Tn miraba desde la ventana del carruaje el paisaje del reino de Darhan, había leído libros de ese reino y decía que la vista te hacía sentir como en un paraíso, las montañas llenos de árboles de cerezos con sus pétalos cayendo como lluvia era una vista maravillosa.

-Alteza, ya vamos a llegar

La peliblanca despegó su vista desde la ventana, nerviosa movió sus manos nerviosa ya que era la primera vez que salía del imperio, obviamente el emperador mandó a los mejores magos a cuidarla ya que estaría dos días en Darhan.

Al llegar la peliblanca bajo del carruaje siendo recibida por varias sirvientas, quienes empezaron a guiarla por el gran palacio de Darhan, caminaron por los pasillos para dirigirse al salón donde sería recibida por ellos reyes, pero en eso escucho una hermosa melodía de un instrumento que nunca había escuchado.

Tn:¿Eh?, ¿Que es esa melodía?, es muy bonita, me pregunto quien la estará tocando -pensó mientras seguía a las sirvientas que se detuvieron, habían llegado al salón-

-Majestades, la princesa de Arbezela ha llegado

Rey:Pueden dejarla entrar

Las sirvientas abrieron las puerta dándole paso a la peliblanca al gran salón donde la esperaban los reyes de Darhan.

El emperador se encontraba escribiendo varios papeles en su oficina, pero en eso escucho como la puerta fue abierta de un golpe, levantó su mirada para reclamar al responsable por entrar de esa manera.

Pero su enojo cambió a una mirada de felicidad al ver que se trataba de su hijo mayor, Ares, quien se veía molesto.

Jaider:Hijo mío, ¿Que necesitas?

Ares:Padre... ¿Es cierto que enviaste a Tn a Darhan solo para que les de su sangre?

Jaider: -suspira- Hijo, se que esto es difícil para ti pero Darhan en serio necesita de la sangre de tu hermana y por eso ellos me pidieron de su sangre

Ares:¿Ellos te lo pidieron... o tu, les ofreciste de su sangre? -pregunta con seriedad-

Jaider se quedó en silencio, el joven al ver que su padre no le respondió sintió como la rabia lo consumía.

Ares:¡Padre!, ¡¿Como se te ocurre explotar a Tn de esa manera?!, ¡Ella es un ser humano no una bolsa de sangre que puedes donar cuando se te da la gana!

Jaider:Ares, tu hermana acepto ir a darles de su sangre, ella es la que acepta, nunca se niega a donarla.

Ares:No se niega porque te tiene miedo, ¿Crees que no a visto como tratas a nuestros hermanos cuando no hacen lo que les dices?, ¿Crees que ella disfruta obedecer todas las veces que le ordenas a donar sangre al imperio?, no puedes seguir haciendo esto

Jaider: -suspira- Por más que quisiera parar, no puedo hijo, ahora que todos saben del poder de Tn no pararan de pedir su sangre y yo no puedo hacer nada para evitarlo

Ares:Si puedes, pero no quieres, eres el "Invencible Emperador Jaider", todos te tienen miedo, ¿Como es posible que no puedes negarte?, en serio no entiendo por qué eres así

Molesto salió de la oficina de su padre y cerro la puerta con fuerza, el mayor soltó un suspiro de cansancio y frotó sus dedos en su cien.

Jaider:Tenía que sacar el temperamento de su abuelo, ¿Que haré con ese muchacho?

Tn al estar frente a los soberanos de Darhan juntos sus manos al frente para hacer una reverencia completa con la espalda recta.

Tn:Saludos al rey y a la reina de Darhan

Rey:Bienvenida princesa Tn, supongo que ya sabe porque está aquí

Tn:Si -dice sin levantar la mirada-

Reina:Lamentamos mucho que tenga que hacer esto princesa, no pensamos que el emperador nos llegaría a insistirnos en ofrecer su sangre

Tn:Así él les ofreció mi sangre... claro, otra vez como siempre, ofreciéndome mientras él me dice que ellos me la pidieron -pensó tensando su mandíbula, levanta su rostro y fuerza una sonrisa- No se preocupe su majestad, ya estoy acostumbrada a hacer esto, mejor empecemos cuanto antes, sus ciudadanos tal vez no aguanten mucho

Los reyes no tan convencidos llamaron al médico para llevar a la princesa a sacar de su sangre

Rey:Lleva a la princesa con los demás médicos

Médico:Si majestad -hace una reverencia y ve a la princesa- Sígame su alteza

La albina asintió y siguió al médico, pero se sintió un poco incómoda al sentir la mirada de los reyes, pensó que ellos empezarían también a pedirle más de su sangre a menudo como a pasado con otros nobles que no dejaban de pedirle cuando se les agotaba.

Pero en realidad, los reyes veían con profunda lástima y tristeza a la albina, no querían que ella se lastime solo porque el emperador de Arbezela se lo ordenó.

No entendían como se le ocurre al emperador explotar a una niña de esa manera.

La albina miraba con temor las dos grandes jarras con los que debía llenar con su sangre, el médico le pidió que se sentara mientras buscaba los materiales para sacar la sangre.

Tn se sentó frente al médico mientras levantaba la manga de su hanbok mostrando por completo su brazo.

Otro médico le extendió un pañuelo para que lo muerda, tomó el pañuelo y lo enrolló para colocárselo en la boca, vio que el médico se acercó con un cuenco y un cuchillo en las manos. Dejo el cuenco en el medio entre ellos para luego tomar el brazo de la albina.

Médico:¿Está lista su alteza?

Tn: -asintió-

El médico levanto un poco el cuchillo para después clavarlo con fuerza en el brazo de Tn haciendo que empiece a sangrar a chorros.

Tn mordió con fuerza el pañuelo aguantando el enorme dolor que sentía, las lagrimas empezaron a caer de sus ojos y ahogaba sus gritos de dolor apretando el pañuelo haciendo que solo se escuchen quejidos.

Al ver que el cuenco se lleno con su sangre un médico lo tomó y lo acercó a la jarra para echar la sangre en ella.

Ese era sólo la primera de muchas.

Médico:Listo su alteza

Limpio la sangre del brazo de la albina mientras que la herida se sanaba sola.

Tn estaba demasiado pálida, casi parecía un fantasma por lo blanca que estaba, con las pocas fuerzas que tenía se levantó y empezó a caminar tambaleándose en el camino. Vio que ya era de noche, miro con curiosidad la gran cantidad de estrellas que había en el cielo, como Arbezela era demasiado luminosa no se podían ver bien las estrellas.

Pero en eso escucho una hermosa melodía.

Hipnotizada por la hermosa melodía empezó a caminar buscando de donde venía, sentía su cuerpo pesado y que estaba a punto de desmayarse pero quería saber quien estaba tocando esa hermosa melodía.

Llegó a un jardín del palacio que estaba rodeado de hermosas flores de cerezo, los pétalos caían como si fueran una hermosa lluvia rosada.

Su vista poco a poco iba poniéndose borrosa, camino por un rato hasta que sus ojos se toparon en una persona de pelo blanco, que estaba tocando un instrumento que ella no conocía.

No pudo ver bien su rostro ya que su vista estaba algo borrosa y sentía su cuerpo más pesado, dio unos pasos para ver bien que era pero su cuerpo no aguantó más y empezó a caer mientras sus ojos se cerraban lentamente

Se sintió extrañada al no sentir el duro suelo chocar con su cuerpo, en lugar de eso sintió unos fuertes brazos sostenerla, abrió sus ojos por un pequeño momento y lo último que vio antes de desmayarse fue unos hermosos ojos dorados que la miraban con preocupación.

Había escuchado que la primera princesa de Arbezela vendría a dar de su sangre para sanar a todo los enfermos de Darhan.

Apenas la princesa llegó no pudo evitar sentir curiosidad de conocerla, así que la vio desde lejos, no pudo ver bien su rostro ya que estaba demasiado lejos.

Decidió un poco dejar de lado lo que estaba y fue al jardín a tocar un poco.

Estuvo tan concentrado en tocar su instrumento que no se dio cuenta que estaba anocheciendo hasta que el cielo se cubrió completamente de un azul oscuro con varias estrellas.

Pero se puso alerta al escuchar unos pasos, levantó la vista se topó con una inocente y cansada mirada.

Sintió sus mejillas calentarse un poco al ver el hermoso rostro de la albina, reconoció las prendas que ella traía, era la primera princesa de Arbezela.

Su cuerpo se reaccionó rápidamente al ver que la albina empezaba a desmayarse para luego sostenerla en sus brazos, vio que ella abrió los ojos por un pequeño momento hasta desmayarse por completo.

Preocupado colocó sus dedos en el cuello de la albina para ver si aún tenía pulso, suspiro de alivio que aún tenía pulso, pero algo llamó su atención.

Eran unas pequeñas manchas de sangre que tenía en su hanbok. También de que su piel estaba demasiado pálida hasta parecer un fantasma.

Supuso que debieron sacarle demasiada sangra como hasta el punto de que se desmaye, sintió una leve molestia de que le hagan eso a una persona.

La levantó en sus brazos sorprendiéndose por lo liviana que era.

Tn lentamente abrió sus ojos y vio que estaba recostada en una cama, con cuidado se levantó aún sintiendo su cuerpo débil.

En eso escucho la puerta abrirse y ver a varias sirvientas entrar con muchas bandejas con mucha comida.

-Buenos días su alteza, los reyes le envían esto para que recupere sus fuerzas

Tn:A-Ah gracias

Las sirvientas dejaron las bandejas para hacer una reverencia antes de irse, pero una se quedó.

-Cuando termine vaya al salón principal, los reyes la esperan

Tn:¿E-Eh?, está bien

La sirvienta hizo una última reverencia y salió de la habitación dejando sola a la princesa.

Esta mientras tanto se hacía una pregunta.

¿Quien la trajo a esta habitación?

Lo único que recuerda es que estaba desmayándose y vio unos hermosos ojos dorados.