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Capítulo 19

Capítulo 19

EDOARDO BENEDETTI (P.D.V)

Un intenso pitido me penetraba en los oídos y provocó que me levantase de muy mal humor de la cama.

¡Joder! ¿a qué coño viene el puto ruido este ahora? -Pensé enfadado.

- Me cago en todo Edoardo, apaga ese ruido -Rugió Gianluca entrando de golpe en la habitación.

- Un momento -Susurré extrañado. Era muy raro que el ordenador estuviese dando esos pitidos, era la alarma de seguridad de los archivos.

- ¿Qué significa este pitido? -Preguntó Francesco entrando a la habitación y posicionándose a mi lado.

- Significa que alguien ha buscado información -Susurré mientras empezaba a sudar. Cuando conseguí desbloquear el ordenador, ante mi aparecieron dos ventanas en las que estaba toda la información retenida sobre Kathia y Melissa.

El pitido dejó de sonar y la habitación se quedó en calma.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué estaba sonando? ¿de quién han buscado información y quién lo ha hecho? -Preguntó Gianluca de carrerilla.

Me quedé mirando fijamente la pantalla y pude oír como mis hermanos retenían la respiración a mi lado.

- ¿Por qué iban a buscar información sobre Kathia y Melissa? -Preguntó Francesco.

- Si este maldito ordenador ha estado dando pitidos significa que han entrado en la base de datos de nuestra puta familia. ¿Cómo? realmente no lo sé, pero lo voy a descubrir -Aseguré mientras la rabia empezaba a subir por todo mi cuerpo.

- Descúbrelo -Prácticamente rugió Francesco- alguien sabe todo sobre Kathia, puede estar en peligro.

- No más de lo que ya lo está con nuestra familia -Susurró Gianluca.

- Eso es distinto. Alguien que ni siquiera es de este país sabe sobre Kathia. Alguien que puede querer saldar cuentas con nuestra familia puede intentar algo contra ella -Susurré muy enfadado.

- Sería muy peligroso que esa persona no la busque para eso, si no con otros fines -Susurró Fran.

- ¿Qué otros fines? -Preguntó Gianluca.

- Que la vuelvan en nuestra contra -Susurré- y sabemos que nuestra querida hermanita no es muy normal.

- Les recuerdo que ella está en nuestra contra desde hace más de un año -Dijo mi tío entrando a la habitación. ¿Qué hacía allí a esas horas?

- A pesar de todo sigue siendo nuestra hermana pequeña, no podemos dejarla desprotegida -Prácticamente gritó Gianluca.

Mi tío lo cogió por el cuello y lo clavó a la pared.

- No se preocupen queridos sobrinitos que a su hermana no la va a matar nadie que no sea yo -Gritó a un palmo de la cara de nuestro hermano- y procuren que no me entere de que la están ayudando, porque si no ustedes correrán la misma suerte.

KATHIA (P.D.V)

- Buenos días -Dijo Mel al entrar en la cocina restregándose los ojos.

Hacía cinco minutos que Sean, Byron y yo estábamos sentados desayunando, ninguno hablaba. Yo porque me dolía la cabeza y tenía los ojos hinchados de tanto llorar, Byron porque aparentemente tenía dolor de cuello y Sean porque estaba ofuscado.

- Buenos días -Contestamos todos a la vez en un susurro muy bajito.

- ¿Qué les pasa? -Preguntó ella sentándose en la silla justo al lado de Sean y apoyando la cabeza en su hombro.

- Me duele la cabeza -Dije yo a la vez que Byron contestaba que le dolía el cuello y Sean contestaba que estaba enfadado.

- ¿Por qué estás enfadado? -Preguntamos Mel y yo a la vez.

- Porque cierta persona aquí presente y no quiero mirar a nadie -Dijo mirando directamente a Byron- ha hecho dormir a Kathia en el salón ¿tú eres tonto o qué chaval?

- Sean, para...

- ¿Qué pare? ¿y ahora por qué lo defiendes? no me parece nada justo que tengas que dormir en el salón solamente porque tengas los ovarios bien puestos y no decidas acostarte con él como hacen todas las tías -Dijo muy enfadado.

- ¿Pero de qué coño vas? -Preguntó Byron gritando mientras se ponía en pie y tiraba la butaca al suelo.

- Voy de que eres un maldito estúpido, de que como esta chica no cae rendidita a tus pies ya te enfadas y la mandas al salón... ¿Pero tú has visto lo inmaduro que puedes llegar a ser? Byron, ten claro que no eres totalmente irresistible, y que hay tías que no piensan con el conejo. Así que deja de tratar a Kathia como una mierda y aprende a valorar que tienes una amiga así -Gritó Sean juntándose mucho a él. Sus narices se rosaban.

- ¿Sabes qué, Sean? vete a la putiiiisima mierda -Dijo Byron alargando las i, en su cara demostraba una gran sonrisa fría.

- Como la mierda te vas a quedar tu chaval -Dijo Sean antes de darle un puñetazo a Byron que lo cogió desprevenido.

- ¡Paren! -Gritamos Mel y yo cuando empezaron a darse puñetazos.

Sin dudarlo me metí en medio de ellos y cogiendo a Sean por el cuello y pegándole un rodillazo a Byron en el estómago, los dejé intentando coger aire.

- ¿Pero de qué coño van? -Gritamos Mel y yo a la vez.

- Este tío es imbécil -Dijeron los dos con la voz sofocada.

- Manda cojones, tener que interponerme en una pelea antes de las ocho de la mañana... ¿ustedes lo flipan o qué? son hermanos. Una cosa es discutir de vez en cuando y otra muy distinta es que se líen a puñetazos -Dije separándome de ellos de golpe.

- ¿Por qué permites que te trate así? sabes perfectamente que tú también eres como una hermana para mí -Dijo Sean mirándome fijamente mientras se frotaba el cuello.

- ¿Qué le permito que me trate así? ayer yo le traté como una mierda y aunque me parezca injusto, él me mandó a dormir al salón por todas las veces que le he tratado así... ¿pero a que no sabes otra cosa? el cuello le duele de esa manera porque el muy estúpido se acostó también en el sofá, y otra cosa más -Dije antes de salir de la cocina- deberías dejar de considerarme una hermana a mí, y apreciar al hermano que tienes ahora. Yo me voy a ir pronto, él se quedará contigo muchísimo más. Los hermanos de sangre son para siempre, los que consideras hermanos no tanto.

Me dirigí deprisa hacia la habitación de Byron y cerré de un golpe la puerta.

¿Acaso ellos sabían lo peligroso que era estar peleándose así? ellos sabían ni la décima parte del peligro que corrían al hacer eso porque puede que un día solamente estén discutiendo de broma, pero lo que habían hecho ahora mismo podía significar romper lazos como hermanos... y puede que decirlo suene horrible, pero es muchísimo más horrible cuando no tienes a tu hermano siempre contigo, cuando no tienes a esa persona a la que le contabas prácticamente todo, con la que podías reírte de cualquier cosa a tu lado. Porque un buen hermano es una persona que no te fallaría nunca a pesar de las cosas malas que hayas hecho, pero cuando la amistad entre hermanos se tambalea por una pelea así... la relación corre peligro de romperse para siempre.

Me quité la ropa rápidamente y me quedé de espaldas a la puerta pensando en lo que acababa de vivir, en la manera que le había pegado un rodillazo a Byron y en la manera en que había agarrado a Sean del cuello... seguramente le quedarían marcas.

- Kathia -Dijo Byron entrando a la habitación de golpe y yo me giré, pero al parecer no lo suficientemente rápido- ¿qué coño tienes en la espalda?

- No tengo nada -Susurré lívida mientras me ponía rápidamente la primera camiseta que encontré.

BYRON (P.D.V.)

¿Qué coño era lo que tenía Kathia en la espalda aparte de un gran tatuaje?

- Kathia... ¿quién te hizo eso? -Pregunté al borde de la histeria, tenía marcas blancas muy finitas por toda la espalda.

- Nadie me hizo nada Byron, no tengo nada en la espalda -Dijo mientras se vestía rápidamente con un pantalón vaquero.

- Kathia -Dije acercándome a ella, pero justo en ese momento empezó a sonar mi móvil.

- ¿Sí? -Pregunté sin mirar quien era.

- Byron, soy Michael, ven rápido a casa ¡YA! -Gritó antes de colgar. Me quedé mirando el móvil por un momento antes de levantar la vista hacia Kathia, pero ella ya iba saliendo por la puerta.

- Kathia, ¿a dónde vas? -Pregunté siguiéndola.

- A clase -Contestó ella.

- ¿Qué tienes en la espalda? -Grité en medio de la sala.

- Nada que te interese -Susurró antes de cerrar con fuerza la puerta.

- ¿Qué ha pasado? -Preguntó Sean con una bolsa de hielo en el labio.

- Tenemos que ir a casa, me acaba de llamar Michael -Dije antes de volver a mi habitación con un sudor frío recorriéndome el cuerpo.

**

Sean y yo no nos hablábamos y normal, no era para menos, nos habíamos liado a hostias en la cocina por una simple tontería.

Nos bajamos del coche, subimos los escalones principales y Sean abrió la puerta de nuestra gran casa familiar.

- Estamos aquí -Grité cuando cerramos la puerta a nuestra espalda.

- ¡Aquí! -Gritó Michael desde el salón.

Cuando entramos nos encontramos con la gran mayoría de nuestra familia allí sentada, estaban nuestros abuelos, nuestros tíos paternos, todos nuestros primos y mis hermanos.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué hay reunión familiar? -Preguntó Sean extrañado.

- Siéntense y guarden silencio -Dijo nuestro padre en tono frío. Sean y yo nos miramos, y sin discutir, nos sentamos en las dos únicas sillas libres.

- ¿Qué pasa? -Me atreví a preguntar después de varios segundos en silencio. Todos nos estaban mirando fijamente.

- Hay algo que les tenemos que contar sobre nuestra familia -Dijo mi madre mirándonos fijamente a los dos. Estaba seria, más seria de lo normal. En realidad, todos los allí presentes estaban serios, hasta mis hermanos.

- ¿Qué pasa? suéltenlo ya -Dijo Sean incómodo.

- Nuestra familia tiene una tradición -Comenzó mi padre- bueno... es más bien una herencia que ha ido pasando de generación en generación durante más de doscientos años ¿Cómo se ha mantenido hasta hoy? pues por costumbre, en nuestra familia esto es algo de lo más normal. Se han criado en los mejores colegios y han tenido amigos de los más normales y otros que también están inmiscuidos en esta herencia por ser una familia bastante allegada a la nuestra durante generaciones.

Sean y yo nos miramos extrañados... ¿esto a que venía?

- Papá, ya sabemos que somos asquerosamente ricos -Dije mirándole con el ceño fruncido. Mis hermanos sonrieron levemente, pero al momento se pusieron serios.

- No te tomes esto a cachondeo, Byron -Dijo mi abuelo paterno. Ese hombre sí que imponía respeto.

- ¿Qué no me tome esto a cachondeo? pero... ¿el qué? no sé de qué nos están hablando, están todos aquí en plan misteriosos y no dicen las cosas claras. Así que venga, suéltenlo -Dije nervioso, se notaba que lo que nos querían decir era bastante importante.

- ¿Recuerdan todos los viajes que empecé a hacer cuando solamente tenía quince años? -Preguntó Travis tomando la iniciativa. Sean y yo asentimos- Bueno, pues esos viajes no eran para recorrer el mundo como les hacía creer, me interesaba bastante poco viajar a China o a Finlandia... la cosa es que iba pero con otros fines. Iba con Richard y papá a entrenarme, a fijarme, a tomar ejemplo de lo que me tendría que encargar en el futuro. Llevo desde hace 10 años viajando por el mundo con nuestros padres y nuestros tíos para poder ser el mejor -Dijo mirándonos fijamente.

- ¿El mejor en qué? me siento ridículo al preguntarlo, pero es que no estamos pillando una mierda -Dijo Sean mientras se cruzaba de brazos.

- Nuestra familia pertenece a la mafia Americana -Dijo Travis.

- Joder -Dijo Kevin, nuestro primo materno dando un golpe en la mesa- siento que se tengan que enterar así, pero es que sus vidas corren peligro con esas noviecitas que se echaron.

Sean y yo nos miramos y entonces empezamos a reírnos exageradamente.

- ¿Les hace gracia? -Preguntó nuestro abuelo en un tono de que derrochaba enfado, lo que ocasionó que nuestra risa cesara de repente. Todos nos miraban fijamente, nuestros hermanos y primos con expresión preocupada, nuestros tíos con nerviosismo y nuestros padres y abuelos con enfado.

- Es que todo esto es muy ridículo -Dije adoptando la misma postura de Sean.

¿Mafiosos? ¿En serio? tenía que ser una broma.

- ¿Te parece ridículo que sepan hablar Chino, Coreano, Español, Francés y Alemán?-Preguntó mi abuela materna mirándonos fijamente.

- ¿Les parece ridículo que Sean sea bastante bueno en tiro con arco y que tu Byron seas el mejor en taekwondo de este país?-Preguntó nuestro padre.

- ¿Qué tiene que ver todo esto? -Pregunté poniéndome en pie- joder, si son mafiosos lo único que necesitas son unos coches que corran bastante, una sala de torturas y las mejores armas de todos los países... Anda ya y dejen de vacilarnos.

- Fueron a un campamento militar con dieciséis años -Dijo Paul sin quitar la vista de su bebida. Tenía expresión de no haber dormido en toda la noche.

- Sean tiene una puntería increíble, podría disparar de cualquier distancia y con cualquier cosa -Dijo nuestra madre. Acto seguido sacó una pistola de encima de la mesa y caminando hacia nosotros se la entregó a Sean.

- ¿Qué quieres que haga con esto? -Preguntó él mirando el arma que tenía en las manos. Yo estaba alucinando.

Mi madre sin decir una palabra fue hacia una gran pared donde estaba un gran cuadro de familia, uno en el que estaban casi todos vestidos de negro y rojo en ese mismo salón, todos con poses altivas pero con miradas de cariño y complicidad entre ellos. Mis hermanos y yo también aparecíamos, teníamos que tener entre seis y diez años, estábamos allí jugando con nuestros primos, ajenos a aquella foto que se estaba tomando.

- Quiero que le des a este boli -Dijo mi madre colocándose pegada a la pared y con el boli encima de la cabeza.

- ¿Estás loca? -Gritamos Sean y yo a la vez.

- Más le vale que apuntes bien hijo, o habrán dos opciones, una es que terminaré muerta y la otra es que te daré una buena tunda por no demostrar lo bien que lo sabes hacer -Dijo mirándole fijamente.

Mi madre tenía que tener una confianza ciega en las habilidades de Sean para poder colocarse allí con una mierda de boli de no más de 15 cm encima de la cabeza.

- Dispara -Dijo ella.

- No -Dijo Sean.

- Hazlo -Gritó mi padre.

Le miré y pude ver en sus ojos que estaba de lo más seguro con respecto a las habilidades de Sean. Mi padre amaba a mi madre con todo su corazón, lo había visto en sus gestos y en sus miradas a lo largo de toda mi vida, y si ahora veía que estaba en el punto de mira de una pistola a manos de su hijo y ni siquiera tenía una muestra de duda en su mirada, es que mi hermano era mejor de lo que pensaba.

- Pero no desde ahí, quiero que dispares desde la puerta -Dijo mi madre con una sonrisa.

¡Estaba loca! ¡Aquella sala era enorme! ¡Había un gran espacio desde la puerta hasta aquella pared!

Madre mía la que se está montando aquí -Pensé en shock. No me podía mover del sitio. Estaba viendo como mi hermano se colocaba en la puerta y alzaba el arma, le quitaba el seguro y apuntaba... ni siquiera respiraba, la miraba fijamente, o más bien, miraba el boli.

- Hazlo -Dijo mi madre segura. Y sin ninguna duda, Sean disparó.

Fue todo como a cámara lenta, contuve la respiración, pero mi madre ni siquiera cerró los ojos, solamente sonrió y cuando la bala dio de lleno en el boli partiéndolo por la mitad e incrustándose la bala en la pared, sonrió aún más abiertamente.

Entonces antes de que pudiese reaccionar ante lo que había pasado, mis reflejos actuaron por si solos, me di la vuelta y le hice una llave a mi primo, lo levanté por encima de mi cabeza y lo tiré al piso, ocasionando que la silla en la que anteriormente estaba sentado, se rompiera.

- Es lo que acabo de decir -Dijo mi madre con una sonrisa mirándonos fijamente- han sido entrenados. Sean, tu puntería es indudable, podrías disparar desde cualquier lugar y con cualquier arma que necesites... ¿cuchillo? lo harías bastante bien, ¿arco? sería espectacular verlo, pero siento decirte que en las misiones de alto riesgo usamos rifles... ¿Y qué crees? con un rifle serás imparable. Byron... ¿has visto? antes siquiera de que Kevin te tocara, ya te habías dado la vuelta y lo tenías en el suelo en menos de cinco segundos. Eso es rapidez y fuerza, tienes unos reflejos increíbles, y te aseguro hijo mío, que serás imparable en una pelea.

Sean y yo nos miramos.

¡¿PERTENECIAMOS A UNA FAMILIA DE MAFIOSOS?!

-¿Por qué dijo Kevin que estábamos en peligro? -Preguntó Sean mirándome fijamente.

- Porque Kathia Benedetti y Melissa Carusso no son las italianas que ustedes piensan que son -Dijo Paul con voz amarga.

Le miré fijamente. Sabía que se había acostado con Kathia, que lo más seguro es que todavía estuviese enamorado de ella y que claramente ella todavía sentía algo por él.

Unas ganas irresistibles de golpearle se apropiaron de mí, pero sabía que era mi hermano y además, tenía que contarnos ese secreto.

- Cuéntennos todo -Susurró Sean con furia cerrando los ojos.

- Empecemos con Melissa, será todo más suave -Dijo nuestra madre tomando asiento al lado de nuestro padre- Melissa Carusso nació en Sicilia, luego a los seis años se mudó a Roma. Su familia es bastante importante en Italia, pero aunque se mudó a Roma, siempre estaba de Sicilia a Roma y eso es porque tenía familia importante para ella allí, su familia es... ¿cómo decirlo?

- Su familia pertenece a la mafia -Dijo Sean mientras se sentaba en la silla y se tapaba la cara.

- Si y da la casualidad de que es una chica con una impresionante puntería, rivalizaría bastante bien contigo, Sean -Dijo Travis mirando al suelo fijamente.

Yo no escuchaba nada, solamente me venían imágenes de todos los momentos que había pasado junto a Mel, las risas, los abrazos, la complicidad que tenía con mi hermano... lo había visto todo y ella... ella pertenecía a la mafia.

Esto es de locos -Pensé totalmente en shock.

- ¿Qué hay de Kathia? -Preguntó Sean y entonces si presté atención.

- Ella es la verdadera razón por la que están en peligro -Dijo Paul mirándome fijamente- su familia es la más poderosa de toda Italia y ella no es cualquier mafiosa, en su familia está el mejor hacker del mundo, el chico más temible y el chico más listo... es una familia extraordinaria, una familia a las que todas las personas inmiscuidas en la mafia conocen. Pero Kathia... Kathia es única, es especial y es... Kathia es una chica peligrosa, están en peligro porque.. -No pudo seguir diciendo, se le cortó la voz.

- ¿Por qué estamos en peligro? -Pregunté.

- Toda la mafia italiana las están buscando, en realidad la buscan a ella... hizo mucho daño en su país y la mafia italiana quiere saldar las cuentas con la joya Benedetti -Dijo mi madre con cierto orgullo en sus ojos.

- ¿Joya Benedetti? -Preguntó Sean.

- La Joya Benedetti es la persona más valiosa en el mundo de la mafia, es lista, rápida, fuerte, ágil, con una gran puntería y... esa chica es increíblemente bestia peleando. Puede matar con solamente sus manos y en menos de veinte segundos... esa chica es letal.

- ¿Por qué la buscan? -Pregunté.

- Por la masacre que cometió -Susurró Paul, pero no importó, todos en aquella sala le oyeron.

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