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02 | Retorno a la felicidad... aparentemente

༺CAPÍTULO DOS༻
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Sigo revolviendo hojas nuevas y estropeándolas como solía estropear mis cuadernos; y hago tantos comienzos que nunca habrá un final

Louisa May Alcott |Mujercitas




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ROSALINE nunca en su vida conoció un lugar tan bonito como Ferndell Hall, y recordaba con especial cariño el día que había llegado a sus terrenos, justo como si fuese ayer mismo. Al principio con cierta extrañeza de ver un caserón tan viejo y descuidado a merced de la naturaleza, luego con una indescriptible fascinación nacida de la más profunda curiosidad.

Su primera mañana allí había venido acompañada por la calidez de múltiples rayos solares que se proyectaron en su rostro mientras dormía y la hicieron asomar la cabeza por el ventanal para gritar a todo pulmón "¡Gloria a Dios en las alturas!". Luego vinieron los paseos alrededor de la campiña. Eudoria Holmes era quien administraba las tierras, y le gustaba que las cosas crecieran a su propio ritmo y sin interferir, por lo que ella aprovechaba cada chance durante las clases de ciencias naturales para sacar a Enola por los jardines de flores silvestres, por los pastos invadidos de aliagas y zarzas, por los bosques cubiertos de vides salvajes y hiedra, y durante todo ese tiempo, no dejaba de repetir lo glorioso que era el aroma puro a claveles que traía el aire, consiguiendo que la niña la mirara confusa e hiciera explotar su burbuja con solo decir: "Pues yo no huelo absolutamente nada".

Por ese lado, no podía negar que Enola siempre había sido mucho más realista y objetiva que ella, quien de vez en cuando dejaba su cabeza en las nubes para permitirse soñar un poco. De esa manera, no tenía que atormentarse por los malos pensamientos, los cuales se presentaban mayormente durante las noches. En una de ellas, Eudoria la pilló delante de la chimenea del salón pasadas las doce. Había terminado de leer Hamlet, y su expresión yacía perdida entre las brasas que saltaban y danzaban sin cesar.

━¿Todavía despierta tan tarde, querida? ━Rosaline se estremeció tras escuchar su voz en medio de la quietud que la acunaba.

━Oh, disculpe señora Holmes. No ha sido intencionalmente. Me desvelé y se me hizo imposible pegar ojo. Espero no le moleste.

━En lo absoluto. De todas formas aún no me dormía.

La mayor se abrió paso en el interior del cuarto tras emitir un largo suspiro de cansancio, tomando asiento justo a su lado y en silencio para contemplar el fuego en su compañía.

━¿Te importaría contarme la razón por la cual te encuentras tan angustiada? ¿Ha sido mi hija? ¿Te ha molestado con alguno de sus comentarios afilados?

━Oh no, claro que no ━la castaña saltó azorada, no deseaba dar mal entendidos━ Ella es una niña maravillosa y muy centrada. Lo asimila todo con increíble rapidez.

━¿Entonces?

Su rostro pasó de mirarla con atención a perderse nuevamente en sus cavilaciones. Con la vista inconsciente y fija en la tapa del libro, le fue sencillo volver a poner la cabeza de lleno en las nubes de sus pensamientos.

━A veces, en las noches, mi mente viaja. Pues me gusta recordar más que imaginar, es algo que me mantiene cuerda. Sin embargo, no puedo evitar sentirme miserable por cada pasaje que vive en mi memoria ━habló silenciosamente━ Le suplico me perdone, señora Holmes. Usted debe estar pensando que soy extremadamente tonta y sentimental.

━Boberías. De hecho, es perfectamente entendible que algún trauma debías cargar con todos los cambios y tratos que recibiste alrededor de tu corta vida. Ferndell Hall ha de ser el lugar más estable por el que haz pasado ━ante lo dicho por la mayor, a la joven no le quedó de otra que esbozar una sonrisa pequeña, pues era cierto.

Sus ojos, amantes de la belleza, vagaron por el saloncito desorganizado, contemplándolo ávidamente desde los libreros empolvados hasta los ventanales que daban al paisaje del exterior, produciéndole una especie de tranquilidad en el pecho; la pobre había visto muchos lugares feos y ajenos en su vida, y aquello era más hermoso de lo que pudiera expresar.

━Es muy fácil enamorarse de Ferndell Hall con todas las maravillas que lo rodean, y no malinterprete mis lágrimas, es solo que a veces me deprimo por como la vida me ha tratado.

━Sí, sí, la añoranza suele traer ese tipo de cosas consigo, especialmente en personas con un corazón tan blando como el tuyo. Pero hazme un favor y deja de llorar. Vamos, sécate esas lágrimas. La vida es mucho más que estarse lamentando por lo que pudo ser y no fue. Además, ahora estás aquí. Ferndell Hall es el hogar que tienes ahora y, para bien o para mal, siempre debemos pensar que hay personas con peor suerte que nosotros mismos en el mundo. Hay que ser agradecidos con lo poquito que Dios nos otorga.

En medio de su nostalgia, Rosaline pensó que nunca existirían palabras suficientes para describir la sabiduría y la generosidad del corazón de Eudoria Holmes, al menos para ella. Era sencillo estar cerca suyo sin temerle a cual sería su reacción, sin necesidad de medir la velocidad de sus palabras, o cuidar su comportamiento a la hora de dirigirse a ella. No debía ser una dama en lo más mínimo, pues era consciente de que allí podían ser lo que quisiera.

━Ahora mismo me considero la persona más afortunada del planeta. Y si estuviera en mis manos el poder para borrar todos los males que aquejan al mundo, entonces lo usaría para bien ━aseguró apasionadamente, recibiendo un asentimiento por parte de la señora Holmes.

━Yo no dudo que lo harías, pero muchas veces de las batallas y la supervivencia se aprende algo. Es por eso que admiro a las personas que aprenden a ver el lado luminoso del mundo a pesar de las adversidades.

Cierto ¡Oh cuanta razón! Rosaline no pudo evitar analizar su propia situación. Huérfana, abandonada y sin un centavo más que el que pudieran darle por su trabajo. De no ser porque su actual le proporcionaba un lugar donde vivir, tendría que vérselas con un alquiler y demás quehaceres de una solterona de su edad. Ni siquiera podía pensar en quienes no corrían con esa misma suerte. No obstante, aún se trazaba planes para cumplir en un futuro cercano, pues no perdía la esperanza de que un día, de alguna manera, conseguiría hacer brillar una luz que sacaría su vida de las sombras de la vergüenza.

Con una sonrisa de agradecimiento, ella inclinó la cabeza ligeramente en su dirección.

━Gracias, señora Holmes.

━Es Eudoria para tí. Y no me lo agradezcas aún... ━muy deliberadamente, la mujer le retiró el libro que había estado leyendo para dejarlo de vuelta en su lugar de la estantería, donde se mantuvo estudiando los títulos por unos segundos antes de sacar un ejemplar enorme, el cual dejó sobre las manos de la institutriz al regresar━ Agradéceme cuando lo leas y me digas qué enseñanza te ha dejado.

Ella observó el material verde de la tapa dura que cubría las páginas, desde donde el título brillaba esplendoroso en letras pequeñas y doradas: Les miserables, de Víctor Hugo.

A partir de esa noche se vio atrapada por la narrativa, los valores vigentes en la sociedad francesa de mediados del siglo XIX y se haría reflexionar sobre la naturaleza humana frente a la adversidad. Para ello, adentrándose en la historia de un expresidiario que deseaba reformarse, un policía que desperdició su vida persiguiéndole y una desdichada mujer que vendió su dignidad para salvar a su hija. E incluso luego de todo el sufrimiento y el drama que la haría emocionarse, llorar y replantearse ciertos asuntos de la vida misma, Rosaline no olvidaría jamás que la misericordia era el motor de la transformación humana y social. Siendo esta la enseñanza a la que Eudoria se refería desde un primer momento, y la cual recordaría fervientemente en los días próximos de su regreso a Londres, cinco años después de eso.


━Rosie... ¡ROSALINE!

Dio un brinco sobre los cojines de su asiento, abriendo los ojos sorpresivamente y golpeándose la frente con el cristal de la ventana, contra la cual había estado dormitando por algunos minutos.

━¡¿Qué... Qué pasó?! ¿A quién hay que matar? ━preguntó, su cabeza moviéndose por el interior del compartimento del tren en busca de cualquier desastre. Pero en su lugar, tan solo descubrió las risitas traviesas de sus primas━ Oh, sois solo vosotras.

━Es la segunda vez que te quedas dormida en todo el trayecto ━rió Violet, dejando de lado las formalidades para estallar en carcajadas.

Rosaline exhaló mientras se arreglaba los guantes blanquecinos que llevaba a juego con su vestido beige. Un regalo de su antigua casera, la señora Laurence.

━Me vas a tener que disculpar, dulce Violet, pero resulta ser que levantarse con el alba para pasar siete horas en un tren da más sueño de lo que crees.

Pronto, una mano masculina apareció de la nada para apartar tales accesorios innecesarios, provocando que la castaña sonriera ligeramente, regalándole una mirada adorable al hombre que se sentaba a su lado, y el cual guió una de sus manos hacia sus labios para dejar un cándido beso sobre los delicados nudillos.

━Querida, muchas cosas te dan sueño cuando se trata de viajar. Desde madrugar, hasta la brisa que se cuela por las ventanillas ━Edward Laurence inclinó la cabeza hacia ella con ligereza, al igual que un cachorro que busca atención━ Es como si te hubieses contagiado de la tía Laurence en todo el tiempo que pasaste en su casa.

Ella le dirigió una mirada de falso enojo.

━No me molestes, Edward. Sabes que mi paciencia tiene un límite muy corto cuando se trata de las bromas ━seguidamente volteó su atención hacia las más jóvenes, descubriéndolas casi muertas por un ataque de risa━ ¿Y vosotras de qué tanto os reís?

La pelirroja más joven, Violet, de quince años recién cumplidos, con su vestido de guinga azul se la veía lozana y dulce como una flor en contraste con el verde paraje de fuera del tren. Estiró una mano para señalar el lado derecho de su mejilla.

━Tienes un rastro de baba aquí, Rose.

━Oh Dios mío... ━la joven institutriz se llevó una mano al lugar con gran vergüenza, pero al percatarse de que se trataba solo de otra broma, dejó caer los hombros con exasperación━ ¿Veis? Ya me habéis hecho sonrojar.

Acompañada con el sonido celestial de sus voces llenando el interior del vagón, Rosaline se sintió plena y observó orgullosamente el resultado de lo que su ardua tarea de ser madre, guía y profesora había logrado en dos jovencitas tan estupendas como las que ahora tenía delante. Daisy era una dama en toda la extensión de la palabra, educada, pulcra, hermosa y con una cabellera roja lo más similar al fuego que pudiera existir. Poseía una voz angelical, que a menudo explotaba en las clases de canto, así como su inigualable talento para el piano. Edward estaba seguro de que si la enviaban a una Academia de Artes en el extranjero se convertiría en una cantante muy famosa, pero la joven tenía otros planes en mente, pues siempre había soñado con el día de convertirse en esposa y crear una familia propia. Violet, en cambio, no tenía planes serios a largo plazo. Siempre se la pasaba diciendo que le gustaba vivir el momento de a poco, aprovechar las maravillas que le otorgaba el mundo que la rodeaba y leer hasta que sus ojos se cansaran. Muy a diferencia de su hermana, ella no era tan bella o agraciada, pero era un hecho que había aceptado por sí misma desde hacía mucho tiempo, sin importarle en lo más mínimo. Tenía demasiadas ideas en la cabeza como para interesarse por temas tan superficiales.

━No puedo esperar a arrivar en la estación... ━suspiró con la vista perdida en el paisaje━ Los campos de Inglaterra son tan magníficos, justo como en una pintura de Picasso o las descripciones de Austen ¡Observarlos me ha puesto la piel de gallina, mirad! Hay tanto color y tanta luz. De seguro Londres ha de der igual, una ciudad llena de luz y vida.

━Te sorprenderá verla con tus propios ojos ━afirmó Rosaline.

━¡A que sí! ¿Verdad? La noche de ayer me sentí tan triste por tener que dejar Plumfield, pero ahora estoy muy contenta de que sea una mañana de sol. Aunque también me gustan las mañanas lluviosas. Toda clase de mañanas son interesantes, ¿no creen? No se sabe qué ocurrirá durante el día y hay un gran campo para la imaginación. Pero me alegro de que hoy no sea lluvioso porque será más fácil estar alegre y resistir la tristeza de abandonar otro hogar con un día de sol.

━¡Wow, wow! Parece que hoy alguien se ha despertado con mucha energía y un humor estupendo ━exclamó un gracioso Edward, sintiéndose mareado por el parloteo incesante de la menor.

Violet, por su parte, no desaprovechaba oportunidad alguna para expresarse sin filtros.

━¿No estarías de buen humor si supieras que alguien a quien amas profundamente está a punto de cumplir el sueño de su vida? Yo sí, y me siento tan increíblemente feliz y agradecida con el universo porque vayas a conocer a tu familia al fin, querida prima.

Conmovida por sus palabras, Rosaline estiró un brazo para acariciarle la mejilla cariñosamente.

━Gracias cielo... y por favor, calma un poco esa ansiedad o exudarás azúcar en cualquier momento ━susurró, desviando su atención seguidamente hacia la mayor de las hermanas━ Daisy, cariño. Haz dicho muy poco desde que salimos de la estación.

La joven se encogió de hombros.

━No es como si Violet me dejara pronunciar palabra alguna.

━Me ofendes, hermana ━dijo la misma━ Al referirte a mí como si fuese una cacatúa.

━Es que hablas demasiado para una niña de catorce años.

━Y tú te comportas como una anciana a pesar de tener solo diecisiete ━Daisy la ignoró olímpicamente, dirigiéndose a su prima para hacerle la pregunta que llevaba dando vueltas en su cabeza desde que salieron de Glasgow.

━¿Cómo es tu primo el vizconde, Rosaline? ¿Es guapo?

Esto hizo que la castaña liberara una graciosa carcajada, viendo por donde iba aquella conversación.

━Pues debo decir que Tewkesbury ciertamente es algo.

━No sé si es guapo, pero tiene un apellido extrañísimo ━intervino Violet, desatando el enojo de su hermana mayor.

━¡Oh deja de decir tonterías, Vi!

━¡Pero es cierto!

Rosaline y Edward intercambiaron miradas de soslayo cuando las hermanas volvieron a iniciar otra discusión que no tenía para cuando culminar.

━Nunca dejarán de pelear ¿No es cierto? ━cuestionó el muchacho, viéndola solo encogerse de hombros sin darle mucha importancia. Aquella era la pregunta del millón tratándose de sus primas.

En lugar de responder, tan solo se limitó a rodearlo por el brazo y apoyar la cabeza en su hombro.

━¿Nervioso?

━Contigo siempre lo estoy ━rió, y ella solo atinó a darle un golpecito en el brazo━ Aunque me atrevería a hacerte la misma pregunta. Después de todo, eres tú quien está a solo unos minutos de reunirse con la familia que no sabías que tenías.

Aquel chico no podía ser más perfecto, y su interés por saber más sobre su estado solo probaba a Rosaline de que le importaba verdaderamente. Pues desde que se conocieron aquella tarde en la casa de la señora Laurence, su Eddie siempre procuró ser el pretendiente indicado para ella, hasta el punto de preocuparse por todos y cada uno de los aspectos de su ordinaria vida. Sin embargo, existían ciertos pasajes de la misma que, aún con la confianza suficiente, prefería reservarlos como algo solo suyo.

━Estoy emocionada, pero también inmensamente aterrada ━ella sabía que no era solo el hecho de conocer a su familia, sino de regresar a Londres en general. La sola idea de reencontrarse con todo aquello que dejó atrás en algún momento le provocaba un amargo sabor de boca, pero ciertamente eso era algo que no compartiría con su prometido━ ¿Sabes? Casualmente tuve la oportunidad de conocerlos a ambos; a mi tío y mi primo, durante mi estancia en Londres hace un año. Solo que por aquel entonces ni siquiera me habría pasado por la cabeza que estábamos emparentados. De no ser por aquella carta que le envió Whimbrel a August, yo jamás habría descubierto que tenía parientes en Inglaterra y el misterio de la familia de mi padre continuaría siendo solo eso... un misterio.

Edward sonrió, y respondió tomándola de la mano para juguetear con sus dedos:

━Ya tu eras un misterio de por sí cuando te conocí. Uno muy hermoso si me permites resaltar. Definitivamente tenía que conquistarte.

A pesar de que trató de corresponderle, una oleada de indescriptible pesar atacó el pecho de Rosaline repentinamente, llevándola a apartar la vista para posarla en la ventana. La ciudad estaba cada vez mas cerca.

━Yo sé de alguien a quien le atraían mucho los misterios...

"Lástima que el mío no fue suficiente para mantenerlo cerca" pensó por dentro de sí, preguntándose qué habría sido de la vida de Sherlock Holmes más allá de lo que daban a conocer en los diarios y artículos de chisme. Estaría mintiéndose a sí misma si dijera que no lo había pensado durante todo ese tiempo, pero eso ya no importaba...

Al final, apartó las dudas de su mente, sin haberse percatado de que el tren se había detenido y todos los pasajeros empezaban a abandonar sus respectivos compartimentos. Daisy y Violet prácticamente la arrastraron fuera, con su compañero pisándole los talones. Habiendo crecido toda su vida en Escocia, ambas ansiaban conocer lo que era la metrópolis de Inglaterra finalmente, pero ella tenía otros planes nada más bajar del tren.

━¿Ya llegó? ━el tío Whimbrel se encontraba inquieto al lado de su sobrino, quien nunca antes lo había visto tan animado como ese día.

Tewkesbury recién había llegado después de culminar su última reunión en la Cámara de los lores, y ahora se encontraba de pie en medio de la estación de Stepney, sosteniendo un enorme ramo de flores mientras rebuscaba con la mirada de aquí para allá.

━Eso creo ━murmuró, un segundo en el que creyó ver un rostro familiar entre el gentío━ ¡¿Rosaline Barnum?!

Al escuchar la mención de su nombre por lo alto, la castaña se volteó sobre sus talones, casi enredándose con el pomposo vestido.

━¡Tewkesbury! ━dijo en medio de un gritito, a la vez que echaba a correr en su dirección para derrumbarse sobre él y tirarle los brazos al cuello.

El joven vizconde la sostuvo estrechamente, compartiendo la misma felicidad que ella irradiaba en ese preciso momento.

━Querida prima. Bienvenida de nuevo.

━No es como si hubiese pasado mucho tiempo, pero tú sí que estás más distinto ━dijo, separándose de él para verlo mejor━ Incluso creo que me llevas más centímetros de altura que en nuestro primer encuentro.

━Muchas cosas pueden cambiar en un año. Solo hace falta leer las cartas que me enviaste para darte cuenta ━respondió él, extendiéndole galantemente el ramo de flores que le había comprado al salir de la Cámara━ Traje estas para tí. Son Crisantemos.

Con las mejillas coloradas por la carrera, la castaña aceptó su regalo gustosa.

━Qué detalle, muchas gracias, Tewky ━aspiró el aroma por unos segundos, complacida con el olor que desprendían━ Razón tenía Enola al decir que nunca dejas de ser el chico de las flores.

━¿Ella te habló de mí?

Antes de que pudiese responder, ambos se vieron siendo interrumpidos por la llegada de su tío, quien apartó a Tewkesbury de un empujón para que le diera más espacio.

━¡Vamos muchacho, no la acapares toda para tí! Llevo mucho tiempo queriendo conocer a mi sobrina y ahora que finalmente la tengo delante vienes tú y te la llevas ━se quejó.

━Cierto, ejem. Rosaline, él es...

━¡Tío Whimbrel! ━exclamó la castaña, tan confiadamente como si se hubiesen conocido de toda una vida━ Estoy inmensamente feliz de poder conoceros al fin.

━Bueno, técnicamente ya lo hicimos, pero ninguno de los dos lo sabía ━resaltó este, haciéndola reír al recordar aquella noche en el baile donde se convirtió en su única buena compañía. Acto seguido, se dedicó a estudiarla con reparo, asombrándose ante cada pequeño detalle de su divino rostro━ Sí, sí, definitivamente eres la hija de mi hermano. Eres como una versión femenina de Gideon, solo que más encantadora. Es increíble.

━Esperaba que pudiera hablarme más sobre él ahora que estoy de vuelta.

━Absolutamente, ya tendremos más que tiempo de sobra cuando lleguemos a Basilwether Hall ━palmeó su mano cariñosamente, justo cuando la presencia de otras tres personas se hizo presente en la reunión.

Rosaline se percató, avergonzada, de que había estado tan entretenida charlando con sus familiares que se olvidó por completo de todo lo demás. Sin embargo, tanto Eddie como sus primas parecían complacidos de verla tan feliz como no lo había estado en mucho tiempo, puesto que aquello era, sin dudas, la pieza faltante que necesitaba el ambiguo rompecabezas que conformaba su persona.

━Tío, primo, me gustaría presentarles a Edward Laurence: Mi prometido ━aunque ya era oficial, decirlo todavía se sentía extraño, incluso cuando llevaba el anillo que él le había obsequiado la noche de la proposición. Rosaline supuso que tarde o temprano se acostumbraría a esa realidad.

━Finalmente, el joven afortunado ━exclamó Whimbrel mientras estrechaban las manos y Edward expresaba su agradecimiento por haberlos invitado.

Primero fue él, quien terminó agradándole cada vez más al anciano, y luego les llegó el turno a las dos jovencitas que esperaban impacientes como dos muñecas en su lugar.

━Ellas son mis primas: Daisy y Violet Barnum ━tanto una como la otra hicieron una pequeña reverencia ante la importante presencia del miembro de la Cámara de los Lores.

━Buenas tardes, mi lord ━saludó Daisy muy cortésmente, intentando en vano hablar con naturalidad━ Es un soberano placer poder conoceros al fin.

━Digo lo mismo, señorita Barnum. Si se me permite resaltar que ambas lucen encantadoras esta tarde, como hibiscos al amanecer ━el pelinegro trató de sonar educado, dejando un poco de sí mismo en cada palabra, pues el ser el soltero más codiciado de Londres no se debía solo a su título, sino también a su romántica personalidad.

Daisy lo observó embobada.

━Adoro los hibiscos.

━No, no lo haces ━intervino Violet━ Eres alérgica a las flores ¿Recuerdas?

Su hermana quiso asesinarla con una mirada mordaz, pero se vio siendo repentinamente afectada por un estornudo, provocado mas que nada por los crisantemos que Rosaline cargaba en brazos.

Tewkesbury, tratando de escapar de aquel incómodo momento, se dirigió a todos con la siguiente pregunta:

━¿Por qué no nos ponemos todos en marcha? Ya casi son las dos y madre debe estarnos esperando para tomar el té en Basilwether Hall.

━Me parece una idea estupenda, sobrino ━aplaudió su tío━ ¡En marcha! Los carruajes nos esperan afuera.

Como todo un caballero, el joven vizconde le ofreció su brazo a su prima para guiarla hacia la salida de la estación, y ella lo aceptó encantada. A su vez, Edward se encargaba de ayudar con el equipaje de Daisy, siendo instruido por ella en todo el camino de ida hacia los carruajes, donde el tío Whimbrel y la joven Violet se sentaron juntos, charlando animadamente y disfrutando de las preguntas que la altiva jovencita tenía para hacerle sobre su línea familiar.

Media hora después, el grupo arrivaba en la inmensa residencia de Basilwether justo a tiempo para la hora del té. Allí, la viuda y madre de Tewkesbury, Caroline, los recibió con los brazos abiertos, haciéndole saber a su ahora nueva sobrina que aquella era su casa y podía dirigirse a ella siempre que lo necesitase. Tanta atención terminó abrumándola mucho más que antes, pues incluso cuando pareció que la timidez se había esfumado, de vez en vez se encontraba encogiéndose en su sitio ante las constantes preguntas de la marquesa respecto a su vida.

━Apresúrate, ahora que tenemos algo de tiempo antes de que tu madre vuelva a buscarme... ━en un instante, Rosaline logró escapar del interrogatorio y atrapó a Tewkesbury del brazo para arrastrarlo con ella hacia una esquina de la habitación━ Bueno... sin más moros en la costa, deseaba estar a solas contigo porque quería preguntarte con respecto a Enola.

Las facciones del joven Marqués parecieron alarmarse ante la mención de la menor de los Holmes.

━¿Sucede algo con ella?

━Esperaba que tú pudieras responder esa interrogante. Dejó de escribirme hace algún tiempo.

Rosaline observó como su primo apartaba la vista hacia el jardín, donde se alzaba un floreciente cerezo, tan cercano que sus ramas daban contra la casa y tan cargado de flores, que apenas si se veía una hoja.

━Le envié muchas, muchísimas cartas en estos doce meses... pero nunca respondió ni una ━murmuró Tewkesbury, y su tono de voz contenía una pizca de tristeza, acompañada con un profundo toque de desilusión━ A pesar de que tuve la intención de ir a verla, al final no me atreví. Puesto que si no desea verme, tampoco sería propio invadir su espacio.

Rosaline quiso decir algo que lograra apartar aquella nube gris de su rostro, pero por más que quiso, no se le ocurrió como reaccionar. Intuía que Enola trataba de evadirlos a ambos porque los consideraba una distracción para su trabajo, tan acostumbrada a apañárselas sola como quería hacerse creer, pero al mismo tiempo conocía a la niña que había educado, y sabía que esta no guardaba intención de lastimarlos, incluso cuando inconscientemente lo estaba haciendo.

Y Tewkesbury parecía sufrir en silencio con esto.

━Tewky... ¿Estás bien? ━ella colocó una mano en su hombro, y él dejó escapar una corta risa de pronto, olvidando por un momento el tema de Enola.

━Por supuesto. Aunque sigue sin gustarme ese apodo que me haz dado ━respondió━ Solo estaba pensando que el baile organizado por William Lyon se llevará a cabo el doce de este mes, y esperaba que tanto tu como Edward y tus primas me acompañen.

Aquella petición pareció prender un foco dentro de la cabeza de Rosaline. Pues su mirada se deslizó por todo el saloncito hasta detenerse en la mesa donde Lady Caroline y Daisy charlaban en silencio, ambas luciendo tan frescas como dos gotas de agua.

━Eso sería maravilloso, Tewky. Estoy segura de que Daisy adorará la idea ━pronunció━ De hecho, ya adora el solo hecho de estar aquí. A tu madre le agradó muchísimo, dice que es una joven agraciada y de excelentes maneras.

El pelinegro asintió.

━De seguro lo es.

━Tal vez puedas llevarla a dar un paseo en estos días para mostrarle la ciudad ━sugirió ocurrente━ Lo haría yo misma, pero tengo algunos asuntos de los que debo encargarme primero.

Tewkesbury se tomó un instante para considerar tal idea. Daisy parecía agradable, una buena compañía en charlas, no le gustaban mucho las flores pero... no sería un buen anfitrión si se negaba a acompañarla en un recorrido por el parque. Además, su prima estaba tan entusiasmada por ello.

━Está bien.

Rosaline le agradeció plantándole un cálido beso en la mejilla, justo antes de que él se excusara para ir a salvar al pobre Edward del interrogatorio que su tío Whimbrel había comenzado a hacerle, dejándola a solas con sus pensamientos, los cuales no tardaron en invadirla nada más distraerse con el paisaje fuera del inmenso caserón.

Se preguntó internamente qué pretendía con aquella repentina idea de acercar a la joven Daisy al corazón del Marqués, sabiendo a la perfección que este ya pertenecía a alguien más. Pero había llamado a la voz de la razón, y esta respondió inteligentemente que la mayor de las niñas Barnum era un prospecto ideal como futura esposa, y él, siendo una figura importante de la sociedad londinense, se le esperaba verlo cortejar a una dama distinguida que fuera acorde con su imagen y cumpliera con los estándares.

Pero... ¿Qué pasa si se equivocaba? Al final, ella misma lo sabía, los corazones eran caprichosos a la hora de elegir. Pero no obstante, a veces seguirlos no era la mejor opción, porque terminarían rompiéndose en las manos de la persona equivocada; y ella no quería que eso sucediera con Tewkesbury. No de la misma forma que le sucedió a ella...

Rosaline entonces se obligó a pensar con la cabeza fría.

Si no quedaba otra opción, lo más contundente sería tratar de olvidar buscando soluciones, y la solución de su primo bien podría ser Daisy.

Así como la suya, evidentemente era Edward Laurence.

Un agradecimiento especial a basicallymoony por los hermosos banner gifs del Segundo Acto ♡

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