Capítulo 21
Capítulo 21
BYRON (P.D.V)
Abrí la puerta del piso como si de un vendaval se tratara. No había nadie en casa, y lo agradecí, ahora mismo no estaba como para verles la cara a aquellas dos malditas mentirosas, asesinas... podía calificarlas con lo peor... al fin y al cabo eran unas mafiosas.
Entré deprisa en mi habitación y me quedé mirando la cama, aquella que había compartido con una asesina. Me acerqué al ropero y lo abrí de golpe, empecé a tirar todo al suelo, ropa, zapatos... de todo, lo mío y lo de ella caían al suelo y me daba igual. Tenía que encontrar las pruebas que demostraban que ella era una asquerosa mafiosa.
Aquí no hay nada -Pensé frustrado.
Miré debajo de la cama y saqué su maleta, la abrí sin ningún miramiento y empecé a mirar por todos los bolsillos, pero lo único que encontré fue una maldita foto en la que estaban ella y mi hermano pasando un buen rato juntos y un anillo con una carta.
Mi hermano, aquel que se creía tan listo no había visto que una estúpida niña de dieciséis años era una asquerosa mafiosa.
Impresionante, todo muy impresionante -Pensé con ironía mientras me levantaba del suelo dejándolo todo desordenado.
¿Recogerlo? no, no lo recogería, quería que cuando ella llegara viera toda sus cosas desperdigadas por el suelo, que viera que aquí ella ya no tenía secretos.
Abrí los cajones donde ella guardaba la ropa interior y empecé a rebuscar entre ella hasta que la encontré. En medio de toda su ropa interior tenía una maldita glock de 9mm.
Vale, ya tenemos una prueba, tiene que haber más -Pensé cada vez más furioso.
Sabía que esta era mi habitación y que por lo cual ella no podía tener muchas cosas aquí dentro, pero no me importó, levanté el colchón de la cama y lo tiré a un lado. Justo debajo encontré otra, esta era una desert eagle.
Vaya, vaya -Pensé todavía más furioso.
Sin más y con las dos pistolas en los bolsillos de mis pantalones, salí de la habitación y entré en la de Sean. No habrían miramientos, iba a sacarlo todo de ellas... lo que fuera que estuviese en aquella casa que no fuera mío o de Sean, iba a salir a la luz.
Abrí los roperos de Sean y empecé a rebuscar entre la ropa de ella, pero no encontré nada, tampoco debajo del colchón, ni detrás de cualquier cosa. Melissa no tenía nada allí dentro. Pero no me importaba, Kathia si lo tenía y nadie normal tenía pistolas en su casa, a no ser que fueras un americano totalmente jodido de la cabeza.
Oí la puerta del piso abrirse y me dirigí deprisa hasta allí.
KATHIA (P.D.V)
- Tenemos que irnos -Dije agarrando a Mel del codo en el pasillo.
- ¿Qué pasa? -Preguntó mirándome con el ceño fruncido, pero empezó a caminar a la misma velocidad que yo cuando vio mi gesto de preocupación.
- Paul ha llegado aquí hace un momento y sabe lo de la Joya Benedetti... ¿cómo lo saben? no tengo malditas ganas de averiguarlo, pero si él lo sabe, también lo saben Byron y Sean. No pienso quedarme ni un puto segundo más en aquella casa, ¿sabes lo que puede pasar? puede llamar a la policía y nos van a encerrar en una jodida cárcel por pertenecer a la mafia, mi familia nos encontrará allí y entonces si que estaré totalmente jodida. Necesito que te encargues de comprar un billete de avión que salga lo más rápido de América, no me importa a donde sea. ¿África? me da igual, será una buena oportunidad para conocer otro mundo, sea a donde sea que compres el billete, quiero que sea lejos y en un lugar en el que les sea difícil encontrarme -Dije antes de entrar en el coche y ponerlo en marcha.
Yo conduciría, tenía que llegar rápido a casa, recogerlo todo y esconderme hasta que saliese el avión.
Miré a mi lado, Mel acababa de entrar en el coche, estaba totalmente pálida. Si, estaba preocupada por ella, pero ahora no podía fijar mi atención en ella, tenía que salir de allí, ponerme a salvo y también alejarme de Mel para que ella estuviese a salvo. Ella podía arreglarlo con Sean en cualquier momento, explicarle la situación y si no salía bien, pues podría volver a Italia, a ella nada le pasaría.
Arranqué el coche y salí como una bala del aparcamiento de la universidad, me daba igual saltarme semáforos en rojo, adelantar a los coches de manera temeraria... Solamente tenía que darme prisa para salir de América.
- Necesito que cojas el puto teléfono y llames al aeropuerto... ¿Me estás oyendo Mel? necesito un billete para salir de aquí -Grité.
Me miró y clavó su mirada en mí, pero no podía ablandarme, no podía pensar en que estaba abandonando a mi mejor amiga. Solamente tenía que pensar en ponernos a salvo, podía sonar egoísta, pero no iba a dejar que me metieran en una cárcel americana y no iba a dejar que mi familia me encontrase allí, me importaba una mierda huir por todo el mundo. Antes había decidido entregarme pero ahora no lo haría... lo que había hecho había sido para salvar mi vida y JAMÁS me arrepentiría... ¿Podía sonar una perra por haber matado a una docena de personas? me daba igual, este era mi verdadera manera de ser, esta era la forma de ser de Kathia Benedetti, la puta Joya Benedetti.
BYRON (P.D.V)
-¿Se puede saber por qué has hecho esto a las habitaciones? -Gritó Sean.
- Para encontrar los putos secretos de esas jodidas mafiosas. Puede que a ti no te importe Sean, pero yo no estoy dispuesto a acabar en la cárcel... ¿me estás oyendo? -Grité todavía más alto, estaba fuera de sí.
Solamente tenía ganas de romper cosas, empezar una buena pelea y llevarme muchísimas hostias... Solamente tenía ganas de olvidarme que toda mi vida había sido una mentira, que toda mi jodida familia pertenecía a la mafia, que muchísimos de mis amigos también... ¡Quería olvidarme de todo aquello!
- No vamos a acabar en la cárcel -Dijo él con aparente seguridad. Se le notaba calmado.
- ¿Qué no vamos a acabar en la cárcel? -Pregunté dejando escapar una gran risa falsa- te recuerdo que pertenecer a la mafia implica acabar en la cárcel si lo descubren... ¿Eres tonto o qué te pasa? si te meten en la cárcel no te van a dar un puto bote de vaselina para cuando te intenten violar.
- Estas exagerando más de lo que es -Dijo mirando al suelo.
- ¿Exagerando? si debe ser que yo estoy exagerando porque descubrir que perteneces a una mafia es lo más normal del mundo, sí, creo recordar que hay un programa así en la MTV, no te jode -Mascullé mientras me dejaba caer en el sofá.
- Sé que esto es serio pero tampoco para tomártelo así -Dijo sentándose en el sillón del frente.
- ¿Cómo quieres que me lo tome Sean?¿quieres que me levante y diga, venga, vámonos por ahí a matar y a torturar a gente? no, creo que te equivocas de hermano... Creo que si vas y le dices eso a Travis puede que te diga que sí. Eres un puto idiota, tu jodida novia pertenece a la mafia italiana y por lo que nos han contado las quieren matar... puede que a ti te guste que no te haya contado que pertenece a la jodida mafia ¡Pero a mi si me molesta que mi familia y mis amigos no hayan dicho nada! ¡Me molesta que me hayan tocado con las manos llenas de sangre! todos en nuestra puta familia han matado y/o torturado a alguien, ellos mismos te lo han dicho... ¿Qué pretendes? ¿Qué me siente aquí tan tranquilo y reunir a nuestra familia con estas dos chicas para que cuando estemos todos juntos tomándonos un café, puedan hablar de las distintas maneras de matar? no, creo que voy a pasar de esa charla -Dije apretando los puños hasta que los nudillos se me pusieron blancos.
Sean se quedó mirando al suelo fijamente.
¿Cómo coño podía tomárselo tan calmadamente?
- ¿Tú sabías algo de todo esto? -Pregunté en algo parecido a un rugido.
- No -Dijo levantando la vista de golpe- ¿cómo pretendías que lo supiera? me enteré hoy, al igual que tú.
- Bueno, pues no lo parece ¿Cómo es posible que te tomes tan normal el hecho de que toda nuestra familia está implicada con la mafia? porque normal no es, eso no es normal. Al igual que tampoco es normal que tú novia y su mejor amiga sean unas jodidas mafiosas... en serio, dime tu secreto para estar así de tranquilo, porque yo no puedo estarlo... ¡Yo no puedo tomarme este tema con la misma calma que tú! -Grité poniéndome en pie.
De repente la puerta se abrió y Kathia entró rápidamente en el apartamento, seguida de una nerviosa Mel hablando por teléfono.
- Vaya, vaya -Dije con una sonrisa, ellas se quedaron quietas de golpe mirándonos a los dos- ¿pero qué tenemos aquí?
Kathia alternaba la vista de mí a Sean.
- Hola, chicos -Dijo ella con una calma que los dos sabíamos que ella no sentía.
- Buenos días Joyita -Dije con una amplia sonrisa mientras me dejaba caer en el sofá- ¿cómo se encuentra usted Mrs. Benedetti? ¿Y usted señorita Carusso alias la chica con una puntería increíble?
Las dos se miraron entre sí, y de repente pude ver con mis propios ojos las típicas transformaciones que hacia la gente, esa en la que caían sus caretas y se dejaba ver la verdadera personalidad de la otra persona. Eso fue justo lo que pasó con Kathia y con Mel, ya no eran dos simples universitarias italianas (aunque nunca había sido así) ahora eran dos chicas muy seguras de sus capacidades. Mel cerró la puerta lentamente y alternaba su mirada de Sean a mí, no mostraba ninguna emoción, solamente se mostraba calmada... Estaba acechando, al igual que acechaba un halcón a su presa.
- Vaya, vaya, vaya -Empezó a decir Kathia mientras se sentaba en el sillón individual. Se sentó y cruzó los pies, acto seguido Mel estaba justo detrás de ella mirándonos fijamente.
Seguridad, altivez... esas eran las dos principales emociones que se podían ver a simple vista.
- ¿Algo que contarnos, señoritas? -Pregunté con una sonrisa llena de sarcasmo. No me iba a acobardar, sabía que esas dos chicas eran peligrosas, pero no pensaba agachar la cabeza y decir que sí a todo lo que esas chicas quisieran.
- No, nosotras ya no tenemos nada que contar, señores Wayland -Dijo sonriendo de forma fría, un escalofrío nos recorrió- lo único que necesitamos aquí nosotras dos, es que nos expliquen cómo es posible que sepan todo sobre nosotras.
- Bueno, no se puede comparar a la mafia Americana con la mítica mafia Italiana, pero se puede decir que nosotros tenemos nuestros recursos -Dije con la cara totalmente seria.
- Vaya -Dijo alzando una ceja ante mi contestación, Mel no osaba a mover un solo músculo de su cara, solamente sus ojos, que los alternaba de Sean y a mí- parece que los señores Wayland tienen secretos.
- Los mismos que tienen ustedes -Dijo Sean hablando por primera vez desde que ellas dos habían entrado en el apartamento. Le miré, pero él solamente tenía ojos para Mel.
- Bueno, ¿algo que desean contarnos señoritas? -Pregunté mirando a Kathia fijamente. Pero ella tampoco mostraba emociones, estaba totalmente tranquila.
- Solamente les digo que su queridísima familia ha corrido un gran riesgo al intentar descubrir sobre nosotras -Dijo ella con voz monótona mientras se levantaba- es increíble que hayamos estado conviviendo con los mismísimos herederos de una gran mafia... pero es todavía más increíble que no lo hayamos notado. Tendríamos que haberlo hecho.
- ¿Y eso por qué? -Pregunté mientras me levantaba, al igual que Sean.
- Tu forma de pelear Byron no es del todo normal, tus movimientos son totalmente perfectos, tus manos no tienen ni un solo rasguño cuando terminas de pelear... ¿Quieres saber por qué? porque sabes dónde dar, sabes de qué manera medir tu fuerza y así no dejar ni un rasguño en ti. Es imposible que alguien te toque en una pelea debido a tus reflejos, unos reflejos perfectamente trabajados durante años -Dijo con una gran sonrisa que no le llegó a los ojos.
¿Tan bien se habían ocupado de entrenarme mis padres?
- Podrías salir de cualquier situación peligrosa prácticamente ileso, podrías pelear hasta con cinco personas a la vez, y seguramente que lo más que tendrías sería un rasguño en tu mejilla, pero no te preocupes, que no sería nada grave -Dijo esta vez haciendo que se borrara su sonrisa.
La habitación se quedó en silencio, nadie se movía, prácticamente parecía que nadie respiraba.
- Mel -Dijo mirándola de reojo- ¿está todo listo?
- Sí -Fue lo único que se permitió contestar Mel mientras seguía mirándonos fijamente.
- Bien, ahora queridísimos Wayland -Dijo Kathia mientras se agachaba y sacaba otra glock de 9mm debajo del sillón en el que anteriormente había estado sentada y nos apuntaba con ella- se van a estar muy quietecitos, yo iré a la habitación y recogeré mis cosas, acto seguido desapareceré como el humo, sin dejar rastro, ni siquiera dejaré mi olor.
- ¿Por qué haces esto? -Me atreví a preguntar sin dejarme intimidar. Ella no sabía que yo tenía sus otras dos armas.
- Es parte de mi -Dijo con una sonrisa de suficiencia antes de tenderle el arma a Mel y correr hacia la habitación.
- Mel...
- No puedes hablar Byron, lo siento -Dijo sonriendo, pero era una sonrisa de pena.
- ¿Por qué nunca me dijiste nada? -Gritó Sean de repente. Mel dirigió el arma hacia él, su rostro estaba tranquilo, pero en sus ojos se podía ver la inquietud.
- ¿Me dijiste algo tu a mí? -Preguntó esta vez sin sonreír- siento no haberte dicho nada, pero más que mi secreto, es el de Kathia y yo no tengo derecho a revelar nada que no es mío. Realmente siento haberlo ocultado chicos, pero era por su bien, pero también por el nuestro.
- ¿Por qué mató a todas esas personas? -Pregunté.
- No fue su culpa -Dijo ella mirándonos fijamente a los dos, era la primera vez que veía a Mel verdaderamente enfadada- pueden pensar lo que quieran, pero no fue por su culpa.
- ¿Por qué la defiendes? -Preguntó Sean caminando hacia ella lentamente- es a ella a la que buscan, tu podrías vivir tranquilamente aquí, con nosotros.
- Kathia es mi mejor amiga, es mi hermana... gracias a ella es que te conozco, Sean -Dijo ella volviendo a levantar el arma- no des un paso más o te coso a balazos.
Sean y yo nos miramos... ¿dónde había quedado la Mel que conocíamos?
- Vaya Byron, no perdiste el tiempo -Dijo Kathia apareciendo de nuevo en la sala con una sola maleta- pero te tengo que pedir que me devuelvas mis armas, las voy a necesitar.
- No pienso devolverte nada -Dije antes de sacar las dos armas y apuntarlas a las dos. Ni siquiera movieron un solo músculo de la cara.
- Byron tiene dos armas, ustedes solamente tienen una, tienen las de perder -Dijo Sean posicionándose a mi lado y cogiendo una de las armas.
- ¿Quién ha dicho que solamente tenemos un arma? -Dijo Mel con una gran sonrisa que compartió con Kathia, estas sonrisas si les llegaron a los ojos.
- Parece que para estar aparentemente tan informados, no saben una mierda -Dijo Kathia acercándose mucho a Mel.
- ¿Por qué hacen esto? ¿Cómo es que son capaces de matar a gente sin que les pese la conciencia? ¿Cómo es que fuiste capaz de matar a todas esas personas a sangre fría, Kathia? -Grité.
- No sabes una mierda -Gritó Mel quitándole el seguro al arma y apuntándome con ella, pero Kathia ni se inmutó.
- Mel, relájate, no vayas a hacer algo de lo que después puedas arrepentirte -Dijo Kathia mientras extendía la mano hacia el arma de Mel, y le volvía a poner el seguro.
No sabía qué hacer, era totalmente subrealista lo que en estos momentos estábamos viviendo, yo estaba apuntado a Kathia, mientras que Sean apuntaba a Mel, y Mel con una sola pistola aparentemente nos apuntaba a los dos, y allí estaba Kathia, tan tranquila, como si fuese una situación que se presentase todos los días.
- Les quiero pedir un favor -Dijo Kathia muy seria mirándonos fijamente.
- Tú dirás -Dijo Sean sin bajar el arma.
- Sé que cada mafia es peligrosa, y sobre todo las que son grandes, como es la mafia Americana... Pero aunque Italia no es tan grande como América o Rusia o China, la mafia Italiana es aun muchísimo más poderosa ¿Por qué? jamás podré decirlo, solamente es así, pero si una mafia acoge bajo "su ala" por así llamarlo a alguien que no ha hecho nada malo, pues estará a salvo -Dijo ella.
- ¿Qué? no -Gritó Mel, pero Kathia la ignoró.
- ¿A qué te refieres? -Pregunté desconfiado.
- Quiero que le pidan a su familia que acojan a Mel, sé que no les ha contado todo, pero solamente porque yo se lo pedí... Además, como comprenderán, decir que perteneces a la mafia no es algo muy normal, y menos, cuando estás escapando de ella. Por eso quiero que protejan a Mel, no les dará problemas, es pacífica como ella sola -Dijo sonriendo tristemente.
- Iré contigo a donde sea -Masculló Mel bajando el arma y girándose para mirarla fijamente.
- Te quedarás con Sean, sé que le amas y sé que él te ama a ti, esto de apuntarse con un arma es bastante normal en las parejas de mafiosos. Lo has visto en tus padres y de vez en cuando yo lo he visto en los míos, pero el amor que se tienen es único y por eso que sé que Sean cuidará de ti como nadie lo hará jamás, como yo no podré hacerlo. Estando con esta familia nadie te pedirá cuentas, nadie te pedirá que digas donde estoy -Dijo con una sonrisa antes de darle un beso en la mejilla y agarrando su maleta se dirigió a la puerta.
- ¿Te vas? -Pregunté mientras un nudo se instalaba en mi estómago y en mi garganta.
- Te dije que desaparecería como el humo -Dijo con una sonrisa.
- No, por favor -Gritó Mel.
- Estarás a salvo pequeña -Dijo con una sonrisa triste, luego nos miró a Sean y a mí- les juro por Dios que como no la pongan a salvo, vuelvo y les meto un tiro por el culo... ¿ha quedado claro?
Entonces abrió la puerta con intención de irse... pero no pudo, allí estaban mis hermanos.
- Te dije que no te ibas a poner en peligro -Dijo Paul mirándola fijamente- y te juro que te voy a proteger con mi vida.
Bien hermano, veremos quien la protege mejor -Pensé totalmente tenso.
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