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CONFRATERNIZANDO CON EL ENEMIGO Hermione, 4º año

Estaba muy nerviosa. Llevaba todo el día encerrada en mi dormitorio pensando en cómo arreglarme mi enmarañado pelo y qué maquillaje ponerme. Yo nunca me había maquillado, pero esta era una noche especial: iría al Baile de Navidad nada menos que con el famoso Viktor Krum. Nadie en el colegio lo sabía aún, pues Viktor me dijo que sólo se lo confesó a un amigo búlgaro suyo, al igual que yo a Ginny. Había costado mantenerla callada en algunas ocasiones, pero era una buena amiga y no se le había escapado nada.

Ron seguía insistiendo en que le dijera quién era mi pareja, pero yo lo ignoraba. ¡Estaba harta de él! Aunque en el fondo seguía pensando en que no habría estado mal ir con él... Bueno, ahora no era momento de pensar en eso: debo reconocer que era una chica afortunada por ir con Krum... No, Krum no, Viktor. Durante varios días había venido a verme a la biblioteca y charlabamos en voz baja. A pesar de que habíamos cogido más confianza aún tenía que recordarme que lo llamase por su nombre.

Eran las diez menos cuarto. El baile comenzaba a las diez en punto y yo aún estaba en mi dormitorio, sentada sobre la cama. Lavender y Parvati se habían ido hace un buen rato, y Ginny me dijo que me esperaría en la Sala Común, pero seguramente se habría ido ya también (a veces es un poco impaciente).

"No vas a hacer el ridículo, tranquila", me dije. No sé por qué pensaba eso, pero tenía el presentimiento de que algo iba a salir mal esa noche. Pero ya nada se podía hacer. Si no me daba prisa llegaría tarde. Bajé a la casi vacía Sala Común, atravesé el retrato de la Señora Gorda y caminé por los desiertos pasillos. ¡Cómo dolían estos zapatos! Iba a matar a Ginny: "Ponte tacones o parecerás un elfo doméstico al lado de Krum", me dijo, y yo le hice caso. Aunque la verdad es que me ayudó mucho. Por primera vez en mi vida me sentía guapa de verdad, y una gran parte se lo debía a sus consejos. Llevaba un precioso vestido rosa con una tela vaporosa y un recogido que me dejaba algunos rizos cayendo sobre mi hombro izquierdo.

Finalmente llegué a las escaleras principales. Se oía mucho jaleo; estaría todo lleno de gente. Me puse aún más nerviosa. Asomé un poco la cabeza y volví a esconderme tras la esquina, un poco asustada. La profesora McGonagall estaba metiendo a empujones a las últimas parejas en el Gran Comedor, dejando fuera a los campeones. Viktor me estaría esperando. Tomé aire y, finalmente, salí de mi escondite y comencé a bajar las escaleras lentamente procurando no caerme. Notaba cómo una media sonrisa se me formaba en la cara cuando escuché a Parvati decir que estaba guapísima y al ver la cara de asombro de Harry cuando me vio. Me puse colorada. Y entonces él me vio... Viktor parecía sorprendido, pero se apresuró a acercarse al pie de la escalera. Estaba muy elegante con un uniforme rojo y una capa a juego. Y no sólo elegante... Estaba guapo, MUY guapo. Cuando llegó me hizo una pequeña reverencia.

-Uf...- se me escapó al verlo así.

Viktor me ofreció su brazo y yo me agarré a él, temblando como un flan. Al pasar junto a Harry le lancé una risa nerviosa que él me devolvió.

La profesora McGonagall comenzó a ponernos en fila tras las puertas cerradas del Gran Comedor. La primera pareja eran Fleur Delacour y un tal Roger Davies, que parecía que no se creía aún a quién tenía enganchado a su brazo. La segunda eran Diggory y Cho. Ella iba muy guapa con un traje estilo oriental, pero me daba mucha pena por Harry... Tras ellos la profesora nos colocó a nosotros y detrás iban Harry y Parvati.

-Estás prreciosa- me dijo Viktor al oído, y mi corazón se aceleró.

No pude contestarle porque justo en ese momento las puertas del Gran Comedor se abrieron. Jamás había visto el comedor tan bonito: los árboles de Navidad gigantes cubiertos de nieve, mesas redondas decoradas con figuras de hielo, el techo encantado para que pareciese que estaba nevando...

Las cuatro parejas comenzamos a desfilar por un pasillo abierto entre la gente hasta la pista de baile. Nos aplaudían, y notaba cómo muchas miradas recaían sobre mí haciéndome sentir un poco incómoda. A pesar de que estaba muy feliz, no pude evitar lanzar un rápido vistazo a la multitud buscando un pelo naranja zanahoria, pero no lo encontré. Por el contrario vi a Malfoy con cara de sorpresa y a Parkinson con cara de odio, pero por una vez no me importó lo que pensasen de mí.

Llegamos a la pista y los aplausos cesaron. Viktor me cogió suavemente la mano y puso su brazo sobre mi cintura. Me sonrió y yo le devolví la sonrisa. Entonces comenzó a sonar la música.

"Venga Hermione, no te equivoques", pensé cuando comenzamos a bailar. "Un paso adelante, uno para atrás, giro...".

No paraba de mirarme los pies, pero entonces Viktor me agarró de la cintura y me elevó. Estaba en una nube. A partir de ahí me dejé llevar por la música, por sus pasos, por él...

Poco a poco la pista se fue llenando de gente, tanto estudiantes como profesores, pero yo sólo tenía ojos para Viktor. Daba vueltas y vueltas sin importar quién había a mi alrededor, sin pensar en cómo estaría Harry (a él se le da muy mal bailar) y sin acordarme de Ron...

No sabía cuánto tiempo llevábamos ahí, pero no me importaba. Podrían haber sido tan solo unos minutos o tal vez varios días, pero yo no quería que esto acabase nunca. El grupo de Las Brujas de Machbeth había subido al escenario y la elegante danza se convirtió en un baile de locos. La gente gritaba, saltaba, hacía de todo. Incluso vi cómo llevaban al pequeño profesor Flitwick en volandas. Me reí fuertemente. Sentía que no era yo: ya no pensaba en el dolor de mis pies, ni me preocupaba por mis amigos, sólo disfrutaba como nunca antes lo había hecho.

"Can you dance like a hippogriff?
Ma, ma, ma, ma, ma, ma, ma, ma, ma
Flyin' off from a cliff
Ma, ma, ma, ma, ma, ma, ma, ma, ma
Swooping down to the ground
Ma, ma, ma, ma, ma, ma, ma, ma, ma

Around, and around, and around, and around
Ma, ma, ma, ma, ma, ma, ma, ma, ma"

Viktor me agarró de la mano. Vuelta hacia un lado, vuelta hacia otro, tropecé con Fred, ¡no, George! Bueno, no tenía ni idea. Me llevé las manos a la cabeza mientras reía sin siquiera disculparme. De nuevo otra vez, los dos bailando muy pegados. Juraría que todo el colegio estaba achuchado en la pista de baile. Vuelta de nuevo y Viktor me abrazó, haciendo que yo me sonrojase. ¡Uff!

Y por fin acabó la canción. Yo estaba agotada, ya sí que no podía más, necesitaba beber algo para refrescarme.

-Viktor, ¿tomamos algo?- le pregunté.

-Clarro- contestó.

Me cogió de la mano y salimos de allí antes de que empezasen a bailar de nuevo la siguiente canción. Entonces me fijé en que había tres personas sentadas en una solitaria mesa y, cómo no, dos de ellos eran Harry y Ron.

-Viktor, ¿me disculpas un momento? Quiero ver que tal están mis amigos.

-Porr supuesto, Her...míone.

Me reí tontamente. Todavía le costaba un poco pronunciar mi nombre. De repente se paró e, inclinándose levemente, me besó la mano como todo un caballero. Aquello me hizo sonrojarme. Era tan... tan... ¡increíble! Cuando se fue me llevé las manos a la cabeza y di una vuelta sobre mí misma, repleta de felicidad. Entonces me acordé de mis amigos y me senté en una silla vacía al lado de Harry. Iba a preguntarles que qué tal estaban, pero estaba tan contenta por lo que acababa de pasar que no lo hice.

-Guapo, ¿verdad?- se me escapó sin darme cuenta.

Ron hizo un gruñido, pero no le di importancia. Tendría hambre (para variar).

-Viktor ha ido a por unas bebidas, ¿nos acompañáis?- los invité amablemente.

Ron comenzó a revolverse en su asiento, y aquello comenzó a ponerme en alerta. -¡No! No queremos ir contigo y con Viktor- dijo Ron con desprecio.

Ya empezaba a fastidiarlo todo, maldita sea. ¡Con lo bien que iba la noche!

-¿Qué mosca te ha picado, Ron?- pregunté extrañada intentando mantener la calma. No quería comenzar una discusión en una noche como esta.

Lo examiné de arriba abajo para intentar averiguar qué demonios le pasaba, pero él miraba a la nada con cara de enfado, así que interrogué a Harry con la mirada, pero se encogió de hombros.

-¡Es de Durmstrang!- exclamó Ron tras un rato-. Estás confraternizando con el enemigo.

Aquello no me lo esperaba. Era más de lo que podía soportar. Noté cómo mi ceño se fruncía. Es increíble cómo este estúpido pelirrojo era capaz de enfadarme con una sola frase y sin darme explicaciones. ¡Además, es que no tenía sentido lo que decía! ¿Cómo podía acusarme de "confraternizar con el enemigo" cuando él lo idolatraba?

-¿¡El enemigo!? ¿Quién era el que quería su autógrafo?- le espeté cada vez más enfadada-. Además, el objetivo del torneo es la cooperación mágica internacional... ¡Hacer amigos!

-Ese quiere algo más que amistad, Hermione...- murmuró, y me puse roja.

No pude contestar... ¿Sería eso verdad? ¿Le... le gustaría a Viktor?

Ron suspiró y apartó la mirada, y yo me levanté. No soportaba más estar ahí. Entonces recordé que Ron había tenido la última palabra, y eso no me gustaba. Me giré para decirle algo más pero no se me ocurría nada, así que opté por irme tragándome mi orgullo. En mi cabeza aún resonaba la frase que él me acababa de decir:

"Ese quiere algo más que amistad...".

Viktor estaba cogiendo unas botellas en una mesa cercana a la puerta y me dirigí hacia allí.

-¿Todo bien?- me preguntó al verme llegar.

-Sí- mentí.

Tenía la cabeza hecha un lío. ¿Acaso Viktor me quería? ¿Por qué estaba Ron así conmigo de repente? Necesitaba relajarme. Cogí la botella de cerveza de mantequilla que Viktor me ofrecía y me la bebí de un tirón. El chico me miró sorprendido y yo solté una carcajada.

-No lleva alcohol, ¿lo sabes, no?- le aclaré.

Viktor me miró arqueando una ceja, pero después también se rió. Solté mi botella en la mesa y él hizo lo mismo a pesar de no haberla abierto si quiera.

-Ven un momento, porr favorr- dijo.

Me pasó un brazo por el hombro y me guió a un rincón solitario del comedor. Cuando llegamos él intentó mirarme a los ojos, pero yo estaba muy nerviosa y, no sé por qué, evitaba sus ojos negros. Notaba cómo mi corazón se iba acelerando.

-Herrmíone, yo...- comenzó, nervioso.

Entonces lo miré: parecía un niño pequeño, era tan tierno...

-¡Krum!- exclamó alguien detrás de nosotros.

Viktor se giró malhumorado. Karkarov, el director de Durmstrang, se acercaba a nosotros con su típica cara de enfado permanente.

-Siento haberr interrumpido- se disculpó, y me miró con una extraña sonrisa en la cara que no me gustó para nada- perro tengo que hablarr contigo inmediatamente.

Viktor parecía molesto. Me dirigió una mirada de disculpas y yo asentí con la cabeza para darle a entender que no pasaba nada. Karkarov y Krum no tardaron en desaparecer por la puerta del Gran Comedor, hablando en voz baja en su idioma. Me crucé de brazos y me quedé ahí, esperándolo sola. Pero entonces advertí que un chico pelirrojo se acercaba a mí con cara de pocos amigos y puse los brazos en jarra.

-¿Quieres hacer el favor de dejarme en paz?- exclamé enfadada cuando Ron llegó a donde yo estaba.

-¡Te está utilizando!- me espetó, y se dio la vuelta para irse.

¿Qué me está utilizando? ¿¡Que me está utilizando!? ¿Me decía eso y se iba tan tranquilo? ¿Cómo era capaz? Salí corriendo tras él. Esto no iba a quedar así.

-¿Cómo te atreves? ¡Que sepas que sé cuidar de mi misma!- grité.

- Lo dudo... Él es mucho mayor- contestó mientras caminaba con las manos metidas en los bolsillos.

¿Que él era mucho mayor? ¡Yo también soy mayor como para saber lo que hago! ¡Él no tiene por qué meterse en mi vida, y más con lo inmaduro que es!

-¿Qué? ¿Eso es lo que piensas?- pregunté dolida pero sin bajar mi tono de voz.
-¡Sí!

-¿Sabes cuál es la solución, no?- cada vez estaba más enojada.

Llegamos a las escaleras principales. Estábamos armando tanto escándalo que a nuestro alrededor la gente comenzaba a mirarnos.
-¿Cuál?- preguntó indiferente.

¡Es que no daba crédito! ¿Era tan estúpido como para no saber qué debía haber hecho? ¿No se daba cuenta de que la culpa de todo esto era suya?

-¡¡La próxima vez que haya un baile ten el valor de pedírmelo antes de que lo haga otro, y no como último recurso!!- solté gritando fuertemente con la cara roja de ira y lágrimas en los ojos.

La verdad es que esas palabras salieron de mi boca sin que yo me diera cuenta, pero era lo que realmente pensaba. Me dolía que me hubiera dejado como última opción cuando se supone que soy su amiga y después no me dejara salir por ahí con otros chicos. Me dolía que no se hubiera dado cuenta que yo quería ir con él, pero que no podía esperarlo para siempre. Me dolía que fuera tan inmaduro y se pusiese así conmigo cuando yo no había hecho nada malo. Me dolía mucho y creo que con lo que dije lo dejé tan claro que hasta él podría haberlo entendido.

-Bueno... Eso está totalmente fuera de lugar...- balbuceó mientras comenzaba a subir varios escalones con la intención de irse- ¿Harry?- exclamó de repente.

Me giré y vi a Harry caminando cabizbajo y arrastrando los pies. Estaba tan cabreada que, aunque el pobre no tuviera la culpa de nada, comencé a gritarle a él también.
-¿Dónde habéis estado? ¡Da igual, iros a dormir los dos!- lo regañé, haciendo que se sobresaltase.

Caminó rápidamente hacia Ron y comenzaron a subir las escaleras, huyendo como dos cobardes.

-Dan miedo cuando se hacen mayores...- oí que Ron lo susurraba a Harry.

Me giré y subí varios escalones, haciendo que ellos corrieran más rápido todavía.

-¡RON, SIEMPRE TE LO CARGAS TODO!

Una vez que me hube asegurado que se habían ido y no podían verme, me senté en el suelo y comencé a llorar.

Era increíble que, a pesar de que hace años me había jurado no volver a llorar por él, desde entonces no hacía otra cosa. Me quité un tacón y masajeé un poco mi dolorido pie.

Al cabo de un rato conseguí parar un poco mi llanto y, secándome las últimas lágrimas con las manos, me levanté. En ese momento llegó Viktor, que me estaba buscando por todos sitios. Cuando me vio se dirigió hacia mí rápidamente.

-Herrmíone, ¿qué te ha pasado? ¿Porr qué llorras?- me preguntó apartándome un mechón de pelo de la cara.

-He discutido con Ron- contesté entrecortadamente.

-¿Tu amigo pelirrojo?

Asentí con la cabeza y Viktor frunció el ceño, malhumorado.

-Nunca me gustó ese amigo tuyo- dijo como si pensase en voz alta.

Yo abrí mucho los ojos y lo miré sorprendida.

-¿Cómo?- pregunté un poco molesta.

-Bah, olvídalo- contestó rápidamente haciendo un movimiento con la mano-. Herrmíone, antes... yo querría hablarr contigo... ¿Vamos al jarrdín?

Me lo pensé durante unos segundos, pero cuando él me dedicó su mejor sonrisa no tuve más remedio que aceptar. Salimos a los oscuros y fríos jardines. Un matorral se movía como si hubiese gente detrás, y yo aparté rápidamente la mirada, pero entonces vi en otra esquina una pareja besándose apasionadamente. Comencé a temblar de nervios, pero Viktor pensaría que era de frío porque me pasó un cálido brazo por los hombros. Por fin llegamos a un lugar solitario y Viktor me cogió ambas manos.

-Herrmíone, yo... Hoy me lo estoy pasando muy bien grracias a ti, y solo querría decirrte que me alegrro de que hayas venido conmigo- me dijo tímidamente.

Sonreí notando cómo mis mejillas volvían a ponerse de color rojo, pero no era de rabia.

-Yo... Yo también me alegro de haber venido contigo- dije.

-¿Sí?- exclamó felizmente.

Bueno... La verdad es que tampoco me hubiera importado venir con Ron... ¿Pero qué estoy diciendo? ¡Si hubiera venido con él habríamos acabado discutiendo mucho antes y no me lo habría pasado tan bien! Yo estaba feliz, MUY feliz de haber venido con Viktor, que era un chico mayor, guapo, atento, maduro...

-Sí- contesté finalmente.

Entonces noté cómo el tiempo se paraba a nuestro alrededor. Todo ocurrió a cámara lenta, menos los intensos latidos de mi corazón, que parecía que se me iba a salir del pecho. Viktor me cogió suavemente la barbilla con la mano y comenzó a acercarse a mí, y yo cerré los ojos instintivamente. Y entonces noté unos cálidos labios posarse sobre los míos. A pesar de que correspondí al beso, una parte de mí me decía: "Estás traicionando a Ron, estás cayendo en las redes de Viktor. Te está utilizando...". Pero finalmente conseguí apartar esa idea de mi cabeza y pasé mis brazos alrededor del cuello de Viktor, besándolo ahora con más pasión. ¿Y sabéis qué? Me gustó ese beso, y por primera vez conseguí sacarme a Ron de la cabeza.

-Creo que me voy a ir ya a dormir- susurré cuando nos separamos.

-Vale...- dijo Viktor tristemente, y me besó en la mejilla-. Buenas noches.

-Buenas noches.

Llegué a mi dormitorio recordando aún el sabor de ese beso, intentando asimilar lo que me acababa de pasar y repleta de felicidad, pero también algo asustada. ¿Me estaría enamorando de Viktor? En cualquier caso, Ron no debía enterarse jamás de lo que acababa de pasar en los jardines...

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