Cosquillas & Confesiones
Capítulo 30
BYRON (P.D.V)
Cuando me desperté, se me vinieron dos pensamientos a la mente; el primero era que estaba huyendo de la mafia y el segundo, es que estaba saliendo con Kathia.
Abrí los ojos y los dirigí hacia la cama esperando encontrarme a Kathia, pero no, no estaba.
Enseguida me levanté del sofá en el que había pasado la noche y salí corriendo de la habitación. Su risa me llegó desde la cocina.
- Buenos días -Dijo ella desde la mesa desayunando con Michael.
- Buenos días -Dije quedándome un poco cortado.
¿Ahora que hacía?¿me acercaba a ella y le daba un beso tipo novela? ¿o simplemente iba a desayunar?
Me dejé llevar y me acerqué a ella, en vez de darle un beso en la boca, simplemente le di uno sonoro en la mejilla.
- Vaya -Dijo Michael alzándo una ceja al otro lado de la mesa.
- ¿Qué haces levantada? -Pregunté ignorándo a mi hermano que nos miraba entretenido.
- Estoy cansada de estar acostada en esa cama, se que fuera no voy a hacer mucho, pero al menos puedo ver la tele -Dijo levantándo una ceja incitándome a contradecirla.
Sonreí.
- ¿Entonces te encuentras mejor? -Pregunté sentándome a su lado en la mesa. Nuestros brazos se rozaban y parecían dar electricidad.
- Mucho mejor -Dijo mirándome con una sonrisa.
La verdad es que estaba preciosa, no estaba maquillada y solamente tenía un moño alto desordenado, para vestir solamente llevaba una blusa larga con unos pantalones muy cortos.
Justo en ese momento entró Paul a la cocina y se quedó mirándola de arriba abajo, pero en cambio Kathia evitó su mirada.
Me quedé fijamente observando a mi hermano hasta que él se dio cuenta de que yo le miraba. Actuó como si no lo hiciese.
- ¿Estás mejor, hermano? -Preguntó Michael observándonos a los tres desde la encimera donde estaba sentado.
- Si -Masculló Paul mientras se acercaba a la nevera.
Miré a Kathia, pero ella no le estaba mirándo, en cambio ella me estaba mirándo a mi con una ceja alzada.
- ¿Por qué tienes esa mirada asesina? -Preguntó un poco divertida.
- ¿Mirada asesina? -Pregunté frunciendo el ceño mientras una sonrisa se extendía por mi cara.
- Si.. ¿nunca nadie te ha dicho como es? -Preguntó, yo negué con la cabeza, a lo que ella soltó una carcajada. Paul se nos quedó mirándo fijamente y Michael se quedó mirándo hacia Paul con el ceño fruncido- bueno, pues se te pone la cara muy seria y entornas mucho los ojos, se te frunce el ceño pero no tanto como cuando estás confundido, además, apretas la mandíbula muchisimo.
¿De verdad sabía leer mis emociones? tuve que reír.
- Vaya, parece que me has estado observando más de lo que creía -Dije muy bajito mientras acercaba mi boca a su oreja. Ella soltó una risita.
- No te lo creas tanto Byron, estoy entrenada para fijarme en los gestos de todas aquellas personas que me rodean -Dijo mirándome divertida.
- Siento decirte que no te creo.. por favor,¿me vas a negar que no has estudiado este cuerpazo que tengo y esta cara de dios que me ha dado la vida, por placer? venga hombre, ni la mujer más dura y fría del mundo podría evitar pegarme un buen repaso de arriba abajo -Dije sonriéndo ampliamente.
- Eres un creído -Dijo ella soltándo una sonora carcajada.
- No es que sea creído, solamente te digo la verdad -Dije guiñándole un ojo. Ella negó con la cabeza.
- Pero si es la parejita del día -Dijo Sean entrándo con Mel a la espalda, los dos sonreían ampliamente mientras nos miraban.
- ¿Cómo lo saben? -Pregunté mirándoles con una ceja alzada.
- Yo se lo dije a Mel -Dijo Kathia sonriéndo.
- Y yo me encargué de decirselo a Sean -Dijo Mel mientras se bajaba de la espalda de mi hermano y se acercaba a darle un beso en la mejilla a Kathia mientras decía buenos días.
- Me resulta difícil creer que le hayas podido comentar eso mientras estabaís ahí dándole que te pego como a los conejos durante toda la noche -Comentó Kathia haciéndo que yo soltara una carcajada.
La tía tenía un piquito de oro y nunca dudaba en usarlo.
- Más respeto niña -Dijo Mel dándole una colleja a Kathia. Sean y yo reímos.
Fue entonces cuando me di cuenta de que ni Paul ni Michael estaban ya en la cocina. Había estado tan centrado en Kathia que nisiquiera me había fijado de que ellos se habían ido.
- Espero que la trates bien -Dijo Sean mientras se sentaba en frente de nosotros en la mesa con un vaso de leche y unas galletas.
- Yo más bien diría: espero que lo trates bien -Dijo Travis entrándo a la cocina.
Kathia le lanzó una mirada asesina a la que Travis respondió igualmente.
- ¿Por qué no te callas Travis? -Preguntó Kathia con una gran sonrisa que se notaba a millones de leguas de que era falsa, pero no se podía negar en sus ojos el brillito de la diversión.
- Porque ahora por lo que parece,estás saliendo con mi hermano pequeño y es mi obligación protegerlo -Dijo él mientras apoyaba la cadera en la encimera.
- Yo puedo protegerlo perfectamente -Dijo ella sonriéndo.
- ¿Protegerme? hombre por favor -Dije soltándo una carcajada divertido- yo me puedo defender divinamente.
*
Estar metidos en aquella casa era una verdadera mierda, pero el hecho de estar con Kathia hacia todo más llevadero.
- ¿Cuándo es tu cumpleaños? -Pregunté apoyado en las escaleras del porche. Ella estaba sentada un escalón por encima del mío acariciándome el pelo.
- Dentro de una semana -Dijo sonriéndo.
Me di la vuelta y la miré fijamente mientras movía las cejas arriba y abajo.
- Eso significa que tendré que comprarte algo.. ¿qué quieres? ¿una katana?¿una metralleta? elige.. tengo un amplio catálogo de armas -Dije con una sonrisa.
- Idiota -Dijo ella empujándome el hombro- ahora vuelvo, voy a buscar algo para beber.
- ¿No me preguntas si quiero algo? -Pregunté divertido.
- No, si quieres algo te levantas a buscarlo, yo soy la que está herida -Dijo antes de entrar dentro de la casa. Luego oí la puerta cerrarse con llave.
Me giré y la vi al otro lado apoyada en el cristal con una sonrisa enorme.
- No puede ser -Susurré mientras me levantaba e intentaba abrir la puerta- abreme.
- Suplícalo como un perro -Dijo ella desde el otro lado bastante divertida.
- Te vas a enterar cuando entre ahí dentro -Dije mirándola fijamente con una pequeña sonrisa.
- Eso es si yo te dejo entrar.. es posible que decida dejarte pasar la noche ahí fuera.. no hace tanto frío -Dijo sonriéndo.
Entonces recordé algo, pero me obligué a permanecer serio.
- Abreme -Dije apoyándo la mano en el marco.
- Lo siento, pero he decidido que no quiero abrirte -Dijo antes de darse la vuelta.
Cogí la llave que había encima del marco y abrí la puerta. Antes de que le diese tiempo a correr, la había alzado en el aire y le daba vueltas mientras ella se reía como una loca.
- Bájame -Gritó riéndo.
- Nonono.. es posible que decida darte vueltas durante un rato -Dije divertido.
- Byron -Gritó denuevo soltándo carcajadas que se unían a las mías.
La dejé en el suelo y por un momento perdió el equilibrio, pero la agarré enseguida y la pegué a mi.
- Eres un idiota -Dijo dándome un golpe en el pecho.
- Pero me adoras -Dije sonriéndo mientras le apartaba el pelo delante de la cara. Tenía unos ojos preciosos.
- Yo no diría tanto -Dijo apoyándose en mi.
- ¿Qué no dirías tanto? -Pregunté antes de empezarle ha hacerle cosquillas.
- Para -Gritó riéndo mientras se removía entre mis brazos para intentar escapar de mí.
Entonces recordé su herida y decidí dejarla.
- Paro porque estás herida, pero ya verás cuando te cures -Dije sonriéndo mientras inclinaba la cabeza y le mordía la oreja.
- ¿A ti nunca te ha pasado que te gusta tanto alguien que podrías estar toda la vida sin parar de besarla? -Preguntó mirándome fijamente mientras me acariciaba la nuca- Sólo besos..¿y que derepente te recorre un escalofrío por la nuca y sientes que no quieres parar de besarla, aunque te duela la mandíbula?
- Jamás he conocido esa sensación hasta hace unos días, cuando te conocí por primera vez -Reconocí- desde el primer momento en el que te vi, solamente quería besarte y no soltarte, besarte hasta que se nos cayesen los labios.
Sabía que lo que había dicho era muy pero que muy cursi, pero ahí estaba ella, sonriendo como a mi tanto me gustaba.
- Pues esa sensación también la tengo yo.. y quiero probarla -Dijo antes de darme un beso que jamás me había dado nadie.
Mis manos recorrían su espalda y las suyas no dejaban mi nuca, estabamos muy pegados el uno al otro y derepente los dos caímos al sofá.
- Joder -Dijimos los dos a la vez soltándo una carcajada, luego me acerqué y le acaricié la mejilla.
- ¿Crees que esto va a salir bien? -Preguntó acurrucándose entre mi cuello y mi hombro.
- Lo intentaremos -Dije antes de volver a besarla mientras nos reíamos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro