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01| El caso de las cartas perdidas

༺CAPÍTULO UNO༻
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El pasado y el presente están dentro del campo de mi investigación, pero lo que un hombre puede hacer en el futuro es una pregunta difícil de responder.

Sir Arthur Conan Doyle |El sabueso de los Baskerville











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IMPORTANTE: poner play a la música en multimedia cuando se inicie a leer el capítulo.


24 de diciembre de 1884
Glasgow, Escocia


Querida Enola:

¡Feliz Navidad! Hoy hacen exactamente 146 días desde la última vez que nos vimos en aquella soleada mañana de finales de julio, y no te puedes hacer una idea, granuja, de lo mucho que te he pensado durante estas fiestas.

Cada vez que cierro los ojos, es como si regresara atrás en el tiempo y ambas todavía estuviésemos en Ferndell Hall, ayudando a tu atolondrada madre a cargar con el árbol de pino desde el bosque para llevarlo hasta la villa y pasar la Noche Buena solo las tres, contando historias de las más ridículas, leyendo libros hasta muy tarde y abriendo regalos que nosotras mismas habríamos hecho ¡Oh, cuanto lo extraño! El haberme acostumbrado a tenerlas a ustedes en todas y cada una de esas celebraciones me hace sentir el corazón pesado mientras te escribo esta carta. Por lo que no te sorprendas si encuentras de casualidad alguna marca de lágrimas en el papel. Ya me conoces, soy muy sentimental cuando se acercan los días de fin de año.

Te cuento que, a pesar de mis incansables esfuerzos por tener una cena de Noche Buena que pudiera disfrutar, la situación económica en casa no estuvo tan óptima en los últimos días como hubiese querido, por lo que nos vimos cenando entre todas pan y jamón. Violet lo disfrutó como si fuese el pavo de la cena del año pasado, pero en cambio, sí sintió grandemente el que no hubiesemos podido comprar regalos, pues según ella, no existe la Navidad si no hay regalos. Ya me he prometido usar el dinero de mi próxima paga en el mercado para comprarle a Daisy ese sombrero de señorita que tanto quiere, y a Violet un estuche nuevo de lápices de dibujo. Ambas aún no se acostumbran a este estilo de vida humilde, demasiado distinto al que solían tener, pero confío en que pronto llegarán a aprender que el destino es una prueba constante. Bien lo sabemos nosotras dos ¿No es así?

Hace poco recibí una correspondencia de tu chico, el vizconde cuyo apellido inentendible ahora también comparto. Me habló de su labor en la Cámara de Lores, y veo que le va bastante bien. Tiene grandes ideas para revolucionar el futuro, pero aún se encuentra algo confuso porque no ha recibido respuesta a las cartas que te ha enviado. Igualmente, le dije que de seguro has de estar muy ocupada abriendo tu nuevo negocio, del cual aún no me has comentado nada cabe destacar.

Por otro lado, no perderé tiempo preguntando por tus hermanos, pues sé que no has hablado con Mycroft en bastante tiempo y Sherlock se mantiene haciendo lo mismo que ha hecho por años. No obstante, me gustaría saber cómo ha estado últimamente, y no me refiero a todo lo que se pone en los periódicos.

En fin, llegó la hora del adiós. Mi vela está comenzando a apagarse y mañana es otro día de trabajo en el puesto de flores.

Siempre tuya,

Rosaline.

19 de enero de 1885
Glasgow, Escocia

Querida Enola,

Buenas noticias acaban llegar esta misma tarde, pues resulta que una señora adinerada de un pueblito lejano a la capital puso un anuncio en el periódico donde solicitaba una joven que cosiese e hiciese de institutriz para sus hijos. Como sabrás, para ese puesto es bastante difícil encontrar a una persona adecuada, pero creo que yo podría encajar con un pequeño esfuerzo, por lo que no dudé en escribirle inmediatamente.

La respuesta llegó hace apenas unas horas ¡Me han dado el trabajo!

Mañana mismo estaremos empacando nuestras pertenencias. Un carruaje enviado por la propia señora Laurence vendrá a buscarnos. A Vi le encanta la idea y está deseando partir. Dice que nuestro cuartito aquí en la ciudad le resulta cada vez más pequeño, dada su naturaleza inquieta y su espíritu aventurero. Daisy, en cambio, no parece muy conforme con regresar al campo. Ya se había acostumbrado a estudiar conmigo en casa y ayudarme durante la mañana en el puesto de flores, mientras que allí deberá asistir a una escuela pública junto con su hermana.

Sé que este es otro gran cambio para mi vida, cabra de montaña, y aunque no lo creas me siento aterrada porque nunca se sabe cómo se desarrollarán las cosas a continuación, mucho más teniendo a dos adolescentes bajo mi guarda. También sé que de encontrarte aquí conmigo me ayudarías enseñándoles todo lo que sabes. Hay días en los que realmente me gustaría que ellas fueran más como tú en ese aspecto, pero bueno, dando pasos de bebé se aprende a caminar dicen por ahí.

Hace poco le escribí a tu hermano. No respondió, como esperaba. Tal vez fue demasiado precipitado de mi parte, pero realmente necesitaba saber si se encuentra bien. Sherlock suele tener esos ataques depresivos de vez en cuando y temo que un día de estos termine enloqueciendo a la pobre señora Hudson.

A todo esto ¿Cómo te encuentras tú en tu nueva agencia? Supe por Eudoria que recién la abriste a principios de año, pero no me has enviado una respuesta.

Por favor, escribe en cuanto puedas.

Rosaline.

6 de febrero de 1885
Plumfield, Escocia

Querida Enola,

Aunque no soy una elegante dama viajando por otro continente, tengo mucho que contarte, de modo que escribiré un libro entero solo para ti.

Plumfield resultó siendo un pueblo tranquilo, por no decir demasiado. Al encontrarse cerca de las Tierras Altas hay mucho pasto verde alrededor y paisajes atrapantes que dan ganas de inmortalizar en un dibujo. Recuerdo que lo primero que pensé cuando llegamos fue que si Eudoria estuviera aquí, probablemente la vería partir todos los días hacia la campiña cargada con su cuaderno de dibujo, sus pinceles y sus acuarelas.

El día de nuestra llegada la señora Laurence nos recibió con tanto afecto que me sentí en casa enseguida, a pesar de encontrarme en una gran mansión rodeada de desconocidos. La sala en la que me ocupo de dar clases y coser es muy cómoda y se encuentra junto a la salita de la señora. Sus dos hijos son muy guapos, pero bastante malcriados, aunque se encariñaron muy rápido conmigo cuando les conté el cuento de los siete cerditos malos. Creo que seré una institutriz excelente. Ah, y además puedo comer con mis primas en la habitación si lo prefiero, en lugar de sentarme a la mesa grande, y por ahora es lo que hago, porque, así como sabrás, soy bastante tímida.

Otra cosa es que conocí a un chico agradable de aquí. Su nombre es Edward, y hace poco supe que es sobrino de la señora Laurence, hijo de su hermano, quien vive en una mansión a las afueras de Plumfield. Este es un muchacho muy atento, de excelentes modales, que viene todas las tardes a enseñarles piano a los niños Laurence (lecciones a las que Daisy se ha unido gustosa, pues tiene un talento para la música increíble) y luego, si le sobra algo de tiempo, me invita a dar un paseo por el patio donde hablamos de distintos temas.

Él es el primer chico que se me ha acercado desde mi regreso, y si te soy sincera, me agrada como amigo. Muy a pesar de que ya las señoras chismosas del vecindario han comenzado a cuchichear sobre nosotros ¡Te podrás imaginar!

Prometo que escribiré un poco todos los días y te lo enviaré todo una vez por semana, así que... ¡buenas noches y hasta mañana!

¡No olvides escribir de vuelta!

Rosaline

5 de marzo de 1885
Plumfield, Escocia

Querida Enola,

Acabo de descubrir que me parezco a mi padre. Tewkesbury y el tío Whimbrel me enviaron un relicario con su retrato por mi cumpleaños número veinticuatro, y ambos tenemos las mismas facciones y la nariz ligeralmente achatada.

Pocos son los recuerdos que conservo de él, pues no son tantos como los que aún guardo de mi madre, pero por palabras de ella misma sé que fue un hombre increíble, erudito y con un especial talento para la botánica. Supongo que eso es algo que él y yo compartimos, así como con Tewkesbury, quien no deja de preguntarme en cada una de sus cartas cuando regresaré a Inglaterra, y la verdad, es que ni yo misma aún lo sé.

Hoy Violet y Daisy me despertaron cantando el himno de Feliz Cumpleaños con una torta medio quemada por los costados. La señora Laurence dijo que poco les había faltado para prenderle fuego a la cocina entera, pero sin duda, lo que más me sorprendió fue descubrir que ambas habían estado ahorrando en secreto y hoy por fin se atrevieron a darme mi regalo, el cual consistió en un libro de poemas de Bécquer y un broche para el pelo con la forma de una mariposa.

Edward nos vino a visitar sobre el horario de almuerzo para invitarnos a cenar con su familia mañana en la noche, pues según él, están deseando conocerme. Además, se ha ofrecido encarecidamente a pagar las clases de dibujo de Violet, lo cual fue, quizás, el mejor regalo que podría haberme dado, ya que yo misma no podría hacerlo con un solo salario.

Una vez más, me despido con un beso, aunque ya perdí la esperanza de que correspondas a mis mensajes. No sé qué habrá pasado, pero decirte quiero que no renunciaré hasta tener noticias tuyas.

Con amor,

Rosaline.

6 de abril de 1885
Plumfield, Escocia

Querida Enola,

Espero todo marche bien.

Hoy mis primas y yo visitamos el orfanato de Plumfield para llevarles algo de pan y caldo caliente a los niños enfermos que se contagiaron con la gripe que ronda por el país. Ya sé que no podemos ayudar mucho, pero sí hacer pequeños sacrificios y debemos hacerlos alegremente por los menos favorecidos.

No obstante, tendrías que haber visto las condiciones de ese sitio. A cada rato se escuchaba un llanto distinto, pues las cuidadoras son unas tiranas, y los reprenden por cada mínima coda que hagan.

Cuando fuimos a ver a la directora, había un hombre delante de nosotras que dejó a sus hijos a merced de la caridad porque, según él, su madre había muerto y él solo no podía cuidarlos ¡Es increíble como aún existen personas capaces de cometer un acto tan inhumano como ese! ¡Pobres los niños que se quedaron llorando cuando lo vieron partir sin mirar atrás! Me hicieron recordar tanto a mí misma que terminé llorando sobre mi escritorio nada más regresar a casa.

Te lo aseguro, si alguna vez tuviera la oportunidad de hacer algo para ayudar a esos niños que, como yo, han sentido que están solos en el mundo no lo dudaría ni un segundo. Pues mi pasión es la enseñanza, pero sé que mi propósito en la Tierra es cumplir con un plan mayor y más grande de lo que me puedo imaginar ahora. Tal vez no sea hoy, tal vez ni siquiera mañana, pero sí en un futuro.

He estado leyendo sobre Sherlock en el periódico. Algo sobre un caso que no ha podido resolver ¿Sabes algo al respecto? O más importante ¿Me dirás como estás y por qué has dejado de contestar mis cartas? Empiezo a cuestionarme verdaderamente de si en realidad las recibes o simplemente decides no corresponder.

Un saludo,

Rosaline.

19 de mayo de 1885
Glasgow, Escocia

Querida Enola,

Te escribo para avisarte que regresaré a Inglaterra.

Edward se me propuso ayer delante de todos los huéspedes de la casa Laurence y yo, aunque algo impactada, terminé aceptando. Él es un buen chico y el tío Whimbrel dice que desea conocerlo antes de la boda.

Tal vez esto no haga ninguna diferencia, pero me gustaría poder saber de ti cuando vuelva.

Se despide atentamente,

Rosaline T. Barnum.

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Hola a todxs!! Yo por aquí de nuevo y dándole inicio, oficialmente, al segundo acto de esta historia ♡ Vamos, que levante la manito quien la echó de menos ✋

Se me ocurrió que, al igual que en el inicio, sería lindo comenzar con una serie de cartas que relaten brevemente lo que fue de la vida de Rosaline fuera de Londres, y así de paso no estaríamos tan perdidos ❤🌹.

Also, y OJO, quería aclarar algo para que no haya mal entendidos luego.

⚠️ La segunda película de Enola Holmes toma lugar ocho meses después de la primera, en el mes de marzo. En este fanfic, en cambio, será en el mes de junio.

¿Por qué?

Pues porque, históricamente, la huelga de las cerilleras fue en el mes de junio. Además de que necesitaba que Rosaline tardara más tiempo en regresar. Este sería, quizás, el único cambio al canon que he hecho en la historia.

Sin nada más que agregar, gracias por leer, y espero leer opiniones en esos comentarios.

Debbie

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