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Capítulo 36

Naruto despertó en una habitación lujosa, estaba acostado en una cama de sábanas rojas y de seda. La habitación tenía una gran ventana que estaba cubierta con una tela dorada, había muebles bien hechos y varios jarrones de valor.

Se movió ligeramente y se sintio mareado. Era difícil mover sus extremidades, un extraño liquido llego a su garganta que trago con dificultad quedando un sabor desagradable en su boca. Naruto miro a su alrededor, sin atreverse de mover su cuerpo otra vez. Solo giro su cuello para ver su entorno, pero luego vio que inesperadamente no había nadie alrededor.

El rubio sintió que esto era un poco extraño. Konohamaru no lo dejaba sólo por órdenes de Sasuke y en realidad esperaba que estuviera a su lado.

-¿Te encuentras mejor?- De repente una voz masculina vino desde un lado.

Naruto se alarmó y abrió los ojos de sorpresa al ver a una persona en la entrada.

Esa persona tenía un tatuaje en su frente, su piel era blanca y vestía ropas color rojas. Innumerables piezas de oro colgaban de su ropa y tintineaban cuando caminaba.

-¿Gaara?- Exclamó alarmado. Trato de alejar su mirada de esos ojos intimidantes, pero ya no pudo contener sus náuseas y se tapó la boca tratando de no tirar el líquido.

Gaara se adelantó apresuradamente y lo sostuvo, frotando su espalda para que se tranquilizara -Vomita, no te preocupes por la alfombra, es peor si lo soportas -

Sus palabras tenían un tono de preocupación y cariño. Naruto frunció el ceño "¿No está enojado conmigo? ¿No me odia?" quiso preguntar, pero el líquido salió disparado de su boca y vomito en el suelo.

El rubio tomo prestada la fuerza de su amigo y se apoyo en su brazo, logrando apoyarse contra el armazón de la cama y acomodarse. -¿No me odias?-

El actual Naruto frente a él, con una cara pálida y gotas de sudor en su frente, tenía una apariencia enferma, con ese estado no podía gritarle y pidiendo explicaciones -Ahora mismo no te odio-

Naruto alzo una ceja - ¿Por qué? Estoy vivo y esperando un hijo de alguien que desprecias-

-Es verdad, pero  aún así estás aquí y con vida. Ahora mismo deberías de preocuparte de tu salud y no de lo que yo sienta -

El rubio se quedó mirando fijamente a su amigo. Había madurado demasiado, se veía como un autentico rey, con un aire dominante y poderoso.

Gaara vio que su amigo lo miraba de pies a cabeza durante un largo tiempo y se apoyó en la cama, luciendo gentil, amable y humilde.

-No has cambiado en nada, sigues teniendo el mismo aspecto de niño curioso – se acerco a Naruto un poco más y acaricio esa cabellera rubia que creyó que nunca más iba a poder ver.

Naruto bajo la mirada – Tu sigues siendo alguien muy maduro, el chico que acepta cualquier cosa a pesar de que lo engañan

-Solamente me dejo engañar por ti-

-Gaara...-

Gaara siguió acariciando su cabello -¿Por qué? ¿Por qué estas embarazado de ese idiota? ¿Sabes que ellos fueron los que asesinaron a tu familia? -

Naruto alzo su mirada, sus brillantes ojos azules se centraron en su amigo -Gaara, Sasuke no es el culpable, fue su padre el que lo hizo, además yo...yo...-

El pelirrojo suspiro. Extendió una mano y sostuvo la mandíbula del rubio -Entiendo, no es necesario que me contestes, lo importante es que estás aquí, conmigo -

Naruto se perdió un momento en esos ojos cariñosos y rápidamente giro su cabeza para escapar de las manos de Gaara.

Gaara se sintió débilmente decepcionado al retirar su mano – Es mejor que tomes un baño y cambies de habitación, mandare a alguien a limpiar -

-¿Dónde está Jiraiya y Konohamaru?-

Gaara sonrió levemente -No te preocupes, ellos están bien -

Naruto asintió y sonrió – Gracias y perdón por decepcionarte -

El pelirrojo guardó silencio, estaba más decepcionado con él mismo, por no poder protegerlo o de buscarlo antes de que las cosas se salieran de las manos, pero ya era demasiado tarde.

.-Mandare a unos sirvientes para que te atiendan, por favor siéntete cómodo – salió de la habitación sin mirarlo de nuevo.

Naruto se recostó en la cama, todavía sentía nervios de estar en el país de la arena, no sabía lo que iba a suceder más adelante. Gaara le había dejado en claro que no lo odiaba, pero de sentirse decepcionado, no recibió una respuesta, pero no era necesario que le contestara, porque el también se sentía de esa manera.

-Señor Namikaze –

Una voz masculina llegó hasta sus oídos, la voz era tan familiar.

-¿Konohamaru?-

La puerta se abrió y el soldado apareció con dos mujeres vestidas con ropas color rosadas. Konohamaru también tenía otra vestimenta, un Kimono color negro que lo hacía lucir diferente.

-¿Estás bien?-

-Vomite ¿Qué te hace pensar eso? -

-Que es asqueroso -

-Gracias por tus palabras -

Naruto se levantó de la cama lentamente, pero aun así sentía que todo a su alrededor daba vueltas. Se tambaleó y casi cae al suelo. Afortunadamente, Konohamaru tenía buenos ojos y lo atrapo.

-Te ayudare a llegar al baño -

Naruto levantó la cabeza para mirar al soldado y sonrió en respuesta. Se apoyo en él y caminaron hacia la habitación del baño.

Las sirvientas empezaron a limpiar el desastre.

Al entrar en la habitación, Naruto se dirigió directamente al agua para lavarse. Konohamaru se agacho para tomar el kimono del suelo, pero cuando lo levanto cayo el pergamino.

-¿No se lo diste al rey?-

El rubio lo miro para saber de qué hablaba.

-El pergamino que te dio su majestad – lo recogió del suelo -¿Quieres que se lo de? -

Naruto negó con la cabeza -Yo se lo daré, aparte quiero hablar con él -

.-Entiendo, entonces buscare algo de ropa para ti – salió del baño con pasos apresurados.

Naruto alzo una ceja extrañado, bajo la cabeza para mirar su cuerpo y se dio cuenta de los chupetones y rastros de amor que el azabache había dejado, todavía no desaparecían del todo, se sentía como si Sasuke lo hubiera hecho a propósito para que alguien lo viera.

Konohamaru apareció de nuevo, pero esta vez con un Kimono color blanco en mano y lo ayudo a vestirse con los ojos cerrados.

-¿No crees que estás exagerando?-

-Su majestad me pidió que lo ayudara en cualquier cosa, pero si lo ayudaba a vestirse, tengo que taparme los ojos-

-Sasuke ni siquiera esta aquí -

-Pero la conciencia no me dejaría en paz -

El rubio no respondió y dejo que hiciera lo que quisiera.

Cuando salieron del baño, las sirvientas ya se habían ido y dejaron la habitación impecable, hasta llego a oler un aroma a flores. Konohamaru le dio el pergamino y lo condujo afuera de la habitación para dirigirse a la habitación del rey.

-¿Dónde esta Jiraiya? -

-¿Quién sabe? La ultima vez que lo vi, estaba coqueteando con una sirvienta -

Naruto permaneció en silencio, mientras se dejaba arrastrar por el soldado. Llegaron a una habitación protegida por dos soldados y cuando vieron al rubio le abrieron la puerta.

-Tú no puedes entrar- le dijo un soldado a Konohamaru.

-Se siente enfermo, por lo menos déjame llevarlo adentro -

-Nosotros nos encargamos – tomaron al rubio de los brazos y lo llevaron lentamente adentro de la habitación.

-¡Te estaré esperando aquí afuera! – grito Konohamaru, antes de que cerraran la puerta.












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