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2. Beomgyu


Taehyun estaba mintiendo.

Había algo sobre tenerme aquí que lo hizo sentir incómodo. Tal vez fue la fuerte atracción física que podía sentir radiando entre nosotros. Su aroma era embriagador, ligero y delicado. No tenía tiempo para distracciones, y acababa de prometerme que no habría más acostones. Pero todo eso salió por la ventana al segundo en que puse los ojos sobre él.

Su cabello de color miel, ahora teñido de rubio, era la razón por la que siempre había preferido a rubios. ya sea chica o chico Y mientras que lo había visto en las redes sociales a lo largo de los años, en persona era... guau.

—Entra—dijo, abriendo más la puerta. Obedecí y lo seguí dentro.

Ahora que estaba aquí en su espacio, observando su sutil reacción a mi presencia y sintiendo su incomodidad, yo quería huir.

No lo había visto en años, y joder se había vuelvo un hombre hermoso. Piernas tonificadas debajo de unos vaqueros ceñidos, una curva tentadora, su hermoso rostro. Todo en él era precioso.

Había tenido más fantasías sucias sobre Taehyun mientras crecía de lo que jamás hubiera admitido. Era el mejor amigo de mi hermano, lo que significaba que había dormido en nuestra casa cientos de veces, ido a nadar con nosotros docenas.

De niño, los había perseguido a él y a mi hermano en mi bicicleta, y lloré cuando se negaron a pasar el rato conmigo.

Cuando era adolescente, aunque pasaba menos tiempo detrás de mi hermano y más alrededor de mis propios amigos, Tae nunca estuvo lejos de mi mente.

 Él fue uno de los motivos por los cuales empezaron a gustarme los hombres. 

aunque eso no quita que también me gusten las mujeres, pero Tae, el superaría a cualquier mujer.

Todas mis furiosas hormonas se desbordaron directamente sobre él. Lo oía reírse a través de la pared de la habitación de mi hermano mientras hablaban de sus conquistas, y deseaba poder hacerlo reír así, ser uno de los chicos que él deseaba. Verlo en un traje de baño y sin camiseta o incluso un par de jeans apretados nunca había dejado de provocarme una erección instantánea. Viendo películas juntos en el sofá, había deseado tocar su rodilla o apretar mi muslo contra el suyo, pero solo podía sentarme paralizado con necesidad nerviosa, y prevenir los ataques de mi hermano cuando inevitablemente me molestaba por ser tan tranquilo.

Cuando Soobin me sugirió quedarme aquí el resto del semestre, senti interés. Claramente esas viejas fantasías secretas solo habían dormido, nunca murieron. Pero nada podría haberme preparado para estar aquí, viendo el pulso de Tae latir en su garganta, oliendo su cálido aroma, sintiendo su reacción hacia mí. Ahora como un hombre maduro, sabía el efecto que tenía sobre los demás. Yo era alto, bien arreglado, y nunca fallaba haciendo girar algunas cabezas. Pero este era Taehyun...el mejor amigo de mi hermano.

 No debería querer eso, ¿verdad?

—¿Quién es este?—pregunté, sonriendo hacia el pequeño gatito en sus tobillos.

Taehyun miró hacia abajo como si no se hubiera dado cuenta de la rata de gran tamaño corriendo hacia nosotros.

—Este es Hobak—dijo casi a la defensiva.

Un nombre raro para un gato, aunque ¿quién era yo para juzgar? 

Se inclinó y levantó al gatito con una mano debajo de su vientre y lo sostuvo a su lado, acariciando su pelaje con la otra mano.

—¿Así que mi hermano solo te lanzo esto, o estabas bien con la idea?—pregunté, cuestionándome qué tan honesto sería.

—En realidad me llamó cuando estabas llegando.—Tae se ruborizó un poco con la admisión, pero no tenía ni idea de por qué debería sentirse avergonzado por eso.

Maldita sea. Mi hermano podría ser tan distraído a veces. Pero supongo que Tae sabía eso tan bien como yo, y lo amábamos de todos modos.

—¿Así que estás buscando apartamentos? —preguntó, poniendo al gato a nuestro lado, donde se sentó con una rabieta.

Asentí, no queriendo anunciar el hecho de que mi ex novia psicopata había destruido mi apartamento. Una larga historia de ex amantes inestables probablemente no era un rasgo deseado en un compañero de apartamento.

—Es solo que, bueno, mi apartamento es bastante pequeño...—Se va apagando mientras lo dice, entrelazando sus pequeñas manos.

Tenía las uñas cuidadosamente arregladas, de hecho, todo en él estaba cuidadosamente arreglado, desde su brillante cabello rubio que quería envolver alrededor de mi puño a sus llenos labios rosas que quería ver alrededor de mi, tomándome profundamente en su cálida boca. Sabía que se suponía que iba a tomar un descanso del sexo, pero Tae me hizo querer desechar todas mis reglas y decir a la mierda.

—Lo entiendo.—Metí las manos en mis bolsillos y me mecí hacia atrás en mis talones
— No nos hemos visto en mucho tiempo. Vivir juntos sería incómodo.

Él mordió su labio inferior, pareciendo inseguro y totalmente delicioso. Tenía la intención de darle una salida si quería una, pero en su lugar negó con la cabeza.

—Lo siento. Estoy siendo grosero. Si necesitas un lugar en el que quedarte, por supuesto que eres bienvenido.

—Solo si estás seguro de que no es un problema.

Taehyun se aclaró la garganta.—No es ningún problema. Déjame mostrárte el lugar.

Asentí y lo seguí hasta la combinación de sala/comedor. Tenía un sofá y un sillón, ambos tapizados en gamuza en tonos grises, y dos mesas laterales. Un montón de cojines en colores cremas y azules yacían amontonados en el sofá, y enmarcados de fotografías de la naturaleza en blanco y negro que se alineaba en la pared opuesta a las ventanas. El otro extremo de la habitación tenía una mesa de comedor redonda de vidrio y dos sillas. En general, era pequeño pero acogedor.

La estrecha cocina no era nada lujosa, pero estaba limpia y organizada. taehyun abrió la puerta de la despensa y dijo que despejaría algo de espacio de la estantería para cualquier comestible que yo quisiera.

A lo largo de un corto pasillo, solo había un cuarto de baño con un vidrio separador para la ducha, y luego dos dormitorios. Su habitación era la más grande de las dos, y cuando entré, el suelo de madera crujió bajo mis pies. Su cama estaba impecablemente hecha con un cubrecama gris y sabanas color rosa pálido con una impresión geométrica, pequeñas almohadas apiladas a juego en la parte superior. Una mesita de noche que tenía una pila de libros de filosofia y una lámpara de lectura. La puerta de su armario estaba abierta, revelando filas y filas de ropa de trabajo colgado perfectamente en el interior.

—Buen lugar—comenté, lo seguí hacia al pasillo una vez más.

—Esta es la habitación de huéspedes. —Abrió una puerta para revelar un espacio apenas lo suficientemente grande para una cama. Actualmente contenía un futón negro y un escritorio empujado en la esquina.—Lo siento, sé que no es mucho...—comenzó.

—Esto es perfecto. Estoy haciendo mi rotación, así que prácticamente vivo en el hospital. Todo lo que realmente necesito en casa es una cama.—Apenas y había comido en mi último apartamento, conseguía la mayoría de mis comidas en la cafetería del hospital. Volví la mirada desde la habitación a tae— Probablemente no me verás mucho.

Él asintió.—Generalmente llego a casa del trabajo alrededor de las cinco y media, y a veces camino a casa para almorzar.

Hobak, quien nos había seguido, estornudó y se sacudió con un tintineo de la placa plateada que brillaba en su cuello, Tae se acercó para levantar la bola de pelos color marrón claro y gris en sus brazos de nuevo.

—Tengo una llave de repuesto que puedo dejarte. Cuando estabas pensando...—Se movió a mi lado, luciendo incómodo de nuevo.

—¿Mudarme?

Asintió.

—Esta noche, si no te importa. He estado turnándome entre sofás por las últimas noches, quedándome con amigos alrededor del campus.

Un silencioso y estrangulado ruido se escapó de su boca, pero finalmente asintió.—Seguro.

—Perdí casi todo, así que realmente necesito ir a la tienda esta noche y conseguir algunos elementos esenciales. Podría llevarme unas horas. ¿Estás bien dejando la puerta abierta si prometo estar de vuelta alrededor de las diez?

tae asintió.—Por supuesto. Te veré más tarde.

Algo me dijo que este nuevo arreglo iba a poner a prueba todos mis límites y algunos más.

***

 pov Taehyun.

Después de que lo acompañé a la puerta, puse mi mano contra mi corazón martilleante, preguntándome qué diablos acababa de pasar. Cómo pasé de pasar un rato tranquilo de una noche solo en mi apartamento para prepararme para un nuevo compañero de habitación. Y no cualquier compañero de cuarto, sino el hermano sexy y fuera de límites de mi mejor amigo.

Tomando una respiración profunda en mis pulmones, sacudí los pensamientos. Podría estar atraído por él, pero no había manera de que me permitiera actuar en consecuencia. Por lo que no importaba lo guapo que fuera, lo dominante y sexy. Yo solo tendría que mantener una cabeza calmada, fría y razonable y sacar lo mejor de estos próximos dos meses.

Me encontré caminando por el pasillo hacia la habitación de invitados que le había mostrado a Beomgyu solo minutos antes. Todo lo que separaba esta habitación de la mía era una pared delgada. Me preguntaba si podría escucharlo cuando necesitará tiempo a solas ¿Traería a alguien a casa y lo follaría mientras me obligaban a escuchar, solo en mi cama? Podría instituir una regla de no sexo para asegurarme que no haya conexiones difíciles de soportar. Si yo  hiciera eso, seguramente encontraría la manera de ser una excepción, pero terminaría diciendo que era porque yo estaba celoso.

Tal vez no había pensado bien sobre este compañero de cuarto.

Dirigiéndome hacia la cocina, agarré una botella medio llena de cerveza de la puerta de mi refrigerador y me serví un vaso. Llevándolo a mis labios con dedos temblorosos, tomé un pequeño sorbo. Luego otro. Me moría de hambre cuando llegué a casa, pero ahora mi apetito se había desvanecido.

Tomando mi cerveza en la sala de estar, encendí el televisor y me instalé en el sofá.

Beomgyu ni siquiera me había preguntado por el alquiler. Si pensó que se estaba quedando aquí gratis, simplemente porque era el hermano de mi mejor amigo, estaba completamente equivocado. Yo debería al menos ser compensado por la inconveniencia de tener que compartir mi espacio.

Varios sorbos más de cerveza y mis músculos comenzaron a relajarse. Hobak saltó a mi lado y acariciándose contra mi brazo. Lo recogí y puse los tres kilos de él en mi regazo.

—Lo siento, amigo. Parece que ya no seremos solo tú y yo—murmuré, acariciando su pelaje suave como una pluma. Si bien esa afirmación era cierta, yo no tenía idea de lo complicada que iba a ser mi vida.

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