32. Taehyun
He hecho algo tonto y riesgoso, y regresó a joderme.
Cuando recién me enteré que Beomgyu se estaba mudando a Japón, envié mi currículum en el calor del momento a una compañía buscando contratar a un gerente de recursos humanos. Era una gran empresa en el centro de Tokyo, y la paga era mejor de lo que ganaba en la actualidad. Al mismo tiempo, me dije que era una gran oportunidad, entonces ¿por qué no solo aplicar y ver que sucedía?
Bueno, el reclutador me llamó dos veces la semana pasada, dejando mensajes de voz en mi teléfono, yo era demasiado cobarde como para regresarle la llamada. Odié la idea de no ser profesional y esquivar sus llamadas, especialmente cuando la oportunidad era tan genial, pero ¿qué se suponía que debía hacer? Beomgyu pudo haber tomado mi corazón, pero no le iba a dar también mi dignidad.
Mientras estaba intentando resolverlo, algo incluso mayor sucedió. Fue martes en la noche después del trabajo, y como algo raro, tomé a Hobak en mis brazos y revisé el correo. Había una carta sin dirección de retorno, pero la escritura a mano me pareció familiar.
Sin molestarme a entrar, desgarré el sobre abriéndolo justo en la banqueta. Dentro estaba un boleto de avión a Tokyo, y una nota adhesiva en la que se leía:
❝Sí no lo intentamos, nunca lo sabremos.❞
No fue exactamente una declaración de amor, pero quise saltar de alegría.
Beomgyu me quería allí. Quería intentarlo conmigo.
Con mi corazón galopando en mi pecho, lo primero que hice cuando entré fue llamarlo.
—¿Estás seguro de esto?—pregunté cuándo contestó.
Beomgyu se rió.—Hola, hyung.
El rico tono de su voz se disparó a través de mí como una flecha. Dios, lo había extrañado tanto.
—Hola...—Estaba sin aliento y no estaba seguro de porqué.
—¿Entiendo que te llegó tu boleto?
—Sí, pero no entiendo. Pensé que estabas siguiendo adelante. Sin mirar atrás.—Me senté en la orilla del sofá, acariciando el suave pelaje de Hobak
—Escucha, creo que podría haber jodido las cosas. Después de que Andree murió, y cuando Soobin nos atrapó juntos yo enloquecí...—Él hizo una pausa, dejando salir una pesada exhalación—. Creo que es mejor si tenemos esta conversación en persona.
—¿Quieres que vuele para así poder hablar?
—Estoy esperando que hagamos más que eso.—Su voz cayó más profunda, y un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo entero.
No dije nada porque, santo infierno, ¿qué se suponía que dijera? Mi mundo se estaba inclinando de un lado a otro.
—¿Vendrás?—preguntó, su voz sonaba tentativa y esperanzada.
De repente me di cuenta cuán lejos había ido él al enviarme este boleto.
—Sí—dije finalmente, con mi estómago apretándose en nudos.
—Gracias.—suspiró—Te extrañé, príncipe.
Limpiándome una lágrima extraviada, bajé mi mirada al boleto en mi mano.—Me voy mañana.
—Sí. Te recogeré en el aeropuerto a las ocho.
—Te veo entonces.
(...)
—¿Estás seguro de que estás bien con esto?—le pregunté a Soobin mientras le entregaba la correa de Hobak.—Es solamente por el fin de semana.
Él me dio una sonrisa conocedora.—Está bien.
Cuando le conté sobre mi viaje sorpresa a Tokyo, pensé que enloquecería. En lugar de eso, se ofreció a cuidar a mi gato, Me hizo preguntarme si tal vez Beomgyu le dijo sobre el boleto antes de enviarlo.
Soobin no parecía ni un poco sorprendido.
—Gracias nuevamente. Estaré en casa el domingo en la noche.—Le entregué la bolsa que contenía el plato de Hobak, su manta y juguetes favoritos y un bote de comida para gatos.
—No te preocupes por nosotros. Estaremos bien.
—Se bueno con binnie hyung—murmuré, flexionándome para acariciar el suave pelaje una última vez.
—¿Estás bien?—Soobin me preguntó cuándo me levanté a mis pies. Sus ojos marrones estaban llenos con emoción, y el significado más profundo de su preocupación me golpeó directamente en el pecho.
Él no me estaba preguntando si estaba bien dejando a mi gato dos noches. Me estaba haciendo la pregunta que ninguno de los dos éramos lo suficientemente valientes para hablar sobre ello.
—Me diste una advertencia muy mala—dije suavemente.
—Lo sé.—Agachó la cabeza mirando hacia abajo a sus zapatos brevemente antes de que nuestras miradas se encontraran nuevamente—. Debí haberte dicho que siguieras tu corazón. Debí haberte dicho que corrieras, no que caminaras.
Lágrimas inundaron mis ojos. Soobin tiró de mí para un abrazo, envolviéndome con sus brazos apretados alrededor de mi cuerpo.
Tuve la bendición de mi mejor amigo finalmente. Lo único que quedaba por hacer es llegar a mi chico y esperar que nada haya cambiado entre nosotros en todas estas semanas separados.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro