XXXII
-Bienvenida Sam.-habla mi madre mientras abre la puerta de la que ahora será mi hogar.
Mire a mi alrededor
No era una mansión, tampoco una casa pequeña. Era moderna un poco más grande de lo que imaginé con un lindo jardín en la entrada, entrando visualice el living y me doy cuenta que no era tan pequeña como imaginé por fuera, al entrar el espacio interior es inmenso tiene solo dos habitaciones, cocina, despacho y alberca.
-Tu habitación está lista- dice mirándome a los ojos.-Yo misma la arregle para ti.
-Me acompañarías a hacer algo?.-pregunte.
-Si, claro hija.
-Lo dejaré para mañana, por ahora solo quiero descansar. -dije soltando el que aire que tenía alojado en mis pulmones.
Mis ojos cansados derraman lágrimas de tristeza estar frente al hombre que me vio nacer y que ahora está a tres metros bajo tierra en este lugar tan desolado, tan vacío. No a sido fácil aceptar que ya no está, el mi verdadero padre. Siempre pensando en el, en mi madre cuando estuve allí el pensar en ellos me mantenía viva con fuerzas, por ellos luchaba cada día por mi vida por mantenerme de pie y ahora que el no está se siente todo sin sentido.
El dobladillo de mi manga se enrreda con el ramillete de flores que dejo en el pequeño florero de su lápida, su nombre escrito en letras doradas que brillan con el resplandor del sol y su foto, una foto tomada quizás después de mi rapto mi mentón baja al ver el césped de esta seca. Solo me lleva minutos el poder acercar mi mano a aquella foto para que mis dedos acaricien el borde de aquel pedazo de papel que de alguna manera esta protegida por una capa transparente. cuando de pronto de la nada una lágrima escapa de mis ojos y se posa en aquella lápida.
Mi madre de pie a un lado, yo aún apoyada de mis rodillas puedo percibir el dolor y la tristeza de mi madre que a pesar de su duro esfuerzo de mantener su postura seria y fina quisiera abrazarla y se que lo hace para darme de alguna forma fuerza, fuerza para no derrumbarse.Tanto ella como yo, así que decido levantarme y caminar hasta el auto sin siquiera dirigirle una sola palabra.
-Cariño se que es muy pronto para decirte esto-empieza ella rompiendo el silencio y entro en alerta.-Tengo una pareja y estoy casada, el se llama Matt y ahora está en un viaje de negocios.
-Tranquila, lo imaginé Hanna-dije.- Hace mucho murió mi padre, tienes derecho a rehacer tu vida-continue.
-Matt es un hombre maravilloso, el me ayudó a superarme. A trabajar por mi y para mi, a ser una mujer nueva e independiente-comento.
-Solo espero poder convivir con el hanna y hacer una nueva vida contigo.-hable.-Despues de todo eres mi madre.
-Espero poder recuperar el tiempo perdido y estar de nuevos juntas siempre como debió ser cariño-dijo y yo sonreí.
-Asi lo será.
Pasaron los días y yo no dejaba de sentirme un estorbo para mi madre y Matt, quiero trabajar para ayudar en casa. Pero mi madre no lo permite dice que debo terminar mis estudios y así como ella logró salir adelante yo también puedo.
Por las tardes después de clases me iba al parque de la cuidad cerca, solo a unas cuadras de casa.
Era parte de mi terapia buscar un lugar sano, abierto y tranquilo para relajarme. Todos los días lo hacía excepto los días que salgo tarde de clase.
Eran las últimas semanas de terapias según la doctora ya mi problema a disminuido de a poco, comentó que cumpliendo el tratamiento como debe ser mejoraría un poco más. Conocí a un chico muy simpático que todas las tardes al igual que yo sale a caminar, le comente que su rostro me era familiar a lo que el nego por completo el conocerme de algo, pero seguro seria de mi pasado, así que no insistí más.
Ambos compartíamos cada tarde charlabamos de nuestras familias y costumbres en ellos.
De pronto se aparece ella, esa chica, al verla su expresión de desagrado se hizo notar. Pero no me importó en lo más mínimo, para decir verdad quería olvidar todos los problemas y solo queria correr y preguntarle por una sola persona. Esa que me trae la mente hecha un desastre.
Blake.
Pero creo que dios me leyó el pensamiento.
-Hola querida, veo como te diviertes- Hablo Lissa.
Rode los ojos y la ignore por completo.
Harry me miró con sus grandes ojos ambarinos a través de sus gafas.
-Es que acaso piensas escapar de todo esto, pagarás por todo lo que le está sucediendo a Blake- dice la rubia y entro en alerta.
-El nunca debió conocerte, teniendome a mi le basta y le sobra-me mira de pies a cabeza con sus ojos llenos de furia, como si quisiera desaparecerme.
-Pero que demonios estás diciendo- hable.- ¿Que tiene blake?.
Ríe.
-No te saldrás con la tuya, no sabes de lo que puedo llegar hacer por conseguir lo que quiero.-dijo y solo la mire con mis brazos cruzados en mi pecho.-pagaras por todo el daño que me as hecho, a mi y a la familia de Blake.
-¿Que demonios te pasa?, tu solo eres una maldita loca resentida por que Blake nunca te quiso ni te tomo enserio.-escupi al fin furiosa.
-Lo llevaste a la desgracia- hablo.- No te va alcanzar la vida para pagar por todo el daño que le hiciste.
Me quedo atónita e impresionada por todas esas cosas que dijo Lissa. ¿Que demonios esta pasando con Blake?, la duda me carcomia por saber de él. Saber de el se había vuelto mi necesidad lo necesitaba para estar tranquila conmigo misma.
No sabia que pasaba con el, el por que la perra de Lissa me decía todas esa cosas.
¡Demonios!
-Solo te advierto, no lo busques no quiero tener que aplastarte como cucaracha-dijo la muy estupida.
Sonrei
-Eso lo veremos, si quieres guerra pues la vas a tener, no eres quien para impedir verlo-dije en voz alta.
-Declaraste guerra, solo Blake tendría la última palabra y no dudes que para el siempre seré su nena-dijo enrollando parte de su cabello en su dedo índice y con una carcajada se retira del lugar dejándome más ardida que carbon en una barbacoa.
¡Maldita estúpida!
Lissa en Multimedia ♡
Autora:
Ahora les pregunto ¿Que creen ustedes que le pasó a Blake?
Espero ver sus comentarios.
♡
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