CAPÍTULO 10
El hombre se dirige a casa de la mujer con la que estuvo casado con una sonrisa en los labios. Confía en poder reconquistar a la que una vez fue su mujer. Está convencido que sus hijos le ayudarán pues querrán a ver a sus padres juntos de nuevo.
Fue un completo idiota al engañar a una mujer como ella, y todo porque la juventud y firmeza del cuerpo de otra mujer le volvió loco de pasión. Ni siquiera estaba enamorado, pero la atracción física y el deseo por esa otra mujer le nublaron los sentidos y la voluntad. Perdió a una mujer increíble por tan solo unas noches, unos meses de sexo loco y desenfrenado.
Raúl y Jason se alejan de la cafetería mientras Rosalía trata de calmar a la mujer que aún está con el susto en el cuerpo. La empresaria quiere saber más de ella y tal vez si le habla un poco de su vida, pueda olvidar el angustioso momento que acaba de vivir.
Cada vez que la madre de tres hijos y empresaria recuerda lo acontecido la rabia se adueña de su cuerpo. Detesta a los puñeteros hombres que maltratan a sus mujeres y a sus hijos, aunque también odia a las mujeres que maltratan y humillan a los hombres y que luego manipulan a la sociedad haciéndoles creer lo que no es. Tampoco tolera a los niños, más bien preadolescentes que maltratan a sus progenitores, agreden a compañeros en el instituto o mienten sobre algo delicado para obtener algún tipo de beneficio. Ya saben distinguir el bien del mal y por lo tanto puede tomar sus propias decisiones, pero algunos se esconden tras unos padres corruptos que los usan para su propio beneficio.
Por desgracia la sociedad les supone la inocencia y la honestidad solo por su edad, sin darse cuenta que los niños a veces también mienten a conciencia sabiendo lo que hacen y manipulan a los adultos.
Así es la sociedad en la que el ser humano es vive; hipócrita por naturaleza, que juzga antes de saber la verdad.
Juzgan por la apariencia, la edad, el estatus social y un largo etcétera.
Cuando los hijos de Rosalía ven a su padre que ha ido a recogerlos por sorpresa al colegio estallan de felicidad pues era algo que no esperaban.
En ese momento, la que fue su mujer, recibe un mensaje en su teléfono móvil que decide ignorar ya que su atención se centra ahora en la mujer que tiene frente a si.
Sabe que ha aguantado durante muchos años a un marido maltratador pues no sabía como escapar de aquello. Además en su elitista mundo las apariencias cuentan mucho y su exmarido sabe como seducir a la gente. De puertas para afuera se comportaba como un caballero, pero de las puertas para adentro del hogar que compartían era un verdadero demonio. Su rostro siempre ha sido fiel reflejo de la maldad aunque Isabel, que así se llama la dama, no pudiera darse cuenta de nada por culpa del profundo amor que sentía por él.
La familia de Isabel de educación religiosa hasta el extremo, machista y muy cerrada, de gran poderío económico nunca estuvo de acuerdo con que su hija se casara con un hombre de origen humilde. Pero ella estaba enamorada y al final consiguió casarse con él al quedarse embarazada. Fue entonces cuando sus padres accedieron a regañadientes a la boda. No podían permitir que el apellido de la familia estuviera en boca del resto de las familias de su círculo social en la Ciudad Condal, porque su hija se hubiera quedado embarazada siendo soltera. Su hija se casaría enseguida y cuando aquello se empezara a notar dirían que quedó embarazada la noche de bodas.
En cuanto Isabel y su reciente marido estuvieron a solas él dejó de usar la máscara que había utilizado para conquistarla y tras consumar el matrimonio con ella haciéndole el amor de una forma salvaje y carente de delicadeza, ni romanticismo algunos, el hombre dejó de fingir.
Ya tenía lo que quería ;entrar en la familia de su mujer.
Ironías de la vida y mientras Isabel descubría a su verdadero marido y se arrepentía de casarse con él, sus padres, que en principio le detestaban, fueron cambiando de opinión con el tiempo, ya que Rodrigo los fue envolviendo. Además el individuo, aunque de origen humilde, resultó ser un hábil hombre de negocios gracias a su instinto y carencia de escrúpulos. Sabía lo que deseaba y como lograrlo.
Y lo que logró fue aumentar el capital de la familia de Isabel con sus manejos. Gracias a ello se los metió en el bolsillo.
Ahora los padres de Isabel eran sus más firmes defensores, lo defienden incluso por encima de su propia hija. Cuando la mujer quiso divorciarse de él y emprender una nueva vida descubrió que su marido la había robado. Ahora todo su dinero y sus posesiones estaban en poder de él. No sabía como lo había logrado, pero lo había hecho.
Soportó ese matrimonio un par de años confiando en poder recuperar todo lo que Rodrigo le robó. Al comprobar que no iba a poder lograrlo desistió de seguirlo intentando y se divorció.
Rodrigo nunca ha aceptado ese divorcio, pues aunque él tiene todo el dinero de su esposa sabe que en el círculo de su mujer no es nadie sin ella. Solo es el marido de Isabel Buenavista, nada más. Por eso no ha dejado de acosarla y amenazarla para que vuelva a su lado.
La situación financiera de Isabel no es muy buena desde su divorcio, sus padres le dieron la espalda y se quedó sin nada, tuvo que empezar de nuevo. Encontró trabajo como secretaria en una empresa, aunque el sueldo no era una maravilla la servía para pagar el alquiler de su pequeño y humilde apartamento y sus gastos así como la comida y otros gastos. Vivía sin lujos, pero al menos vivía tranquila, sin insultos, ni maltratos. Sin embargo, la empresa en la que trabajaba acaba de cerrar y se ha quedado sin trabajo.
Rosalía la mira compadecida tomándole las manos para darle ánimos mientras piensa como ayudarla.
La ejecutiva saca una tarjeta de su bolso y se la entrega a Isabel.
—Llámeme mañana y veré que puedo hacer por ayudarla. —sonríe la española marchándose segundos después.
Al salir de la cafetería, recuerda el mensaje que recibió en el teléfono, saca su aparato, abre su WhatsApp y lee el mensaje que su exmarido le dejó.
—Soy yo. Acabo de llegar a Barcelona. Recogí a los niños en el colegio y los llevé a tomar una hamburguesa.
Al llegar a su apartamento poco después, los hijos de Rosalía salen a recibirla, seguidos del padre de los niños. El hombre le da un efusivo abrazo que ella recibe con cierta frialdad mientras los hijos de ambos los miran sonriendo pensando en una posible reconciliación de sus progenitores y que puedan estar juntos.
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