Maraton 3/3

Me sorprendió el sonido de alguien tocando a la puerta. Por un instante, tuve la esperanza que fuera Beomgyu.

Recordé entonces que, aparte de la primera vez que lo hizo, él nunca tocaba la puerta. Tenía llave y no la había usado en más de una semana.

Cuando abrí la puerta, me encontré frente a una chica de cabello rojizo y ojos marrones que rezumaban tristeza. Cuando se encontró con mi mirada, parecía preguntarse quién era yo. Luego dirigió la mirada hacia el interior de la sala, a mis espaldas.

-¿Puedo ayudarte?-pregunté.

-¿Se encuentra Beomgyu? -respondió en un murmullo.

-No, no está.

-¿Pero vive aquí?

Tragué saliva, de pronto sintiéndome inquieto. Por no hablar de que no sabía cómo responder a su pregunta.

-Disculpa, ¿quién eres?

-Lo siento. Soy Nayeon, la novia de Beomgyu-dijo. Sonrío con timidez y la expresión de su rostro cambió.

Mis ojos estuvieron a punto de salírse de sus orbitas.-Su ¿qué?

-Bueno, lo era... No sé bien lo que somos en estos momentos. No he hablado con él-respondió y su sonrisa decayó.

Todo encajó en su lugar de golpe. Ella fue la razón del porqué de repente Beomgyu necesitó un lugar donde quedarse. Cortó con su novia y necesitaba un lugar donde esconderse. Fui una fácil salida de su realidad. Se me hizo un nudo en la garganta y agarré el marco de la puerta en busca de apoyo.

-Nunca te mencionó-señalé.

-No me sorprende-Afirmó y se le borró la sonrisa del rostro-. Así es él. Nuestra historia es... complicada.

Beomgyu me había contado sobre su complicado pasado con una chica mayor que él. Pero ahora me pregunto si habrá omitido algo. Aparentemente así es, porque no tengo ni idea de quién es la mujer parada frente a mí. Nunca escuché que mencionara a ningúna Nayeon.

-¿Y tú eres su...

-Soy el mejor amigo de su hermano -aclaré.

Dios, eso sonó tan lamentable.

-Oh, eso tiene sentido. Es decir, no creí... olvídalo-dijo. Me ofreció una sonrisa aturdida.

-La próxima vez que lo vea le diré que viniste.

Asintió con la cabeza.-Por favor hazlo. Y de paso dile que me llame.

-Lo haré.

Nayeon deshizo el camino de vuelta donde su pequeño sedan rojo estaba aparcado y lo observé subirse al coche. Me echó un último vistazo antes de alejarse por la calle.

Todavía desconcertado por su visita, me dirigí a la pequeña cocina hacia una deprimente cena para uno.