Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11. Adaptarse

—¿Cómo está ella?

—¿Qué dicen los doctores?

—¿Ya recuperó la memoria?

Inquieren todos al mismo tiempo. Solo me toco estar junto a ella en el momento indicado. Si hubiera estado sola, quizás se hubiera roto un hueso o algo peor.

—A ver, déjenme hablar —pido levantando las manos, porque me ofuscan—. Los doctores le harán más estudios. No saben si esto es temporal o definitivo. Y ella está confundida y aún tengo que contarle sobre su pasado... no sé... esto es mucho.

—¿Sabes si ella presentará alguna demanda? —pregunta el abogado.

No entiendo por qué debería presentar una demanda, si fue un accidente.

—Espera... —pide mi dizque padre—. Mejor averigua si puede seguir trabajando en la empresa, de lo contrario se va a necesitar que tomes su puesto —declara el hombre en cuestión mirándome fijamente.

—Miren, no sé qué diablos va a pasar, pero debemos esperar —afirmo preocupado.

—Vale, solo que mantennos informados, si ella ya no puede laborar perderá la visa de trabajo y será deportada a México —informa uno de los abogados.

Me quedo atónito ante la noticia. ¿Deportarla?

—Eso es un poquito exagerado para la ocasión... dejemos que los doctores nos digan primero cómo se va a proceder y les informo ¿De acuerdo? —inquiero y todos aceptan.

—No lo es cuando la gran parte de tus trabajadores del campo son latinos y tienes a la migra respirándote la nuca —declara un abogado de apellido desconocido para mí.

—Cómo sea, yo les hablaré más tarde —digo zanjando el tema y entrando a la habitación de Karina. Ella yace recostada, pensativa.

—¿Estás bien? —pregunto al verla mirando a lo lejos.

—¿Y Ramón? —pregunta en Español—. ¿Le han hablado? ¿Y mi familia?

Ella se sienta con las piernas dobladas hacia su pecho y las abraza.

Se ve tan pequeña y vulnerable. No parece la mujer de esta mañana, lista para armarme un lío y la tercera guerra mundial de ser posible.

—Karina, no me recuerdas, pero somos compañeros de trabajo y compartimos departamento —explico primeramente. Ella me ve como asimilando lo que digo, no me cree. Su rostro refleja incredulidad—. Verás, te caíste en las escaleras del trabajo, te golpeaste la cabeza y ahora no recuerdas, lo que parece ser y si no me equivoco... los últimos dos años de tu vida.

Karina abre los ojos, espantada.

—¿¡Como que perdí los últimos dos años de mi vida!? —exclama asustada—. ¿No era una broma cuando me dijeron que era dos mil veintidós?

Niego con la cabeza y me percato que comienza a agitarse, me dirijo a la puerta para llamarle a la enfermera.

—Espera, ¿y mi familia?

—En México, en tu teléfono supongo que están tus contactos... —informo.

—¿Por qué no les has avisado? —pregunta.

—Yo no los conozco, tenemos poco de conocernos...

El rostro de Karina pasa de incredulidad, a sorpresa, en un santiamén.

—¿Cuánto tiempo tengo viviendo en Chicago? —inquiere—. ¿Sabes qué pasó con mi prometido?, ¿o tengo esposo ya? Dios... me siento tan perdida.

Ella comienza a llorar. No sé cómo llevar esta conversación.

—Tú y él terminaron... hace tiempo —explico brevemente—. En Chicago tienes viviendo dos días. Llegamos ambos de México antier en la tarde. Veníamos en el mismo vuelo, porque trabajamos para la misma compañía.

—¿No estoy casada?

—No...

—¿Ni comprometida? ¿Y ya le hablaron a mi familia? —pregunta de nuevo.

Es lógico que esté preocupada por su familia y un tanto ansiosa por saber de ellos.

En ese momento llega un camillero junto a la enfermera.

—Señorita Rivera, iremos a hacerle una tomografía ¿Está lista? —pregunta la enfermera.

Karina asiente preocupada.

—Busca a mis papás, quiero hablarles —pide antes de ser trasladada en silla de ruedas.

Yo me quedo esperando en la recámara mientras le hacen sus estudios. Busco en su teléfono el número de sus padres, pero luego recuerdo que este es nuevo. No ha pasado los nuevos contactos al teléfono.

Qué suerte...

Cindy entra y se sienta junto a mí.

—¿Crees que recupere la memoria? —pregunta seria sin mirarme.

—No tengo idea...

—Pobre, era una mujer con un futuro prometedor —menciona soltando el aire con pesadez.

—Pero no se ha muerto, solo es un bache, no seas pesimista.

—¿Así que eres el hijo de Michael Platt? —inquiere cambiando el tema abruptamente.

La miro con recelo. No me gusta hablar de ese asunto.

—No tengas cuidado, no le diré a nadie —asegura y le quito la mirada de encima.

—¿Qué pasará con Karina si no puede volver al trabajo?

—Ella no terminó de firmar el contrato. Estaba en revisión algo de su visa de trabajo, ayer lo hablé con ella por la tarde. Si no vuelve, perderá sus beneficios, como seguro médico y obviamente la visa de trabajo, ya que no tendrá un respaldo de la compañía...

Me quedo pensativo por un momento, si ella no recupera la memoria y no es capaz de volver al trabajo pierde todo por lo que ha luchado este año. Es cierto, no la conozco, pero sé que su prometido le rompió el corazón y que tardó un año en poder reunir el valor para venir a la compañía. El mismo año que me tomó a mí regresar a Chicago.

No sé qué pasó en ese año, pero supongo que pospuso su venida porque no se encontraba bien.

Cindy murmura algo sobre que se quedará sin empleo. México es un hermoso país, y hay buenos médicos... pero siendo sinceros son difíciles de encontrar. No tendrá un buen seguro médico.

Pasa al menos una hora y Cindy mejor se va, pide que la mantenga al tanto. Mientras tanto yo veo la hora y noto que son casi las siete de la noche.

La puerta se abre y entra Karina, detrás le siguen los doctores y me piden que salga.

—¿Sabe si alguno de sus familiares puede venir?

—No creo, están en México —comento.

Los doctores se miran unos a otros.

—Sinceramente, no consideramos que ella recupere la memoria —dice señalando en una tomografía a contraluz un punto—. Ha habido un daño, el cerebro está inflamado, no es mucho, pero la mantendremos medicada y veremos si en estos días recupera algo de sus recuerdos.

—¿Y si no lo hace? —pregunto.

—Será cuestión de adaptarse, retomar su vida poco a poco —sugiere el psiquiatra—. Lo importante es que tenga una red de apoyo y que retome sus actividades lentamente, quizás esto le ayude a recordar.

Quizás... una palabra que no asegura nada y que deja múltiples posibilidades para el caos. Principalmente, por lo que estoy pensando hacer.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro