Capítulo 11 🦊 A un paso del desastre - Parte 2
#ViernesDeRTR
#MichiDateCuenta
Capítulo dedicado a RoVelzquez por sus comentarios en el capítulo anterior :3
Nuestra siguiente parada es en la tienda de útiles escolares, donde compro pintura, marcadores, papeles luminosos, cinta adhesiva, entre otros materiales. Por suerte el bus nos queda cerca y conseguimos los asientos traseros. Chase me cede el asiento junto a la ventana y él se sienta al lado, acomodando los cartones bajo sus pies. Poco a poco el agotamiento me hace perder el horizonte... Dormitar en el asiento de un bus es lo peor que puede pasar, pero faltan varios minutos para que bajemos, últimamente he dormido poco y necesito este descanso.
Despierto pestañeando una y otra vez para normalizar mi visión, me doy cuenta de que estamos a una cuadra de nuestra parada. A mi lado, Chase va con la cabeza apoyada en el asiento de adelante. Tiene esa clase de sonrisa encantadora que le enseña al mundo como el buen presumido que es.
—Hola, dormilona —saluda y ensancha la sonrisa hasta enseñar sus dientes—. Cuando duermes pareces un cerdo.
—Eres un...
Antes de que pueda recriminarle, se pone de pie y toca el timbre para bajar. Yo voy detrás de él para no quedarme arriba, pero abajo Chase no se escapa de mi amenaza. Corre al edificio y entra hecho una bala al ascensor. Por suerte logro alcanzarlo.
—No me mates, recuerda que soy tu pase para que conozcas a tu escritor favorito, así que anda, pórtate bien o tendré que pensármelo.
—Lo que estás haciendo se llama extorsión —acuso en lo que las puertas se cierran.
—Yo lo llamo «salvarme el trasero».
—No te preocupes por tu trasero, voy a patearlo cuando me gane esa beca a Atkins.
—Demasiada confianza para alguien que sigue en el segundo puesto.
Ese maldito tocó mi punto débil. ¿Qué se cree?
—Las notas son una parte importante en la evaluación, pero también se toma en cuenta la iniciativa y, por si no te has dado cuenta, estás cargando los materiales para mi proyecto —le hago un repaso rápido.
—Tengo la iniciativa, el buen gusto, un expediente de notas reluciente, el prestigio entre los estudiantes y soy un gran ejemplo para muchos profesores que no tendrían problema con poner sus recomendaciones en mi hoja. ¿Quién le pateará el trasero a quién?
—¿Sabes lo que no tienes? Una oportunidad. Lo siento, pero me he esforzado demasiado como para regalarte esa beca.
—Bueno, bonita, debo admitir que es adorable verte intentarlo; luego no te enojes conmigo.
Me muerdo la lengua para no chillar por su halago puesto en tan horrible oración.
—Tu ego puede ser tu destrucción, Frederick. Ten cuidado.
Alza las cejas con sorpresa fingida.
—Vaya, ahora quién es la arrogante.
—Soy honesta.
—Y muy ingenua.
—Arrogante.
—Gruñona.
—Presumido.
—Miedosa.
—Cretino.
—Histérica.
—Odioso.
—Desordenada.
Me muerdo la lengua para no llamarlo de la forma que podría destruirlo en segundos: cornudo. Y en esos segundos en que mi silencio se hace presente, la mirada de Chase baja a mis labios —tal vez buscando una respuesta de mi parte— y yo noto cómo separa los suyos. Ahí están de nuevo esas palabras que no se anima a echarme a la cara. Pero entonces se da cuenta de que lo estoy mirando y siento que acabo de cometer un grave error y, al mismo tiempo, no entiendo por qué tengo deseos de que se acerque, que me diga eso que tanto le cuesta decir, que me explique por qué si lo odio tanto no consigo desprenderme de lo que me hace sentir.
Da un paso. Su acercamiento provoca que la electricidad en mi cuerpo aumente y que pierda por completo la noción del entorno. Estoy segura de que pasará algo. No sé qué. Solo lo sé. Y eso me da mucho más pavor que presentarme ante cientos de personas.
Este efecto me recuerda a...
—Ustedes, ¿qué hacen en el ascensor?
El señor George es la cuota de oxígeno que necesitaba en este preciso momento.
—No me digan que dejó de funcionar otra vez —se queja, aventurándose a entrar con nosotros.
—Se nos olvidó apretar el botón —dice Chase, lanzándome una mirada cómplice.
Pese a ser la verdad, el señor George no parece creernos del todo a juzgar por su mueca. Nos disculpamos y decidimos subir de una buena vez a nuestro piso. Chase deja los cartones en su lado del balcón mientras yo pongo la bolsa con materiales en el mío. Él actúa como si la tensión en el ascensor solo hubiera sido idea mía, y me convenzo de ello para no arruinar los planes. Ya sabemos cómo soy de torpe cuando estoy nerviosa, ¿verdad? Mejor no malograr el proyecto.
Le doy un par de indicaciones a Chase sobre cómo tengo planeado que sea el puesto y nos ponemos en marcha con los planetas que irán colgados, él desde su balcón y yo desde el mío, en silencio, disfrutando de las últimas horas de luz que queda del atardecer. En un instante, se asoma por el semimuro, sobresaltándome con dramatismo.
—Con que eras tú la persona dentro de la botarga —dice a modo de reproche.
—Nathan me delató, ¿verdad?
—Empecé a sospechar que eras tú desde que Heather dijo que trabajas en la pizzería. ¿Por qué no me lo dijiste?
—Porque ibas a burlarte de mí.
—Pero si me pareces una rebanada de pizza adorable, ¿cómo podría burlarme de algo así? —dice entre risas y no sé si tomármelo en serio o también reírme por la mentira—. En realidad, la botarga da un poco de mal rollo, pero la forma en que interactúas con la gente suma puntos. ¿No has pensado usar un traje de ese estilo para el proyecto? Si dentro de la botarga interactúas con los demás sin problema, podrías usar una con forma de planeta, y así no tienes que practicar hasta quedar sin voz.
—Es una buena idea, no se me había ocurrido.
—Además, es una buena forma de llamar la atención.
—Sí... Un momento... —empiezo a enrojecer— ¿C-cómo sabes que practico hasta quedar sin voz?
—Desde mi habitación puedo escuchar todas las maldiciones que echas cuando te equivocas.
Genial, eso quiere decir que me ha escuchado hacer el ridículo toda esta semana.
—Al caso —me golpeo las mejillas para espabilarme—, tendré que ir a una tienda de disfraces.
—¿Y mis créditos por la idea?
—Prometo recordarte cuando sea una astrónoma reconocida.
El timbre de su departamento suena. Chase desaparece unos minutos para abrir y al volver lo hace acompañado de sus dos inseparables amigos. Jax es el primero en echarle un vistazo al desastre que tenemos en el balcón.
—¿Qué es esto? ¿Volvimos al preescolar? —se queja.
—Calla y trabaja, que para eso los llamé. —Jax chasquea la lengua, pero se apresura en buscar un cartón con la forma de Saturno— ¿Mika?
El serio e intimidante McFly niega con la cabeza.
—Yo paso, no me gusta ensuciarme —hace una mueca de desagrado al decir lo último, se ve que realmente le molesta.
Jax, con toda la malicia del universo, coge un bote de pintura y lo levanta mientras alarga su sonrisa.
—Sería una lástima que alguien salpicara su costoso jersey —canturrea moviendo la pintura en dirección de su amigo.
—No te atrevas si no quieres meterte en problemas —advierte su amigo.
—¿Quieres jugar rudo, primor? —desafía Jax.
—Prefiero jugar con sabiduría.
—Ustedes, el matrimonio, dejen de discutir —les llama la atención Chase y sus dos amigos se voltean con cara de «¿y tú qué te metes?». Es Jax quien se le acerca y pasa su brazo por detrás de su cuello.
—Ya, Chase, no te pongas celoso, hay Jax para los dos —le dice y besa su mejilla.
Chase le da un golpe en el abdomen como contrataque y Jax se aparta. Mika se apoya en el marco de la ventana observando cómo ahora Jax se pone a los puños contra Chase. Me puedo imaginar al trío juguetear así cuando estaban en la escuela media, más pequeños e inmaduros, pero apoyándose en los momentos más difíciles. En el fondo todavía tienen una chispa infantil que, de no conocer su reputación, diría que es enternecedora.
Luego recuerdo que este trío es temido en Jackson y se me pasa.
Oh, cielos, ¿en verdad voy a escaparme con ellos a Wightown? Debo haberme vuelto loca.
Jax se asoma hacia mi balcón. Tiene el cabello desordenado y las mejillas sonrojadas por el forcejeo con Chase, lo que resalta el azul de sus ojos. He oído por parte de Anne que Jax ha participado en muchos castings de modelaje y ha quedado en algunos, me enseñó incluso algunas fotos de él posando para diferentes marcas independientes. Y con razón, es alguien atractivo. Lástima que su belleza sea opacada por su cabeza hueca.
—¿Dónde está tu amiga? —me pregunta, tratando de mirar al interior de mi habitación. Como si Anne viviera conmigo, ja.
—Ni idea.
—¿No que eres su mejor amiga? Deberías saberlo.
—Sí, y como su amiga sé que ella debe tener su espacio.
Traté de no sonar pesada, pero... fallé. Lo siento.
—Eso es algo que deberías aprender, Chase —dice Jax, volteando a ver su amigo—. Es hora de que aprendas a vivir sin mí.
Chase le levanta el dedo corazón y sigue pintando. Yo lo imito, pues no se me hace justo que él trabaje y yo esté haciendo vida social como si el proyecto no fuera mío.
—¿Sabes si ya tiene pareja para el baile de graduación? —insiste Jax.
Estoy entre decirle la verdad y ponerme en plan amiga celosa y mentirle. Mi indecisión le da la respuesta.
—Ah... Con que no la han invitado... Perfecto.
No quiero ni imaginar en qué está pensando para que se chupetee los labios como lo hizo en este momento, pero me da la impresión de que no es nada bueno. Jax es un rompecorazones, no permitiré que dañe a mi amiga.
—Seguro que ya aceptó la invitación de alguien —vacilo, dispuesta a bajarlo de las nubes.
—Pero ese alguien no soy yo —replica con una sonrisa rebosante de arrogancia.
A un lado, ¡voy a vomitar!
—O tal vez ese alguien sea yo. —Sonrío al notar que se torna serio—. A mí no me va a rechazar.
Jax baja los párpados y aplana los labios. Cruzamos miradas desafiantes en silencio hasta que rompe el contacto y voltea hacia Chase.
—Eso puede cambiar, siempre puede haber alguien más que te invite.
Chase le lanza una bola de lana negra.
—Mejor ponte a trabajar —le regaña.
Nos quedamos hasta que oscurece y la brisa nocturna me eriza los vellos del brazo. Chase me entrega todas las figuras de cartón en las que trabajó y yo las coloco junto a las estrellas pintadas de dorado metálico en las que yo trabajé. Jax, que estuvo la mayor parte del tiempo quejándose y tratando de que Pato se le acerque sin resultado, se mete a la habitación de su amigo estirando la espalda. Y yo recién caigo en cuenta de la punzada en el coxis que me molesta.
—¿Crees que esto baste para decorar tu puesto?
—No tengo dudas. Solo faltaría ponerles los hilos para que queden colgando, pero de eso ya me encargaré yo. Gracias por la ayuda —pronuncio con una masa de emociones creciendo en mi estómago. Siempre me pongo nerviosa si se trata de darle las gracias.
—Que sepas que me debes un masaje en los hombros y la espalda.
—¡A mí también! —grita Jax desde el cuarto.
Me muerdo los labios para reír.
—Me lo voy a pensar... —digo, sonriéndole a Chase como despedida.
—Una cosa más.
Con su dedo índice pide que me acerque. La división entre los balcones se hace presente, aun así, estamos lo suficientemente cerca como para que me abrace.
Contengo la respiración quedándome de piedra. Sus brazos rodeándome, su respiración moviendo mi cabello, su pecho subiendo y bajando... Mi corazón late con tanta fuerza que me avergüenza saber si él lo puede sentir. Pero ¿qué más da? Chase Frederick me está abrazando y creo que voy a derretirme.
—¿Y esto por qué es? —pregunto en un hilo de voz.
—Porque la vez anterior estabas vestida de pizza.
Da un paso atrás, y yo no quiero que se burle del tomate que soy, así que me cubro las mejillas con ambas manos, disfrutando de lo fría que están.
—Buenas noches, Michi.
Ni siquiera puedo reclamarle, lo único que hago es seguirlo con la mirada hasta que se mete a su habitación.
Por la mañana, lo primero que pienso es en la sensación que me quedó en el cuerpo después de que Chase me abrazara. Sé que es algo absurdo a lo que le estoy dando importancia, pero esta vibra me comienza a resultar adictiva. Después de algunos repasos y el desayuno, me voy a la parada del autobús. Mientras espero me dedico a anotar más frases al azar para el proyecto y practico mentalmente. El bus llega cinco minutos más tarde de lo acostumbrado. Avanzo hasta el asiento junto a la chica de lentes, quién vuelve a hacerse a un lado.
Llegamos a Jackson e instintivamente miro hacia donde Mika estaciona su auto, aquel lugar reservado solo para Los Tres Mosqueteros. Entre la muchedumbre de estudiantes logro divisar a Chase. Mi desequilibrado corazón da un vuelco bajo mi pecho al verlo hablar con tranquilidad con sus amigos. A unos metros diviso a Heather caminando hacia su encuentro y en cómo Mika y Jax la miran de pie a cabeza con desdén. Ese es el recordatorio que me dice: «Chase y Heather están saliendo, cualquier cosa que sientas hacia él está mal».
Bajo del autobús repitiéndome que esa es la realidad y no puedo hacer nada en su contra.
—¡Hazte a un lado, Cuatro Ojos!
Una voz rasposa gruñe a mis espaldas. Me giro asustada al oír un estruendo, comprobando que la chica que se sienta a mi lado en el bus está de rodillas en el suelo recogiendo unos papeles. No lo pienso dos veces y la ayudo a levantarse.
—Gracias —masculla con voz suave, aferrando las hojas contra su cuerpo.
—¿Estás bien? —pregunto, a lo que ella responde asintiendo.
No dice nada más y desaparece entre los demás estudiantes una vez entra al colegio.
Anne aparece en mi campo de visión y me coge del brazo.
—Michi, ¿qué es eso de ir a Wightown el fin de semana?
—Con que Jax te lo comentó.
—Claro, ya que tú no respondes mis mensajes...
Miro hacia los lados para que ninguno de los mosqueteros o sus amiguitos esté cerca. Sé que es una plática normal con mi amiga, pero soy muy paranoica como para hablar libremente de ellos.
—Resumiendo: El innombrable me dijo que Noah Mars estará firmando libros en Wightown este sábado. Él jamás hace esta clase de cosas, por lo que es una oportunidad única que no puedo dejar pasar. Es mi escritor favorito de toda la vida, una gran inspiración y estoy dispuesta a tratar con el diablo con tal de tener esa firma. ¿Vendrías conmigo? No quiero estar sola con tres chicos que no conozco.
—Amiga, no puedo negarme a las escapadas, mucho menos si es con los chicos más candentes de Jackson. —Menea las cejas y yo ruedo los ojos—. Por cierto, ¿qué hacías interactuando ayer con Jax? Creí que lo odiabas.
—Lo hago, pero quien-tú-sabes lo llamó para ayudarnos con mi puesto y una cosa llevó a la otra.
Quisiera seguir contándole lo que pasó, pero las dos guardamos silencio al darnos cuenta de que Heather Williams junto a sus amigas están repartiendo volantes. Esquivarla es una tarea fácil, nos hacemos a un lado y listo, sin embargo, los planes de ella son diferentes.
—¿Qué hay? —nos saluda.
—Dinos tú —se adelanta a responder Anne—. ¿Vienes a advertirle a Michi que se aleje de Allek?
Heather inclina las cejas y hunde las comisuras mientras niega con la cabeza.
—Vine a disculparme por la actitud que tuve. No estuvo bien. Me puse celosa, lo sé, y eso está mal. Lo lamento —se dirige a mí—. Allek es nuestro amigo y no debería codiciarlo...
—¿Amigo? —interrumpe Anne y suelta una carcajada seca—. Chica, estás enamorada de él. No juegues con nosotras.
—Anne... —le reprendo.
—Es un amigo al que estimo mucho —corrige Heather—. Pero, en fin... Venía a disculparme. Ya lo hice, así que me voy.
—Adiós, linda —dice mi amiga. Ha sacado su lado pasivo-agresivo más intenso y luce más enfadada que yo.
Heather pasa de ella para dirigirse una vez más a mí.
—Estás invitada a la tocata de la que te hablé. Sé que no compensará cómo te traté, pero, en caso de que quieras ir, tienes pase libre para entrar. Cualquier cosa, yo respondo —me entrega un volante antes de marcharse.
El volante tiene toda la pinta de un panfleto rockero hecho por un collage que seguro ellas mismas hicieron. Al leer me doy cuenta de un detalle: la feria creativa y la tocata son el mismo día y a la misma hora.
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En algún momento de esta historia M y C se comerán la boca, yo lo sé~ Y ya tengo el capítulo 7u7 Creo que es la primera historia juvenil donde no hay beso antes del capítulo 10 jajajdja siempre me ganan las ganas :P
No diré mucho en este cap. porque tengo hambre y estoy ocupadiña, pero espero de corasound que les haya gustado <3
Aquí les dejo un pequeño adelanto :3
Ay, no... ¡Ay, no! Sé de muchísimas películas deterror que inician con un grupo de adolescentes que van de viaje como parasaber que separarse es el primer paso para la masacre. Luego viene el sujeto extraño con una sierra a perseguirnos. Usarán a Chase de carnada y... Por todos los cielos, ¡Chase!
se les jamoneaaaa y recuerden bañarse ^.^
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