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2O: Back on the road

JiSung corría hasta sus amigos quienes habían decidido por hacer un día de campo.

Sí, estaba algo cansado, no durmió mucho después de toda esa loca noche. Para colmo, irían a una fiesta.

Decidió bajar la velocidad, y solamente caminar. Estaba lejos, y quería evitar ejercer tanta presión en su tobillo.

Chan se dirigió hasta él solo para cargarlo en su espalda y llevarlo con el resto.

—Es tan lindo verte sin esas muletas del demonio —sonrió HyunJin.

—Lo sé, eran estresantes —asintió.

—Ok, todos escuchen. Hay que cuidar a Sung en la fiesta, ¿sí? Echarle un vistazo de vez en cuando.

—No es necesario, Chan hyung, sé cuidarme solo... La última vez hasta cuidé de alguien más —murmuró lo último abriendo su juguito en caja.

—Es cierto, sobre que apenas se liberó de caminar acompañado, ahora tenemos que estar sobre su culo —bufó esta vez ChangBin.

—Escucha Sunggie, ¿quieres besarte a alguien? Hazlo, ¿cogerte a alguien? Hazlo, ¿a MinHo? No hay problema. Vive tu maldita juventud, caso cerrado —volvió a decir HyunJin con algo de comida en la boca, haciendo reír a todos.

Felix apretó la cintura de su novio, y susurró. —Tú también tuviste esa edad, no te preocupes.

—¿Cómo no quieres que me preocupe?

Depositó un beso en su lóbulo. —Me encargaré de que no pienses en eso.

—Uh, ¿quieren un cuarto? —volvió a decir HyunJin, haciendo que JeongIn lo empuje levemente. —Ay, ya... Jake, dime que esta noche la das... O te dan.

—Si ya no le dieron... —susurró SeungMin riendo.

El castaño se tornó colorado, y asintió tratando de evadir la referencia.

—¿Por qué te pones así? ¿Necesitas consejos, cariño?

—Suficiente, Hyun —lo detuvo JeongIn, ofreciéndole algo de comer.

—Hyung... ¿Cuando volveré a mi cuarto? —preguntó JiSung.

—Puedes disimular que no soportas a SeungMin —rió Felix.

—No es eso, para nada —negó.

—Pues... Cuando quieras, Sung —contestó Chan. —Ni siquiera tenías que preguntarlo.

—Oh, está bien. Ya era hora.

HyunJin plasmó una sonrisa maliciosa mientras su mirada se desviaba al menor. —¿Qué planeas, chiquito?

—¡Nada, nada!

—¿Qué pusieron en su refresco? —preguntó ChangBin, provocando algo de risas. —No, en serio. JeongIn, ¿qué le das de comer?

—Es su esencia.

—¿Por qué estás nervioso todo el santo día, MinHo? ¡Es sábado! Podemos ir a alguna disco de la ciudad, no quedarnos en tu aburrido campus.

—Hay una fiesta hoy —suspiró. —JiSung irá.

—... Oh, entonces... Eso me obliga a algo.

—¿Ayudarme a conseguir su-

—No, idiota. Llamar a Brian.

—Ah —bufó. —¿Y yo qué hago?

—Hacer cosas por tu cuenta, cielo. No estaré detrás de tu ya grande culo toda tu vida.

—Oye, si no fuese por mí, no irías a esta fiesta.

—¿Qué quieres que haga, MinHo? Ir hasta JiSung y decir “Mi primo quiere que...” ¡Claro que no!

—Ok, adelante, vete a coger tranquilo.

—Mmm, estoy oliendo que alguien está necesitado —rió. —No seas nenita, en serio; ¿A qué temes?

—Anoche me preguntó si estaba enamorado de él, pero entonces tuvimos que salir corriendo.

—... ¿Y la respuesta está en este bello rostro? A veces, pero no hoy —apuntó al pecho de su primo. —Está ahí, y no puedo creer que aún no sepas.

—Tú lo dices porque tienes una relación perfecta desde los quince años.

—Oh, sí, ¿no es precioso? —suspiró. —En fin, escucha, ya abre los ojos, en serio.

—Pero Jae, es-

—Ya sé, ya sé; “Jae, el amor es díficil” oh sí, el amor es díficil y tú un ciego de mierda; ¿Te parece?

—...

—Me das dolor de cabeza, MinHo. Porque no puedo hacer más, tú sigues.

—Lo sé... Pero ponte en mi lugar por un momento, es díficil-

—¡Dejá de decir eso! Me tenés los huevos llenos, la re yuta madre que te parió.

—Y aquí vamos —suspiró.

—No podes ser tan gil, en serio —masajeaba su sien. —Estás re enganchado, pero posta te digo.

—¿Vas a parar ya?

—¡No! Porque vos me buscas y te juro que soy re capaz de reventarte todo, pero no, porque en algún lado te quiero; pelotudo.

Rió. —¿Y ahora?

—Sí, ya —bufó.

No era nada nuevo que el acento argentino de Jae salga cuando solía indignarse.

—¿Entonces piensas que estoy muy enamorado?

—Lo estás, de veras lo estás. ¿Quieres un maldito ejemplo? Te brillan los ojos con sólo hablar de él, te pones nervioso con lo más mínimo sobre ustedes dos, y mi favorito es, que aún sigues cantando Baby One More Time, sonriendo y con tus mejillas rojas. ¿Necesitas más?

—... ¿Te enteraste lo de Baby One More-

—¿Necesitas más o no?

—No lo sé...

—Uh... Ok, yo iré a tener una hermosa fiesta, con mi hermosa pareja, y tú no me vas a molestar, porque si te veo y aún JiSung no es tu novio, tendrás problemas, ¿sí? Adiós.

“Hay que cuidar de Sung en esta fiesta” decían.

“Echarle un vistazo de vez en cuando” decían.

Sus dedos golpeaban levemente la mesada de la barra, jugaba con el limón en su vaso, con su sorbete; y seguía sin encontrar algo que lo saque del aburrimiento.

—Es una fiesta, deberías bailar —MinHo tomó asiento al lado suyo.

—No tengo a nadie —se acomodó para que pueda ver como todos sus amigos se besaban a sus parejas.

La risa del rubio no tardó en venir.

—Estamos en las mismas. Mi primo me abandonó.

—Y para colmo nos tuvimos que quedar juntos.

—Ah, ¿perdón?

—Pues no sé si me llevarás a robar vodka en otro edificio.

—Tú me seguiste —sonrió. —Y aparte la pasamos increíble.

—Tal vez...

—Deja de ser tan así conmigo —tironeó levemente su brazo.

—Me hiciste tomar, y para colmo no respondiste una —murmuró lo último aprovechando la alta música.

—¿Quieres que me arrodille?

—No, tú eres capaz —apretó su hombro.

Rió. —Bien... Ahora dime porqué tus amigos fueron tan crueles.

—No son crueles, sino que ellos sí tienen personas con quién divertirse.

—... Yo igual.

JiSung decidió no preguntar, ni siquiera responder. Le ardía la sangre el hecho de imaginarse que diría “DaeHwi”.

Siguió investigando el contenido de lo que el barman le había servido, hasta que sintió algo en su cintura.

Volteó por inercia; él también quería.

MinHo mantuvo ambas frentes unidad, pero aún no lo besaba.

Susurró palabras dulces que se preservaron en su corazón, con llave.

“Ni en mi otra vida me aprovecharía de ti, Sunggie”

No aguantó, ¿quién lo haría? Jaló de la nuca contraria para poder besarse por fin.

Había hechado de menos esos increíbles labios, los cuales tenían sus técnicas tan deliciosas.

Sus bocas se abrían permitiendo el ingreso y choque de ambas lenguas.

Dios.

Era una colisión perfecta.

Su colisión perfecta.

bandaaa, literalmente tenemos un pie en el final

/procedo a llorar

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