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Rompiendo las reglas

Estoy editanto esta historia ya que la primera vez que la escribí me basé en los libros de "Beautiful Disaster" y como ya expliqué en su momento, los primeros capítulos eran muy parecidos. Es por esto que si releen la historia, irán encontrando cosas muy diferentes ya que poco a poco estoy cambiando todo eso que se parece al libro ya mencionado.

Muchas gracias por leer, espero que sigan disfrutando de esta historia tanto como yo la disfruté escribiéndola hace unos cuantos años.

*****



Capítulo 1

*HACE UN AÑO Y TRES MESES*

- Mel... ¿estás segura? -Pregunté cuando llamaron nuestro vuelo.

- Nunca he estado tan segura de nada -Contestó ella dándome una sonrisa.

- Sabes que tú puedes quedarte, no hace falta que vengas conmigo -Dije agarrándola de las manos.

- Kathia, eres mi mejor amiga, ¿cómo es posible que digas eso? voy a donde tu vayas, y si tienes que irte de aquí, nos iremos juntas, siempre juntas -Dijo ella abrazándome.

- Mel... te quiero –Susurré devolviéndole el abrazo.

- Lo sé, y sabes que yo también te quiero a ti.

*ACTUALMENTE*

- Kathia, no te separes de mí -Dijo Mel.

- Tranquila, no pensaba hacerlo.

Me agarré a su mano y seguimos abriéndonos paso entre toda aquella gente. Si caías al suelo, corrías el riesgo de morir aplastada.

- Vaya Kathia, al final has venido -Dijo Sean cuando lo localizamos.

- Ya ves -Contesté seca.

Adoraba a Sean, pero era muy incómodo estar de sujeta velas. ¿En serio? ¿Para qué me había traído Mel? ¿Para hacerles de candelabro?

Humillante -Pensé.

- No empieces a pensar que estás de sujeta velas -Me dijo Mel.

- No lo pienso, lo soy -Dije mirándola fijamente.

- No, no lo eres –Dijeron ambos.

Negué con la cabeza y me centré en todas las personas que tenía delante y no es que yo fuese bajita, pero todas las personas que me rodeaban me superaban en altura y en musculatura, haciendo muy difícil que pudiese ver lo que había delante.

Y ahí estaba yo, Kathia... la chica que no fumaba, no bebía, la que sacaba buenas notas en una "reunión" ilegal, solamente para ver al chulo de Byron, el playboy de la universidad. En este bendito lugar no solo había peleas clandestinas, sino que en la sala de al lado podías encontrar prácticamente un casino, por llamarlo de alguna forma, completamente ilegal. Vamos, que como pillasen a toda esta gente aquí dentro, el pelo se nos iba a caer pero bien.

Si es que ¿para qué vengo? -Pensé mientras me cruzaba de brazos.

- Si no hubiese sido por ti, queridísima amiga, ahora mismo yo estaría en mi habitación tan tranquilamente -Dije gritando por encima de todo el ruido que formaba la gente allí presente.

- Si no hubiese sido por mí, queridísima amiga, ahora mismo estarías en tu habitación muy aburrida –Respondió Mel de la misma forma.

- Prefiero eso a estar en medio de toda esta gente, que como me caiga, no salgo viva.

- Kat, relájate, no te va a pasar nada, yo estoy aquí para protegerlas -Dijo Sean.

- Pero si es que no entiendo para que vengo. No tengo confianza con Byron, nunca le he mirado a la cara... Si no fuera porque es tu hermano y porque se ha follado a media universidad, no sabría quién es –Argumenté indignada.

- Da igual que no le conozcas, pero hicimos una promesa antes de empezar el curso y esa promesa consistía en acompañarnos la una a la otra a todos sitios para que la otra no esté sola -Dijo Mel cruzándose de brazos.

Yo solamente bufé ignorando lo que había dicho aunque sabía que tenía razón.

Esa maldita promesa -Pensé odiándome por haberla hecho.

- Buenas noches -Gritó un tío de aproximadamente 25 años al otro lado de la sala con un megáfono- esta noche pelearan Byron Wayland, el boxeador por excelencia de este nuestro cuadrilátero y como no, el mejor corredor de coches de esta ciudad. Y en esa otra esquina tenemos a Erik Fuentes.

En ese momento los dos aludidos subieron al cuadrilátero y empezaron a hacer lo típico de dos personas que van a pelear como levantar las manos y darse algunos golpes en el pecho. Aunque bueno, eso solo lo hizo Erik, Byron simplemente estaba allí con una sonrisa confiada y los brazos cruzados.

- Conocen las normas -Volvió a decir el tío del megáfono- Nada de meterse en el cuadrilátero, nada de tirar cosas y nada de hacer que las putitas hagan el trabajo sucio por ustedes. Si lo hacen, la pelea finalizará y no volverán a entrar aquí ¿de acuerdo? bueno, todo dicho, que empiece la pelea.

Se oyó una fuerte bocina y todo el mundo empezó a gritar más si es que eso era posible. En el cuadrilátero Byron fue el primero en atacar, le dio puñetazos en el costado a Erik haciendo que este quedara de rodillas, le dio un margen de tiempo para que se levantase y entonces Erik se abalanzó sobre él, propinándole un puñetazo en la mejilla.

De repente delante de mí empezó a ponerse gente cada vez más alta, por lo que para ver mejor, no tuve más remedio que abrirme paso entre todas aquellas personas y llegar hasta la parte de delante, situándome justo delante del cuadrilátero, aunque realmente el cuadrilátero consistía en un espacio lo suficientemente grande como para que los dos boxeadores peleasen en medio de toda aquella gente. Allí la gente empujaba más y más, daban codazos y los gritos eran ensordecedores.

Byron ahora estaba encima de Erik dándole puñetazos a rabiar y de la nariz y la ceja de Erik empezó a salir sangre y con el último puñetazo, lo dejó inconsciente.

Byron había ganado. Todos sus fans le rodearon.

- ¿Estás loca? -Gritó Sean agarrándome del brazo y tirándome hacia atrás.

- Solamente quería ver mejor la pelea -Dije soltándome.

- Podías haberte hecho daño -Dijo Mel mirándome como si tuviese dos cabezas.

- No, yo se tener cuidado, además... ¿no querían que viniese? si vengo es para ver bien la pelea, no para esconderme ahí detrás y no ver una mierda, que para eso me quedo en mi habitación.

Sean fue a replicar, pero Mel le puso una mano en el hombro dándole a entender que no solucionaría nada, y era verdad, estaba en mis trece y no iban a hacerme cambiar de opinión, además, lo hecho hecho está.

- Vámonos -Dijo Sean dándose la vuelta y empezando a caminar muy indignado.

Mel y yo nos miramos y le seguimos, pero antes de dar más de dos pasos, alguien me agarró y me dio la vuelta.

Lo primero que vi fue un enorme torso desnudo.

Madre mía, en esta tableta yo puedo lavar la ropa o rayar queso -Pensé mientras iba subiendo mi mirada.

Me encontré con unos cuantos tatuajes antes de encontrarme con la sonrisa petulante y la mirada engreída de Byron Wayland.

- ¿Te gusta lo que ves? -Preguntó ensanchando su sonrisa.

- ¿Qué quieres? -Pregunté soltándome de su mano.

- En cuanto te vi aparecer en medio de toda esa gente, supe que me darías mucha suerte guapetona. Por fin la famosa amiga de Mel había venido a verme –Susurró en mi oído antes de darse la vuelta e irse.

A este tío el puñetazo le ha afectado -Pensé.

Me di la vuelta y me apresuré a seguir a Mel y a Sean.

* A LA MAÑANA SIGUIENTE *

Me puse mis vans azules, unos pantalones vaqueros ajustados y una blusa blanca con un pullover de Pull&Bear en varios tonos azules encima. Me dejé el pelo suelto, me maquillé ligeramente y salí hacia las clases.

Ya que ni Mel ni yo vivíamos cerca de la universidad, nos habían concedido un piso en la residencia de estudiantes dentro del mismo campus, por lo cual nunca teníamos que preocuparnos por levantarnos muy temprano.

- Buenos días -Dijo Sean cuando nos cruzamos por el pasillo ya que nuestras clases estaban en la misma dirección.

- Hola -Dije con una sonrisa. Hoy estaba de mejor humor.

- Espero que anoche te divirtieses.

- Sí, a pesar de terminar totalmente manchada de sangre, me lo pasé bien –Dije encogiéndome de hombros como si no hubiese sido la gran cosa.

- Me alegro. Bueno, dile a Mel que la espero en el comedor, como siempre –Dijo antes de irse.

Entré a mi clase y me senté en el sitio de siempre, a los pocos minutos apareció Mel.

- No puedo creérmelo, Melissa entrando a clase después que yo, simplemente... increíble –Reí.

- Cállate, que pensé que no llegaba.

Justo en ese momento entró el profesor y empezó a dar la clase.

**

Cinco clases después, Mel y yo nos dirigíamos al comedor para almorzar. Nos sentamos en la mesa de siempre, en la cual se sentaban Mel y Sean (acurrucados como siempre), Malcom uno de mis mejores amigos en la universidad y casi todo el equipo de fútbol americano. Horrible. Lo que se veía en las películas americanas, era completamente verdad. Los populares por un lado todos juntos.

- Que ruidosos son -Decía Malcom refiriéndose a los chicos del equipo de fútbol mientras se bebía una pastilla para la resaca.

- ¿Saliste anoche?

- No te rías –Se pasó las manos por la cabeza a modo de frustración. Tenía que tener una resaca horrible. Malcom se pasaba día sí y día también de fiesta, daba igual que fuese lunes o fuese sábado.

- No salgas tanto.

- Ya, como si eso fuese posible.

Justo en ese momento apareció Byron con una chica pelirroja y se sentaron con nosotros.

- Uy, una nueva -Susurró Mel aunque no demasiado bajo.

- ¿Quién es la nueva? -Preguntó la pelirroja mandándonos una mirada "asesina".

- Pues tú -Respondió Mel sin achantarse.

- Cuidado con lo que dices -Dijo la pelirroja.

- No bonita, cuidado con lo que dices tú -Intervine en la conversación.

- No te metas con mis amigas -Fue lo único que le dijo Byron antes de obligarla a levantarse, la pelirroja le miró y luego se fue de la cafetería totalmente indignada.

Todos allí volvieron a sus conversaciones olvidándose de lo que había pasado allí, al parecer que Byron les hiciese un desplante a sus "amiguitas" era algo de lo más habitual.

- Bueno preciosa, ahora tengo que irme -Dijo Malcom dándome un beso en la mejilla- adiós, Mel.

Justo cuando Malcom desapareció de la cafetería, Byron se sentó a mi lado, apoyó su codo en la mesa y luego colocó su cabeza en su mano.

- ¿Qué? -Pregunté alzando una ceja.

- Vaya, vaya... quien diría que mi trébol de cuatro hojas tenía agallas -Dijo.

- ¿Qué dices? ¿Trébol de cuatro hojas? Estás fatal -Dije mirándole mal. La verdad es que lo soportaba muy poco.

Eso le hizo soltar una carcajada.

- Créeme que estoy perfectamente.

El puñetazo le afectó gravemente -Pensé.

- Kathia, no le des importancia, simplemente pasa de él -Dijo Sean.

- Hermano, ¿por qué siempre me quieres alejar de las chicas? -Preguntó Byron.

- Porque me da vergüenza ajena ver como intentas algo con chicas que no te hacen caso.

- Byron, no eres mi tipo -Dije sin mirarle.

- ¿Qué no soy tu tipo? –Soltó una carcajada que hizo que todos se volvieran hacia nosotros.

- No Byron, no eres mi tipo -Dije mientras me levantaba de la mesa para irme, pero él me agarró de la mano y se me acercó al oído.

- Siento no creerte Kathia, pero yo soy el tipo de todas -Dijo, luego me soltó.

- Siento bajarte de ese pedestal en el que te crees que estás, pero lo cierto Byron, es que no eres el tipo de todas y mucho menos mi tipo y cuanto antes te des cuenta de eso, un favor nos harás a todas.

Me alejé de allí mientras Byron soltaba una gran carcajada, todos los demás estaban en silencio observándonos atentamente.

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