13: What's the deal?
JiSung salía de la ducha, los últimos días fueron de mucho apoyo.
Quedaba una sola semana de vacaciones, la cual ya había empezado.
Tal vez se sentía menos presionado, y algo más tranquilo con respecto al tema. Pero eso no quiere decir que sea sensible a la percepción de aquel nombre y esos recuerdos.
Jamás se había sentido tan frágil con el tema; nunca se le ocurrió que el amor dolía tanto, y eso que para él estaba siendo un cuento de hadas.
Iba a salir con Tzuyu, por fin.
La había extrañado mucho, y sí que tenía para contarle.
Y aunque ella ya sabía, nunca está demás algo de consejo femenino.
Se puso algo se colonia y bajó; estaba listo.
Tomó algo de aire y salió de su casa; la joven ya lo esperaba allí.
Le dedicó esa sonrisa dulce que poseía, dándole algo de esperanzas. Desordenó su cabello, y tomó su mano.
—Ah, Sunggie, Sunggie.
—No comiences con reclamos, no tengo paciencia para eso.
—Tranquilo. No era ese el punto, sino que me parece tan malo lo que estás pasando; tú no lo mereces.
—Supongo —encogió sus hombros. —En verdad no lo sé.
—Eres un angelito, no tienes que estar llorando por alguien, eso pasa.
—No estoy “llorando por alguien”, él no me hizo nada, no me rompió el corazón... O por lo menos no ahora. Estoy mal por sentir algo que me propuse no hacerlo.
—Me alegra tanto que no lo estés culpando. Eso es bueno. ¿Sabes? Hasta podría salir todo bien.
—Es lo que intento. Hasta siento pena por haberlo ignorado; porque sé que no ha hecho nada, no es su culpa ser tan... Él —suspiró.
—Aww —lo abrazó. —No quiero decir que hasta triste eres tierno pero... Sí, hasta triste te ves tierno.
Rió. —Gracias, creo. Desde que lo admití, todos han sido de gran ayuda, por lo menos no tengo el autoestima tan bajo.
—Con los amigos que tienes, ¿cómo puedes borrar esa sonrisa? A parte, me tienes a mí, o sea.
Le faltaba mucha de esa actitud.
No le faltó nada a Tzuyu para sacar esa serena sonrisa con su forma de ser. Porque JiSung era una persona sensible, y necesitaba de afecto.
Era un bebé que a pesar de ser fuerte y en cierto punto, bastante maduro, alguna vez necesitará de alguien que esté ahí para él.
Como todos.
Entre sus conocidos, él de verdad era muy querido.
Y no andaba odiando a MinHo, no solo porque lo pedía, sino que era la forma más madura de enfrentar la situación.
Terminaron su reencuentro con unos batidos, en el camino de vuelta a casa.
Por más doloroso que haya sido el momento, hablar del tema lo hacía un poco más fuerte y confiado.
El atardecer pegaba cuando ya estaban cerca, el anaranjado del cielo era impresionante.
Pero de repente HyunJin, JeongIn y ChangBin los sorprendieron por el mismo camino.
Se ve que todos tenían ideado salir en aquel día de poco calor.
Aunque era raro que ChangBin esté sin SeungMin.
Pero había sido que recién salían de la academia de baile, y el joven prefirió quedarse un rato más.
Entonces, claro, eso que seguramente saben se le ocurrió.
JiSung no tuvo mejor valentía que pedirle a Tzuyu “pasar por SeungMin”.
La joven no tuvo problema alguno, ya que quedaron en cenar todos (con ella incluída) por la noche, en un bar.
No era tan lejos, así que caminaron.
Mientras más se acercaban, su cuerpo entraba en desesperación; ¿dónde quedaron sus agallas?
Ingresaron al lugar, y ya estaba pálido.
La joven le estaba contando una anécdota de su novia, hasta que volteó a verlo.
—¿Estás bien?
—Sí, sí —asintió. —Iré al baño, tú ve por SeungMin y los veo en la entrada.
—¿Seguro?
Asintió por enésima vez, y “disimuladamente” corrió hasta el cuarto de baño.
Allí, lavó su rostro como cinco veces, y se miró al espejo.
No puedes estar así por él; no seas idiota.
Pensaba y pensaba.
Levantó levemente su mano hasta la altura de su pecho, y vió claro que esta no paraba de temblar.
Decidió cerrar sus ojos y detenerse por aunque sea un momento; si seguía, podría morirse de un ataque de nervios.
No podía verlo, ni hablarle; no hoy.
Salió del lugar con algo de tranquilidad; la cual se fue a la mierda cuando MinHo se acercaba a él.
Si controlaran su pulso, la máquina ya hubiera explotado.
¿Por qué? Veamos.
Tenía pantalones cortos, y una camiseta no tan holgada. Su cabello cada vez un poco más largo, acompañado de una bandana y estaba sudado.
¿Por qué hasta así tenía que verse tan bien?
Se detuvo por inercia y bajó su mirada; Dios, le podía tanto.
—¿Sunggie? —y pues, eso tenía que llegar. —¿Qué haces aquí?
—Vinimos por SeungMin —el hecho de no verlo le ayudaba a formular mejor. —¿Cómo estás?
—Mmm... Bien, te extrañaba.
—Sí, yo... —no lo digas Sung, no sigas siendo un idiota. —Yo también.
Mierda.
—Bueno, si es así, ¿cuando aceptarás otra cita? ¿O cuando responderás mis mensajes o llamadas?
—Es complicado —finalmente levantó su cabeza. —No lo hice por una razón, y no es el momento ahora.
—¿De qué hablas?
—Te lo diré usando me sienta list-
—Dímelo, no tengas miedo. ¿Ya no te gusto?
¡Claro que no!
—¿Qué? ¡No! Es que-
—¿O sea te gusto? —sonrió.
—¡Basta! Es serio, deja de insinuarte —a pesar de su rubor, tenía que seguir. —Yo...
—Ve al punto entonces.
—No sólo me gustas.
—... ¿Qué?
Luego de entrecortarse, y abrir su corazón para decir todo lo que pasó. Cómo se sentía, al fin y al cabo se demostró tierno, no triste, jugaba con sus manos nervioso, y a veces su cabello. Sus ojos brillaban cuando hablaba, y no podía borrar su igualmente nerviosa sonrisa.
Pero lo más difícil llegó cuando MinHo preguntó “¿Entonces?” Y obviamente había una sola respuesta.
Volvió a ser cabizbajo, y de una voz rota salió “Estoy enamorado de ti, MinHo hyung”.
Su corazón terminó de explotar, y sus manos tenían epilepsia por sí solas.
Su cuello probablemente tenía más contracturas que piel.
—¿Por esas citas? Tú... ¿De mí?
—¿Y de quién más?
—Ah, Sung... Fueron sólo citas.
—¿Sólo citas? ¿O sea que no tenían ninguna importancia? ¿Te importa acaso lo que siento?
—No te pongas así —suspiró. —Claro que tenían importancia, ¿por qué no?
—No lo sé, dime tú —bufó.
—A lo que me refiero es que nadie se enamora por es-
—¡Yo sí! ¿Y cuál es el problema? Perdón por haberme sentido especial con lo que hacías —cruzó sus brazos.
—¡No te estoy culpando! Lo siento, pero... Ah.
—No importa. Ya está —bufó.
—... Podemos seguir, tú me gustas, me gustas mucho, JiSung; no así —ladeó su cabeza. —Pero podemos intentar-
—No, claro que no. No intentes sentir algo así por mí.
—Sólo quiero seguir contigo, ¿ok?
—Y seguiremos —asintió. —Luego de un rato, y como amigos.
—... ¿Qué?
—Lo siento, hyung. Pero yo no puedo, tendremos citas y esas cosas, mientras sé que sólo te gusto y... En serio, no quiero pasar por eso.
—Pero... Sung.
—Ya está —limpió una pequeña lágrima. —Es todo. No significa que ya no hablaremos.
—... ¿Entonces vas a dejar eso tan especial?
—No. Sólo le puse un alto, porque ya no quiero ilusiones.
—¿Por cuánto no me hablarás?
—No lo sé. Pero nos vemos en el campus.
—... ¿Seguiremos siendo roommates, no?
—Adiós, hyung.
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