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Cuéntame sobre ti

Capítulo 26

KATHIA (P.D.V)

La bala impactó contra mi vientre y no pude hacer nada para evitar caer de espaldas. Realmente no sentí el golpazo que me pegué contra el suelo, lo único que sentía era la bala en mi vientre, recordaba las palabras que le había dicho a Byron: "las balas duelen", realmente me había quedado corta.

- No te preocupes -Oí que me decían. ¿Quién era? ¿Travis? lo dudaba mucho, le encantaría dejarme morir.

- No dejaré que te pase nada -Dijo Mel, a ella si la reconocí... ¿cómo olvidarla? había sido la persona que siempre había estado ahí para mí.

FLASHBACK.

- Les presento a la joya Benedetti, señoras y señores -Dijo mi tío agarrándome por los hombros y colocándome justo delante de él.

- ¿Ella? ¿En serio? es demasiado...

- Pequeña -Dijo un hombre completando la frase que había dicho una mujer.

- ¿Pequeña? es menuda, es imposible que esta chica sea capaz de hacer algo aparte de jugar con sus muñecas -Dijo un hombre en la otra punta de la sala.

- No puedo creerme que una chica de esta edad esté en esta sala siendo presentada como una máquina de matar. En serio, tienen que estar locos. Es una niña de 7 años, ¿qué puede hacer? ¿matarnos de desesperación por no comprarle su muñeca preferida? -Preguntó una mujer.

Sentí las manos de mi tío apretándose alrededor de mis hombros. Me estaba haciendo daño.

- Mi prima no es una niña mimada -Rugió mi primo Ettore.

Las cosas allí dentro se caldearon un poco más.

- Ettore, por favor -Dijo mi tío mientras la presión en mis hombros aumentaba.

- No, tú no estás haciendo nada por defender a Kathia... ¿Por qué? la están humillando, todos nosotros sabemos que Kathia es mejor que todas estas personas que hay aquí dentro, si mis tíos y mis primos estuviesen aquí, la habrían defendido a muerte -Susurró mi primo lleno de furia.

Ettore tenía 12 años, la edad que tenía mi hermano Gianluca. Ettore era alto, su pelo era de un rubio casi platino, y de ojos increíblemente azules, bastante raro para alguien italiano, pero su madre, mi tía, era de Noruega.

- Pero ellos no están aquí, al igual que tampoco están tus padres. Ahora solamente estamos tú y yo -Susurró mi tío Mauro.

- Mauro, ¿es esto una broma? esta niña no sería capaz de matar a un mosquito -Dijeron en la sala.

- Señora -Rugió mi primo a mi lado, pero le agarré de la mano para que se callase.

- Cállense todos -Grité mirando uno a uno a todas las personas que habían allí presentes. Me miraban con expresión de sorpresa y era normal, tenía 7 años y mi voz imponía- quiero que se callen todos y dejen de juzgarme por mi apariencia. Soy capaz de matarlos a todos ustedes.

- Niña, me encanta tu optimismo -Dijo una mujer alta y rubia, a su lado había una niña de mi edad, pero tenía el pelo castaño. Estaba allí mirándome fijamente.

- ¿Optimismo? -Dije soltando una risa seca- señora, tengo 7 años y supero con creces la inteligencia y la habilidad de todas estas personas.

Entonces empezaron los gritos de indignación ante la manera en la que tuve de infravalorar a todas aquellas personas, mi tío se separó de mí e intentó tranquilizarlos a todos. Yo seguía allí de pie mirando fría y calculadoramente a todas aquellas personas, bajar la mirada no estaba en mi diccionario.

Antes de saber que había pasado, estaba moviendo la cabeza solamente un centímetro a la izquierda para esquivar un cuchillo que venía directamente a mi cara. La habitación se quedó en silencio y todo el mundo me miraba y miraba el cuchillo que estaba clavado detrás de mi cabeza.

Mi mirada rápidamente buscó a la niña de mi edad, estaba allí mirándome fijamente con una sonrisa de suficiencia en su cara y dos cuchillos en las manos. Los lanzó sin ningún tipo de miramiento ante los gritos ahogados de todos los presentes. Vi los cuchillos rodando hacia a mí, venían rápidamente y me iba a rajar la cara. Antes de que me tocaran, los agarré por el mango y me quedé mirando fijamente a esa chica.

-Me llamo Melissa Carusso -Dijo con una gran sonrisa desde el otro lado de la sala.

- Yo soy la Joya Benedetti -Dije alto y claro sin apartar la mirada de ella con dos cuchillos en mis manos y uno en la pared detrás de mí.

- Estoy orgulloso de ti, primita -Me susurró Eretto llegando rápidamente a mi lado.

Pero mi mirada siguió clavada en los ojos de la chica que acababa de conocer. Sabía que nos íbamos a llevar más que bien.

FIN DEL FLASHBACK.

- No te duermas Kitty, no te duermas -Decía Mel.

La voz me venía de muy lejos.

BYRON (P.D.V)

- Necesito gazas, unas tijeras, agua caliente, aguja, hilo -Gritaba Mel mientras se hacía una coleta.

Habíamos subido a Kathia y a mi hermano al coche y habíamos huido de allí lo más rápido que habíamos podido, los habíamos llevado a la casa que teníamos en el bosque, alejada de todo el mundo.

- Atiendan primero a Kathia, yo puedo sobrevivir -Dijo Paul con una mueca de dolor cuando llegamos a la casa del bosque.

- ¿Sabes lo que vas a hacer? -Pregunté en un tartamudeo mientras dejaba a Kathia en una de las camas.

- He curado las balas de Kathia miles de veces, ¿sabes cómo aprendí? -Preguntó mientras se quitaba la chaqueta- Kathia me enseñó cuando le hirieron de un balazo en el muslo izquierdo, tenía doce años y nos habíamos escapado. Nosotras estábamos muy unidas y su familia era mi familia, y pasaba lo mismo con ella... mi hermano y el suyo se habían peleado, habían quedado heridos, al igual que los otros, pero nosotras no queríamos que eso se quedase así, así que nos metimos en la casa de uno de los chicos y cuando salimos de la casa después de darle una paliza a un chico de 16 años, el hermano pequeño de ese chico empezó a disparar desde la ventana y le dio a Kathia en el muslo. Así fue como aprendí a coser una herida, ella me enseñó y desde ese día, hemos cuidado las heridas de la otra.

Me imaginaba a dos chicas de doce años completamente temerarias saltando el muro de una gran casa en Italia, colándose y entrando a la habitación de un chico con el máximo sigilo posible y dándole una gran paliza, también me las imaginaba saliendo de la casa con una gran sonrisa hasta que les dispararon, luego las imaginaba nerviosas, saltando el mismo gran muro con Kathia herida, apoyándose en el árbol de algún parque cerca de su casa e indicándole a Mel como tenía que sacar la bala.

- ¿Le han dado antes en el estómago? -Preguntó Travis mientras traía lo que Mel había pedido.

- No le han dado en el estómago -Dijo después de romper la camiseta por la mitad.

Era verdad, le habían dado en el costado pero bastante cerca del vientre.

- ¿Se van a quedar? -Preguntó mirándonos fijamente antes de coger las pinzas.

- Si -Dijimos Travis y yo a la vez.

Me quedé mirándole.

- Esa chica tiene unos cojones como un día de fiesta, voy a estar aquí para lo que haga falta -Dijo Travis.

- Bueno, pues coge una linterna y ponte aquí a alumbrar -Dijo Mel con una sonrisa antes de empezar a remover en la herida.

Kathia emitió un quejido bastante sonoro.

- ¿No será mejor que la emborrachemos? -Preguntó Travis mirando fijamente su palidez.

- No, Kathia me hizo prometerle una vez que jamás la dormiríamos por una herida de bala si no era muy grave, dijo que el dolor la hacía más fuerte -Dijo Mel.

- No podemos hacer eso, va a sufrir mucho -Dije mirándola horrorizado.

- Créeme hay cosas que duelen muchísimo más que una bala en el estómago y Kathia lo ha vivido, podrá con esto Byron, despiértala -Dijo mirándome fijamente.

- Kathia, Kathia escúchame -Dije mientras le daba palmaditas en la cara por órdenes de Mel.

- Byron -Susurró mientras había poco a poco los ojos.

- Necesitamos que te mantengas despierta ¿vale? te han dado y no te puedes dormir, ¿puedes hacerlo?

Las palabras de Mel parecían haberla espabilado ya que en un momento abrió completamente los ojos y se me quedó mirando, tenía la mandíbula apretada y estaba sudando, sabía que era porque estaba intentando aguantar los gritos de dolor.

- Necesito que me hables Byron -Dijo agarrándome la mano y apretándola con fuerza- necesito que me cuentes algo de tu vida, cualquier cosa. Necesito que me distraigas.

Me quedé mirándola y luego desvié mi mirada hacia Mel y Travis, Mel estaba mirando fijamente la herida y pensando en cómo proceder para sacar la bala, Travis le alumbraba con una linterna, pero me miraba a mí.

- ¿Quieres que te cuente por qué soy así de golfo? -Pregunté mientras me acomodaba un poco en la cama junto a ella.

- Me gustaría saberlo -Dijo antes de cerrar fuertemente la boca y los ojos. Mel había empezado a adentrarse en la herida.

- Hace tres años conocí a una chica -Empecé a contarle la historia que solamente sabían mis hermanos- yo por ese entonces no es que me metiera mucho en follones, pero te miento si no te digo que fue gracias a ella que conocí todas las cosas que ahora hago y que me encantan... como por ejemplo las carreras de coches y las peleas.

- Cuéntamelo -Dijo con una gran dificultad.

FLASHBACK

Antes de que pasara por detrás de mí, sabía las intenciones de aquella chica de pelo negro y ojos negros también, así que cuando la sentí meter la mano en mi bolsillo y echar a correr, no fue nada raro que la agarrara del brazo y cayera encima de ella.

- ¿Qué haces? -Preguntó mirándome fijamente con una mueca de enfado y a la vez de vergüenza.

- No, la pregunta es qué haces tú, muñeca -Dije mientras la agarraba los brazos y se los ponía encima de su cabeza, en su mano izquierda estaba mi cartera.

**

- ¿A dónde vamos? -Pregunté divertido mientras ella se negaba a decirme.

- No te pienso decir, solamente quiero que gires a la izquierda en la próxima rotonda -Dijo riendo mientras me acariciaba la nuca- quiero mostrarte lo que hago usualmente.

La miré con una ceja alzada.

- ¿Lo que haces usualmente? ¿es qué usualmente no robas? -Pregunté para molestarla. Me había dicho que solamente lo había hecho para que le prestase atención, y aunque le había dicho que la creía, sabía perfectamente que esta chica tenía problemas económicos y estaba un poquito enganchada a la coca.

*

- ¿Carreras de coches? -Pregunté encantado con lo que estaba viendo.

- De vez en cuando -Respondió mientras me rodeaba la cintura.

*

- ¿Qué es esto? -Pregunté mientras entrabamos a aquel lugar.

- Peleas ilegales. No hay reglas, no hay guantes... solamente piel contra piel -Dijo con una gran sonrisa. Le notaba los ojos empipados, se había fumado un porro antes de estar conmigo y la verdad es que ya me estaba cansando de esas cosas- ¿quieres pelear?

Y la verdad es que si, quería pelear, ver a esas personas pegándose unas a otras sin ningún tipo de reglas era atrayente... y quería hacerlo.

*

- Déjame que te lo explique -Gritó agarrándome del brazo.

- ¿Explicarme qué? ¿Qué te colocas y te follas al primero que encuentras? ¿en serio?¿cuánto llevas engañándome, Silvia? llevamos juntos ocho putos meses... ¿me haces eso desde siempre? -Grité sin apartar la vista de sus ojos.

- Lo siento -Dijo agarrándome del abrigo.

- ¿Qué lo sientes? yo no, en realidad me alegro, gracias a esto me he dado cuenta de que he malgastado ocho meses y que no lo haré más con una puta como tú. Gracias por todo Silvia, me has enseñado cosas buenas en la vida, espero que las cosas de tu vida no te maten antes de los dieciocho.

Me giré y me fui a paso rápido mientras una lágrima caía de mis ojos, rápidamente la sequé y seguí caminando hasta que empecé a correr y a correr.

FIN DEL FLASHBACK.

- ¿Qué pasó? -Preguntó mirándome fijamente. Su voz ya no era tan trabajosa, llevaba hablándole prácticamente media hora.

- A la semana me enteré de que había muerto en un accidente en las carreras, le dio una sobredosis mientras corría -Dije.

- Lo siento -Dijo.

- Yo no... En realidad esa chica me abrió los ojos ante muchas cosas, me enseñó a vivir de verdad, lo que pasa es que ella quería vivir más por menos, se colocaba para poder vivir mejor, pero lo que no sabía es que cada vez iba a vivir peor y que le quedaba menos... vivió la vida como quiso y nunca se quejó.

- ¿No te sientes mal por las últimas palabras que recibió de ti? -Preguntó mientras intentaba mantener los ojos abiertos y estar relajada.

- ¿Suena muy mal si digo que no? -Pregunté con una pequeña sonrisa- lo que le dije era todo una verdad, era lo que ella necesitaba para cambiar, pero no lo hizo por ninguno de los dos, no lo hizo ni por ella, ni lo hizo por mí, por volver a verme. Lo que me duele es que no haya sido capaz de dejarlo e intentar vivir mejor, solamente lamento eso.

- Ya está Kathia -Susurró Mel mientras cortaba el hilo de la herida.

- Gracias, Mel -Dijo antes de cerrar los ojos.

Iba a despertarla, pero Mel me paró.

- Tiene que dormir -Dijo mientras se levantaba y estiraba la espalda, estaba sudando al igual que Kathia.

- Mel, Paul te necesita -Dijo Michael entrando a la habitación.

- Voy -Dijo antes de que salir con Travis de la habitación.

No sabía qué hacer, si quedarme con Kathia o irme a ver cómo le sacaban una bala a mi hermano.

- Byron -Susurró Kathia abriendo un poco los ojos.

- Dime.

- ¿Te puedo confesar algo? -Preguntó con una pequeña sonrisa.

-Lo que quieras -Respondí mientras le apretaba la mano.

-Me gustas mucho -Susurró antes de volver a cerrar los ojos. Momentos después la sentí respirar profundamente.

- Tu también me gustas mucho, Kathia -Susurré encima de sus labios antes de acercarme a besarlos mínimamente.

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