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17: Open hearts

Si había algo que destabaca a Jae, era su observación ante todo.

Y en este caso, MinHo era su objetivo.

Exactamente no podía sacarle de la boca qué lo traía tan contento, porque en la mañana se despertaba de una borrachera, y hoy parecía salido de una pasarela.

¿Qué pudo haber pasado en ese tiempo que se fue?

Decidió permanecer callado, y demostrar que estaba en la espera de algo.

Su primo no tardó en divisar su actitud, y se detuvo a mirarlo.

—¿Qué tienes?

—Te devuelvo la pregunta —bebió algo de su refresco. —Si un paciente quiere ayuda, se supone que debe decirle todo al profesional.

Sonrió. —Dos cosas, no soy tu paciente, soy tu primo, y por último, no pasó nada.

—Ay MinHo, ¿crees que no noto tu sonrisa de orgasmo conseguido? Eres fácil, muy fácil.

—Disculpa, señor sabelotodo.

—¿Lo ves? No te cuesta nada decirme que-

—Fui a su habitación. Nos miramos y sonreímos por un rato; dijo que si su mensaje hizo que fuera con él, estaba bien —ladeó su vista.

El rubio quedó quieto, su vista se centró en la sonrisa de su primo, una muy sincera.

Tenía que admitir que pensó que había jugado con JiSung, y seguro estaba feliz porque ya tenía a alguien más.

Y se sintió pésimo por haberlo juzgado horriblemente. Cien por ciento seguro de que no conocía al nuevo MinHo.

Mientras que con sólo diecisiete el chico ya lo llamaba por haberse cogido a dos chicas, y un chico en una semana, contento; ahora se le veía el rubor por el simple hecho de que alguien se alegre de verlo, y le sonría.

No tenía ni puta idea de qué pasó con su primo; pero le encantaba.

Le dió un bocado a su platillo y sonrió con dulzura.

—Eres un bebé... Idiota, pero un bebé.

—¿Por?

No iba a ser directo; porque podía decir “Estás muy enamorado” pero dentro suyo, algo le decía que MinHo se daría cuenta de la mejor manera, y muy pronto.

Rió un poco se imaginaba el rostro impresionado de su primo; era tiernamente gracioso.

—Nada, olvídalo —negó.

—Dilo. ¿Cómo el paciente sabe qué hacer si el profesional no habla?

—Eres paciente cuando te conviene —rió.

—Tal vez. Pero, ¿cómo ves la situación?

—Mmm... —frotó sus manos. —Ve rompiendo el hielo, pequeñas vistas sirven para tu corazón, y para el de él. Eso sí, evita problemas con sus amigos.

—Es que no sé porque- —Jae lo miró fijamente, en plan “¿Es broma?”. —Bien, sí tienen razón para no quererme cerca de él pero... No lo sé, deberían escucharlo y dejarlo decidir.

—Es que JiSung claramente querrá quedarse contigo; pero le lastima, ¿entiendes? Hasta que no te aclares, para él no sientes nada. Ellos sólo lo protegen.

—Tienes razón... Dios, no me imagino que me harían.

Rió. —Imagínalo, pero que no lo vives.

—Es un hecho. ¿Cada cuánto vendrás?

—Mi consultorio está en el centro de la ciudad, no es tan lejos. No te preocupes, una o dos veces por semana si quieres.

—Bien... ¿Sabes? Creo que comenzaré a arreglar las cosas, con sus amigos.

—Eso quería escuchar —se animó. —¿Con quién puedes comenzar? Te ayudo.

—Tu me hechas una mano con HyunJin, no hablamos mucho, pero cuando se enoja da mucho miedo. Está muy enamorado, chico diva, estudia psicología.

—¡Un aprendiz! Genial, no hay problema.

—Dejaré a Chan como último... Él si me tiene el enojo del mundo.

—¿Y el chico que te cogiste?

—¿Ah, ChangBin? Con él no hay problema, sí con su novio, creo.

Rió. —Bien primito, hagamos las cosas bien —levantó su vaso. —Por amor, y porque dejes de ser un bobo.

—... Salud.

Bien, la parte más difícil le tocaba a él.

MinHo no tenía ninguna excusa para estar en el campus de psicología y filosofía, mucho menos para acercarse a HyunJin.

El castaño tenía algunos apuntes, y se ve que veía algunas cosas de libros.

Temblando, avanzó.

—... Hey, Hyun.

Levantó su mirada.

—¿Hay alguien? —tomó asiento.

—¿Quieres negociar o qué?

—No —negó. —Sólo venía a decirte si... ¿Conoces a Jae Park?

—... Sí, ¿por?

—Si necesitas ayuda con tus exámenes, dime, es mi primo.

—¿Qué? ¿En serio?

—Sí —asintió. —Me he puesto a pensar que todos ustedes básicamente me odian, y quiero buscar una forma de recompensarlo mientras veo qué es lo que siento por Sung.

—Aww —sonrió. —Pero apúrate hijo, el tren se irá.

—Lo sé, tú, ah... Dime cuándo lo necesites.

—Hyung, gracias por esto. Pero nadie tiene nada en contra tuyo, el problema es Chan, es como la segunda madre de Sung, lo conoce desde primer año de secundaria, es muy fuerte su amistad. Deberías arreglar las cosas con él.

—Es que...

—Tranquilo, puede ser imponente, pero búscalo cuando esté con Felix.

—Gracias, eso haré.

—Gracias a ti. Bien, ya puedes irte.

Rió. —De acuerdo.

—¡Eso duele!

—¡Ah, no me grites!

—Mejor déjalo —quitó su pie. —No sirves para los masajes, Sana noona.

—Creo que fue un error traerte al nido de locas —vino Tzuyu. —Vamos, tienes que ducharte.

—Bien —se acomodó en la silla.

Salieron del edificio, y como el de SeungMin quedaba cerca, no tardarían mucho.

—No pienso dejar que me bañes.

—Ya lo sé, ridículo. Te juro que el primer amigo tuyo que vea, le diré que lo haga, sino yo.

—Es un hecho —asintió, ya que pasaban cerca del edificio de Felix y Chan.

El rostro de Tzuyu terminó de iluminarse, y comenzó a dar saltitos.

—¿Qué tienes?

—¡Min-ah, ven aquí?

—¿Qué? ¿Eh? ¡No hyung, no vengas!

El rubio miró para ambos lados, entonces se acercó a los chicos que lo llamaban.

—¿Sí?

—¿Me ayudas con este paquetito?

—Sí, claro.

Los tres jóvenes llegaron hasta el edificio correspondiente, y pronto a la habitación.

Mientras MinHo quiso tomar a JiSung Lara acostarlo, Tzuyu lo detuvo.

—Tiene que tomar una ducha, él no puede solo. Se los dejo a su criterio —la chica salió del cuarto.

—¿Eso es cierto?

—Ni loco dejaré que me... Ahg —sus mejillas estaban muy rojas.

—No es necesario verte todo —bufó. —Vamos.

Lo cargó en sus brazos y lo llevó hasta el baño, sentándolo en el retrete, mientras se encargaba de llenar la tina.

JiSung suspiró, sabía que tenía que ducharse pero es que... Ah.

Se quitó su buzo, luego su camiseta, era algo vergonzoso, a pesar de que MinHo seguramente desvistió un montón de chicos.

Una vez la tina se llenó, y tenía algunos productos que no sabe cómo una persona como MinHo le colocó, suspiró.

—Hyung... Mis pantalones.

—Oh, sí —desabrochó y lo ayudó. —Entra, yo... Estaré fuera si me necesitas.

—Pero no puedo... —seguro ya era un tomate.

—Oh, ah... —se quitó su sudadera y se la dió. —Desvístete y ponte esto —salió de la habitación.

Se sintió reconfortante tener el perfume de MinHo, sobre todo una prenda suya.

—Hyung... —el rubio entró y lo cargó nuevamente, bajando despacio en la tina.

El agua estaba perfecta, tibia, era muy relajante.

Se quitó la sudadera, MinHo la colocó a un lado, y a pesar de no saber por qué, se quedó.

Con su mano, la mojaba un poco, y acariciaba el cabello de Sunggie.

¿Podían quedarse así para siempre?

Es decir, MinHo no tenía por qué mojarlo, ni ponerle shampoo, y aún así lo hizo.

El tenía millones de razones para olvidarlo, e incluso tenerle un cierto odio.

Pero no.

Porque si estaba seguro de algo, es que podría tener esa mano acariciándolo siempre, y ver esos ojos y esa sonrisa, hasta que se le canse la vista.

Ambos sabían que debían mantener distancia, pero joder, adoraban tanto estar juntos que parte de ellos era del otro. Eran mitad y mitad, un lago sin fondo, una estrella brillante, un sólo corazón, sin miedo a lo hondo.

muy poético todo

feliz san valentín/día del amor y la amistad de paso <3

esperen prontas actualizaciones

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