7. Taehyun
Un par de horas más tarde, ya nos habíamos cansado de la gala. Soobin nos llevó de regreso a casa, hablando de sus aventuras con la planificación de la boda. Era obvio que Beomgyu no era más fan de Yeonjun que yo.
Rodó sus ojos ante la mención de una fiesta de soltero. Eso me hizo reír.
De repente, Soobin se detuvo en la vereda, luciendo preocupado dentro del oscuro interior del auto
-Ustedes dos pueden permanecer bajo el mismo techo y comportarse como adultos ¿verdad?
La mirada de Beomgyu se encontró con la mía por el espejo retrovisor
-¿Tu qué crees, hyung?-La insinuación de una sonrisa en sus labios llenos y sensuales se abrió paso debajo de mi piel, tomando residencia permanente.
-N-No seas idiota.-Me forcé a decir. Mi voz sonaba antinaturalmente alta y sin aliento.
Soobin asintió.-Simplemente no quiero encender la tv un día y descubrir en las noticias que se asesinaron mutuamente.
Dejé escapar un suspiro tembloroso. Mi amigo no tenía idea de mi atracción hacia su hermano, al menos no por el momento.
-Gyu, deberías tal vez conseguir algunos tapones para oídos.
Taehyun roncaba como loco cuando compartíamos el dormitorio de la universidad-continuó-. Y tú, Tae, no permitas que mi hermano te deje todos las cosas de la casa, Rompe el látigo en su culo.
-Un látigo. Es una idea interesante...-Beomgyu se rió entre dientes, y resistí el impulso de patear el respaldo de su asiento.
Satisfecho, Soobin se volvió hacia el frente.-¡Buenas noches, chicos!
Con la incertidumbre moviéndose en mis venas, me bajé del auto y seguí a Beomgyu dentro.
La noche aún era joven, era demasiado temprano para fingir estar cansado e ir a la cama, así que lo único que podía hacer era aceptar la invitación de mi compañero de piso para tomar una copa de vino.
Fui a cambiarme, intercambiando el elegante traje y los zapatos por unos pantalones de chándal y una camiseta blanca. Luego, me reuní con Beomgyu en la sala de estar. Él se había quitado la chaqueta, que ahora colgaba en el respaldo de una silla de comedor. Su camisa de vestir blanca estaba desabotonada hasta el tercer boton y las mangas se habían enrollado en sus antebrazos.
-Esta noche fue divertida, ¿eh?-preguntó, estirando su delgado cuerpo sobre mi pequeño sofá y aflojando su corbata.
Acepté la copa de vino que me ofreció y me senté en el sillón junto a él. En general, las galas lujosas no eran lo mío, pero era agradable cambiar de vez en cuando.
-No había estado en ese museo desde mi viaje de campo en sexto grado. Es tan bonito ahí.-El edificio de piedra con sus macizos pilares al frente se alzaba como un hermoso recordatorio de la historia de la ciudad.
-Mi hermano realmente quiere que te registres para esa cosa de citas-dijo, evaluándome
-. ¿Lo harás?
Estaba seguro de que estaba leyendo más sobre su repentino interés de lo que realmente estaba allí. Aun así, la pregunta provocó un enjambre de mariposas dentro de mí. Tomé otro sorbo de vino para comportarme unos segundos más.
La verdad, quería encontrar un buen chico. Y las probabilidades de hallar al ′Señor indicado′ en una aplicación de citas eran pocas. Pero tal vez eso estaba bien. Quizás un
"Señor diversión momentánea" también sería bueno.
Unos orgasmos decentes no serían lo peor del mundo. No había tenido relaciones sexuales en más de un año, y según soobin, eso no era normal para un hombre de veintitantos años.
Tal vez simplemente no era tan audaz y liberal como él. ¿Pero por qué no podría ser? ¿Qué me estaba frenando? ¿Por qué no podría agarrarme la vida por las pelotas y vivir, tomar el placer como mejor me pareciera?
Empujé todo eso a un lado, me encontraba mucho más interesado en averiguar sobre Beomgyu
-No sé, probablemente no. ¿Y qué contigo? ¿Tienes algún interés en tener citas?
Su expresión se volvió seria, y me pregunté si había tocado un punto delicado. No podía dejar de advertirle a su hermano, ¿o sí? Era un hombre maduro y podía salir con quien quisiera.
Después de una pausa, dijo
-Mi pasado me ha dictado que debo vivir bajo un estricto conjunto de reglas cuando se trata de sexo: que sea de una sola vez y sin intercambio de nombres o teléfonos.
Rodé los ojos.
-Que romántico de tu parte.
-¿No lo apruebas?
-Hablas como un verdadero gigoló.
-No soy nada parecido a un gigoló, te lo puedo prometer. Mi teléfono actualmente está muy silencioso. A salvo, pero silencioso.
-¿Cuál es el punto, entonces?-Tomé otro sorbo de vino, cautivado por su profundo y bajo tono.
-En mi experiencia, los hombres y mujeres con los que me he acostado se convierten en criaturas enloquecidas después del sexo.
Solté un bufido.-¿Qué demonios se supone que significa eso?-Lo hizo sonar como si no fueran más que delicados desórdenes hormonales que perdían la cabeza ante la idea de aparearse.
-Tengo un largo historial al respecto. Créeme.
-¿Empezando con?
-¿Quieres saber sobre mi primera vez?-Él sonrió y yo asentí.
Negando con la cabeza, dejó su vaso sobre la mesa-. Tenía quince años cuando perdí mi virginidad. El tenía dos años más, pero lo conocía desde hacía años. Era agradable, normal y amigable. Ninguna preocupación en el mundo. Eramos vecinos y sabía que le intersaban los chicos al igual que a mi, entonces casualmente le pregunté si le gustaría ser mi primera vez.
Realmente suave. Sonreí.
-Dijo que sí y lo hicimos.
-¿Luego?
Él miró sus manos.
-Intentó suicidarse dos días después.
Jesús. Hice una mueca.
-Sí. Y aunque las situaciones no han sido tan severas, se han acercado. Desde casi extraños que profesan su amor después de un rapidito, acosadores, hasta uno que se esposó a mi cama, digamos que no he sido suertudo después de tener suerte.
-¿Tu polla está maldita con magia negra o algo así?
Se encogió de hombros, arrastrando los ojos para encontrarse con los míos.-No, solo con veinte centímetros de largo. También tengo una resistencia maléfica... y una comprensión avanzada de la anatomía masculina.
Mierda. Ahora, era su turno de sonreír.-¿Tienes un problema con eso?
Extendí mis manos en un gesto de ¿quién, yo? mi vino chapoteaba un poco en el vaso.-Por Dios, Beomgyu. Lo siento, estoy un poco confundido. Eres el hermano pequeño de mi mejor amigo.
Su sonrisa era diabólica.-Ahora somos adultos, hyung. No hay ninguna razón por la que no podamos hablar de sexo sin que se vuelva extraño. Además, tú eres quien lo mencionó.
Refunfuñé, pero no pude discutir, era cierto.-Entonces, ¿qué pasó después?
-Probé con otra táctica. Durante el último año, evitaré temporalmente el sexo.
―¿Todo el año?
-Bueno, no soy un santo. El oral todavía seguía en el menú. Pero el acto de penetración no.
Hice un ruido de sorpresa. ¿Hablaba en serio o solo trataba de liberarse de mí?
-Resulta que los chicos con los que me acuesto normalmente se enojan mucho cuando te niegas a follar cualquier parte de ellos, excepto sus bocas. Incluso si les ofrecía devolverles el favor, lo tomaban como un insulto personal.
-¿Eso crees? Dios, ¿te oyes? Suenas como un ególatra idiota.
Se encogió de hombros mientras una sonrisa sexy se levantaba sobre sus labios.-Solo estoy protegiendo mis intereses.
-¿Cuáles?-Sabía que tenía unos objetivos precisos que lo impulsaban, pero no cuáles eran. No realmente, de todos modos.
-Mi mamá y mi hermano han pasado por muchas cosas. Han hecho mucho para asegurarse que llegará donde estoy hoy. Me encuentro tan cerca de graduarme de la escuela de medicina y obtener una residencia. No dejaré que cualquiera que piense que de repente nos enamoraremos porque lo follé mejor que nadie, arruine mi futuro.
La única respuesta que mejor pude manejar fue un
-Bien dicho.
Durante toda la conversación, mi corazón había estado martilleando en mi pecho. Este chico sexy y prohibido me estaba dando una idea sobre su vida sexual.
Solo podía imaginar a todo el mundo arrojándose sobre él. No solo era hermoso, sino también médico. Y si estaba diciendo la verdad sobre lo grande que era su polla...
-¿Por qué me miras así?-preguntó.
Mi corazón latía rápido, fuerte y caliente.
-¿De verdad crees que después de dormir contigo una vez, todos se enamoran de ti?
Él asintió.-Desearía que no fuera cierto, pero sí, eso es lo que te estoy diciendo. Algo se rompió dentro de mí.
Tal vez fue el vino o el brillo en sus traviesos ojos. Demonios, podría haber sido el bulto ansioso en mis pantalones, pero el reparador que existía en mí quería ayudar, demostrar que estaba equivocado. Por supuesto que quería experimentar el amor verdadero algún día, pero mientras tanto, estaba malditamente cerca de la idea de tener una cita caliente.
-¿Y si pudiera probar que estás equivocado?-Mi voz era sorprendentemente estable para lo nervioso que me estaba sintiendo de repente.
-¿Qué estás diciendo?-Su postura era rígida, como si su cuerpo estuviera enrollado, con todos sus músculos en alerta.
Pensamientos malvados pasaron por mi cerebro. Intenté con todas mis fuerzas sacarlos de mi mente, pero joder, había visto a este chico desnudo, y ahora estábamos viviendo bajo el mismo techo.
-¿Estás listo para tener que tragarte tus palabras?
-¿Y tener sexo contigo?-Sus labios se crisparon, distrayéndome.
Mis ojos se encontraron con los suyos y se sostuvieron. Ni siquiera necesito decir que sí en voz alta.
-¿Y tú que ganas?-preguntó.
-¿Además de unos cuantos orgasmos? La oportunidad de probarte que tu teoría es una mierda
Empujó sus manos por su cabello y miró hacia el techo.-Mierda.-Su voz era espesa y se escuchaba llena de necesidad.
El viejo yo aburrido había desaparecido, y en su lugar, el nuevo yo era descarado, sexual y audaz. Me sentí vivo, atrevido y perverso. No había sentido nada como esto en un largo tiempo. Además, solo tendríamos que vivir juntos durante dos meses. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
-¿Cuándo empezamos?-murmuré. El alcohol debe haberme afectado aún más de lo que pensaba.
Se sentó hacia adelante otra vez. Su sonrisa empapada de pecado envió una sensación de victoria a través de mí. Había ganado; iba a obtener todo lo que anhelaba. Extendió la mano para acariciarme la mejilla con el pulgar, y no podría haber detenido su toque aunque quisiera.
-No te voy a coger borracho.-Su voz era demasiado ronca como para decir algo así-. Ve a dormir, hyung. Si aún quieres hacer esto mañana, estoy adentro.-Luego, se puso de pie y desapareció por el pasillo.
Probablemente fue lo mejor. Estaba seguro de que a la mañana siguiente, recobraría el sentido.
Al menos, eso esperaba.
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