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O8: Three Weeks

Era lunes, era el peor día.

Como siempre, JiSung tomó una ducha, se puso su uniforme, su bolso, y salió del edificio.

El primero de ambos.

A pesar de todo, era un lindo día, soleado y no hacía ese calor para morirse.

Le hacía un tanto gracioso que SeungMin se acercara riendo, haciéndole reír también, porque Jake estaba demasiado perdido por SungHoon.

—¿Todo bien Sunggie?

—Perfectísimo, Seung.

Al llegar al salón, tomó asiento, saludó a algunos conocidos, Tzuyu y esperaban que el timbre suene.

EunHyuk, como siempre tenía las primeras horas el lunes, hacia su entrada diva.

Lo usual.

Él siempre fue un buen estudiante, sobre todo porque adoraba estudiar algo que le atraía.

Algo a lo que le gustaría dedicarse.

Pero desde que en cierta forma, “andaba” con MinHo, todo era tan alegre.

Hasta las ecuaciones patrimoniales más difíciles, los libros diarios con descuentos e intereses. Todo.

Pero seguía manteniendo que no podía baja la cabeza, cada vez confiaba más en MinHo, sin perder su vista y razonamiento.

Había que estar atentos, era la verdad.

—¿JeongIn y esa cara?

—HyunJin, te amo, pero me tienes harto con el maldito Aristóteles.

—Lo siento bebé, pero si no hablo de eso, no me queda la información.

—¿Por qué? ¿Porque tienes memoria a corto plazo? —rió.

—No, porque prefiero pensar en ti.

—Melosos —bufó ChangBin. —Ya bájenle.

—¿Perdón? Tú te la pasaste contándonos todo lo que planeabas hacer con SeungMin en su próxima cena. Que rosas, velas aromáticas, caminata nocturna; ChangBin, no eres dark, acéptalo.

—¿Pueden dejar de pelear? —pidió Chan. —No caminamos hasta aquí para escucharlos así.

—La pregunta es porqué siempre venimos, envés de quedarnos en nuestro edificio —esta vez habló Felix.

—Porque estos chicos son un peligro cuidándose solos. Y mira, allá están SeungMin, Sunggie y Jake.

Los tres jóvenes se acercaron, todos sonrieron cuando SeungMin y ChangBin cruzaron miradas tiernas y sonrojadas.

—Me parece tan raro que SungHoon no esté aquí.

—Ya, no me olvidé de ustedes —bufó Jake. —Es muy lunes, pero son lo mejor que tengo.

Chan, quién ahora tenía su cabello medianamente naranja, tomó su pecho de manera cómica, haciéndolos reír.

—Yo digo, que salgamos todos —propuso ChangBin.

—No hables de salir en pleno lunes —lloriqueó JeongIn. —Sino me dan ganas de tomar hasta por las orejas.

—Entonces reserva tu culo hasta el viernes.

—¡Hey! —rió Felix. —Es buena idea.

—Ah no seeer... Que alguien tenga planes con su nuevo novio —alardeó HyunJin.

Al principio, SeungMin se sintió tocado, pero cuando todos miraron a JiSung, suspiró.

—¿Qué? ¿Yo?

—Ajá, andabas a los besitos ayer.

—¡HyunJin! ¿Por qué dijiste eso?

—¿Besitos? ¿En público? —rápido saltó Chan.

—No jodas, amor, ¿qué no hemos hecho tú y yo en público? —remató Felix, haciendo que todos permanezcan en silencio. —O sea... Mierda.

—¿Vieron estos momentos, cuando todo sale a la luz sin darse cuenta? —Jake trató apaciguar la escena, pero Chan tenía una cara de asesino serial, y Felix ya no vió otra alternativa que salir corriendo.

Los otros dos australianos se fueron rápido.

—... Sólo dije besitos —se defendió HyunJin.

—Pues te hubieses callado —alegó ChangBin.

—Ah, cállate, tú te acostaste con-

—Sí, amor, sí, suficiente —JeongIn le dió de comer un osito de gomitas.

—El pasado pisado —rió Jake. —Pero términos serios, ¿vas bien con MinHo, Sunggie?

—Sí, muy bien —asintió.

—¿Sigues virgen?

—En su totalidad... Bueno, menos los labios. ¿Y tú?

—Creo que Chan va a matar a Felix... Sí lo va a matar, me voy —se levantó y salió corriendo.

Rieron, obviamente rieron, pero HyunJin pegó su vista en algo, y cuando voltearon, pudieron ver a MinHo acercándose.

—Esto se va a poner bueno —susurró JeongIn.

JiSung no podía despegar sus ojos, en serio que no podía.

Cualquiera actuaría como si nada, pero de él no salía evadir a alguien como MinHo.

Al haber contactado visual, el mayor sonrió. Dios, ¿por qué? ¿Tenía que pasar vergüenza frente a sus amigos? ¿No lo saludaría con un beso, no? ¿O sí?

—Uh, hermano —HyunJin se apresuró y chocó su puño. —Siéntate, que justo hablábamos ahí... con Sunggie.

El joven saludó con un apretón de manos a todos, y al tomar asiento en el pasto, intercambió miradas de nuevo con JiSung.

HyunJin se encargó de sacar tema, de cierto modo, porque su padre era abogado y esas cosas.

MinHo explicando cómo le atraía defender los derechos humanos era una joya.

—Saben... Yo... Tengo tarea —ChangBin se levantó. —SeungMin, ¿quieres ayudarme?

—Sí, ajá —tomó su mano. —Adiós.

—¡Oh, cierto! Vamos, JeongIn, quiero mostrarte ese bolso antes de que cierre la tienda.

—Está bien, adiós chicos.

Obviamente la risita del joven no se hizo esperar, mucho menos que Sung baje su mirada.

¿Podían ser su amigos, un poco más disimulados?

Es decir, si había algo por lo que ChangBin no se preocupaba, era su tarea.

Y HyunJin tenía toda la semana para irse de compras.

SeungMin no hacía nada más que seguirles el rollo, obvio.

—¿Por qué hacen eso si siempre estamos solos en la habitación?

—Porque son unos idiotas —suspiró. —Pero de los buenos.

—Los idiotas dejan solos a la personas que relativamente están en algo —se sentó más cerca. —Entiendo.

—Mm, ¿relativamente?

—No te enojes, cosita —apretó sus cachetes. —Sabes a qué me refiero. ¿Nunca te sentiste mal tercio?

—No... ¿Qué es?

—Cuando hay una o varias parejas dándose el amor del mundo, y tú estás solo.

—Con HyunJin y JeongIn es muy seguido.

—Sí, tenían pinta de melosos.

—No es por nada, pero... ¿No tienes clases?

—Hannie, son las siete de la tarde, todo el mundo termina a las seis.

—Oh, lo siento. Supongo que me divierto mucho con los chicos —rascó su nuca. —Deberías venir con nosotros algún día.

—Seguro, cuando quieran. Estoy en busca de nuevos amigos.

—Al fin dejaste a esas personas malvadas —se levantó. —Vamos, tengo hambre.

—El uniforme te queda muy bien.

—No va al tema —intentó no sonrojarse. —¿Qué quieres comer hoy?

—Cualquier cosa. ¿Por qué evades mis cumplidos?

—No me gusta ponerme rojo. En verdad.

—Oh, está bien —ladeó su vista. —Conmigo tendrás que acostumbrarte.

—¡Hyung!

Al otro día fue el mismo procedimiento.

Pero ocurrió algo inesperado.

El director de la universidad decidió adelantar una semana la mini vacaciones, que en teoría eran sólo dos.

Ahora tres.

Esa salida del viernes podían hacerla en bares de la ciudad, o en el departamento de Chan, como siempre.

Todos salían de sus clases contentos.

JiSung no tanto, pues algunos de sus amigos vivían lejos, y no los vería.

Tal era el caso de Tzuyu.

No es que volviera a Taiwán, pero su familia se había ido hasta Daegu; aunque seguramente pasaría por Seúl.

Al llegar a la entrada de su edificio...

Él no era celoso, para nada.

Pero, ¿a quien abrazaba MinHo? ¿Por qué tan contento? ¿Podía soltarlo ya? Ni que fuera su novio.

Los pasó así nomás, no quería hacer sociales.

Lo que sí, no esperó que MinHo lo alcance antes de llegar a las escaleras.

—Wow, wow. ¿No me viste? Me hubieses esperado.

—Estabas con tu amigo.

—Sí, con... ¿Estás celoso?

—¿Y por qué lo estaría?

—¿Me estás subiendo el tono?

—Nadie está subiendo el tono.

—Mm, ok, después de ti —abrió la puerta que daba hacia las escaleras y JiSung clavando su vista en él, pasó.

Sí, sí estaba celoso.

Sí, sí había levantado el tono.

MinHo iba detrás de él, como esperando la tormenta una vez estén en la habitación.

Pero dentro de ella, JiSung dejó sus cosas y se tumbó a la cama con su teléfono.

—... ¿Qué haces?

—Hablarle a mi mamá.

—Aww, le habla a su mami —se recostó junto a él, abrazándose a su cintura, y dejando su cabeza en su pecho.

—Sí, no vivo solo.

—Yo tampoco —suspiró. —Oye, ¿nos veremos, verdad?

—Tengo tu número, no llores.

Rió. —Es que serán tres semanas; y digamos que es complicado olvidar tu carita de bebé.

—Ah, ya basta.

—¿Y qué dijo tu mami?

Apagó la pantalla y dejó su teléfono sobre su buró. —Deja de hablar de mi mami, hyung.

—¿Cuántos años tenías? ¿Cinco?

—Diecisiete —bufó.

—Sabes que sólo bromeó. En fin, vamos al caso, ¿vas a ponerte celoso de alguien como DaeHwi?

—¿Quién? Ah, tu amigo. No me puse celoso.

—No... Claro que no.

—Ya basta, hyung.

—Pero admítelo.

—Yo... ¡Aguarda! Así mismo hiciste con la cita, no voy a caer otra vez. Jaja, ¿ves que soy inteligente? —rió.

—Oh, vaya... Y digamos que, si ya no te soy besos, sólo porque lo admitas, ¿qué haces?

Tomó su nuca y se acercó. —No te engañes, Min-ah, no lo soportarías.

Y ahí otra vez, haciendo lo que siempre criticó.

A los besos con alguien que no era nada más que un “amigo”.

¿les cuento un dato innecesario e irrelevante?
yo amo este fic y son décadas para que lo actualice :)

anyways, espero que les guste <3

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