CAPÍTULO 12
Después del efusivo abrazo, las dos jóvenes, que no adolescentes, mujeres pasan al interior del establecimiento, buscan una mesa donde sentarse y mientras la periodista se sienta, la empresaria se dirige a pedir a la barra.
—¿Me podrías poner dos pan tumaca y dos cafés con leche no demasiado calientes, por favor? Estamos sentadas en aquella mesa del fondo. —dice la dueña de la clínica capilar señalando la mesa en la que su amiga se encuentra.
—Enseguida. —responde el camarero, un muchacho de poco más de veinte años, vestido con uniforme de camarero.
Cuando llega a la mesa, ve a su amiga rodeada por clientes del local que la han reconocido y la han rodeado para pedirle autógrafos. Ella, por educación los atiende con una sonrisa, aunque es más que evidente para Rosalía que su compañera se siente bastante agobiada. La emprendedora niega con la cabeza. Las personas deberían entender que hay momentos y lugares en los que han de ser prudentes y considerados y no acercarse a los personajes públicos. Dado que no son personajes públicos las veinticuatro horas al día en el momento que están disfrutando de su vida privada, ya sea paseando o tomando algo con alguien ese instante, podrían pensar por un momento que ellos también derecho a sus momentos de intimidad y tendrían que respetarlos cuando los personajes populares disfrutan de algo tan normal como tomar algo en un bar como hace cualquier otro ciudadano. Algo aplicable también para prensa y paparazzis que se valen de estos momentos para fotografiar a los personajes públicos en la calle mientras estos disfrutan de sus momentos de privacidad, con la excusa de que ser famoso les quita el derecho a su propia y privada vida. O incluso asediarlos y agobiarlos en el aeropuerto al regresar o marcharse de viaje.
Rosalía dispuesta a ayudar a su amiga se dirige a la mesa.
—En este momento no está trabajando, ¿podríais dejarla tranquila para que disfrute de su vida privada y de un rato de intimidad? —les espeta la mujer esperando que la gente se aparte.
—Ella gana dinero gracias a nosotros, como los cantantes, así que deben atendernos cuando nosotros queramos. —dice una de esas personas, una chica joven y rubia de unos veinte años.
—Es cierto, además como dicen en los programas donde hablan de famosos ellos no tienen derecho a vida privada porque son personas públicas. —responde en esta ocasión un señor de más de cincuenta años mirando a la exmujer de John para luego invadir el espacio personal de la periodista con el objetivo de tomarse un selfie con ella. Algo que no le hace mucha gracia a la mujer como puede apreciarse en la instantánea.
—Aunque ese fuera el caso tienen derecho a su intimidad y respecto a lo que dicen los periodistas del corazón prefiero no tocar ese tema. Ya va siendo hora que os alejéis y la dejéis en paz.
La dama detesta a la gran mayoría de los periodistas del corazón pues sabe que mienten y manipulan por diversos intereses y se lo ha dejado claro a su amiga Rosalba que está de acuerdo con eso. Esta periodista siempre intenta ser rigurosa con las noticias y las personas de las que habla, por eso ha tenido que dejar varios programas de televisión cuando se dio cuenta que les importaba más el morbo y el titular que la realidad. En una ocasión descubrió que una noticia que había dado sobre un personaje público, y bastante grave además, era falsa, un invento de tabloides que incluso pagaron a gente por denunciar algo que no había pasado y arrastrar el nombre de esa persona por el suelo. Cuando supo toda la historia enfureció, esos periodistas denigraban su profesión y lo peor es que el director del programa y sus compañeros sabían que era falso lo que se decía de esa persona pero no les importó, solo les importaba el morbo, el dinero y la audiencia. La mujer contó todo lo que había averiguado en directo, en el programa, aunque el director y sus compañeros trataron de impedir que siguiera hablando.
—Estudié Periodismo para contar la verdad de lo que sucede en el mundo tal y como es, no para difundir mentiras sabiendo que lo son sin investigar. No se crean todo lo que leen, ven y escuchan sobre todo si es escandaloso. Investiguen. Les comunico que en este momento dejo mi trabajo aquí, no quiero ser cómplice de la extensión de mentiras.
Y eso fue lo que hizo en varias ocasiones, se dio cuenta que, por desgracia, era algo mucho más común de lo que creía, incluso en los programas que se jactaban de ser honestos y transparentes se hacía, de hecho los que más proclamaban ser rigurosos, eran, precisamente, lo que menos ponían sus propias palabras en práctica. Algunos periodistas manifestaban que a veces les resultaba imposible contrastar todas las "informaciones" que les llegaban, en cambio eso no era óbice para que esas noticias acabarán publicadas en sus medios de comunicación o comentadas por televisión. Pocas veces rectifican y se sinceran con el público aclarando que solo eran rumores, o un invento. De eso no se preocupan, a lo máximo que llegan es a comentar que podría ser un invento pero aunque sepan a ciencia cierta que es un invento no llegan a decirlo con claridad. En realidad son muy pocas las publicaciones que hacen eso.
Varios camareros del local se acercan al grupo para pedirles con amabilidad que se retiren de aquella mesa aunque eso les suponga perder algunos clientes. Tampoco pueden permitir que agobien a otra clienta, clienta, que por otra parte, es bastante asidua al igual que la dueña de la clínica capilar. Por fortuna para ellos, los clientes, la cara de Rosalía aleja a los clientes que al fin entienden, después de un buen rato, que deben dejar tranquila a la presentadora.
—¿Mejor? —pregunta la empresaria
—Sí, gracias. —responde la presentadora sonriendo.
—La gente debería entender cuando puede acercarse y cuando no, tendrías que haberles dicho que no estabas dispuesta a atenderlos en ese momento. —dice la exmujer de Johnathan a su amiga mientras se sienta frente a ella.
—No puedo hacer eso, son cosas de mi profesión y de la fama, incomoda un poco, pero no puedo echarlos de malas maneras. —se sincera la periodista.
—Sí puedes hacerlo, con tacto, pero puedes hacerlo. —responde su compañera mientras ambas esperan a ser servidas por el camarero.
—Lo sé, pero a veces me siento incapaz de hacerlo. ¿Sabes? Al contrario de lo que sostienen la mayor parte de mis compañeros periodistas yo creo que los artistas y personajes públicos sí tienen derecho a disfrutar de su vida privada e íntima. No me gusta el acoso al que se les somete, ni que vayan a la puerta de su casa para grabarlos cuando salgan e intimidarlos a preguntas.
—¡Caray, tú si que eres distinta en eso! —exclama la empresaria. —Eres muy diferente a la mayoría de los periodistas.
—Gracias. Por eso estoy enfrentada a gran parte de ellos. Dicen que los famosos no tienen derecho a su privacidad, sin embargo, cuando se habla de sus propias vidas y les filman en la calle con su familia o amigos les molesta y piden respeto a su vida privada e intimidad.
—¡Cuanta hipocresía! —responde la empresaria.
La honestidad y la sencillez solo son algunas de las cosas que las unen. También el hecho de no obsesionarse con la imagen, tratan de verse bien, jóvenes y mostrar una apariencia agradable, aunque asumen sus años con naturalidad, sus arrugas están ahí y no van a deshacerse de ellas solo por verse mejor. Eso sí, respetan a aquella persona que se opera para borrarlas o para tratar de acabar con sus complejos físicos, después de todo no hacen daño a nadie, ni piden ese dinero para operarse. Algunos quedan desfigurados a causa de tanta operación, aunque a diferencia de la mayoría de la gente que los juzga y critica con dureza, ellas dos se compadecen de ellos. La sociedad es cruel e injusta con las personas, nunca las aceptan. Si se operan les llueven las críticas, si no se operan y muestran una imagen que ellos no consideran muy agradable también. Si están pasados de peso los critican con extrema dureza, pero si están demasiado delgados hacen lo mismo. El caso es no dejar vivir en paz a la gente. Las dos amigas valoran a la gente por su carácter, por su manera de ser, no por su aspecto sea el que sea.
Mientras el exmarido de Rosalía se hace cargo de sus hijos, ellos se muestran felices por estar con él. El sueco que quiere reconquistarla y no va a vacilar un segundo en valerse de sus propios hijos para lograr su cometido, A sabiendas que ella no tiene intenciones de regresar a su lado, el progenitor de los tres hijos de Rosalía les pregunta si desean volver a ver juntos a sus padres y como es lógico ellos responden de manera afirmativa muy entusiasmados.
—Pues hablad bien de mi a vuestra madre y de lo mucho que la quiero.
La inocencia de los hijos de la empresaria les impide darse cuenta que su padre está manipulándolos para que le ayuden a volver con ella. Sabe que lo que hace está mal, pero ama a su exmujer y va a hacer todo cuanto esté en su mano para volver a su lado.
No tiene intención de rendirse.
En otros rumbos, Raúl y su mánager buscan localización para el próximo vídeo clip del cantante mientras piensan una idea para el guión de la minicortometraje musical. En ese instante una idea pasa por la mente de Raúl y una sonrisa pícara aparece en su rostro.
«No te me vas a escapar.»
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro