—Hasta que decidió dejarme. Justo entonces, sin más.

Asentí poco a poco y lo animé a seguir contándolo. Sabía una parte de la historia, pero no completa.

—El instinto me decía que algo no encajaba. Después de tres años juntos, al menos merecía una explicación, pero al ver que no paraba de evitarme y ni siquiera me miraba, lo tomé de hombros con cuidado para que dejara de esquivar mi mirada… Necesitaba una explicación.

De pronto los ojos de Jungkook y su rostro se llenaron de dolor.

—Apenas puse mi mano en su hombro, empezó a gritar de un modo ensordecedor, y no había forma de calmarlo —explicó tratando saliva de nuevo—. Sus padres entraron a la habitación corriendo, pidiéndome explicaciones acerca de la fiesta a la que había llevado a su hijo y lo que había ocurrido allí. Yo no entendía a qué se referían, al fin y al cabo, no había visto a Kyung desde hace varios días. El caso es que empecé a discutir con sus padres y terminaron echándome de su casa.

Jungkook hizo una pausa de nuevo. Quería abrazarlo, pero no podía.  Todavía no.

—¿Y qué pasó luego?

—Ese mismo día fui a ver a su mejor amigo. Quería saber qué había hecho Kyung durante mi ausencia, buscaba respuesta sobre lo que pasó. Insistí para que me contara. Umm me dijo que los habían invitado a una fiesta, que perdió a Kyung de vista y no volvió a verlo hasta la mañana siguiente… Él… esa mañana, Kyung apareció con la ropa desarreglada, histérico y asustado, tenía los brazos magullados.

—Oh no…

—A los dos nos quedó claro lo que había sucedido. De inmediato fui a buscar al topó que había organizado la fiesta pero resultó que no tenía ni idea de lo que le contaba.

Jungkook soltó una carcajada triste.

—Luego fui a ver a los padres de Kyung y les supliqué que me dejaran pasar otra vez. Él todavía no les había contado lo que había ocurrido y creo que estaban muy desesperados, por los que me dejaron verlo. Le aseguré una y otra vez que podía confiar en mí, que lo superaremos juntos, pero se pasó el rato mirando la pared. Aún así, no cedí en mi empeño, y, por mucho que me odie por ello, llegué al punto de preguntarle directamente si alguien había abusado de él.

Jungkook cerró los ojos por un segundo y contuvo el aire.

—Y me dijo que sí. Le pregunté si había ido al hospital para que le hicieran un reconocimiento y me dijo que no. Luego le rogué que me dijera quién había sido. ¿Un desconocido? ¿Sabía su nombre? Él se limitó a negar con la cabeza y a ignorar mis preguntas, como si tuviera miedo. Nunca en mi vida me había sentido tan desesperado.

Jungkook cerró los puños con fuerza.

—Conseguí que sus padres también insistieran y, aunque tardamos un poco, al final conseguimos que confesara el nombre…

—Jihyun… —susurré, y Jungkook se estremeció de repente. Como si se hubiera despertado súbitamente de su trance, levantó la cabeza, me miró y asintió poco a poco.

—Después de confesarlo en voz alta, repitió el nombre de Jihyun una y otra vez, y yo no podía mirarla ni reaccionar. No comprendía lo que decía. No le creía. No podía creer lo que me contaba, por mucho que él me asegurara que era verdad. Jihyun era mi hermano, yo habría puesto la mano al fuego por él. Ese mismo día fui a verlo y, por supuesto, me aseguró que no había asistido a esa fiesta y… le creí. Los padres de Kyung me odiaron por ello, igual que todos nuestros amigos. El único que no me dio la espalda fue Namjoon. Todo fue como una pesadilla sin fin. Querían denunciar a mi hermano, y claro, sabes que con el dinero se soluciona todo. Vaya mundo de mierda.

—¿Cómo te enteraste de la verdad?

Jungkook apretó los labios y necesitó dejar pasar unos segundos antes de responder.

—Escuché una conversación entre mi padre y Jihyun. Me enfurecí y me abalancé sobre mi hermano. No podía parar de golpearlo. Se disculpó una y otra vez, pero el daño ya estaba hecho. Destruyó la vida de la persona que alguna vez amé. —soltó un poco de aire—. Fui a hablar con Kyung Min, pero no quiso verme. Intenté disculparme y explicárselo todo, pero no quería hablar ni escucharme. Me perdonó, pero me dejó muy claro que jamás me vería con los mismo ojos… Lo que hizo Jihyun no solo arruinó nuestra relación, sino también nuestra amistad.

—Pero nada de todo esto fue tu culpa, Jungkook —le dije con insistencia, acercándome un poco a él.

—No tengo la culpa de lo que hizo mi hermano. Pero con mi actitud contribuí en encubrir el delito. Dejé que ese Imbécil se librara. Sólo porque fui un idiota y confié ciegamente en mi hermano y en mi padre. Fui un ingenuo.

—¿Por eso me echaste de casa? ¿Porque creías que te consideraría responsable de lo que sucedió a Kyung Min?

—Lo que tuviste que soportar, Jimin —empezó a decir en tono apesadumbrado—, también quedó encubierto. ¿Cómo podía estar contigo después de haber sido cómplice de una situación como la que has sufrido tú? —intenté replicar pero Jungkook continuó—. Sé perfectamente lo mucho que te duele recordarlo, y nadie merece algo así. No es justo. Lo que sucedió con Kyung no es justo. Lo que pásate tú no es justo. Y yo… yo protegí a un violador de mierda.

De pronto los ojos de Jungkook comenzaron a cristalizarse. Apretó los labios para evitar sollozar, pero era inevitable.

—Recibí ayuda para superar todo esto, pero igual, es imposible olvidar una situación como esta, Jimin. Y… yo… sentí que con lo que pasaste y conmigo a lado, no podré cuidarte y… me duele… Yo… de verdad lo siento… Y-yo…

Y lo abracé. Lo abracé con tanta fuerza como fue posible. Recordar todo eso era doloroso para Jungkook. Y yo no tuve de otra más que envolverlo con mis brazos y arrodillarme con él.

Acariciando su espalda y diciéndole que no fue su culpa, que él nunca será igual que su hermano o que su padre porque lo conocía, nunca lo consideraría culpable de lo ocurrido.

—Te quiero, Jimin… de verdad lo siento… —habló en un susurro sobre mi pecho—. Lo siento tanto…

—Te quiero, no lo dudes, Jungkook. Nunca, nunca lo dudes.