3. Beomgyu
En el centro comercial, me había abastecido con calcetines, ropa interior, jeans, y algunos suéteres de manga larga.
También tomé un segundo par de zapatos. Cuando mi departamento fue robado por Nayeon, yo estaba en clase, lo que significaba que mis únicas posesiones sobrevivientes habían sido la ropa que llevaba puesta, además de mi mochila y mi computador, mis amigos me habían prestado algunas cosas, y aunque el cheque del seguro no había llegado todavía, era tiempo de reabastecerme con lo esencial.
Fui a uno de esos lugares abiertos las veinticuatro horas, y conseguí almohadas, sábanas, toallas, champú, jabón corporal, un par de afeitadoras desechables, y un nuevo cepillo de dientes eléctrico.
Mientras caminaba por una exhibición de flores frescas, una idea me impactó. Recogí un gran ramo de flores silvestres, y luego fui en busca del pasillo de mascotas. Lanzando un paquete de golosinas de gatos en mi carrito, sonreí irónicamente.
Tal vez todo esto era parte de ser un buen compañero de piso. Por otra parte, quizá quería acostarme con mi compañero más de lo que quería admitirlo para mí mismo. Alejando esos pensamientos, me dirigí a la salida.
No estaba acostumbrado a que los hombres que me gustaban rechazaran mis avances, pero incluso yo sabía que la reticencia de Tae a caer en la cama conmigo era realmente algo bueno. Me metí en un jodido montón de problemas en el pasado, y si había una cosa que mi vida necesitaba, era menos complicaciones.
Tae era tentador y hermoso, pero yo era un hombre lo suficientemente fuerte como para acatar la regla de
"mirar, pero no tocar".
Entre las rotaciones clínicas y la preparación para mis exámenes de la junta, lo último que necesitaba era que las cosas se tornaran raras entre mi nuevo compañero de cuarto y yo.
Y aunque un voto de total celibato había sido una idea estúpida, lo menos que podía hacer era apegarme a mis nuevas reglas, una noche solamente, sin nombres ni números.
Y eso definitivamente incluía no joder al mejor amigo de mi hermano.
Era un poco antes de las diez cuando llegué a casa de Tae. Fiel a su palabra, la puerta se quedó sin cerrojo, y una vez que logré meter todas mis bolsas de compras dentro, cerré por la noche. Después de llevar todo por el pasillo, me paré en la entrada de la habitación de huéspedes que sería mi casa temporal por los próximos dos meses. La puerta de la habitación de Tae estaba cerrada, y aunque no sabía con certeza si estaba durmiendo o no, sabía que él estaba en su cama en la noche.
Agarrando mi champú y jabón de baño de la bolsa de plástico, me dirigí al otro lado del pasillo para una muy necesaria ducha. Abrí el agua y me desnudé mientras esperaba a que se calentara. Pero cuando entré en la ducha, me golpeó el delicioso aroma del champú mentolado de Tae y jabón de baño. Maldita sea... No pude resistirme a agarrar mi erección ya dura, como roca.
Arrojando algo de acondicionador en mi palma, dejé que su olor me rodeara mientras bombeaba arriba y abajo en tirones desiguales, la resbaladiza crema dejaba que mi puño se deslizara con facilidad y trayendo una onda de placer con cada estocada.
De pie bajo el agua caliente, pensé en tae y sus sonrojadas mejillas mientras me examinaba con la primera vista de mí en cinco años. Quería hacerle cosas perversas. Quería ver si chillaba ante la sorpresa cuando mi lengua se deslizara sobre su miembro. Quería averiguar qué tan rápido podía hacer que se corriera. ¿Tendría que trabajar para ello, aprendiendo a cómo complacerlo siguiendo los sonidos que hiciera, o explotaría rápidamente? Lucía bastante reprimido...
Apreté los dientes con fuerza mientras mi orgasmo se acercaba. Joder, ya estaba a punto de explotar. Normalmente duraría mucho más, pero todo sobre este chico iba directamente a mi miembro. Momentos más tarde, mi liberación se estrelló a través de mí mientras me vaciaba en mi mano, agotado y respirando con dificultad.
Después de enjuagarme una última vez, cerré el agua. Con gotas de agua deslizándose por mi cuerpo, me estiré por mi toalla y me di cuenta de que había olvidado una. Mierda. Había dejado mis nuevas toallas todavía dobladas en la bolsa de compras. Al otro lado del pasillo en mi cuarto.
No importaba. Estaba noventa y nueve por ciento seguro de que Tae estaba dormido en su habitación.
Agarrando mi ropa sucia del suelo, abrí la puerta del baño, moviéndome con propósito hacia mi habitación... Cuando me topé con algo sólido. El impacto golpeó la pila de ropa que había estado sosteniendo frente a mi ingle fuera de mis manos. Un borrón gris y café brilló por mis pies con un tintineo de placas metálicas. Tae jadeó ante la sorpresa y tropezó un paso atrás. Instintivamente, me extendí para estabilizarlo, agarrando sus hombros.
—Lo siento—murmuré, dándome cuenta de que dormía en nada más que una camiseta y un par de bóxers que apenas cubrían su culo.
Después de enderezarse por su cuenta, su mirada vagó bajando por la longitud de mi torso desnudo, deteniéndose en mi entrepierna. Sus ojos se ensancharon y sus labios llenos se separaron, sus pómulos volviéndose de un bonito tono rosa. Mi erección no había muerto completamente todavía.
—Se puede tocar si quieres—murmuré, divertido por su respuesta. Había algo más que asombro en esos ojos bonitos. Estaba bastante seguro de que había interés, y tal vez incluso deseo.
Un ruido de sorpresa estrangulado se escapó de sus labios. Eso fue simplemente demasiado divertido. No tenía prisa por ir a ningún lado, pero aclaré mi garganta y su mirada saltó de nuevo a la mía.
—¿Estás bien, hyung?—pregunté inocentemente.
—H-Hobak tenia que ir a su caja de arena—murmuró, sin aliento.
Cierto, el gato. Así que eso fue lo que había pasado corriendo junto a nosotros hacia el dormitorio de tae. Asentí una vez, con una sonrisa tirando de mi boca. Tendría que comprarle a la mota de pelo un nuevo par de golosinas de agradecimiento.
Esto fue lo más divertido que había pasado en todo el día.
—Buenas noches—tae chilló, y luego se precipitó a mi alrededor hacia su dormitorio, donde rápidamente cerró la puerta. Podía imaginarlo detrás de ella, sus piernas aflojándose mientras se apoyaba en la pared, su pecho agitándose a medida que trataba de recuperarse.
Tomando un profundo respiro en mis propios pulmones, recuperé mi ropa del suelo, riéndome. Luego me dirigí a mi habitación. Vestido con un par de bóxers, hice mi cama y le dije firmemente a mi pene que se calmara. Taehyun podría ser hermoso y tentador; y basado en su reacción al verme desnudo, tenía un largo tiempo que había visto una buena polla, pero no importaba. No iría allí.
Establecí mi alarma para las cinco de la madrugada y traté como un infierno de relajarme para poder dormir un poco. Pronto comenzaría una rotación de cuatro semanas para cardiología, y sabía que necesitaría toda mi concentración. Pero a pesar de que estaba agotado, aún estaba demasiado duro y grueso para que el sueño viniera fácilmente.
Solté un suspiro molesto. Seguro que sería bueno liberar un poco de presion con un revolcón entre las sábanas...
Maldita sea, no. Ni siquiera lo pienses.
Tendría que ser más cuidadoso.
Sentir su mirada hambrienta en mi no era algo que sería capaz de resistir si volvía a suceder.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro