TE ECHO DE MENOS Ron, 2º año
No entendíamos qué había pasado, pero el partido de quidditch había sido suspendido. La multitud descontenta iba saliendo de las gradas. Al llegar a la altura de los vestuarios vi a Harry, que estaba hablando con la profesora McGonagall, y me acerqué a él rápidamente. Aquello era muy extraño.
-Sí, quizás sea mejor que tú también vengas, Weasley- me dijo la profesora con aire solemne cuando me vio llegar.
Abrí mucho los ojos. No entendía nada. Miré a Harry, pero él se encogió de hombros. Salimos en dirección al castillo en silencio tras la profesora McGonagall, que andaba con grandes zancadas. Llegamos al castillo y nos dirigimos hacia la enfermería.
Nos paramos en la puerta y la profesora se volvió hacia nosotros:
-Esto os resultará un poco sorprendente... Ha habido otro ataque- dijo preocupada.
Mi corazón se aceleró... Creía entender ya por qué estábamos allí, pero no quería imaginármelo. Entonces se apartó y entramos en la enfermería. Comencé a mirar las camas ocupadas rogando que no, que no fuera lo que yo pensaba, pero entonces la vi.
-¡Hermione!- exclamé.
En la cama del fondo yacía mi amiga, totalmente inmóvil y con un brazo extendido como si estuviera sujetando algo. Mi cabeza estaba confusa... No, no podía ser. ¡Hermione!
Notaba cómo una lágrima intentaba salir, pero no lo permití.
-La encontraron junto a la biblioteca- explicó la profesora McGonagall-. Supongo que no podéis explicarlo. Esto estaba en el suelo, junto a ella...
Cogió de la mesita de noche un pequeño espejo con mango y nos lo mostró. Negué con la cabeza al mismo tiempo que Harry.
Tras eso, la profesora nos acompañó a la Sala Común de Gryffindor.
Hacía ya más de una semana que nos habíamos enterado del ataque de Hermione, pero verla así aún me daba impresión. Todos los días al salir de clase Harry y yo íbamos a visitarla, algunas veces llevando un pequeño ramo de flores.
Llegamos a la enfermería. Siempre debíamos coger un par de sillas que había pegadas a la pared y ponerlas junto a la cama, pero hoy ya estaban allí. La señora Pomfrey sabía que vendríamos, como siempre.
Nos sentamos en silencio. A pesar de que sabía que no lo escuchaba, Harry solía contarle cómo nos había ido el día o si teníamos muchos deberes. Yo simplemente me quedaba callado, mirándola y pensando qué o quién podría haberle hecho eso a mi amiga. Fuera lo que fuera, se las vería conmigo.
Pero había muchas cosas que no encajaban... ¿Qué hacía Hermione en la biblioteca con un espejo? ¿Por qué había ido sola, sin avisarnos? Suspiré tristemente.
Harry dejó de hablar y se sumió en sus pensamientos. Yo seguí observando a Hermione, pero cuando me fijé en su cara sentí una punzada de dolor: tenía los ojos y la boca muy abiertos, y parecía sorprendida y aterrada.
Yo nunca hablaba cuando estábamos allí porque no me veía capaz, pero esta vez sentía que tenía que decir algo o explotaría. Me puse a ordenar en mi cabeza todo lo que quería decirle a mi amiga...:
"La verdad es que nunca pensé que esto fuera a sucederte a ti, pero ya ves, y ahora me tienes aquí muy preocupado por ti, pero también estoy enfadado. Hermione, a pesar de que eres la chica más inteligente del colegio, ¡a veces puedes ser tan tonta! ¿Qué hacías tú sola por ahí sabiendo que podían atacarte? ¿Es que acaso no sabes que la última vez que se abrió la Cámara Secreta murió una hija de muggles?". Me estremecí. No podía imaginarme qué habría pasado si Hermione... Aparté ese pensamiento y continué: "No sé qué ha pasado para esta vez sea diferente. Sólo doy las gracias a Merlín de que no te haya pasado nada peor. La señora Pomfrey dice que cuando tenga preparado el jugo de mandrágora volverás a la normalidad... Y espero que sea pronto. ¡Harry y yo te necesitamos más que nunca! Bueno... yo te necesito, Hermione. Y no para que me hagas los deberes o porque ahora no tengo a nadie con quién discutir, sino porque... eres mi amiga y quiero que estés a mi lado".
Pero al final, a pesar de que quería decirle todo aquello me venció la cobardía y lo único que conseguí murmurar mientras la contemplaba fue:
-Hermione, te echo de menos...
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