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Capítulo 12

Capítulo 12

KATHIA (P.D.V)

Maldito Byron -Pensé mientras me duchaba. El muy capullo me había hecho creer por un momento que nos habíamos acostado juntos. ¡Cabrón!

Oí la puerta del baño abrirse.

- ¿Mel? -Pregunté.

- Soy Byron.

- ¿Qué haces imbécil? -Grité- sal de aquí.

- ¡Tranquila, fiera! -Dijo riendo- solamente he venido a mear.

- ¡Serás guarro! -Volví a gritar- ¡que salgas de aquí!

Lo oí reír y por encima del ruido del agua, oí como meaba.

Este tío es un maldito asqueroso de mierda -Pensé enfadada.

- Te recuerdo que estás de invitada en mi casa, así que no puedes hablarme así –Dijo.

- Estoy aquí de invitada porque ustedes me invitaron -Dije mientras cerraba el grifo de la ducha- así que ahora no vengas con esas. Además, a ti jamás podría tratarte con respeto... ¡eres un estúpido!

Lo oí reír mientras cerraba la puerta del baño.

Dios, que mal lo voy a pasar hasta que arreglen las mierdas de calderas esas -Pensé mientras empezaba a secarme.

Me cepillé el pelo y me eché crema en el cuerpo.

- Mel -Grité abriendo la puerta del baño- ¿puedes venir?

Al momento llegó. Ni siquiera me preguntó para que la necesitaba.

- ¿Las ves mejor? -Pregunté en un susurro cuando ella cerró la puerta.

Sentí su dedo en mi espalda. Un escalofrío me recorrió.

- Parece como si fuesen de hace poco -Dijo con sinceridad.

Reprimí un sollozo.

- Ha pasado más de un año... ¿cómo es posible que no haya mejorado? -Pregunté mientras secaba rápidamente una lágrima que se me escapaba.

- Kitty -Dijo abrazándome desde atrás- no te preocupes... esto desparecerá o al menos, pasarán más desapercibidas.

BYRON (P.D.V)

- ¿Has descubierto algo? -Preguntó Sean.

Le miré confuso.

- ¿Descubierto de qué?

- Se supone que queríamos descubrir qué era lo que escondía Kathia y Mel -Dijo mirándome mal.

Sonreí

- No, no he descubierto nada -Dije sinceramente- pero hoy, bueno, esta mañana... he visto algo en Kathia.

- ¿Algo como qué? -Preguntó frunciendo el ceño.

- Ella anoche entró a la habitación bastante borracha con una camiseta mía puesta, y como podrás suponer, entró totalmente desnuda... sentí que eso era aprovecharse si hacia algo, por lo que la obligué a dormirse. Pero esta mañana cuando se ha levantado y se ha dejado caer de espaldas en la cama, he visto algo -Dije.

Me miró incitándome a que dijese más con la mirada.

- Era como... como...era como ¿un chochillo? ¿almeja?¿vagina?¿Cómo prefieres llamarlo? -Pregunté mientras soltaba una gran carcajada.

- Eres un idiota -Dijo él empujándome.

Mientras yo seguía riéndome, Sean me miraba mal. La protegía muchísimo.

- Vamos, hombre, no es tu hermana -Dije riéndome.

- Pero es como si lo fuese, así que no te pases -Dijo apuntándome con su dedo.

- Uhhh... ¡qué miedo! -Dije mientras hacía que temblaba.

Se abalanzó sobre mí pero le esquivé.

- ¿Recuerdas que soy boxeador, hermanito? -Pregunté riendo- No puedes cogerme... soy más rápido que tú.

Entonces empezó una verdadera persecución por toda la cocina, él intentaba cogerme y yo le esquivaba de la forma más rápida y divertida. Notaba que cada vez estaba más enfadado, por lo cual no iba a dejar que me cogiese, me la podría llevar bien llevada.

- A que no me coges -Dije mientras reía.

Sentí el impacto de un puño contra la sien. Caí al suelo.

- No vaciles a Sean -Dijo Kathia mientras se dirigía hacia la nevera.

Toqué mi sien. ¡Joder como dolía!

¿Y esta chica quería un bad romance? manda cojones ¡¿quién iba a darle una aventura a una chica así?! Antes te daba la aventura ella.

- Pobrecito el gran boxeador -Dijo Sean riéndose como un poseso.

- Idiota -Susurré mientras me ponía en pie- ha tenido que derribarme una chica porque tu no podías.

Entonces rio aún más fuerte.

- Exactamente, te ha derribado una chica -Dijo mientras reía con Kathia.

- Pobre Byron, va a resultar que en realidad no eres tan buen boxeador -Dijo Mel mientras se sentaba junto a Sean.

Esto era increíble... ¡tenía a todo el mundo en mi contra desde que había llegado Kathia!

- Tengo a todo el mundo en mi contra por tu culpa -Dije señalándola.

- ¿Por mi culpa? -Preguntó divertida- te lo buscas tu solito, es que te has quedado en ridículo tu solo. Si es que hay que pensar antes de hablar.

Maldita cabrona -Pensé divertido.

**

Estábamos todos tirados de forma bastante cómoda en el sofá viendo una película cuando me llegó un mensaje.

"Esta noche en el mismo lugar de siempre. A las 21:45. Es de Texas."

Sonreí. Hoy había pelea... ¿y quién ganaría? pues yo, lógicamente.

- ¿Por qué sonríes? -Preguntó Kathia en un susurro. Sean y Mel estaban dormidos.

- Esta noche tengo pelea -Respondí de igual forma- ¿quieres venir?

Ella me miró detenidamente por un buen rato.

- Será interesante verte morder la lona -Dijo sonriendo.

Sonreí. Esa chica me subestimaba como nadie.

- Vamos, salimos en veinte minutos -Dije mientras me ponía en pie.

KATHIA (P.D.V)

Entre a la habitación siguiendo a Byron. Abrí el armario y elegí que ponerme.

- ¿Sales de la habitación o salgo yo? -Pregunté mirándole fijamente al ver como se cambiaba como si estuviese solo.

Me miró fijamente y luego soltó un suspiro.

- Espera un momento que enseguida termino -Susurró mientras terminaba de vestirse.

Su ropa consistía en unos pantalones vaqueros, unas botas de motorista y una camiseta negra ajustada que le marcaba todos los abdominales.

- Date prisa -Dijo antes de salir de la habitación.

Que buen cuerpo tiene este chico -Pensé con una sonrisa mientras empezaba a vestirme.

*

Me miré en el espejo mientras me echaba mi perfum. Mi ropa consistía en unos pantalones negros ajustados, una camiseta gris ajustada de gran escote con una chaqueta de cuero negra y unas reebok blancas. También me había hecho una coleta y me había maquillado ligeramente.

- Estoy -Dije cuando salí de la habitación. Byron estaba apoyado en la pared mientras jugaba con el móvil.

Él me miró de arriba abajo y asintió complacido con lo que veía.

- ¿Te gusta lo que ves? -Pregunté repitiendo su mítica frase.

- Me encanta -Dijo mientras su mirada se detenía brevemente en mi escote. Luego me guiñó un ojo.

Salimos de casa y bajamos las escaleras rápidamente.

- ¿En qué vamos a ir? -Pregunté deseando que dijese que en la Ducati.

- En la ducati -Dijo, sonreí abiertamente, amaba ese tipo de motos.

Llegamos a donde la tenía aparcada y me tendió un casco.

- Gracias.

Arrancó y salió disparado por toda la ciudad.

Me tuve que aferrar más fuertemente. No tenía miedo, es más, me gustaba la sensación de ir a más de 110km/h, pero no quería salir catapultada de la moto.

Fueron aproximadamente unos diez minutos los que tardamos en llegar. Me bajé de la moto y le devolví el casco.

- ¿Te ha gustado el paseíto?

- Me ha encantado -Sonreí sinceramente. Él me miró alzando una ceja pero no comentó nada.

Donde nos dirigíamos era un local abandonado en medio de un solar. Allí se daban las peleas clandestinas.

- No es ningún secreto donde se hacen las peleas, ¿por qué la policía no hace nada? -Pregunté mientras nos dirigíamos al local.

- Porque muchos de ellos son los que vienen aquí y apuestan -Contestó- por eso no hacen nada, porque siempre apuestan a mi favor y siempre se llevan una comisión.

Sonreí. Eso era un chollo.

- ¿Piensas que puedes ganar? -Pregunté cuando entramos al lugar. Estaba abarrotado de gente, como la última vez.

- No lo pienso, lo sé -Dijo totalmente arrogante.

Este chico no cambia -Pensé mientras negaba con la cabeza.

- ¿Por qué niegas con la cabeza? -Preguntó prácticamente gritando, había mucho barullo allí dentro- es la verdad, ¿quieres que te lo demuestre? vas a ver que ningún puño va a llegar a tocar este delicioso cuerpo.

Este tío tiene el ego demasiado inflado... es un ego muy gordo -Pensé.

- Quieras o no, algún puño te va a tocar -Dije.

- Vas a ver que no.

- Si algún puño te toca, me vas a dejar conducir tu ducati durante todo lo que viva contigo.

Él sonrió.

- Y si no me toca... ¿Qué pasa si el puño no me toca?

- Eso no va a pasar -Dije segura.

- Bueno, si el puño no me toca, ya diré lo que quiero cuando más lo necesite... recuerda, una apuesta es una apuesta.

Sonreí. A ese chico le encantaban las apuestas... como a mí.

- Tranquilo, nunca dejo una apuesta.

Él sonrió, me agarró de la mano y empezamos a adentrarnos en aquel mar de gente.

BYRON (P.D.V)

Dejé a Kathia junto a un buen amigo mío y me subí al cuadrilátero, me quité la camiseta para no mancharla.

La gente se volvió loca y yo sonreí.

En frente de mí se encontraba el tío de Texas, se le notaba a leguas que no era de la ciudad, su forma de andar y sobre todo se le notaba por esos pantalones vaqueros desgastados, sus botas de cawboy y por lo moreno que era. Muy cliché todo.

¿Por qué todos los tíos de Texas tenían que llevar unas botas de cowboy? -Pensé mirándolo con el ceño fruncido.

El tío tenía una complexión fuerte, pero no se le veía muy listo.

Paleto -Pensé cuando sonó la bocina.

Di el primer golpe.

En estas peleas no usábamos guantes de boxeo, esto era con los nudillos al descubierto. Sí, había tíos que tenían la cara muy dura y podías joderte la mano y este era uno de ellos. La mano me había escaldado con solamente el primer golpe, pero al menos le había roto el labio.

Él intentó atacarme pero le esquivé, y por lo tanto arremetí contra él. Aquí podíamos hacer cualquier cosa, excepto intentar matar al oponente, por lo que le di una patada en el pecho y luego un rodillazo en las costillas. Se quedó doblado debido al dolor, por lo que volví a darle otra patada y lo tiré al suelo.

Me daba coraje que viniesen a retarme y no presentasen batalla.

Me puse encima de él y le di cuatro puñetazos. Me manché los nudillos y la cara de un poco de sangre. Y como siempre yo había vuelto a ganar.

Me puse en pie y levanté las manos. Todo el mundo vitoreó y se volvió loco gritando.

El tío de Texas se levantó y salió del cuadrilátero con la cabeza baja.

Busqué a Kathia entre la multitud. Estaba mirándome fijamente y con una sonrisa. Me bajé corriendo del cuadrilátero e intenté deshacerme de todas las personas que venían a abrazarme. En un momento me puse delante de ella.

- ¿Qué te ha parecido? -Pregunté con una sonrisa.

- Parece que te he subestimado, Byron Wayland -Dijo con una sonrisa.

- Aquí tienes tu dinero -Dijo Jaime. Lo cogí sin apartar la vista de Kathia.

*

KATHIA (P.D.V)

Entré al baño, me quité la ropa y me puse el pijama.

Mi móvil empezó a sonar. Miré la pantalla.

"Número desconocido"

- ¿Sí? -Pregunté extrañada.

- Kitty -Dijo una voz que me hizo estremecerme y alegrarme a la vez.

Realmente me paralicé.

- No hables -Dijo- realmente siento todo esto que está pasando... las cosas se han complicado. Cuando te ayudé a escapar te dije intentaría ganar todo el tiempo posible para que pudieses vivir bien, pero el tiempo se me ha agotado. Te juro que si pudiese evitar todo esto lo haría Kitty, te quiero con toda mi alma, pero no podemos hacer nada para evitarlo. Intentaremos mantenerte a salvo... ¿de acuerdo? Recuerda que te quiero -Colgó.

Me dejé caer en el piso.

Byron entró justo en ese momento al baño.

- Oh, joder, perdón -Dijo, pero antes de cerrar la puerta se fijó en mí- ¿te pasa algo?

No respondí, dos lagrimones enormes salieron de mis ojos.

FLASHBACK.

- ¿Por qué nunca te puedo ganar al ajedrez? -Pregunté al ver como mi padre me había vuelto a hacer jaque mate.

- Hay que fijarse bien en los movimientos, pequeña -Dijo mientras me cogía y me sentaba sobre sus piernas mirando al tablero.

- Quiero ser tan buena como tú -Susurré.

Admiraba a mi padre por encima de todas las cosas, y aunque solamente tenía seis años y no entendía mucho, sabía que él me quería.

- ¿Ves la reina? -Preguntó mientras cogía la pieza. Asentí- pues la reina eres tú preciosa.

- No, la reina es mami -Susurré pensando en mi madre.

- No, pequeña -Dijo abrazándome fuertemente- tu eres la reina. Tu eres la reina de nuestros corazones... eres la reina de mi corazón y del de mamá, también eres la reina del corazón de Edoardo, de Francesco y del de Gianluca. Eres la reina de toda nuestra familia.

Sonreí.

- Ustedes también son los reyes de mi corazón, papi -Dije abrazándole fuertemente.

- Te juro que te protegeré siempre pequeña, nosotros siempre protegemos a la reina, tu eres importante, recuérdalo -Dijo él devolviéndome el abrazo.

FIN DEL FLASHBACK.

Byron me abrazaba mientras yo lloraba desgarradoramente.

- ¿Qué te pasa Kathia? contéstame -Prácticamente gritó.

Pero yo no podía parar de llorar. Me venían a la mente las imágenes más aterradoras de mi vida, la que muchas veces me impedían dormir.

- Solamente abrázame -Logré decir.

Tenía miedo. Lo admitía. Estaba asustada. Era distinto el haber tachado todos los días en el calendario, a haberlo oído. Venían a por mí. Escucharlo de la boca de mi propio hermano, me hacía tener más miedo.

- Tengo miedo -Susurré llorando desgarradoramente.

- Estoy aquí contigo Kathia, siempre lo estaré -Dijo Byron abrazándome fuertemente.

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