1. Taehyun.
🥀Adaptacion sin fines de lucro
Hola, me presento soy Jaz, escribo fics taegyu y esta es la primera adaptacion que voy a hacer, tengo los permisos correspondientes y recibira algunas modificaciones para darle mi toque personal, acepto sugerencias <3
sin nada mas que agregar, disfruta de la lectura:), no te olvides de darle una estrellita y comentar si te gusta la historia.
A los veintisiete años, un hombre empieza a cuestionarse cosas. Cosas grandes y complejas como el destino y lo que se suponía que iba a estar haciendo con mi vida. Estaba bastante seguro que mi gran propósito no incluía trabajar cincuenta horas a la semana y nunca experimentando algo más emocionante que quedarme en casa y ver un maratón de the office o el esplendor del sabor del sushi y las comidas picantes cada viernes por la noche.
Seguramente tenía que haber algo más en la vida que eso.
Pero últimamente la vida había sido como un par de calcetines mojados sorprendiéndote con incomodidad en los peores momentos.
No sabía que el destino estaba a punto de golpearme en la cara con su ironía.
Sonó mi teléfono y lo tome del meson mirando antes que se trataba de Soobin, mi mejor amigo—¿Hola?
—Necesito tu ayuda, Tae—dijo tan pronto como respondí,
Abandonando la pila de libros de filósofos que había estado hojeando, me apoyé en la mesa del comedor. Hobak estaba roncando debajo de ella, soñando con lo que sea que sueñan los gatos pequeños.
—Claro amigo. ¿Qué pasa?
Dudó, haciéndome preguntar qué clase de favor tenía en mente. Soobin era como un hermano mayor para mí; tenía que saber que no había nada que yo no haría por él.
—Beomgyu necesita un lugar donde quedarse—dijo finalmente.
Excepto por eso.
Suprimiendo un repentino temblor en mi mandíbula, me resbalé de mis talones y tomé un sorbo de mi botella de agua. ¿Beomgyu? ¿Compartir mi diminuta casa con su hermanito nerd a quien no había visto o hablado en años?
Era una persona privada, y valoraba mi tiempo a solas. Fue por eso que elegí no tener compañeros de cuarto y sin drama. Esta no era la noticia que quería un jueves por la noche después de un día agitado en el trabajo.
Mientras crecíamos Soobin, Beomgyu y yo habíamos sido inseparables, pero después de que nos mudamos y fuimos a la universidad, no me había mantenido en contacto con él en absoluto.
—No lo sé, hyung... Mi casa es bastante chica como ves.—Vivía en un edificio de ciento ochenta metros cuadrados y aunque técnicamente tenía una habitación libre, los únicos muebles eran un futón abultado y un escritorio. Pensar en compartir mi lata de atún con otra persona me hizo sentirme claustrofóbico, así que entré en la sala para abrir la ventana—. ¿Por qué no puede quedarse contigo y con Yeonjun?
Soobin dudó un poco y sabía que no me gustaria su respuesta.—El no cree que sea una buena idea. Acabamos de empezar a vivir juntos. Es un gran paso, ¿sabes? y no quiero discutir con mi novio
Es curioso cómo sus decisiones como pareja parecen alinearse más a menudo con los deseos de Yeonjun que con los de él. Pero no quería volver a entrar en esa conversación complicada otra vez, así que simplemente le ofrecí un gruñido sin compromiso.
Mientras intentaba persuadirme, miré a un chico que se acercaba a lo largo de la vereda que conduce a mi casa. Vivía a unas pocas cuadras del campus de la Universidad de seúl, así que estaba seguro de que su destino no era mi casa, pero igual podía soñar. Usaba un suéter negro, jeans oscuros, botas y era alto. Su cabello negro desordenado estaba amarrado en una coleta, su pelo lo suficientemente largo en la parte superior para agarrar durante el sexo áspero y para lo que seguramente sería el viaje de mi vida.
Sacudí la cabeza, conmocionado por mi repentina y sucia mente. ¿Qué demonios...? ¿De dónde viene ese pensamiento? Falta de sexo y exceso de trabajo, lo más probable. Empujé esa idea y traté de prestar atención.
—Su apartamento fue robado, y él está algo traumatizado con todo esto, además de que es básicamente un vagabundo—me explicaba mi amigo, con un tono de súplica.
—Lo pensaré—dije, tratando de mantenerme firme.
El tipo de afuera se detuvo enfrente y estudió los números de la casa. En mi lugar en la ventana del segundo piso, me quedé mayormente escondido, espiando detrás de las pesadas cortinas.
Ahora que estaba más cerca, podía ver grandes ojos color avellana floreciendo en un negro espeso de largas pestañas. Era la perfección. su mandíbula marcada y su boca estaba grabada en una línea firme, su expresión impasible.
—Está en su último año de medicina, y en poco más de dos meses, estará recibiendose de medicina, para una residencia. Sería estúpido que firmara un nuevo contrato de alquiler. Por favor, ¿Tae?
Ugh. Muy bien, de acuerdo. Juré que podía oír sus ojos de cachorrito abandonado por teléfono.
—Bien. Dos meses.
Soobin me dio las gracias, pero ya no lo escuchaba. Esas piernas largas empezaron a llevar al chico de cabello negro hacia adelante de nuevo, y esta vez, justo en mis escalones delanteros.
¡Mierda! Se dirigía a mi puerta. Mi corazón latía más rápido, y mi boca se secó totalmente.
—Tengo que irme, hyung.
—¡Gracias, Tae! Te debo una.
Tiré mi teléfono sobre el mesón y corrí hacia la puerta. A medida que fui, me miré en el espejo del pasillo, y me sentí aliviado al ver que todavía vestía el conjunto del trabajo. Pantalones negros, camisa blanca, y mis mechones rubios, que por lo general los fines de semana los dejaba al natural, pero hoy estaban peinados hacia atrás.
La confiada serie de golpes en mi puerta principal hizo que mi estómago revoloteara. Mis dedos se enroscaron alrededor de la manilla de la puerta y cuando lo abrí, mi aliento se me atascó a lo que vi. Si yo pensaba que antes era meramente atractivo, nada me podría haber preparado para tenerlo tan cerca. por lo menos un metro ochenta.
Apostaría, y tenía una musculatura que anunciaba horas de dedicación en el gimnasio. Su olor era enloquecedor. No era perfume. Fue más sutil que eso, quizás pero era crujiente y a pesar de todo, irritante.
—¿Taehyun hyung?—preguntó él.
Mierda, incluso su voz era caliente, profunda y suave.
Y lo que es más importante, el Sr. piernas sexys sabía mi nombre. Le entrecerré los ojos, abriendo mi boca y cerrándola sin hacer ruido.
El reconocimiento me exploto en los bordes del cerebro.
—¿B-Beomgyu?—dije, mi voz sin aliento y gruesa.
Su boca se convirtió en una feliz sonrisa, y extendió una mano.—Dios, han pasado años desde la ultima vez que nos vimos.
—Al menos cinco—dije, poniendo mi mano en la suya. Su mano era cálida y sólida, y el tacto de su piel me hizo cosquillas.
—Te ves bien—me dijo, aun sonriéndome. Y todavía agarrando mi mano.
—Has crecido.—Fue todo lo que logré decir. Demonios, lo hizo.
Se había ido a la Universidad de oxford donde había terminado temprano, y luego se mudó a Gwangju para la facultad de medicina. Se había transferido a Seul en algún momento el año pasado, aunque no estaba claro por qué. De vez en cuando, Soobin me daba noticias de su vida, pero Beomgyu y yo ya no éramos amigos, no como cuando éramos niños. Era su hermano; no tenía ninguna razón para saber sus detalles íntimos. Pero estando de pie ahora ante el umbral de mi pequeño hogar, algo se sentía muy íntimo sobre este momento.
—Tú también.—Su descarada mirada me recorrió, deteniéndose brevemente en mis ojos. Suprimí un destello de desilusión cuando finalmente dejó caer mi mano.
Carajo... este era Beomgyu. El hermano menor de mi mejor amigo. Mi cerebro luchó por ponerse al día con lo que estaba pasando.
Siempre había sido algo serio. En el colegio, él prefería la ciencia y no le daba vergüenza mostrarlos incluso recuerdo sus camisetas con dibujos de los elementos químicos, le gustaba ser el capitán del equipo de debate, en lugar del capitán del equipo de fútbol. Era inteligente y curioso, y no se disculpó por sus intereses. No es que ser un poco diferente hubiera herido en su posibilidad de popularidad. Era del tipo que se movía fácilmente entre los círculos sociales, pasando el rato con los nerds y los atletas por igual. Pero claramente se convirtió en su propio ser desde la última vez que lo vi.
Puede que sea joven, veinticuatro años para mis casi veintisiete, pero sus ojos hablaban de sabiduría y madurez. Este nuevo Beomgyu era civilizado y agudo. Cultivado y elegantemente guapo. No podía poner las manos al fuego en que había cambiado, aunque su presencia física fue una gran parte de ello.
Estar cerca de él hizo que mi corazón aumentara su ritmo. Las yemas de los dedos me cosquillearon con el deseo de alcanzarlo y tocarlo. En serio, ¿qué demonios está pasándome? Este era el maldito Choi Beomgyu, Pronto será el Dr. Choi Beomgyu, que tenía un cuerpo delicioso.
Basta.
Sacudiendo mi cabeza contra la prisa del deseo de jugar al doctor con él, me regañé a mí mismo. Era el hermano de mi mejor amigo, lo que significaba que era prácticamente de la familia. Y Soobin me patearía el culo si algo pasara entre nosotros. Siempre había sido ferozmente sobreprotector de todos los que le importaban, su precioso hermanito tuvo la peor parte.
—Sé que hablaste con mi hermano, pero quería venir solo y asegurarme que estabas cómodo con esto.
El hecho de estar junto a él me hizo pensar en cosas como enredos en las sabanas, arañando su espalda, sexo, el olor del látex, y el lamento de la mañana siguiente.
El hermano pequeño de mi mejor amigo ya no era tan pequeño. Y acababa de poner en marcha mi vida, convirtiendo mi cerebro en un lio.
¡Mierda!
—Por supuesto—mentí.
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