22. Taehyun
Tras ayudar a mi amigo y su madre viendo a todos los invitados irse y limpiar, ordenamos una pizza, incapaces de digerir otro guisado.
Necesitábamos un descanso, y cuando nos sentamos a charlar en la pequeña mesa redonda de la cocina, un momento de calma se había instalado a nuestro alrededor.
—¿Estás bien, mamá?—Soobin le pregunto a su madre, limpiando sus manos en una toalla de papel.
Selgi asintió con la cabeza.—Sí, mi amor. Llegaremos a salir adelante de alguna manera, ¿verdad?
—Siempre lo hacemos.
—¿Dónde está Beomgyu?—preguntó Selgi—. Debería comer mientras la comida está caliente.
No lo he visto en horas; no desde nuestro encuentro en el garaje, para todo lo que sabía él me estaba evitando. Tal vez lamentaba cómo había actuado, no estaba seguro. Me enfoqué en el caliente pedazo de pizza frente a mí y traté de olvidarme del resto.
Soobin asintió con la cabeza.—Voy a buscarlo.
Marchó escaleras arriba mientras que su madre y yo seguimos comiendo en silencio.
El médico de Selgi, un viejo amigo de la familia, había parado antes con un paquete de medicamentos ansiolíticos. Era un paquete de muestra con solo unas pocas dosis y ella había tomado una antes con un vaso de agua. Sabía que no era la respuesta a largo plazo, pero estaba feliz de ver que ahora parecía un poco más tranquila. Ella era fuerte y resistente. Encontraría, sin duda, una manera de superar esta pesadilla.
Cuando Soobin regresó, anunció que Beomgyu estaba borracho y que bajaría para comer más adelante. Beber en exceso y la pizza que acababa de comer ahora se sentían como una piedra en mi estómago.
Fue solo después de la medianoche cuando escuché la llave girar en la cerradura. El sueño me había eludido. A pesar de que mi cuerpo estaba cansado, mi mente había seguido corriendo.
Beomgyu estaba en casa.
Cuando pateó sus zapatos en la puerta principal y se movió hacia el pasillo, seguido del para nada elegante sonidos de sus pasos. Luego hubo un jadeo ruidoso, seguido por su maldición bajo su aliento. ¿Tal vez había golpeado su dedo del pie? Casi me río, pero luego la sombra de su forma alta llenaba mi marco de la puerta.
—¿Hyung?—No estaba tranquilo, claramente no tenía miedo de despertarme. Mi pecho se apretó violentamente.
Beomgyu parpadeó como si sus ojos estuvieran adaptándose a la oscuridad, y entonces caminó dentro de mi habitación. Esperaba que me acompañara como la otra noche, cuando nos habíamos dormido juntos, buscando consuelo en los brazos del otro.
Mi primera pista de que esto no iba a ocurrir fue cuando Beomgyu cruzó la habitación y se inclinó a los pies de mi cama, sujetándome los tobillos para tirarlos hacia debajo de mi cama.
—Taehyun—dijo mi nombre esta vez, su voz rompiéndose.
—¿Sí?—susurré.
—Te necesito.—La plegaría fue tan simple y sin embargo tan visceral.
Gemí mientras sus manos se deslizaban por mis piernas desnudas. Había ido a la cama vestido con una camiseta de gran tamaño y un par de bóxers. Y en unos tres segundos exactamente, él me había despojado de todo aquello. Luego su caliente boca estaba fundida sobre la mía, besándome profundamente. Degusté whisky y deseo.
—¿Estás borracho?—Le pregunté, jadeando mientras me alejaba.
—Tal vez. Solo un poco. Pero no tanto que no pueda hacerte sentir bien.—dijo frotándome su nariz contra mi cuello, dejando besos húmedos en mi garganta y el deseo aumentando a través de mí.—¿Está bien, principe?
—Sí—jadeé, dispuesto a aceptar cualquier cosa en este momento.
El pelinegro se despojó de su ropa, dejándola al lado de mi cama, y entonces se movió sobre mí. Después de prepararme rápidamente con sus largos dedos ensalivados, entró dentro de mí con un suave suspiro en sus labios, murmurando como de perfecto me sentía.
Yo quería esto, lo quería, pero quería que significará más que una rápida follada de medianoche para aliviar la tensión. Quería despertar junto a él, tomar el desayuno juntos, besar sus labios perfectos antes de salir para el trabajo y compartir una copa de vino juntos en la noche.
Un pequeño pedazo de mí todavía tenía esperanza, pero sobre todo había renunciado al hecho de que yo me había metido en esta situación. Quería ser más que un agujero cálido y húmedo.
Con ese pensamiento, empecé a enojarme. Enojado de que él había aparecido borracho, buscando sexo, enojado por la falta de juegos previos.
Beomgyu levantó mi rodilla doblada, metiendo mi pierna al lado de mis costillas, empujando más profundo que nunca antes. Este lado suyo era completamente nuevo para mí; no era el amante suave, atento, juguetón susurrando cosas sucias mientras observaba mis reacciones. Me estaba tomando para su placer, empujándome más allá, follándome más duro.
—¿Te vas a venir por mí, bebé?—susurró contra mi cuello, sus caderas golpeando las mías.
Enterré mi cara contra su garganta y asentí.
—Te amo, Taehyun. Siempre. Siempre lo haré. He luchado durante tanto tiempo. Pero ahora que te tengo así, no puedo volver atrás. No lo haré.
Lloré contra su garganta mientras sus caderas continuaron en contra de las mías.
—B-Beomgyu...—Mi llanto fue desigual y quebrado.
Cada pedacito de enojo se desvaneció. Fue sustituido por un amor tan brillante que me cegó a todo lo demás.
Teníamos que resolver esto. Teníamos que hacerlo.
Me desperté por un ruido en la sala de estar, y ya podía sentir el peso de la mano de Gyu descansando sobre mi cintura.
Parpadeando con mis ojos soñolientos, me estiré a empujar su hombro y le susurré:—Creo que Hobak necesita salir.
Beomgyu gruñó algo incomprensible y yo solo pude sonreír. Me sentía exactamente del mismo modo, exhausto y totalmente saciado. Nos despertamos a mitad de la noche haciendo el amor y ahora no quería moverme. La primera vez fue rápido y rudo, y nunca olvidaré sus palabras susurrándome su amor por mí mientras me tomaba. La segunda vez fue más lento, más suave y tan significativo. No tenía ni idea de lo que hoy se celebró para nosotros, pero sabía que tendríamos que hablar de lo que iba a pasar en un futuro.
Cuando me estiré, noté que Hobak estaba tumbado al lado de la cama, aún dormido. Entonces una voz en mi sala de estar llamó el nombre de Beomgyu y me erguí rápido de la cama.
Pasos se acercaron más cerca. Alguien estaba en mi casa y se dirigía hacia el pasillo.
Y entonces mi mejor amigo estaba en el marco de la puerta de mi habitación, observandome compartir la cama con su hermano menor.
—¡¿Qué mierda es esto?!—gritó.
Los ojos de Beomgyu se abrieron de golpe y se sentó en la cama junto a mí, tirando la sábana hasta alrededor de sus caderas para ocultarse.
Habíamos literalmente sido descubiertos en una posicion comprometedora.
Estábamos desnudos y en la cama juntos, no se puede conseguir algo mucho peor que eso.
—No.—Soobin sacudió la cabeza como si quisiera limpiar la imagen que estaba viendo en su cerebro.
Su mirada se trabó en la mía, y el dolor en sus ojos salvajes era diferente de cualquiera que quisiera alguna vez haber visto. Estaba conmocionado y devastado como cuando descubrió que su prometido lo estaba engañando. Me sentía la peor persona del mundo.
—¿Estás follando a mi hermano?—Me preguntó.
—Danos un minuto—dijo Beomgyu después de algunos minutos de tenso silencio. Su voz era carente de emoción, a diferencia de cómo había sido la noche anterior, y mi corazón se hundió aún más.
Soobin giró y pisoteó fuera del pasillo. Estaba seguro que tenía unos treinta segundos para vestirme antes de que él comenzara a tirar cosas en la sala de estar. El Señor sabía, que merecía cada pedacito de su ira. Tal vez si hubiera sido honesto desde un principio, admitido mis sentimientos por su hermano y buscar su bendición...
Tiré mis bóxers por mis piernas y me puse mis jeans. Deslizando mi camisa desechada de anoche en mi cabeza, y peinando mi cabello. Beomgyu se colocó sus jeans, yendo sin ropa interior debajo de ellos.
Sin ser lo suficiente atrevido para encontrarme con los ojos del pelinegro, sostuve mi respiración, no estaba listo para hacerle frente a Soobin, pero era incapaz de esconderme aquí con su silencio pétreo.
—Oye.—Beomgyu se apoderó de mi codo, deteniéndome en la puerta—. Déjame hablar con él. Le das la oportunidad para enfriarse.
Sacudí mi cabeza.—No, está todo bien. Yo me metí en este lío, y es mi responsabilidad hacer frente a las consecuencias.
Beomgyu asintió con la cabeza, había una especie de muro entre nosotros. Antes de intentar averiguar lo que realmente estaba pasando entre el y yo salí a encontrar a Soobin
Estaba sentado en el centro de mi sofá con los brazos apretados en puños en su regazo. Mi primer pensamiento fue que estaba enojado, pero cuando observé su rostro y vi las lágrimas humedeciendo sus mejillas, no estaba seguro. Estaba obviamente lastimado también.
—¿Por qué, Tae? No lo entiendo.
Tragué y me bajé en el asiento al lado de él.—Lo siento mucho... Solo sucedió.
Limpió sus mejillas con el dorso de su mano.—Así que anoche, ¿fue la primera vez?
Aclaré mi garganta.—No. Empezó antes...—Casi inmediatamente después de que se mudó, lo que significa que habíamos estado durmiendo juntos por mucho más tiempo del que quería admitir.
—Pero no estabas interesado en las citas. He intentado muchas veces para que salgas más.
Dios mío, esto fue doloroso. No podía decirle que me había enamorado de su hermano. No podía incluso admitirme eso a mí mismo, porque estaba el 99% seguro de que las cosas entre nosotros estaban ahora terminadas.
—Lo siento mucho, hyung—ofrecí otra vez con mi pequeña voz, mientras la vergüenza surgía a través de mí.—¿Podemos por favor, hablar acerca de esto?—le pregunté—. ¿Tal vez ir a tomar una taza de café?
Al menos eso nos ahorraría el incómodo momento cuando Beomgyu finalmente se vistiera y saliera a unirse a nosotros. Soobin no lo sabía, pero la incertidumbre se arremolinaba dentro de mí sobre la declaración en medio de la noche de su hermano.
La inclemente luz del día reveló la verdad. Beomgyu había estado borracho. Era la única explicación que tenía sentido. Él había pasado por dos tragedias en dos días, perdiendo su primer paciente y entonces su padrastro. Estaba fuera de su mente por el dolor y estaba intoxicado.
La gente decía cosas como esas cuando habían estado bebiendo. Esto es lo que era. Quería creer que era algo más, pero si realmente estaba enamorado de mí, él estaría aquí tratando con los efectos colaterales, diciéndole a su hermano que éramos una pareja y no solo un error.
Él no me ama. No es como si no lo hubiera mencionado hoy en día, especialmente no de la manera en que me miró mientras su hermano gritaba. Parecía que quería escapar de mí tan rápido como podía.
Soobin todavía estaba pensando en mi oferta de café. Necesitaba salir de la casa, si él venía conmigo o no. Finalmente, asintió con la cabeza y tome mis llaves y celular antes de que nos dirigiéramos hacia fuera.
Una vez que estábamos sentados con dos tazas humeantes de café delante de nosotros, Soobin me miraba expectante, esperándome para decirle algo. Solo no tenía idea que decir. ¿Admitir que me preocupaba por su hermano? ¿En que me metería? Tal vez era mejor dejarlo pensar que fue un momento de debilidad, puramente físico entre nosotros. Infierno, quizás lo había sido.
La verdad era, que no tenía idea de lo que pasaba dentro de la cabeza de Beomgyu ahora mismo. Solo sabía que no había intentado venir tras de mí, no le dijo a su hermano que se largara de ahí y que se metiera en sus propios asuntos.
—Lo siento —le dije, disculpándome otra vez.
Soobin cambió de puesto en su asiento, cruzando las piernas mientras me estudiaba.—¿Cuánto tiempo exactamente has estado durmiendo con mi hermano?
—Comenzó hace un tiempo. Somos amigos, y luego viviendo juntos, se convirtió en algo más.
—Más como en... ¿te preocupas por él? ¿Deseas que haga sacrificios y ahora quieres que se quede?
Sacudí mi cabeza.—Me preocupo por él, sí, pero nunca le pediría nada como eso.
Soobin dejó escapar una exhalación profunda, su agarre apretándose alrededor de su taza.—No sé qué decir, Tae. Nunca imaginé el escenario donde te enrollabas con mi hermanito a mis espaldas.
Inseguro de cómo responder, tomé un sorbo de café caliente, quemando la punta de mi lengua. Estaba bastante seguro de que fue el karma.
Puse abajo la taza delante de mí.
—¿Qué pasa ahora?
Su mirada divagó afuera por la ventana de la cafetería donde los peatones y universitarios estaban navegando en nuestra todavía ciudad soñolienta.
—¿Honestamente? No estoy seguro. Verlos a los dos en la cama juntos no es una cosa que pueda borrar.
Asentí. Esto no era como la vez que derramé salsa en su camisa favorita. Que se arregló con una visita a la tintorería y luego estábamos bien otra vez. Tenía una sensación de que esto tomaría un poco de tiempo. Había roto su confianza. No puedo solo chasquear mis dedos y hacer todo mejor.
—Necesito algo de tiempo—dijo—. Y todavía tengo que hablar con Beomgyu. Averiguar qué mierda estaba pensando ese pequeño idiota.
Eso hizo dos de nosotros.
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