Capítulo 6
BLAKE
-¿Quién es muy capullo? .-le pregunté cruzando los brazos.
Había bajado al lobby porque quería saber si aquella tía que había caminado conmigo hacia este hotel, ya había conseguido una habitación, y de no ser ese el caso le iba a ofrecer compartir el cuarto para que no se muriese de frío en las calles por toda la noche.
Me paré delante de ella, y la observé detenidamente; Kasie estaba sorprendida y seguramente era porque había dado por hecho que no iba a ayudarla y más bien la iba a dejar tirada a su propia cuenta. Luego, dirigí mi mirada al rostro del recepcionista quien tendría aproximadamente unos cincuenta y tantos años.
El señor me observó con la frente fruncida.
¿Qué demonios estaba pasando?
Me crucé de brazos esperando a que uno de ellos se manifestara.
Kaise miró al señor negando con la cabeza cuando él abrió la boca.
-Señorita, creo que su novio no se ha olvidado de usted después de todo.-le dijo el recepcionista de tez trigueña, y la escuche maldecir entre dientes en voz baja.
Si mi sentido auditivo no me fallaba el señor había dicho <<su novio>>, he conocido a un montón de chicas que se sentían atraídas por mi a tal punto que llegaban a coquetear abiertamente conmigo, pero ninguna de ellas se había hecho pasar por mi novia.
Realmente me sorprendía lo que le había dicho Kasie al recepcionista y no sé por qué a él no le caía en lo omnímodo.
-¿Ha dicho su novio? .-le pregunté todavía aturdido sin dar crédito a lo que oía.
-Claro, usted es el capullo de su novio.-me dijo frunciendo el ceño con la mandíbula tensa por mi supuesto comportamiento.
La fulminé con la mirada por su insistencia en dejarme mal parado, me había catalogado como " el capullo de su novio" en uno de los hoteles a los que mayormente frecuentaba. No iba dejar que se saliera con la suya, no iba a permitir que mintiera frente a mis narices, la iba a delatar en su propio juego.
-¿Se puede saber desde cuando soy tu novio, ojiazul? .-le pregunté burlonamente, Kasie me lanzó dagas con los ojos e hizo una mueca de enfado, pero qué mierda le pasaba a esta chica.
-Eso es lo que le digo, ni siquiera se acuerda de mí.-le dijo, con voz dolida.-Sabes, tu y yo ya no somos novios.-me dijo elevando su tono de voz a la par que se dirigía al ascensor para presionar el botón de apertura y subir inmediatamente cuando este abrió.
Esa chica estaba atolondrada sin lugar a dudas.
-¡Qué clase de novio es usted! .-me regaño el recepcionista sacándome de mis pensamientos.-¿Cómo puede olvidarse de su novia? .-me preguntó claramente indignado, le había creído.
Pero, ¿Quién se creía para hablarme de aquella manera? . Me estaba juzgando sin conocerme y sin argumentos con fundamento.
Apreté con fuerza mis dientes y fui directo al elevador para luego entrar.
El ascensor se abrió en el piso que había marcado, el piso donde se encontraba la habitación que había rentado por una sola noche.
Llegué a la puerta del cuarto con la paciencia desvanecida al fijarme que ahí se encontraba aquella mocosa que me había denigrado sin ningún problema. La chica estaba de espalda, pero se volteó tan pronto oyó los sonidos que producían mis pisadas.
-¿Qué cojones te pasa? .-la regañé de frente.-¡Es que no puedes evitar no difamarme!
La chica me miró con cara de pocos amigos.
-Podrías calmarte.
Todavía tenía el descaro de reprocharme, sí que era una total desvergonzada, en su rostro no había ni una pizca de ninguna emoción, de nada.
Su voz era tan fría, cortante, tajante, seca, que producía hasta escalofríos en algunas ocasiones y en otras un total hiel.
-Podría, pero no lo haré.-le dije usando el mismo tono que usó hace unos segundos. Kaise simplemente rodó los ojos como si le valiera lo que le estaba diciendo.
-¡Es que estás demente o que!, ¿Cómo es eso de que eres mi novia? .-la increpé esperando alguna reacción de su parte, pero no lo conseguí, era como si le estuviera hablando a la pared .-Juro que eres una pesadilla.-afirme y de inmediato se quedó de piedra.
-¿Pesa-di-di-lla? .-me preguntó entrecortadamente, con el rostro pálido.
La observé confundido por su respuesta.
-¿Estás bien?.-le pregunté al mismo tiempo que la chica sacudía la cabeza como si quisiera olvidar o hacer desaparecer lo que tuviera en mente, ese movimiento era el mismo que había hecho la vez pasada cuando tuvo un mal sueño.-Sabes, creo que debería descansar.-le aconsejé abriendo la puerta de la habitación e dándole pase a que entrara.
-Gracias.-me dijo, con voz patosa. Seguía sin comprender del todo cómo una mísera palabra la había afectado a tal grado.
Me aguante mi enojo y me forcé a sonar gentil.
-Puedes dormir en la cama.-le dije yendo a uno de los sofá que tenía la habitación.
Me había costado un buen dineral rentar la habitación, lo que no era un problema para mí, porque lo había hecho con el dinero de mi padre y estaba convencido de que cuando se enterase que había vuelto a "desperdiciar" su dinero, le iba a dar un buen enfado, y por esa misma razón me encantaba hacerlo y no me sentía nada culpable ya que después de todo era él quien se encargaba de joderme cada vez que le era posible......
-¡No! .-dijo parándose de la cama.-Tú pagaste por la habitación por ende seré yo quien duerma en el sillón.-me dijo, Kasie.
-No te preocupes, puedes dormir en la cama.-le dije honestamente cerrando los ojos para poder dormir........
Sentí que alguien me sacudía el hombro por lo que me desperté.
-¿Qué? .- pregunté de mala gana con los ojos entrecerrados.
-Blake, he dicho que iba a dormir en el sofá.-me dijo en tono calmado sacudiendo mi hombro izquierdo, pero decidí ignorarla con la esperanza de que regresara de nuevo a la puta cama y me dejara dormir.-Estoy hablando en serio, Blake, has pagado mucho dinero por la habitación; así que anda a dormir en la cama de una puñetera vez.-me explicó enfadada su punto.
Genial, había logrado despertarme por completo.
Esta chica era de lo más complicada, que le costaba irse a dormir en la cama sin protestar.
-Sabes, durmamos ambos en la cama.-le propuse. La chica frunció el ceño ante la idea.-No seas mojigata.
Kasie se cruzó de brazos y me observó fijamente a los ojos.
-No soy mojigata.....
-"Simplemente no se me da ser una puta".-la interrumpí acabando la frase por ella, me arrepentí al instante de hacerlo porque había traído sin intención alguna el recuerdo de la vez que Luke la retó a hacerme sexo oral. Sabía por su mirada que también lo había recordado.
-No iba a decir eso.-soltó rompiendo la tensión. La observé sin comprender a lo que se refería.-Iba a decir que si es esa la única forma en la que irás a dormir en la cama.-me interrogó.
Lo ponía de una forma infame y perversa, lo cierto era que yo no tenía ninguna complicación en dormir en el sofá, pero si tanto insistía en que lo hiciera, entonces, ambos podríamos dormir en aquella cama de dos plazas y media.
-La única forma.-le respondí esperando su reacción.
Kasie agacho la cabeza para atrás y cerró los ojos con fuerza.
Me paré del sofá para echarme en el lado izquierdo de la cama. Observé a Kasie quien todavía seguía parada con el rostro incrédulo.
-Bien, pero si intentas hacerme algo raro, juro que te pateare el culo.-cedió dirigiéndose a la cama y echándose en el lado derecho de esta.
Un par de minutos después la chica de ojos azules se quedó dormida, cuando estaba por cerrar los ojos y no abrirlos hasta el día siguiente mi móvil sonó.
Era una llamada, una de mi padre.
Dudé en contestar, pero acabé por hacerlo, dado a que existía la posibilidad de que sea una emergencia.
-Hola, ¿Qué pasa? .-le pregunté con voz tajante.
-Podrías sonar más amable.-me recrimino mi padre.
-¿Podrías aceptar mi carrera? .-le pregunté cortante.
-Claro que sí siempre y cuando sea Gestión Empresarial o Administración de Empresas.-dijo desde el otro lado de la línea.
¡Joder, volvía a llamarme!, volvía a hacerlo con la única intención de regañarme por su estúpida obsesión de que heredará la puta empresa.
-Para eso has llamado, para regañarme e intentar que me sienta culpable porque si es así, entonces no te gastes que no lo vas a conseguir .-le respondí tratando de regular mi voz para no despertar a Kasie.
-Te he llamado para hacerte acordar que mañana es la ceremonia; así que no te olvides de venir en la tarde y comportante acorde la ocasión.-me dijo haciéndome recordar por enésima vez la ceremonia que habría por la nueva asociación que su empresa había logrado.
-Estaré allí.-dije a secas.
-En serio te pido que te comportes en la ceremonia.-me dijo con total severidad.
-Lo sé.-le contesté y colgué la llamada.
Me desperté el día siguiente a las ocho de la mañana, no porque tenga la costumbre de despertarme temprano los fines de semana; sino porque alguien había sacudido mis hombros sin parar hasta que abrí los ojos. ¿Quién había sido? Kasie.
Todavía estaba echado en la cama, en cambio, ella estaba parada frente a esta mirándome con atisbos de angustia.
-¿Quieres una sesión de fotos? .-bromeé levantándome de la cama.
-Claro que no.-respondió en tono calmado rodando los ojos.-Juro que te pagaré por lo del hotel.-me prometió la chica cogiendo su tablet que había puesto la noche anterior en la repisa.-¿Podrías llevarme de regreso al campus? Voy a pagarte la mitad del precio que cobren, solo que lo haré otro día porque no traigo nada de dinero conmigo.
-De acuerdo.-le respondí sin hacerme líos.
Kasie me lanzó una sonrisa brillante, si ya de por sí se le veía muy guapa con los ojos echando chispas, el ceño fruncido o con las miradas sarcásticas, entonces, no se que decirte de cómo relucía de aquella forma. Esa sonrisa, esa radiante, reluciente y hermosa sonrisa solo la pude observar un par de segundos porque la ojiazul apartó su vista de la mía y fue a abrir la puerta para poder salir de la habitación.
Salí de la habitación unos minutos más tarde y no la encontré fuera de la puerta de esta, por lo que me dirigí hacia el lobby donde encontré a la ojiazul.
Noté que no dejaba de rascarse los brazos, algún día le preguntaría el por qué.
-Vamos, vamos que llegaremos tarde.-me dijo con cara neutra, sin ninguna sonrisa, sin el ceño fruncido.
No comprendía nada de lo que estaba diciendo, se habría olvidado que hoy día no había clases porque de lo contrario no le encontraba lógica a lo que se refería.
-Sabes, que no es día lectivo, ¿cierto? .-le pregunté siguiéndola hacia la salida del hotel.
-Lo sé.-dijo simplemente dando pasos largos hacia la puerta de salida.
Llegamos en cinco minutos a la universidad.
Le pagué al taxista por el recorrido y bajamos del carro.
-En serio, te voy a pagar.-me prometió rápidamente para luego salir caminando apresurada hacia la facultad.
La tarde siguiente me encontraba en la mansión de mi padre, rodeado de varias personas reconocidas tanto a nivel nacional como internacional; sin embargo, no veía la puta hora de irme, porque como todas las veces que asistía a este tipo de ceremonias acababa por aburrirme.
Lo único de lo que se hablaba en estas ceremonias era de negocios. Había chicos y chicas de mi edad, que eran los hijos de los socios de la empresa de mi padre. La reunión como hace medio hora que ya había empezado, y yo estaba parado en la sala principal al igual que los demás. Todos parecían tener a alguien con quien conversar, sin embargo, yo prefería no charlar con ninguna persona de acá. Pasó.
Me fije en que mi padre se dirigió hacia mí.
-Blake, acompáñame que tengo dos invitadas que presentarte.
Mientras más rápido me las presentara más pronto me iría de la reunión.
-Claro.
Fui hacia donde me llevaba mi padre, y sí que me llevé una sorpresa cuando vi a las dos invitadas. Una de ellas era una señora de tez pálida y ojos color miel, y la otra invitada no me era una total desconocida puesto a que me había enrollado con aquella tía hace un par de meses.
-El es mi hijo Blake.-me presentó mi padre y me aguante las ganas de lanzarle una mirada penetrante, yo solo podía presentarme.
-Soy Blake Grason.
La señora me sonrió con cariño y traté de no parecer completamente disgustado de estar aquí.
-Un placer, me llamo Clara.-dijo estrechándome la mano y le respondí el saludo.
-Mi nombre es Fiorella.-se presentó la chica de tez trigueña.-Pero, eso ya lo sabes.-dijo llamando la atención de la señora e hice lo mejor posible para no mirarla de mala forma.
Gran parte del verano pasado había estado en Malibú, para ser más exacto en la casa de mis abuelos paternos. Puesto que el clima había sido de lo más soleado, por lo que pasé gran parte del verano en una de las tantas playas que tenía esta ciudad, así mismo había conseguido un bronceado increíble. En fin, el punto era que había "conocido" a aquella tía que estaba parada frente a mí en una del aluvión de veces que había estado en la ribera, y habíamos follado en dos ocasiones.
-En serio, ¿De dónde conoces a mi hija? .-me preguntó intrigada la señora.
-La he visto un par de veces en la playa.-me limite a decir.
Fiorella clavó sus ojos color miel en los míos y asintió.
-Que bueno que se conozcan.-comentó mi padre.-Blake, la señora Clara es la nueva socia de la empresa.-me informó. Entonces, esta era la nueva asociación que habían logrado y de la cual él estaba muy orgulloso.
-Eso es increíble.-supuse.-Un gusto charlar con ustedes, pero debo irme antes de que cierre el campus.-informé despidiéndome de cada uno de ellos.
-También debo irme.-dijo Fiorella revisando su móvil.-Te llamo cuando llegué a la facultad.-le dijo a su madre.
-Conduce con cuidado.-le pidió la señora abrazándola con fuerza.
Estaba a punto de dar media vuelta para salir de una buena vez de la mansión cuando las palabras de mi padre me detuvieron.
-Sabes, podrías llevar a Blake.-le solicitó sin ningún aviso mi padre.
Joder
-No es necesario, puedo ir por mi propia cuenta.-dije tajante recibiendo una mueca de disgusto por parte de mi progenitor.
-Vamos, no tengo ningún problema en llevarte.-dijo la chica de ojos claros.-Además, mi universidad está cerca a la tuya.-agregó.
Se me hizo raro saber que no estudiaba en California, dado que era ahí donde la había visto, pero no le hice ninguna pregunta al respecto.
-Bien.-acepté cortante.
Salimos de la mansión rumbo a su camioneta.
-Que bueno verte de nuevo.-me dijo prendiendo el motor.-Entonces, ¿follamos? .-me preguntó, con una sonrisa pícara.
La idea no me parecía nada mal, pero primero tenía que asegurarme de algo de vital importancia.
-¿Cuál marca de condón tienes? .-le pregunté sin evitar ponerme serio. No llevaba ningún condón, porque si lo hiciera sería quien de los dos se lo pusiera.
-Prudence.-respondió.
-Bien. Hay un hotel cerca, está solo a dos cuadras.-le guíe hasta llegar.
Entramos al hotel y rentamos una habitación que no nos costó mucho, debido a su categoría.
-Recuerdas las reglas, ¿cierto? .-le pregunté cerrando la puerta una vez que entró.
-Por supuesto.-dijo con los ojos llenos de deseo, dicho esto la besé con ganas y luego nos dejamos llevar por el deseo carnal.
No es que me enrollara con cualquier chica, tenía seis reglas: solo sexo casual, no decirle a nadie sobre esto, nada de celos, no enamoramiento, no hay exclusividad, no dramas. Desde un inicio era claro en decirle a las tías que no buscaba nada serio y si no estaban de acuerdo con alguna de mis reglas no me implicaba.
A la mañana siguiente me levanté de mi cama para entrar al baño. Me observé en el espejo llevándome una gran sorpresa.
¡Maldición!
Me había dejado un puto chupetón en el cuello.
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