres?

A través de las calles húmedas, Rosaline apresuró el paso como si fuera una sombra invisible entre los transeúntes. Según las costumbres, era impensable que una mujer saliese al caer la noche sin que su marido, padre o hermano la acompañase, así que debía darse prisa para regresar a la casa de huéspedes antes de que el cielo se volviera negro.

¿Cual era el impedimento? Pues que a esas horas no pasaban muchos carruajes por la zona.

Bajo el sombrero, sus ojos se mantenían atentos, y mientras avanzaba, analizó y observó el ambiente por el que se abría paso. Vio los trozos de cristal sobre los adoquines agrietados, las ratas que se paseaban insolentes, arrastrando sus repugnantes colas sin pelo. Vio a niños harapientos que correteaban descalzos entre los charcos y los cristales rotos, y un individuo tirado contra una pared, ebrio o dormido... o tal vez muerto, no supo bien.

Desde algún lugar, un organillo entonaba una melodía que se elevó por el aire tiznado, y una niñita frente a las puertas de una taberna llamaba: "¿Papá? ¿Papá?" con una orquesta de fondo compuesta por los chillidos, las risas y los gritos de los borrachos y los vendedores ambulantes que anunciaban su mercadería.

De pronto, el aire se paseó impregnado con olor a vinagre, a la ginebra, el repollo hervido y las salchichas, la sal en la brisa procedente del muelle cercano y el hedor a pescado podrido del río Támesis mezclado con el el tufo que emanaba de las alcantarillas.

En la siguiente esquina, una mujer con los labios pintados y los ojos emborronados esperaba en el umbral de una puerta cuando una calesa se detuvo justo en frente, y de ella se apeó un hombre ataviado con un frac y una brillante chistera de seda. Aunque la mujer en el umbral llevaba un escotado vestido de noche que tal vez perteneció en otro tiempo a una dama de la clase social, Rosaline no creía en lo más mínimo que el caballero hubiese venido hasta allí para recoger a su pareja de baile. La verdad estaba oculta en los ojos demacrados de la prostituta, el miedo que se escondía tras ellos pese a la sonrisa en sus labios embadurnados de carmín era evidente. No hacía mucho, tan solo a unas pocas calles de allí, había aparecido el cadáver de una de sus compañeras, abierta en canal como un cerdo.

Horrorizada, Rosaline apartó la vista como si esto le resultase demasiado. Su corazón se apenaba al inspeccionar la vida que la rodeaba, una donde el ser humano, sometido a la necesidad extrema, era conducido hasta el límite de sus recursos y al infortunio: trabajo y salario, comida y cobijo, coraje y voluntad, para ellos todo estaba perdido ¿Cuando había dejado de analizar la situación de las otras personas y pasar a verlo todo desde la punta de su nariz?

No muy lejos, sus ojos se fijaron en una chica pálida que parecía la desdicha personificada y que llevaba unos carteles colgados por delante y por detrás de su cuerpo anunciando cajas de fósforos tan solo por un penique. Al principio sin prestarle mucha atención, pero luego dándose cuenta de que ella conocía ese rostro, muy a pesar de que ahora estaba lleno de mugre y suciedad como un deshollinador.

━¿Katherine?

La muchacha volteó su cabeza de despeluzados cabellos azabache en su dirección, abriendo los ojos desmesuradamente como si no pudiera creer quien se encontraba frente a ella.

━¿Rosaline?

━¡Kath! ━chilló/gritó a la vez que se lanzaba sobre ella con los brazos abiertos sin importar todo lo desaseada que pudiese estar, pues muy a pesar de su aspecto, aún seguía siendo su querida amiga━ Dios mío... me alegro tanto de volver a verte.

━No más que yo a tí ¿Donde estuviste todo este tiempo? ━ambas se separaron luego de un rato, haciéndola suspirar con pesar.

━Tuve que regresar a Escocia por asuntos de familia y terminé quedándome más tiempo del esperado. Pero ¿Y tú? ¿Qué es lo que estás haciendo aquí?

Los labios de Katherine Powell se curvaron en una mueca cuando se señaló el cartel que llevaba encima.

━Yo trabajo aquí.

━¿Aquí? ¿En la fábrica de cerillas? ━cuestionó, asumiendo rápidamente el por qué de su apariencia tan degradada━ ¿Qué pasó con el Movimiento?

Preguntarlo fue como abrir una vieja herida que empezó a sangrar a borbotones:

━El Movimiento ya no existe, Rose. Alguien nos delató, probablemente algún infiltrado que estuviera pasándole información a los de Scotland Yard en secreto. Los policías llegaron una noche y arrasaron con todo. Se llevaron a varios de los nuestros, incluidos algunos de los estudiantes. Después quemaron la escuela hasta los cimientos.

El silencio se apoderó de sus acciones, pues en medio del tiempo que le costó recibir tal información, algo en el interior de la castaña pareció marchitarse. Los recuerdos de aquella noche en Limehouse Lane empezaron a doler entonces, allí donde impartió su última clase a una congregación motivada, una vez las imágenes de la memoria fueron sustituidas por la catástrofe dr la imaginación.

━Eso es horrible. Cuanto lo siento de veras, Kath ━articuló débilmente━ ¿Y Olivia?¿Sucedió algo con ella?

Para su alivio, la pelinegra negó:

━Está bien. Trabaja como bailarina en un bar que está por aquí cerca. Te invitaría a pasarte, pero no creo que esté bien que...

Sus palabras se cortaron al asumir que lo que estuvo a punto de decirle quizás podría ofenderla, pero Rosaline frunció el entrecejo, porque no era tonta, y se hacía una idea de cual habría sido el resto de aquel comentario.

━Adelante, puedes terminar la frase. ━la alentó, y a decir verdad, habría esperado cualquier otra respuesta menos la que recibió luego de esto.

━No es un lugar para personas como tu, Rose.

━No entiendo a qué te refieres con "personas como yo".

━Tampoco debo explicarte con manzanas. Tan solo mírate... ━le dijo━ Luces como toda una dama de sociedad. Tu aspecto, tus vestimentas, e incluso tus formas son tan distintas a la última vez que nos vimos.

━Eso es solo el exterior, pero te aseguro que por dentro sigo siendo la misma.

━¿Será realmente?

Bueno, si la intención de Katherine era hacerla sentir incómoda, estaba de suerte, porque la castaña se quedó callada y con cara de tonta después de esto. Con una mirada reparadora estudiándose de pies a cabeza, por primera vez sintiéndose avergonzada de llevar un vestido de muselina en lugar de sus antiguas y polvorientas enaguas beiges.

Claramente no entendía qué era lo malo de su aspecto, pero tampoco le dio muchas vueltas cuando Kath se deshizo de su carga y la invitó a dar un paseo cerca del muelle. Allí pasaron largo rato caminando, ella mayormente escuchando y su amiga hablándole de cómo había terminado trabajando en la fábrica de fósforos, más por necesidad que por deseo. De vez en cuando Rosaline la veía cubrirse la boca tras una tos repentina, la cual se repetía cada cinco o seis minutos, y era entonces cuando se fijaba en el rastro de azufre que le manchaba las uñas, como mismo al resto de las cerilleras que había visto.

━El Este no es lo que me imaginaba ━dijo Kath finalmente, cuando se detuvieron en la calle junto a un puerto pesquero━. Me refiero al muelle y a los barcos. El agua está asquerosa. Y la gente también lo es. No les gustan las personas que intentan mantenerse limpias y las tratan de esnobs. Hasta los mendigos nos escupían a Olivia y a mí cuando llegamos. Me robaron el dinero, mis botas, e incluso mis libros. Alguna gente es tan mezquina que incluso robaría a las que se arrastran.

━¿A las que se arrastran?

━Las llaman las holgazanas, porque siempre están durmiendo. Créeme Rose, nunca he visto a nadie más desgraciado ━bajó la voz━. Son ancianas a las que no les queda nada, ni siquiera la fuerza para mantenerse en pie. Se sientan en los escalones de los asilos para pobres medio dormidas, pero sin nada donde apoyar sus cabezas, tan cerca de la muerte que ni siquiera pueden pedir limosna. Y si alguien les da un penique para que se tomen un té, se arrastran para recogerlo...

Con una punzada en el corazón, la joven institutriz recordó a aquella anciana calva de las calles de Glasgow que había visto arrastrándose sobre los adoquines, con la cabeza llena de purulencias.

━Después regresan arrastrándose al mismo lugar ━dijo Kath cada vez más en un susurro━ Y allí se quedan. Tres veces al mes se les permite comer y dormir una noche en el asilo. Tres veces. Y si piden más, las encierran durante tres días y les dan los trabajos más duros.

━¿Cómo? Pero se supone que el asilo para pobres ayuda a los desvalidos...

━Yo también creía eso. Un día me acerqué para pedir unos hilos para coser el disfraz de Olivia y se rieron de mí y me echaron con una vara ¡Hay que ver como abunda la gente mezquina en estos lares!

Kath parecía sorprenderse con cada palabra que articulaba, muy a pesar de que llevaba allí el tiempo suficiente como para estar acostumbrada al lado oscuro de la pobreza. No obstante, tras dos horas pululando por el muelle, Rosaline también había tomado conciencia de lo mucho que desconocía, y en comparación, sus propias desgracias parecían muy pequeñas.

En un instante de valentía, tomó las manos de su amiga entre las suyas, sintiendo que era su deber hacer algo al respecto.

━Kath, sabes que nunca interferiría en tu vida, pero si tu y Liv necesitan ayuda puedo apoyar. En serio, mi prometido conoce un...

Como si su toque estuviera lleno de veneno, las manos de Kath la soltaron de un solo movimiento. Sus ojos mirándola con gracia a la vez que se echaba a reír.

━No. Definitivamente no eres como la Rosaline que recordaba.

Confundida a la par de indignada, la nombrada la miró con los labios entreabiertos y un poco de molestia:

━Me parece bastante irrespetuoso de tu parte reír cuando trato de hacer lo mejor para ti y Olivia. Quiero ofrecerles algo mejor que esto.

La risa de Kath cesó, y sus brazos se cruzaron a la vez que ladeaba un poco la cabeza en su dirección:

━Cuéntame, vieja amiga ¿Cuando la idea de casarte con un joven respetable se cruzó por tu cabeza? Creí que nunca quisiste ser propiedad de nadie.

━Creo que estás siendo un tanto injusta conmigo ━susurró ¿En qué momento había dicho algo malo como para recibir tanto rechazo?

Supuso que algo en su expresión hizo consciente a la pelinegra de ello, porque tras emitir un suspiro culposo, le dijo:

━Agradezco tu preocupación, Rose, pero no hay nada que la alta sociedad pueda ofrecerme y que yo quiera aceptar. Pues como te dije una vez, lo que tenemos es poco, pero al menos aquí podemos ser libres a nuestra manera ━suavemente, se acercó para dejarle un rápido beso en la mejilla y despedirse━ Avísame cuando tu visión sobre las cosas haya vuelto a aclararse. Tal vez podamos volver a ese salón y tomar una taza de té juntas.

Ninguna dijo nada más, la añoranza y la calidez del primer encuentro había sido opacada por la molestia y la angustia de una decepción compartida. Rosaline no entendía por qué a todos se le había metido la idea en la cabeza de decir que estaba cambiada, lo cual era obvio, pero tampoco para alarmarse. Ella ya no era más una jovencita soltera, sino una mujer comprometida y una tutora, era claro que muchas cosas serían distintas a partir de entonces. Le daba absolutamente igual lo que creyeran los demás sobre ello, al final, ninguno podía entender lo que era estar en sus botas y los sacrificios que debía hacer por el bien de los suyos.

Al final, llegó a la casa de huéspedes cuando los últimos rayos de Sol se escondían tras los tejados, exhausta, y deseando darse un baño cuanto antes. Sin embargo, dos personas la esperaban pacientemente sentadas en los sillones del tocador.

Daisy y Violet elevaron el semblante nada más verla llegar, una más esperanzada que la otra, pero compartiendo la misma larga expresión.

━¿Y bien? ¿Qué es lo que dijo? ━interrogó la mayor de las hermanas al tiempo que se ponía en pie para acercarse.

Rosaline, en cambio, no fue capaz de responder a su pregunta ¿Cómo iba a decirles que su propio hermano había renegado de ellas? ¡No era tan desalmada como para romper sus frágiles ilusiones! Pero si tenía que hablarles con la verdad, entonces prefería que fuese el silencio quien tomara la iniciativa.

La sombra que adoptó el rostro de Daisy le rompió el corazón.

━Lo sabía ━sollozó, pero sus facciones continuaron siendo féretreas━ La tarde parecía marchar muy bien para ser cierto.

━Daisy yo...

La adolescente no le permitió acercarse, pues se sentía demasiado avergonzada y triste como para enfrentar a nadie más esa tarde. Se había creado falsas expectativas en su cabeza. Quería que su hermano... aunque no se atrevía a pensar en términos afectivos, deseaba que, de algún modo, sintiera un poco de cariño por ellas.

Violet intentó sostenerla cuando pasó por su lado, pero esta la ignoró y fue a encerrarse en la alcoba que compartían. El silencio entonces se hizo absoluto dentro de la habitación de paredes nacaradas.

━Pido disculpas en nombre de mi hermana, prima. La mayor parte del tiempo pretende ser fuerte, pero a veces no puede soportarlo ━se disculpó Vi. Los rizos pelirrojos le bailaron como resortes cuando dirigió su mirada hacia la castaña, quien hundida en su propia impotencia, se dejó caer en el asiento ubicado a un lado del suyo.

━No necesitas disculparte, Violet. Lo sé. Sé que no es sencillo para ninguna.

La jovencita de catorce años asintió, dejando entrever una sonrisa ladina de consuelo:

━¿Qué haremos ahora?

━Nada ━respondió Rosaline tras un suspiro━ Las cosas seguirán siendo como han sido hasta el momento. Nunca necesitamos a Gustav, así que tampoco lo haremos ahora.

A pesar de su notable esfuerzo por hacer que aquellas palabras fueran suficientes, Rosaline sabía que nunca podía tapar el Sol con un dedo. No era Dios, no podría evitarles las decepciones y el sufrimiento ocasionado por el mundo toda la vida. Aquello era parte de crecer al fin y al cabo, no se creaban experiencias felices sin antes haber caído aunque fuese una vez. Pero tambien era el deber de una madre sustituta velar siempre por la felicidad de sus hijos ¿No?

━Lamento mucho que las cosas no marcharan como esperamos. No poder darles nada mejor...

━No digas tonterías, prima ━exclamó Violet firmemente━ Somos muy afortunadas de tenerte, y si te soy sincera, te prefiero mil veces a tí que a un hombre que no conozco en lo más mínimo.

━Pero ¿No te gustaría ser feliz, Vi?

━Yo soy muy feliz ahora. Tengo catorce años, estoy viva y tengo sueños que me mantienen en pie. Eso es más que suficiente.

━Oh estoy segura de que tu hermana no piensa de esa forma ━se lamentó Rosaline━ Ella quiere una familia unida. Por eso está tan triste ahora.

━Bueno, yo por mi parte no quiero más de lo que ya tengo ━declaró Violet━ Me siento perfectamente feliz siendo solo la artista Violet Eloise Barnum con su set de pinturas. Porque sé que tu me lo regalaste con más cariño del que nunca ha conocido Gustav en su vida.

En ese momento, Rosaline hubiera dado cuanto tenía por poseer el poder de la niña para traducir en palabras sus sentimientos; pero la naturaleza y la costumbre lo habían decidido en sentido contrario, y lo único que pudo hacer fue apretarle la mano con cariño y sonreír para ocultar el pesar que se escondía en su corazón, deseando por un momento tener esa mentalidad para encontrar el valor de cambiar las cosas.

De ser así, cuanto no habría sido distinto si tan solo se hubiera atrevido a luchar por lo que quería. Pero eso ya no importaba. No obstante, necesitaba ver de frente a sus miedos una vez más, para de esa forma poder convencerse de que todo marcharía bien.

Solo una última vez.

Casi seis mil palabras 😰 Este capítulo se me hizo eterno, pero quería asegurarme de describir con lujo y detalle la situación de las personas pobres en el Londres victoriano. Así que espero haber cumplido con mi objetivo. 🇬🇧

Este capítulo, al igual que el acto 2 de la historia, están inspirados en la novela de Victor Hugo "Los miserables" (Mi libro favorito, cabe destacar) y deseo que vean desde el punto de vista de Rosaline cuales son las diferencias entre las clases sociales, la injusticia, la humanidad y las razones por las que a veces debemos valorar aquello que tenemos aunque sea poco 💙❤

Siento mucho que Sherlock no apareciera, pero esta parte del desarrollo es de vital importancia. Aunque btw ¡Enola ya sabe que Rosaline está de regreso!

Ya sabremos más de su reacción en el próximo capítulo que será narrado desde su punto de vista y el de Sherlock ✨

Déjenme saber si les gustó. Votar y comentar por favor,

Debbie

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro