00:38 de la madrugada, puede que mi historia se trate meramente de una dualidad, un duelo necesario si lo que obtengo es equiparar ambos polos de mi vulnerable ser.

En mi cama estoy tirado, y fuera de esa último encontronazo con Tsurugi, mi vida no representó un mayor cambio a la ya acostumbrada realidad.

Yace mi cuerpo a la par que mis ojos, vidriosos ojos mueren poco a poco, pierden su fuerza no solo por sueño sino por desánimo.

Dualidad, equiparable siempre a la realidad del mundo representa quizás la diferencia entre la bondad y maldad, un Ying y Yang incesante puede se encuentra hasta en la más pequeña de las proporciones.

Y como no existir si finalmente, cuando en la sala no hay más que silencio, aquella oscura parte que no suele mostrarse sino hasta mirarme de frente se aproxima.

El silencio me aterra, se que es contradictorio pues mi costumbre es mantenerlo cerca, no hablo a menos que sea necesario, pero el silencio no tiene que venir de mi, lo que temo es que este conmigo.

Agradezco a mis compañeros por no cerrar la boca, o a mis siempre confiables audífonos, transmitiendo música a mis oídos, evitando que aquellas profundas sombras de soledad e inquietud se apoderen de mi.

Es este el momento, tengo el corazón en la mano, siento como va subiendo hasta llegar a mi garganta.

No deja de palpitar, tun, tun, tun...

Intento respirar, mis ojos se cierran humedecidos por ese salado líquido, invade mi ser la pena.

Que alguien hable, que alguien diga algo, no me dejen solo con mis pensamientos, se los ruego.

Quiero gritar, acabar de una vez por todas con esta sombra que a lento paso me atraganta, el fino aire solo pasa por una delgada capa, aveces maldigo estar vivo.

Mis párpados se han abierto como si de un milagro se tratase, y aún con aquella infame inquietud, sensación asquerosa, repulsiva de infinita soledad, veo en mi pequeño escritorio mi querida libreta, dueña de mis sueños y confidente de mis debilidades.

Suertudo aquel que tenga la fortuna de leer el universo dentro de sus páginas.

Me tienta, aquel papel sin vida que solo gracias a mi la recobra, puede que solo su existencia más el bolígrafo sean la compañía en esta deprimente noche.

Avanzo, tentado a rozar su textura mientras en ella plasmó todo lo que hoy mi alma sufre.

Aún no comprendo como es que estoy vivo, si es que por arte de magia aún lo estoy, solo con el propósito de desahogarme.

No obstante, la tinta no es lo único que se mezcla con el papel, unas extrañas gotas de agua caen igualmente, manchando la hoja, humedeciendola para que luego de un rato, al cesar dicho trabajo se endurezca.

Malditas lágrimas, suena ridículo, pero no me dejan tranquilo.

Soy un idiota, no se lo que quiero, busco tranquilidad, pero el silencio me atormenta. Quiero ser tomado en cuenta, pero me esfuerzo tan poco para ello que no sobresalgo, cómodo en mi zona de confort, rodeado de mediocridad y una infame tonalidad enrejada.

¿Tenía razón sobre la dualidad?

La misma existe, pero el duelo es más grande...

A final de cuentas siento que solo necesito algo de amor, puedo estar acompañado y tranquilo al mismo tiempo.

¿Pero como conseguirlo? Si la única persona dispuesta a regalarme la felicidad ahora me ve desde el cielo.

Nubes malditas, si tan sólo fuera una de ustedes, sería todo más fácil...

Y mientras se derrumba el mundo en cámara lenta, la tormenta en mi interior se hace más y más violenta, es una guerra sangrienta, solo ahora me doy cuenta.

"Ranmaru, te quiero..."

"Ranmaru, eres maravilloso"

Cuanto desearía escucharlo a diario, realmente lo necesito. Por más que lo busque no soy autosuficiente, mi desahogo nace y muere en el papel, tu lienzo es mi vida y la tinta marca su inicio y final.

Pero estoy lejos, debo conocerme más si es que aún hay tiempo para eso, razones hay muchas, pero intenciones son las que menos llegan...

Querida madre, desde tu partida busco coherencia en tu Infinito conocimiento.

¿Todo ocurre por algo?

O eso supongo, pero entonces ¿Que explica toda mi debilidad?

Como asterion encerrado en su laberinto, esperando su querido redentor, portador de su libertad.

El sol de la mañana reverbero en la espada de bronce, ya no quedaba niun vestigio de sangre...

Ansioso, expectante por vivencias que nisiquiera llegan, atento firme y consciente de todo lo que podrá ocurrir, obsesionado por el futuro, sin prestar atención al presente y traumado por el pasado.

Kirino Ranmaru, eres raro e inconsecuente.

Ya lo sé, y ambiguo también, por más que lo intente aveces mis palabras pierden el sentido después de la primera vez que nacen, pues su repetición infiere a sobre pensar las cosas...

Sobre pensar, ¿Pues ser esa mi mayor debilidad?

Con suerte las cosas son más sencillas  de lo que aparentan, o de lo que suelo imaginar.

Suertudo o desdichado lector, espero no estarte aburriendo con mi complicada manera de pensar, créeme que no es mi intención molestarte, aunque dentro de mi cabeza siento que lo hago mucho.

No te molesto ¿Verdad?

¿Te agrada entenderme?

Eso crei.

De todas maneras puede que esta sea la última vez que sea una carga para ti, no necesitas conocer lo que se encuentra detrás de mí tonta cabeza, no es tan importante.

No soy tan importante...

Si nos vemos en otra vida, te recibiré con un abrazo, ese que siempre añoré y que fue la única vez que mi corazón latió con calma real.

Esperaré con ansias ese momento, solo deseo que tu corazón me corresponda...

Adiós, mañana será otro día.

¿O no?