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Capítulo 8

Capítulo 8

KATHIA (P.D.V)


Dormiré con Byron.

Eso era lo único en lo que podía pensar. Exactamente no sabía por qué tenía miedo, éramos solamente amigos y estaba cansada de decirlo, Byron era jodidamente guapo, pero era un playboy, un tío que no es solamente de una chica, era un tío que es de absolutamente TODAS las chicas... él y yo jamás podríamos tener algo.

¿Y ahora por qué pienso en esto?

- ¿Te pasa algo? -Preguntó Mel.

Estábamos las dos solas en la sala, los chicos estaban en la cocina intentado preparar algo de comer para darnos la bienvenida.

- Tengo miedo, Mel -Reconocí mientras me apoyaba en ella.

- ¿Miedo de qué? -Preguntó acariciándome el pelo.

- Mel, sabes que Byron y yo solamente somos amigos y te puedo asegurar y prometer y perjurar que no siento nada por él, solamente amistad. Pero aunque solamente siento amistad, sé que Byron es jodidamente guapo y es muy pero que muy atractivo y yo ahora voy a vivir bajo el mismo techo que él y aparte de eso, dormiré en su misma cama con él... no separados, con él en una cama de matrimonio ¿Cuánto puede separarnos ese colchón? él no dormirá en el extremo del colchón y si lo hago yo, seguramente se acercará a mi solamente para joder.

- ¿Qué es lo que exactamente te preocupa, Kat?

- Me preocupa empezar a sentir algo por él Mel, me preocupa muchísimo -Reconocí en voz baja.

- ¿Por qué? tú también tienes derecho a sentir algo.

- No, no tengo derecho, no con la vida que llevo ¿Y si sintiese algo por Byron? le pondría en peligro, al igual que te estoy poniendo en peligro a ti Mel y al ponerte en peligro a ti también pongo en peligro a Sean... ¡Joder! les estoy poniendo en peligro a todos -Susurré mirándola fijamente.

- Escúchame bien -Dijo Mel agarrándome de la barbilla para que la mirara fijamente- no nos estás poniendo en peligro, no nos pasará nada.

- Mel, eso no te lo crees ni tu -Susurré con los ojos lagrimosos- están todos más en peligro de lo que imaginan y sabes que yo más que ninguno.

- No nos encontrarán -Susurró de igual forma- estamos muy lejos, prácticamente en la otra punta del mundo Kat, no nos encontrarán.

- El tiempo se ha agotado -Dije con la voz rota.

- ¿Pasa algo? -Preguntó Byron interrumpiendo.

Miré a Mel. Tenía una expresión horrorizada y pude ver como sus expresiones iban cambiando de miedo a tristeza y a determinación también, pero luego... solamente se quedó en desolación.

- No, no pasa nada -Dije mientras me aclaraba la garganta.

Lo que le había dicho a Mel era verdad, el tiempo se había agotado, la búsqueda real había empezado y nosotras solamente estábamos jugando a ser unas dulces universitarias italianas.

**

BYRON (P.D.V)

Desde que las había interrumpido en el salón, Mel tenía la vista perdida como con miedo y Kathia estaba muy callada.

- ¿Qué pasa? -Preguntó Sean mirándolas a las dos.

- Nada -Dijo Mel intentando sacar una sonrisa.

- Mañana hay una fiesta -Dije, Kathia me miró fijamente y sonrió abiertamente, luego miró a Mel y ella hizo lo mismo.

- ¿Una fiesta? -Preguntó Kathia- descríbeme como será esa fiesta.

- Bueno, es en un lugar cerca de aquí, está a una media hora en coche, es de disfraces... ¿Les apetece? -Pregunté, aunque ya sabía la respuesta, tenían una gran sonrisa en su cara.

- Claro que si -Contestaron las dos a la vez.

Luego de eso la comida fue mucho más animada, ambas sonreían muchísimo más y Sean parecía complacido con ello. Sabía que quería muchísimo a Mel y que adoraba a Kathia como si fuese su hermana pequeña.

- Oye pequeña -Dije cuando terminamos de comer. Ella me miró levantando una ceja- Te recuerdo que tu fuiste quien me llamó pequeño primero.

- Entonces, ¿qué quieres? -Preguntó mientras bebía un vaso de agua.

­- Quiero llevarte a un sitio hoy -Contesté bastante animado.

- ¿Dónde? -

- Solo puedo decirte que te vas a divertir muchísimo.

Me di la vuelta y me fui de la cocina con una gran sonrisa, entré a mi habitación y me cambié rápidamente de ropa. Unos pantalones vaqueros y una camiseta blanca hasta los codos.

- ¿A dónde vamos a ir? -Preguntó ella entrando a la habitación.

- Sorpresa -Contesté mientras me echaba un poco de colonia- Vístete, pero no te arregles mucho, es solamente algo informal.

Ella me miró alzando una ceja y yo salí de la habitación.

- ¿Dónde la vas a llevar? -Preguntó Sean desde el salón.

- Sorpresa -Dije sentándome en el sillón.

Mel me miró fijamente.

- Cuídala -Dijo.

- ¿Voy bien así? -Preguntó cuándo apareció en el salón.

La boca se me secó. La miré de arriba abajo.

Llevaba puestos unos tacones blancos un poco altos, unos pantalones vaqueros casi grises, una camisa blanca de tiros y una chaqueta azul de marinera.

- Perfecta -Dije después de aclararme la garganta.

Sean me miró con una pequeña sonrisa y yo le fulminé con la mirada.

- Bueno, nos vamos -Dije mientras cogía las llaves- Sean, me llevo tu coche.

- No -Prácticamente gritó.

- Sí -Contesté yo, luego cerré la puerta tras Kathia.

Le agarré la mano y prácticamente bajamos las escaleras corriendo y fue entonces cuando oí a Sean abrir la puerta de nuestro piso y provocando que nosotros corriésemos más.

Abrimos el coche, nos sentamos y arrancamos dejando a Sean en calzoncillos en medio de la calle.

- Byron -Oí que gritó, pero no me importó. Únicamente encendí la radio y subí la música.

- Vaya, esta salida promete -Dijo Kathia riendo.

- ¿Por qué lo dices? -Pregunté mientras me encendía un cigarro.

- Porque ha empezado con una persecución -Respondió mientras me quitaba el cigarro de la boca.

Miré por el espejo retrovisor y ahí estaba, la policía nos seguía.

- No puedo creérmelo -Susurré mientras ponía los indicadores y me dirigía a un lado de la carretera.

- Empieza muy pero que muy bien -Rio ella.

Pero la policía no paró, simplemente siguió de largo con las sirenas puestas.

- Ya decía yo que era demasiado raro que fueran a por nosotros cuando no hemos corrido casi nada -Dije mientras volvía a introducirme en la carretera.

- Acabas de robar un coche ... ¿crees que por eso no te seguirían? -Preguntó ella mientras yo volvía a encenderme otro cigarro, ella se había quedado con el mío.

- No he robado un coche, solamente se lo he tomado prestado a mi hermano -Enfaticé con una sonrisa- y una pregunta... ¿desde cuándo fumas? no sabía que lo hacías.

Ella me miró con una sonrisa.

- Desgraciadamente fumo desde los doce años -Dijo ella sin perder la sonrisa.

- ¿Bebes también?

- Como nadie. Es posible que mañana te enseñe lo que es tener aguante -Dijo ella con una gran sonrisa, yo tuve que reír.

Definitivamente, esta chica me encanta -Pensé con una gran sonrisa.

Conduje hasta nuestro destino mientras la oía cantar I need a Hero de Bonny Tayler.

- ¿Necesitas un héroe, preciosa? -Pregunté cuando nos bajamos del coche.

- Bueno, no estaría mal tener uno -Sonrió ella, entonces se fijó dónde estábamos.

Yo sonreí aún más ampliamente.

- ¿Dónde estamos? -Preguntó ella dándome una mirada confusa.

- Chica, aquí, aparte de en todos lados por supuesto, soy el Rey -Dijo con una sonrisa- En las peleas, tengo mi cuadrilátero que es mi palacio, pero este chica... este es mi reinado.

Entonces ella dirigió la vista a aquel desastroso muelle.

- ¿Carreras ilegales? -Preguntó sorprendida, yo sonreí.

- Pero no cualquier carrera chica. Yo participo en las mejores carreras de todo Estados Unidos, gente de todos lados ha venido a competir contra mí... desde Kansas, también de California... de muchos sitios y este muelle es solo el lugar de salida. Desde aquí nos damos un gran paseo por casi toda la ciudad para luego volver aquí, la meta -Sonreí orgulloso.

- ¿Algo más que deba saber?

- Pues aparte de que soy la hostia en el boxeo, soy la puta hostia en las carreras -Volví a sonreír.

- Quiero comprobarlo -Dijo apoyándose en el capó del coche.

- ¿Perdona?

- Pues lo que estás oyendo señor Wayland.

- No entiendo lo que quieres decir pequeña... ¿quieres que consiga a alguien y le dé una paliza? -Pregunté sin entender muy bien lo que quería.

- No, pequeño -Dijo ella colocándose recta- quiero participar en una carrera contra ti.

Yo solté una carcajada, pero al ver que ella seguía con la misma mirada retadora, me detuve.

- No lo flipes, no voy a competir contra ti, no quiero dejarte llorando. Te he dicho que soy el mejor de Estados Unidos, mi nombre no se da a conocer porque nadie sabe cómo me llamo. Es simplemente así, soy el mejor y no quiero dejarte mal.

- Comprobémoslo -Dijo ella cruzándose de brazos.

La miré fijamente. No podía estar hablando enserio ¿o sí?

- Quiero competir -Dijo ella de nuevo.

Sabía que me estaba hablando en serio, pero es que mi cerebro no quería reaccionar... ¡La maldita estaba condenadamente buena al proponerme eso!

- Bien -Asentí.

Tenía miedo de que se hiciese daño, pero algo me decía que ella no era como las chicas a las que estaba acostumbrado de tratar. Algo me decía que ella era más fuerte de lo que parecía a simple vista y me daba la sensación de que esa chica me iba a pegar una gran paliza en todos los aspectos de mi vida.

KATHIA (P.D.V)

Estaba dispuesta a hacerlo, estaba dispuesta a subirme a un coche y disfrutar como hacía tiempo que no disfrutaba. Olvidarme de quien fui, de quien soy y de quien sería. Olvidarme del peligro, olvidarme del miedo.

Solamente quería volver a hacer lo que me gustaba, sentir el viento en mi cara mientras iba a más de 150km/h, solamente quería volver a ser la Kathia despreocupada que una vez fui, solamente quería ver a Byron tragarse toda su arrogancia.

Justo cuando pensaba volver a decirle que quería competir contra él, sacó su móvil y se alejó un poco para hablar con alguien y a los pocos segundos volvió.

- En unos minutos tendremos dos coches solamente para nosotros -Dijo mirándome de arriba abajo.

- ¿Te gusta lo que ves? -Pregunté repitiendo las mismas palabras que él me había dirigido por primera vez.

- Más de lo que crees –Sonrió y yo tragué saliva, ese chico me ponía muy nerviosa.

- ¿Cuál será el recorrido? -Pregunté en un intento de que alejara su mirada de mí.

- Saldremos del muelle, pasaremos bajo los puentes, cruzaremos la autopista y luego volveremos aquí -Dijo serio- ¿te atreves?

- Me atrevo -Sonreí.

A los pocos minutos llegaron dos coches. Eran coches normales y corrientes. Levanté una ceja.

- Si quieres correr en medio de todo el mundo, no es conveniente llevar coches llamativos, podrían pillarte enseguida -Aclaró Byron, yo asentí. Eso a mí nunca me había hecho falta, sabían quién era y no tenía que esconderme.

- ¿En serio pretendes competir contra ella? -Preguntó uno de los chicos que bajó del coche. Era alto y musculoso, tenía el pelo teñido de rubio y unos ojos impresionantemente azules.

- Ella quiere -Dijo Byron mientras se encogía de hombros.

- Chica, te va a dar una paliza -Dijo el otro tío. Era alto, pero no tanto como el otro, musculoso, pero tampoco tanto en comparación con el otro; tenía los ojos verdes y era bastante mono.

- No pongan tantas esperanzas en Byron chavales, puede que tengan que tragarse sus palabras al igual que él se va a tragar su arrogancia -Dije con una sonrisa, ellos soltaron un "¡uuhh!"

- ¿De dónde has sacado a esta joya? -Preguntó el de los ojos azules mirándome con una sonrisa.

- De Italia tíos, es una pieza única -Dijo Byron mirándome con una expresión de ... ¿orgullo? no lo pude decir exactamente.

- Italia ¿eh? -Dijo el de los ojos verdes- me suenas mucho.

Me puse tensa.

- Lo dudo -Sonreí- ¿has estado en Italia?

- Más veces de las que puedas imaginar –Contestó mirándome fijamente.

Yo descifraba fácilmente a las personas, pero con esos dos chicos no podía decir exactamente que podía pasarles por su cabeza, pero una cosa si tenía clara y era que tenía que tener cuidado con ellos. Estos no eran simplemente dos chicos que participaban en carreras, eran algo más... mucho más.

- No creo que me hayas visto, porque créanme son dos chicos a los que no se les olvida fácilmente -Sonreí- y ahora si me disculpan, tengo una carrera que ganar.

Ellos sonrieron ampliamente y Byron nos miró extrañados.

- ¿Preparado, pequeño? -Pregunté a Byron mientras el chico de ojos verdes me lanzaba las llaves.

- Preparado, pequeña –Contestó subiéndose al coche.

Me subí en el coche que me habían asignado y me coloqué el cinturón de seguridad, bajé la ventanilla y coloqué el coche en posición de salida.

- Ten cuidado -Pude ver que decía Byron solamente moviendo los labios.

Le miré, asentí y sonreí.

Esta carrera la iba a ganar yo.

El chico de los ojos azules se colocó en medio de los dos coches, alzó la mano y empezó la cuenta atrás.

5. Cogí aire.

4. Calenté motores.

3. Este era el momento que tanto había esperado.

2. Por fin volvería a ser la misma Kathia de antes por al menos unos diez minutos.

1. Lo disfrutaría.

0. Ganaría.

Arranqué el motor y aceleré deprisa. Dejé que Byron me adelantase, quería que creyese que lo tenía controlado, que me podía dejar atrás, que creyese que tenía el control. Pero él no tenía el control, el control lo tenía yo.

Justo cuando llegábamos a los puentes apreté más el acelerador y le pasé. Quería que creyese que era mi momento de gloria, pero que cuando él quisiera me podía adelantar y dejarme tragando humo del tubo de escape.

Eso era justo lo que quería que creyera, y eso era justo lo que hizo.

En la primera vuelta me adelantó, y yo desaceleré, me dejé ir para quedarme un poco más atrás, quería que creyera que me iba a ganar fácilmente. Y así fue durante unos minutos, dejé que el fuera siempre delante, que creyera que yo no iba a volver a alcanzarle y que se confiara, que creyera que cuando se bajase del coche iba a salir con una gran sonrisa y yo solamente me iba a sentir derrotada. Solamente quería que creyera eso.

Miré el reloj, llevábamos 6 minutos corriendo y sonreí.

Habíamos adelantado coches, motos y camiones, por ahora no nos habíamos encontrado con ningún policía y si algún radar nos cogía, suponía que estos coches debían tener las matrículas falsas, y si no, pues allá con los dueños de estos coches.

Volví a mirar el reloj, llevábamos 8 minutos corriendo, mi sonrisa se hizo más amplia.

Llegábamos casi al final de la autopista, Byron tenía una gran ventaja, pero no por mucho tiempo. No iba demasiado rápido, pensaba que yo no sería capaz de acelerar más, pensaba que le tenía miedo a la velocidad y no veía la necesidad de ir demasiado rápido cuando estaba tan confiando en que iba a ganar. Pero donde él era más brusco y arrogante, yo era más calculadora y mil veces mejor que él conduciendo.

Miré el reloj, 9 minutos.

Entonces llegó mi turno. Apreté el acelerador, casi veía la entrada del muelle y Byron creía que tenía la situación controlada. No era así. Había observado como cogía las curvas y yo podía adelantarle fácilmente en la próxima.

Miré el reloj, 9 minutos y 30 segundos.

Me apresuré y le alcancé. Pude ver cómo me miraba sorprendido.

9 minutos y 40 segundos.

Llegó la curva y él la cogió como en las otras cinco últimas... ¿qué hice yo? pasé justo por su lado, cogí una curva como si fuese una recta y le adelanté.

9 minutos y 50 segundos.

Aceleré, iba a 200km/h.

Estos coches tienen más aguante de lo que pensaba -Sonreí cuando localicé la entrada del muelle.

9 minutos y 55 segundos.

Miré por el espejo retrovisor y le vi. Me intentaba alcanzar, pero no podía y ya no llegaría a tiempo. Su gran error había sido sobrestimarme.

Frené en seco. Miré el reloj. 10 minutos.

Había sido la antigua Kathia durante 10 minutos. Había sido la Kathia que rompía las reglas, la que no le importada nada. Esta era yo, nadie me superaba cuando decidía romper las reglas porque yo era la mejor rompiendo las reglas.

Abrí la puerta del coche y me bajé de una forma elegante pero muy sexy. Los chicos que nos habían prestado los coches estaban allí mirándome con los ojos abiertos como platos. Me quité la chaqueta y me la eché al hombro, caminé hacia ellos de forma atrevida.

Oí la puerta del coche de Byron cerrase de forma brusca. Me giré con una enorme sonrisa.

- ¿Te has tragado ya tu arrogancia, señor "soy el mejor de Estados Unidos"? -Pregunté mirándole de arriba abajo.

Estás demasiado bueno -Pensé mientras me mordía el labio.

- ¿Estás loca? ¿Has visto cómo has cogido esa curva? podrías haberte matado -Gritó.

- No pequeño, no estoy loca. Sí, he visto como he cogido esa curva y si, es posible que pudiese haber provocado un gran accidente, pero la vida está para vivirla, y si tengo que vivir al límite durante diez minutos, pues lo haré -Sonreí mientras levantaba una ceja.

Y ahí estaba Byron, mirándome totalmente sorprendido... ¿Por qué no? que dejase de pensar que soy una chica demasiado fina, que se diese cuenta de a quien había metido bajo su techo y en su cama.

El chico de los ojos azules se acercó a hablar con él. Y cuando me giré, me encontré al chico de los ojos verdes mirándome fijamente.

- Lo sabía -Susurró con una pequeña sonrisa.

-¿Qué sabías? -Pregunté cruzándome de brazos mirándole de arriba abajo.

Se acercó a mí y prácticamente empezó a dar vueltas lentas a mí alrededor.

- Solamente Kathia Benedetti podría ganar una carrera en diez minutos, coger las curvas como si fuesen rectas y hacer esa bajada tan provocativa. Solamente Kathia Benedetti puede ganar a Byron Wayland, uno de los corredores de carreras ilegales más conocido del País -Susurró en mi oído.

- No sé de qué estás hablando -Dije totalmente tensa. ¿Lo sabía? ¿Sabía quién era?

- Toda persona que haya estado en Italia más de tres veces y haya cometido unos cuantos errores sabe exactamente quién eres y quien es tu familia Kathia -Dijo parándose justo en frente de mí.

- No digas nada -Susurré mirándole fijamente. De nada servía seguir fingiendo, este chico sabía claramente quien era, lo tenía clarísimo.

- No te preocupes -Dijo mientras asentía- se lo que ha pasado, lo sabe bastante gente, pero no te preocupes, no todo el mundo ha visto tu cara. Puedes pasar desapercibida perfectamente si no haces ninguna de estas demostraciones. Pero obviamente, Bruno y yo lo supimos desde el momento en el que notamos que estabas dejando que Byron te ganara. Te hemos visto correr otras veces, el problema es que no recordábamos tu cara -Dijo sonriendo-¿pero me permites darte un consejo?

- ¿Cuál? -Estaba temblando y él tenía que estar notándolo. ¿Qué debía hacer? ¿Y si lo contaba? ¿Y si alguien se enteraba de donde estaba?

- Si te importa Byron, aléjate de él y aléjate de toda persona que realmente te importe. Eres una bomba andante. Sabes que no solo caerás tu, caerás todas aquellas personas de las que te rodeas -Dijo, luego me colocó una mano en la mejilla, me besó la frente y se fue con el chico de los ojos azules llamado Bruno y con Byron.

Cerré los ojos dejándome llevar por una sensación familiar. A ese chico lo conocía de algo. Yo había hablado con él antes... pero ¿cuándo? ¿Dónde?

-Espera, ¿Cómo te llamas?

- Soy Marcello... recuérdame, joyita -Dijo guiñándome un ojo, luego se dio la vuelta y se reunió con los chicos.

FLASHBACK.

Me levanté del suelo. No volvería a caer.

- Eres una niñita estúpida –Dijo.

- No soy ninguna niñita estúpida -Susurré con furia.

A pesar de tener solamente ocho años era la mejor en muchísimas cosas. Era la mejor en taekwondo; ni el mayor de mis hermanos que me pasaba seis años podía derrotarme en muay thai y dominaba el arte de la katana mejor que mi propio tío.

Yo, Kathia Benedetti con solamente ocho años era un hacha en artes marciales, tenía la mejor puntería con el tiro con arco. Si me lo propusiese podría entrar a robar en un banco cuando todo estaba lleno de láseres. Incluso era la mejor de mi promoción en gimnasia rítmica. No había disciplina que se me resistiera.

Nadie superaba a la joya Benedetti.

- Te vas a tragar tus palabras -Susurré muy enfadada.

Me levanté y con una rapidez impresionante, rodeé su cuello con mis piernas y lo tiré al suelo.

- Kathia -Gritó mi padre- suéltale.

Le solté y me puse en pie rápidamente. Esperaba encontrar una mirada reprochadora por parte de mi padre, pero no era así... tenía una mirada de orgullo, aunque intentaba mostrarse serio.

- Marcello, ven aquí -Dijo el señor que estaba al lado de mi padre, no era italiano, era... ¿ruso?

- Espero la revancha, Joya Benedetti -Susurró.

Había superado a ese chico de 12 años en un movimiento rápido y limpio. Nadie se metía con Kathia Benedetti y la humillaba.

Nadie.

FIN DEL FLASHBACK.

Ese chico había estado en mi casa.

Ese chico había hablado con mi familia.

Ese chico me había ayudado.

Ese chico... ese chico sería uno de los primeros en caer si le relacionaban conmigo. Y no sería bonito la forma en la que caería, ni tampoco en la que seguirían cayendo todos los demás a mi alrededor hasta llegar hasta a mí. Hasta llegar a la "Joya Benedetti"

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