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Capítulo 37🐰 El Bing Bang

#ViernesDeRTR

#YaVineGenteMásValeTardeQueNunca


Capítulo dedicado a Steff_DelRey <laf3 ¡Gracias por tus comentarios!

—¿Aquí vive Nathan?

Una incrédula Kash mira la fachada de la casa de los Frederick —o al menos parte de ellos— con la boca entreabierta. Estoy segura de que yo puse la misma cara la vez que vine con Chase.

¿Por qué estamos acá? Pues simple, después de una breve discusión en el chat grupal sobre películas de terror luego de que Vea nos comentara sobre una fiesta de Halloween en el auditorio de la universidad, Nathan y Kash salieron a comentar que nunca vieron una película de terror, así que, aprovechando el penúltimo día de vacaciones, decidimos ir al cine.

—Cuando no está en la universidad, sí —habla Anne en un claro tono de obviedad.

¿Y por qué ella está aquí? Simple: Nathan se dejó el auto en la universidad.

—Wow... —continúa Kash— Su casa es más grande de lo que imaginé. Aunque, pensándolo bien, con una casa tan grande vivir ahí se debe sentir muy solitario.

No lo había pensado, pero sí, debe ser un poco solitario vivir en una casa tan grande, con tantos cuartos, baños y con un padre que se preocupa más de lo que genera su empresa que de sus propios hijos. Pero es una casa grande, al fin y al cabo, y prefiero mil veces vivir en un terreno así que en un departamento.

Nota mental para la futura Michi: comprar una casa, no un departamento.

Antes de que podamos llamar al timbre, Nathan sale de su casa con un abrigo y una bufanda, todos de un sombrío color marrón; a diferencia de Kash, que pese a hacer frío, se ha colocado un abrigo marrón, unos pantalones rojos, una bufanda rosa y dos trabas de cabello a cada lado con formas de mariposas.

Ella y yo le hacemos señas como saludo y Anne solo mueve la cabeza, todavía recelosa.

—Lamento la demora —dice él y quien primero capta su atención es Kash. También ha caído en cuenta sobre su diferente gusto por la moda.

—Apenas llegamos —lo tranquiliza ella.

—¿Quieren pasar a beber algo?

—¿Tu padre está ahí dentro? —pregunto por seguridad.

—Está de viaje, solo se encuentra mi madre.

—¿Quieres conocer a tu futura nuera, Kashing? —Anne codea a Kash, provocando que enrojezca al sopesar las palabras de mi amiga.

—N-no —titubea fuera de onda—, yo...

—Estoy bromeando, chica, relájate.

Kash suspira mientras juega con sus manos, nerviosa. Nathan no dice nada, está tan serio como en un funeral. Para mí, lo único que está muriendo es la oportunidad de que Houston tenga algo con Kash porque, si mal no recuerdo, ella nunca se ha sonrojado a causa de él.

Y confío en la intuición de mi amiga; si ella fastidia a Kash con Nathan es porque algo ha visto entre ellos.

—No tenemos tiempo para pasar a beber algo —intervengo en vista de que la «broma» de Anne los ha incomodado—, la película empieza en una hora y tenemos que comprar la comida.

Anne chasquea la lengua.

—Da igual si llegamos unos minutos tarde, al principio lo único que muestran son tráileres, comerciales sobre bebidas e instrucciones de evacuación.

—No subestimes las instrucciones, en algún lugar del mundo salvaron a personas.

Otro chasquido.

—En Narnia tal vez.

Blanqueo los ojos y opto por subirme al auto. Esto de tener una amiga tan despreocupada siendo yo todo lo contrario es un misterio que merece ser estudiado.

Los demás me siguen y Anne echa a andar. En el camino colocamos música a nuestro gusto; Kash una canción de k-pop, Nathan una canción blues y Anne una canción romántica. Cuando es mi turno busco en mi lista de reproducción alguna canción que anime el ambiente, pero el mensaje no leído de Chase se lleva toda mi atención.

Es un pantallazo de celular, específicamente, del Instagram de Noah Mars.

—¡Por todos los cielos!

Anne da un salto en su asiento.

—¿¡Qué pasa!?

—Noah Mars subió nuestra foto. Dios..., me va a dar algo.

—Estúpida, casi me matas del susto.

—¡Lo siento! Pero es que... ¡Mira!

Sin pensar en las consecuencias, le pongo el celular a la altura de los ojos. Anne se mueve a ambos lados en busca de un punto donde pueda ver la calle.

—¡Estoy conduciendo!

Con un manotazo me baja el celular y este cae al suelo. Le lanzo un par de maldiciones en lo que intento buscarlo bajo el asiento. Atrás, Kash chilla cuando un auto pasa por el lado y toca la bocina.

—¿Ustedes se quieren o se odian? —pregunta la pobre, despeinada y con una mano en el pecho por el susto que acaba de pasar.

—Ambas —respondemos Anne y yo al mismo tiempo.

Kash ríe y se acerca a mi asiento.

—¿Puedo ver la foto? —Le entrego el celular después de besar la pantalla con suma devoción—. ¿Ese es Chase? ¿También se vistió de estrella?

Asiento con los ojos brillantes.

—Son un par de idiotas —comenta Anne, negando con la cabeza—. Tiernos, pero idiotas.

—Eso explica por qué llegaste tarde anoche —suelta Kash y enarca una ceja.

Me cubro las mejillas al instante para que el rubor no se me note.

—Kash, no me delates —digo entre dientes.

—Ahh... así que mientras nosotras éramos unas profesionales, tú te estabas revolcando con tu ex —desdeña Anne, todavía sin aceptar por completo a Chase.

Le doy un manotazo.

—¡Oye! Ten más respeto, Nathan viene con nosotros.

Al señalarlo me doy cuenta de que luce como si quisiera lanzarse por la ventana.

—Estoy segura de que ya sabe de dónde provienen los bebés —dispara Anne con ese dejo de ironía con el que no puedo enojarme.

—¿Por qué eres así? —finjo hacerlo— Y no, no pasó nada.

—¿Cómo? ¿No se divirtieron? —pregunta con sorpresa.

—Hay muchas formas de divertirse, maldita pervertida.

—Y todos sabemos cuál es la más divertida —argumenta con orgullo.

Ahora soy yo la que chasquea la lengua.

—No puedo contigo. Eres tal para cual con Jax.

—Esa es una ofensa muy grave —se burla Kash y yo me echo a reír.

—Ya, anda, cuéntanos qué hicieron —apremia Anne—. Sé sincera.

—Chase llegó a la firma, nos tomamos la foto y salimos a comer al centro.

—¿Solo eso? —Kash no luce muy convencida.

—Luego intentamos ir a un club nocturno, pero no nos permitieron la entrada porque nuestra vestimenta no era la adecuada y la verdad es que con el paso de las horas el traje de estrella se volvió incómodo. El cuerpo empezó a picarme, y mucho. Creo que el sudor hizo que me picara todo el cuerpo. Apenas llegué a casa tuve que ducharme porque no podía con la picazón.

—Suena horrible —comenta Anne, auténticamente horrorizada.

—Lo fue...

Lo cierto, queridos lectores, es que acabo de mentir.

Bueno, una parte.

Para empezar, subirnos a un autobús fue mucho más dificultoso de lo que esperábamos. Para no arruinar el disfraz, subimos en diagonal y no pudimos ir juntos. A la mitad del camino nos hicimos señas de un extremo a otro para ir de pie; era la mejor opción. Pero al bajar fue el verdadero problema...

—Un niño iba pisándome la bota —se quejó Chase y estiró la pierna para que contemplara la suela de zapato marcada.

—Al menos tus puntas están sanas y salvas, las mías están aplastadas —señalé las puntas de abajo—. Espero que no me cobren de más por llevar el traje con un fallo.

—El único fallo es que no estés tú en ese traje, te ves adorable.

Su sonrisa no me permitió discernir si lo decía en serio o solo quería tomarme el pelo.

—Me veo ridícula...

—Nah...

—Y tú también —admití.

—Usualmente, cuando le dices un cumplido a una persona, tienes que devolverlo. Anda, di que me veo guapo.

—Si tienes que obligarme a decirlo, entonces no se vale, tiene que nacer de mí —le dije y seguí caminando.

—¿Y no lo hace? —Su falsa decepción me pareció demasiado tierna para mi propio gusto, tenía ganas de abalanzarme sobre él y agarrarle las mejillas. Pero me contuve.

—No —mentí—. Solo pienso en que esas panties amarillas te hacen ver las piernas muy largas —me excusé—, y que tu cara se ve graciosa.

—Ya no quiero jugar a hacer el ridículo, vamos a cambiarnos.

Me eché a reír y lo tomé del brazo para que no pudiera huir.

—Me prometiste hacer el ridículo juntos y eso es lo que haremos.

Una sonrisa que no pude ocultar fue el resultado de mi determinación. Con delicadeza tomó mi mano, entrelazamos los dedos y emprendimos el paso por las calles del centro, recibiendo miradas cómicas, señalamientos de niños, algunos adolescentes riéndose de nuestra osadía y otros encontrándonos una pareja tierna.

—Somos todas unas superestrellas —se jactó Chase con una sonrisa despampanante que se oponía a mi vergüenza total—. Salúdalos, les va a encantar.

Mi inseguridad era demasiada, pero Chase tenía razón, les encantaba ver cómo él los saludaba como si fuéramos dos famosos deslumbrando en la alfombra roja. Éramos lo que muchos alguna vez quisieron ser, pero pocos se atrevieron. Poco a poco ese miedo a hacer el ridículo fue desapareciendo y comencé a abrazar el deseo de sentirme única frente al resto y que no me importara lo que pensaran porque, al final, no los conocía.

Y todo hubiera salido así, tranquilo, de maravilla, de no ser porque al pasar por una de las plazas principales, a un chico se le escapó la jauría de perros que había sacado a pasear y empezamos a perseguirnos. Mi instinto, lo primero que me dijo, fue correr.

—Espera, Michi, si corres más te van a perseguir —me gritaba. Él estaba tratando de frenar, pero mi instinto de supervivencia era más suerte.

—¿Qué crees que harán cuando nos detengamos? ¡Mordernos!

—Confía en mí —dijo y soltó mi mano.

Me detuve unos pasos más adelante para ver cómo actuarían los perros con Chase. Estos no tuvieron compasión con él y empezaron a mordisquear sus canillas, causándole graves heridas.

Es broma, no a él, a sus panties. Los pequeños dientes de los pequeños perros rasgaron diferentes zonas de la tela mientras Chase entre sufría y reía. Todo esto hasta que, por fin, el chico que los había sacado a pasear pudo agarrar sus correas. Se disculpó de todas las formas posibles, pero Chase manteniendo la distancia de los hocicos, le dijo que no pasaba nada.

Pero pasaba todo, porque con las mordeduras además de dejarle pequeños agujeros, también le dejaron algunas heridas.

Así que, nuestra siguiente parada fue la farmacia en busca de vendas adhesivas.

—¿Y ustedes? —nos preguntó el hombre que nos atendió.

—Nos escapamos de un circo, pero es secreto, eh, no puede ser difundido —se burló Chase. Incluso después de haber sido casi devorado por perros seguía de humor.

El tendedero solo se rio.

Después de entrar a un servicio público para colocarse las vendas a Chase le pareció buena idea ir a bailar. Imaginarnos a los dos bailando en el centro de la pista me dio escalofríos, pero de los buenos. Me reí con solo pensarlo, pero cuando llegamos a un famoso club nocturno en la ciudad, no salió como esperábamos.

—No puedo dejarnos entrar vestidos así —explicó el de seguridad.

—¿Cuál es la diferencia con los demás? —se quejó Chase.

—Que ellos vienen con ropa normal y ustedes no —habló el hombre. Era enorme y de aspecto tranquilo, pero al mismo tiempo intimidante.

—¿Estás discriminando nuestra vestimenta? —insistió Chase, que parecía dispuesto a dar un discurso en la ONU a causa de que no nos dejaran pasar.

—Da igual —le dije, tomándolo por el gancho—, ya encontraremos un sitio donde nos dejarán entrar.

Mis palabras pusieron un punto final a la discusión... y a toda oportunidad de que nos permitieran entrar se marchó junto con nuestra esperanza. Aunque no toda porque, cuando nuestros pies se volvieron débiles y el clima amenazaba con atraparnos en una tormenta en medio de la calle, un pub aceptó nuestro ingreso.

Durante la noche, Chase y yo pasamos el rato bailando de las maneras más ridículas y desentonadas posibles, con los focos de luz en nuestros rostros.

Tengo que admitirlo, fue una buena forma de lidiar con mi pánico por ser el centro de atención. La verdad, bailando con Chase, lo único importante en ese momento éramos nosotros y me gustó sentir como si solo existiéramos los dos, nadie más.

Oh, y también parecíamos dos idiotas. O eso daba a interpretar la mueca de disgusto que puso la mujer de la tienda de conveniencia cuando, después de tanto baile, a Chase y a mí nos dio hambre. Nuestra siguiente parada sería nuestro sitio secreto en el mirador del parque Russell, pero no podíamos ir sin provisiones.

Buscamos snacks y cervezas, y nos dirigimos hacia el lugar rogando que el clima no empeorara y comenzara a llover.

Nos sentamos sobre la hierba crecida en el punto más alto y abrimos los snacks junto con dos latas de cerveza. Chase alzó la suya al cielo a modo de brindis y dijo:

—Salud por esta vista, la compañía y porque de milagro no fui comido por una jauría.

Yo me eché a reír y choqué mi cerveza con la de él para luego darle un largo sorbo. Entre el baile y la caminata había quedado sedienta. Después de beber, flexioné las piernas y las abracé, admirando las luces de la ciudad en la lejanía.

—Nunca voy a cansarme de esta vista —dijo Chase, quien también alucinaba con el paisaje nocturno.

—Ni yo, aquí es tan relajante... —suspiré— Desearía haber traído mi telescopio a casa, lo dejé en la universidad.

—Tendrás muchas oportunidades para traerlos.

—Pero ninguna es así de especial.

Chase acomodó una punta de mi disfraz, sonriente.

—Te aseguro que tendremos muchas oportunidades más, déjamelo a mí —me guiñó un ojo.

—Como esperaba de Chase Frederick, siempre lleno de confianza.

—Yo lo llamaría esperanza.

Sonreí por la atajada y volví a darle un sorbo a la cerveza. El lugar era relajado, algo frío, pero con la cerveza y los snacks nos la arreglamos para permanecer tibios. Además, estar dentro de un disfraz ayudaba bastante. El silencio se volvió nuestro aliado; no hacían falta palabras para disfrutar de la compañía que nos brindamos.

—¿Alguna vez nos imaginaste así, vestidos de estrellas, mirando el cielo? —pregunté y hacerlo me hizo caer en cuenta de lo cómico que nos veríamos desde un punto de vista diferente.

—Ni en mis sueños más locos —contestó recostándose en el suelo—. ¿Y tú?

—Tampoco. Es decir, ¿fue parte de alguna de mis fantasías antes de que todo pasara? Sí, pero nunca imaginé que sería contigo. Han pasado meses y todavía no puedo acostumbrarme a la idea de estar juntos.

Volvió a sentarse, buscó mi mano y la tomó.

—Pues vas a tener que hacerlo, porque yo no pienso darme por vencido ahora que me has propuesto pretender que nunca terminamos.

—Bueno, yo no quiero que te des por vencido, pero si me gustaría que solucionaras lo de Bonnie y tu padre. —Lamentaba no poder sacarme eso de la cabeza—. ¿El plan sigue siendo el mismo?

—Claro, tú eres la mente maestra detrás de él.

Fruncí el ceño. Eso no sonaba nada bien.

—Conociendo mi suerte... —No necesité seguir la frase para darle la entonación y significado que deseaba— Por eso odio la Ley de Murphy.

—Eres muy pesimista.

—Y tú muy positivo.

—Por eso nos complementamos tan bien.

Eso no se lo pude negar.

Seguimos disfrutando de la frescura de la noche hasta que decidí imitarlo y recostarme junto a él para admirar el cielo. Le señalé algunas estrellas de referencia, los satélites, donde deberían estar los planetas más cercanos a la Tierra y la historia de las constelaciones que más me fascinaron cuando recién aprendía sobre Astronomía.

De pronto, el cielo oscuro fue iluminado por una especie de destello que atravesó gran parte de nuestro campo visual hasta desaparecer.

—¿Lo viste? —De la emoción me senté— Era una estrella fugaz —dije mirando en el cielo por donde había dejado su paso hasta disolverse— Es la primera vez que veo una. Bueno, en realidad es un meteoro pasando, pero... sigue siendo un hecho lindo.

Cuando volteé a ver si Chase también se había percatado de la estrella fugaz, lo descubrí mirándome a mí. Se puso tímido al descubrirlo y decidió desviar la mirada hacia uno de sus snacks para esconderse de la verdad. Sonreí por tal acto, muy impropio de él.

—Qué curioso...

—¿El qué? —me miró, extrañado.

—¿Recuerdas cuando viajamos a ver a Noah Mars y nos detuvimos a pasar la noche cerca de un lago?

—Sí, ¿qué pasa?

—Esa noche frente al lago estabas tan concentrado mirando las estrellas, pero en ese momento yo solo podía mirarte a ti.

Esbozó una sonrisa ladina muy pequeñita.

—¿Sabes lo realmente curioso?

Negué con la cabeza.

—Que en ese momento en lo único que pensaba yo era en decirte que me gustabas. Y en besarte, realmente quería besarte.

—¿Y por qué no lo hiciste? —le reproché, dándole un empujón que usó como excusa para volver a tirarse al suelo. Yo también me recuesto a su lado, aprovechando que tiene sus brazos extendidos para usar uno como almohada.

—Porque pensé que no era lo correcto; preguntártelo podría haberte disgustado y arruinaría el ambiente.

—Yo te hubiera correspondido porque, lo cierto, es que también me moría de ganas de besarte.

Mi confesión dejó la oportunidad abierta para que esta vez sí me besara. Fue un beso como me hubiera imaginado en ese lado, lento y delicado, como si temiera no ser correspondido, una recreación fiel a lo que habría sentido en ese instante. Y yo se lo respondí como una caricia inexperta.

—¿Pedirás un deseo? —preguntó al tiempo en que pausamos la sesión de besos.

—Según la regla de los deseos, ya pasó mi turno —dije con un puchero—, pero tampoco tengo algo en lo que pensar.

—Interesante, Michi ya no tiene sueños.

—No es eso —lo codeé—. Es que todos mis sueños o metas ya fueron cumplidos. Mis objetivos de vida los alcancé.

—Entonces es tiempo de crear unos nuevos. ¿No hay nada que te gustaría hacer?

—Graduarme, viajar a algún lugar del mundo... Ya sabes, lo típico. ¿Y a ti?

—Me gustaría tener mi propia empresa.

Esa respuesta no me la esperaba.

—¿De qué?

—Drogas.

Blanqueé los ojos y le lancé una papa frita a la cara.

—Sé serio.

—Oye, ¿no has visto Breaking Bad? El sueño de todo fanático es formar un imperio así. —Esta vez le lancé un cheeto que agarró sin problemas con la boca—. Todavía no sé, por eso es un sueño nada más.

—De lencería, aprovechando de que ya eres un auténtico modelo —bromeé y esta vez fue él quien me lanzó una bola de chocolate con caramelo para que dejara de reírme.

En el resto de la noche bebimos otra lata de cerveza más y seguimos comiendo. Mi tranquilidad se vio interrumpida por una llamada de mi padre preguntando por mí. Le dije que no era necesario que fuera a buscar y que ya iba en el bus. Se tragó mi mentira con patatas. Quise decírselo a Chase, pero el instante en que mis labios se separaron, su confesión me tomó por sorpresa.

—Escucha, Michi, cuando pueda solucionar las cosas con mi padre, voy a pedirte que seas mi novia otra vez.

Me eché a reír.

—Y yo te responderé que me lo pensaré.

—Más vale que digas que sí. Tengo muchos métodos para torturarte.

—Ah, ¿sí?

—Sí, sé exactamente tu punto débil para hacerte cosquillas.

—Eso no es muy romántico de tu parte —señalé fingiendo que estaba molesta, pero luego suspiré sabiendo que no era el momento—. Y, como dije, primero debes solucionar lo de tu padre.

—Independiente de lo que ocurra con mi padre o con Bonnie, mis sentimientos hacia ti no van a cambiar —dijo con total seguridad—. Lo que dije en la cafetería es cierto. Te amo, Michi.

He escuchado muchos «me gustas», «te quiero», «estoy enamorado de ti», pero hay algo especial en las palabras «te amo» que siempre me ha causado una sensación diferente. Puede sonar absurdo o anticuado, pero para mí siempre ha sido una palabra minuciosa, casi prohibida que no puede ser usada a la ligera. Y sí, Chase ya la había usado antes, pero esta vez no había bromas de por medio, estaba abriéndose a mí y usando la misma palabra que después de tanto tiempo evitando el amor, creí que no escucharía.

—Es la primera vez que me siento así. Y, la verdad es que no creo que pueda sentir lo mismo por nadie. Amo todo de ti y no creo que me arrepienta de decirlo jamás, porque si hay una cosa de la que he estado seguro en mi vida, es de que estoy enamorado de ti.

No supe qué decir. Estaba conmovida, con mi pecho inflado de emociones encontradas; estaba feliz y al mismo tiempo con mucho miedo. No temía porque creyera que era una mentira, al contrario, confiaba en que Chase lo decía en serio; me daba miedo saber que tendría que hacerles frente a sus palabras contra una persona que se oponía a sus sentimientos.

Pero era necesario dejarlo de lado y hacerle frente.

Bastó una sonrisa para que entendiera que yo sentía lo mismo por él. Eso me gusta de nosotros, que no necesitamos palabras, que nuestras expresiones siempre han hablado por nosotros.

—Tengo la leve impresión de que lo confesaste ahora porque mañana, cuando esté con resaca, lo habré olvidado —bromeé, agitando la lata de cerveza que ya casi no tenía nada.

Chase negó con la cabeza, riendo. Luego apoyó una mano en el suelo y se acercó.

—Entonces voy a repetirlo muchas veces —murmuró. Sus ojos eran hipnóticos—. Te amo, Michi.

—Dilo de nuevo —le pedí en el mismo tono bajo con el que él habló.

—Te amo.

Se acercó más.

—De nuevo —pedí.

—Te amo.

—Otra vez... —murmuré ya cuando nuestros labios estaban a punto de tocarse.

—Te amo...

Fui yo la que tomó la iniciativa de besarlo. Quise besarlo como si pusiera mi vida en ello y expresarle con dicha acción que yo también lo amo, que no importa lo que pase, que mi elección es él. Lo besé como si el Big Bang ocurriera en nuestra boca y creáramos nuestro propio universo a través de este.

Ya sé qué se estarán preguntando... ¿Qué pasó después?

Pues, la verdad, no mucho.

Los trajes eran demasiado incómodos.

«Tal vez para otra ocasión», fue el pensamiento que ambos tuvimos.

Así que, esa ocasión llegó cuando volvimos a casa.

Ser vecinos es ventajoso, hizo que ocultarnos en su cuarto fuera mucho más fácil. Lo siguiente fue fingir que apenas llegaba a casa. Ni mis padres ni Kash sospecharon que una hora antes de golpear la puerta, yo estaba en el cuarto vecino.

—¿Por qué sonríes con tanta maldad? —pregunta Anne al verme en un cruce en rojo.

—Estaba recordando algo —miento, aunque en el fondo sé que ella sospecha.

Sea como sea, lo que pasó queda entre nosotros, ¿de acuerdo?

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Son tan cuchis T-T

Capítulo cortito pero bonito :3 Y es el único así que tendremos... para siempre MUAJAJA

Es broma, pero a partir de ahora empieza la recta final de RTR, lo que significa que su final está próximo :') Pero no se preocupen, que en los siguientes libros sabremos más de ellos ¨guiño, guiño*

El próximo capítulo, en honor a la fecha, será en Halloween~ Peeeeero, creo que actualizaré el domingo. No se vayan a olvidar.

Y, poh favoh, no se enojen con lo que se viene AJAJJAJ es que yo los conozco y estoy imaginando sus comentarios xD No les diré de qué o por qué, pero ya me los veo...

No los voy a asustar, pero ahí les dijo la info para que saquen sus propias conclusiones.

¡Pregunta!

¿Harán algo en Halloween?

¿Ustedes lo celebran?

¿Dan dulces?

¿De qué se han disfrazado?

Y, como pregunta random, ¿cuál es la peli que más les ha dado miedo?

A mí me da miedo El grito D:

Los quiero mucho y no olviden bañarse :D


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