Capitulo 9 || Hablen (en el pasado)
Le acarició el cabello a su niño, que había quedado totalmente dormido apenas si apoyó su cabecita en la almohada y después de pedirle a Shaina que, si se despertaba, lo entretuviera lo máximo posible y no le permitiera entrar en la sala de juntas, pues, aunque era un niño pequeño y más que seguro no comprendería nada de nada, no quería que oyera nada de lo que hablaría con los demás mayores.
Cuando le dio las últimas indicaciones a la pelinegra italiana, tomó camino hacía donde sus invitados estaban esperándolo y ya, en la puerta tomó una gran bocanada de aire y giró el picaporte.
Cuando se dio paso a la sala, todos aquellos a los que llamó estaban delante suyo, algunos expectantes, otros confundidos, pero todos con el mismo sentir y pensamiento de que harían todo lo necesario para cuidar a sus familias de quien quiera hacerles cualquier clase de daño.
-Les agradezco a todos por venir.- Dijo el joven pelirrojo, mientras dejaba un manojo de fotos en su lugar de la mesa. -Se que es muy intempestivo y para nada usual, esta clase de reuniones, casi rozando lo clandestino, pero creo que la situación lo amerita.
-Tengo que decir que de verdad me ha tomado por sorpresa tu llamado, no lo negaré, ya que jamás has intentado comunicarte con nosotros para hacer negocios, tu padre menos que menos, pero no voy a mentir, admitiré el hecho de que acudiría a ti en cualquier momento o situación en que pidas por nuestra presencia.
-¿Hablas solo por ti, Sísifo?
-Hablo como representante legal y asesor de la familia Askella-Nemea. No puedo hablar por cada miembro, de manera individual, ya que no estoy en sus cabezas y no sé qué es lo que piensan.
-Entonces, por eso, tu hermano está aquí hoy.- Dejo salir al comprender la asistencia del menor de la familia contraria.
-Nuestra familia no se rige por una sola persona, como lo es la tuya. Esto que tenemos se formó con el esfuerzo de muchas personas y creemos que es egoísta atribuir todo a una sola persona. Tanto éxito como trabajo y esfuerzo, se reparte entre todos los involucrados para que no sea una carga que se sufre, más que sentirse realizado por sentir que estas creando algo que puede cambiar muchas vidas en el presente o futuro.
-Y este trabajo duro en equipo para lograr grandes cosas, que pregonan los Askella-Nemea, ¿También aplica a hacerlo a cualquier precio?
-Si es necesario, si.- Esta vez fue Regulus quien intervino.
Degel lo miró con asombro, porque si bien, el muchacho era bastante joven, parecía que estaba muy centrado y decidido en sus metas y decisiones. Sonrió de medio lado al ver reflejado algo propio en Regulus y una pequeña esperanza de que todo lo que venía a proponerles, iba a resultar sin contratiempos.
-Bueno, retomando lo que decía antes.- Dijo mientras tomaba asiento en la cabecera de la mesa, para poder verlos a todos, además de que tomaba ese asunto como una reunión más de trabajo y en esas situaciones, él siempre tomaba ese lugar, como en una especie de demostración de "mando". -Los traje aquí de improvisto y casi en apuros, por una razón nada simple, pero que trataré de decirla lo más simple como para que entiendan hacia donde ira todo lo que les explicaré y propondré.
Un leve silencio inundó la sala y todos los presentes simplemente miraban con expectación al diamante, aguardando que, de una buena vez, dijera lo que sea que quería.
-La cuestión es simple... Quiero que me entreguen todo su dinero.
El silencio de antes se volvió terriblemente pesado y hasta asfixiante. Algunos se dieron el segundo para bufar casi en burla, pero al ver la seriedad que Degel traía en su rostro, todas las posibles risas de broma, se desaparecieron, tanto de las caras como de las mentes.
-¿Repites eso?- Finalmente habló El Cid Armus, ya que era el único que había podido reaccionar después de lo dicho.
-Que necesito que me hagan entrega de todas sus fortunas, en su totalidad y lo hagan en el tiempo más breve posible.
-¿Tú estás loco, verdad?- Esta vez fue Yuzuriha Crane quien tomó la palabra y se dirigió a Degel, esta vez sí dejando salir una risilla entre dientes.
-Ya quisiera yo estarlo, pero no. Y de verdad que les digo que, si no hacen lo que les acabo de pedir, alguien que está realmente demente será quien se quede con todo su dinero.
-¿De qué estás hablando?
El beneficio de la duda apareció a favor del pelirrojo con esa simple frase hecha y todos estaban más que dispuestos a escucharlo, ya sean sus excusas o sus reales, concretas y solidas razones.
-Ustedes saben que, a raíz de la infancia en extremo privada que mis padres nos han dado, a mí y a mis hermanos, quienes ya murieron, no se sabe mucho de mi vida cuando era pequeño. De hecho, si investigan, ni siquiera existen más de unas cuantas fotos, que pueden ser contadas con una mano, y todo esto se debió a la razón de que, mis padres no tuvieron tres hijos sino cuatro.
Eso los dejó bastante impresionados, mucho más que con el primer pedido, y solo los hizo disponerse a escuchar con más atención al francés, quien tomó las fotos que traía consigo al comienzo de la reunión y se las entregó a Hasgard, quien era la persona que más cerca tenía, para que viera cada una de ellas y luego las pasara para que los demás hicieran lo mismo.
-Ese hombre es mi hermano mayor, Shijima. Es cinco años mayor que yo y la razón por la que nunca el mundo ha sabido de él, es por el simple hecho de que él es un hijo que nació fuera del matrimonio y eso era sinónimo de un escándalo social y una mancha en la moral y buen nombre de mi madre, que jamás hubiera podido borrar. Por lo que, apenas si se supo embarazada, mi padre y ella, mintiendo a todos de la manera más creíble y organizada posible, se fueron un año a Canadá, en donde llevó adelante su embarazo, dio a luz y crio durante siete meses al niño.
-Pero, entonces, si el problema fue que esa concepción se dio fuera del matrimonio, ¿Por qué nunca se supo del niño, una vez después de casados? Tengo en conocimiento que la sociedad de esos años era demasiado conservadora, pero creo que no hubiera habido demasiado problema en integrar el niño a la familia, una vez casados.- Comentó con calma Asmita, mientras pasaba el manojo de fotografías a quien estaba a su lado, que era Defteros, quien fue el próximo que tomó la palabra.
-O podrían haber adelantado la boda, como una opción un tanto libre de estrés y angustias, cosas que, en definitiva, no hacen bien a una embarazada.
Degel, que había permanecido en un total silencio mientras todos frente a él le daban sus impresiones acerca de lo poco que les había dicho, sintió muchas ganas de gritarles que no era tan fácil como pensaban, pero trató de seguir llamándose a la calma, para poder llegar al punto de la cuestión en la mayor paz posible.
-Mí madre siempre fue una mujer muy delgada por lo que sus estados no se notaron sino hasta dos o tres meses antes de dar a luz.
-Que envidia, yo engordé casi diez kilos con Dite, pero, ¿Qué tratas de decirnos con esto?
-Que mí madre, de manera increíble, no tuvo síntomas ni nada parecido, y se enteró de que Shijima estaba en camino, casi entrando al quinto mes de embarazo. No había tiempo para un aborto, para una boda, para una adopción directa. No había tiempo para nada, en realidad, por lo que ella y mí padre tomaron un vuelo privado hacía el primer lugar que vieran en condiciones para tener paz, por lo que se fueron directo a Canadá y allí permanecieron un año de sus vidas, que era el año que faltaba para que los preparativos de la boda estuvieran listos y finiquitados.
-¿Y qué fue de ese niño, después de la boda?
-En realidad, él nunca fue traído a París, una vez que nació. Lo dejaron en aquel lugar, con tutores y niñeras, y allí permaneció varios años, hasta que cumplió dieciocho, para ser preciso. Yo tenía trece cuando lo conocí, mí hermano Mistorya tenía dieciséis y Hyoga once. Éramos todos casi unos niños y no tuvimos conocimiento de ese hermano sino hasta el momento. Nadie nunca supo de él, en realidad, mis abuelos murieron sin siquiera saber de la existencia de su real primer nieto.
-¿Entonces tus padres le estuvieron mintiendo a todo su círculo social como, por... Prácticamente toda la vida?
-Lo haces ver como el peor crimen del mundo, Acubens, pero sí, ha sido una mentira cubierta y apañada por mis padres, mis dos hermanos y quienes criaron a Shijima. Ustedes son los primeros y únicos que están enterándose de su existencia, ahora.
Los ánimos estaban bastante calmos, ya que todos estaban más interesados por saber más acerca de la misteriosa vida que los Diamonds, al menos durante esas dos últimas generaciones, habían decidido llevar, y todo intento de euforia fue cubierto con mucha más tranquilidad cuando las mucamas de Diamonds, llegaron y sirvieron café para unos y aperitivos para otros y también dejaron unas botellas de vino para quienes gustaran después.
-Degel.- La voz de Mine, esposa de El Cid, hizo que toda la atención se volcara sobre las palabras que a continuación se dirían. -Me sorprende todo esto que cuentas, ya que tengo entendido que tu padre siempre se jactó y hasta presumió de su bella y unida familia, que siempre hablaba de cuanto amaba a sus hijos y de como ellos eran todo su mundo, y ahora me entero de que hubo un hijo que hicieron a un lado durante casi dos décadas, pero en cierta manera, puedo llegar a entender las motivaciones de la señora Sasha y el señor Unity, ya que de verdad doy fe que esa mentalidad cerrada en esta sociedad regida por mentes arcaicas, siempre ha existido y, al día de hoy, no ha cambiado para nada.
-¿Sobre qué te basas para decir eso?- Le cuestionó el pelirrojo, mientras revolvía sin parar su café, pero no sacaba sus ojos de la morena.
-Yo casi fui una hija fuera del matrimonio... Y casi una bastarda, para variar y decir verdad.- Comentó dejando salir una sonrisa algo triste, pero de inmediato se recuperó. -Mí madre quedó embarazada cuando apenas su compromiso había sido anunciado, pero eso no fue lo peor para la familia, lo peor fue que mí madre frecuentaba a otro hombre y bueno... Para no alargar la historia, mí identidad fue decretada a mis seis meses de vida y fue cuando mí padre me reconoció como una Hime, después de que el test de ADN diera positivo a su prueba.
-Nunca me contaste de eso, Mine.- Dijo impresionado su esposo.
-No es algo a lo que debes darle importancia, cariño. Todo resultó "bien", digámosle, así que no hay porque revolver en esas situaciones.
-Disculpen que interrumpa, pero ¿Podemos volver al hermano bastardo de Degel? Quiero seguir oyendo el chisme.
-De verdad que no tienes respeto por nada, cangrejo.
-Mira quien lo dice... El hermano sociópata del demonio de colmillos largos.
Aspros iba a responderle, pero Chris, su esposa, le clavó las uñas en el brazo y con una sola mirada seria, le reprimió ese estado y todos sus intentos de pelea. Lo último que necesitaban eran una pelea innecesaria, cuando, supuestamente, estaban allí, para evitar tener una. Con eso de nuevo plantado en su cabeza, fue ella quien salió al cruce del francés, ya que quería saber de una buena vez, porque los había llamado repentinamente, les hablaba de un hermano oculto y porque les había pedido, sin tapujos, todo su dinero.
-Degel, por favor, ve al grano. ¿A qué viene esta reunión y toda esta... pseudo confesión familiar?
-Bien, Chris, te agradezco por regresar la atención a mí, así que, para "agradecerte" este hecho, diré directamente lo que pasa y de una sola vez.- Se puso de pie y descubrió una enorme pizarra que estaba ubicada en un rincón de la sala. A todos se les fue la mandíbula al piso cuando vieron todo lo que estaba pegado en ese objeto. -No quiero entrar en detalles como fue que le saqué esto a mí hermano, pero no fue sencillo, eso es lo único que dejaré en claro.
-¿¡Qué es todo esto!?- Exclamó, con un claro horror en el rostro, Helena, la esposa de Luciano. -¡Ese es mí hijo, saliendo del kínder! ¡¿Pero qué clase de monstruo tienes por hermano?!
-Un psicópata. Un demente, eso se los dije al comienzo. No podría decirles por cuanto tiempo él ha estado acosándolos a todos ustedes, pero ha sido demasiado. Créanme cuando les digo que esta no es la única pizarra que tenía en ese mugroso sótano, pero esto es lo único que pude quitarle, como para tener una prueba contundente para ustedes, para que vean que no les estoy pidiendo lo que les pido, solo porque estoy encaprichado por poder y dinero.
-¿Tu hermano quiere nuestro dinero?
-No, Celintha, quiere más que su dinero... Quiere sus vidas, su honor... Quiere estafarlos de todas las maneras que existan e incluso llegar a inventar otras nuevas, si es necesario. Les juro que es capaz de matar hasta a sus hijos con tal de no tener a nadie que le reclame luego sobre aquello que se ha apropiado y es justamente eso lo que quiero evitar.
-¿Qué propones?- Dijo cortante y directo Aspros.
-Soy licenciado en economía, contaduría y, aunque no tengo la carrera terminada, tengo bastantes conocimientos en temas legales, además de buenos abogados que me asesoraron en este tema, por lo que, lo que propongo, es simplemente que ustedes me den poderes de ejecución total y el derecho a convertirme en la albacea de todos sus hijos.
-Pero, si hacemos eso...- Arkhes estaba muy angustiada de solo pensar en eso, pero, aunque si era sincera, era lo primero y lo único que se le había ocurrido.
-Si, exactamente ese sería el tema. Yo me quedaría con todo y ustedes... No quiero hacerlo, pero, soy yo o es él. Ustedes tienen que decidir. No se trata de ustedes, ni de mí, hago esto porque veo por el futuro de sus hijos y nada más.
-¿Por qué mejor no te preocupas por tu propio hijo?
-¡¿Crees que no lo hago?! ¡Camus también está en peligro con esta situación y pienso en él todo el tiempo, Regulus! Y no tienes derecho a hablar de mí hijo cuando tu ni siquiera tienes uno propio.
-Pero tengo a mis sobrinos.
-No es lo mismo...- Con derrota, Degel se sentó y apoyó su frente en la mesa, tratando de buscar un poquito de calma, ya que esto se estaba volviendo más difícil de lo que creyó, pero no iba a rendirse y no los dejaría salir de allí hasta que les dieran el visto bueno a sus ideas. -Escuchen, esto, de verdad, que es lo último que quiero hacer, pero saben que no hay otra manera. Lo saben bien. Los Diamonds somos la personería legal y económica más grande y con más historia en toda Europa y saben que si alguien es capaz de ayudarlos con el tema económico, soy yo y nadie más. Necesito que pongan toda su fe y buena voluntad en mí, les juro que no voy a permitir que mí hermano les dañe de manera alguna. Además, no les estoy pidiendo que ustedes se hagan a un lado en todo esto.
-¿No lo harás?
-¡Por supuesto que no, Sísifo! Todos ustedes han trabajado duro para lograr todo lo que tienen, sería injusto de mí parte quedarme con todo, al hacerlos firmar un simple papel y hacerles perder todo, por más que a la larga, acabe entregándoselos a sus hijos. Qué, en realidad, será algo que haga mí hijo.
-¿Y cuándo pasará eso?
-Deseo que eso suceda cuando cumpla veinte. Yo tuve que hacerlo antes, pero quiero que él tenga un par de años más para prepararse bien y así tomar mí lugar. Cuando él llegue a ser la cara de la familia, planeo que ustedes y sus hijos recuperen todo.
-Faltan muchos años.
-Lo suficientes como para planear algo mejor y detenerlo de manera legal.
-¿Y no pensaste en eso?
-Acubens... Si hago esto, repito, es porque ya no tengo más recursos ni caminos para tomar. Acciones legales tomaría, si obvio, pero cualquier juez desestimaría el caso al ver que no hay muchas evidencias acerca de lo que yo digo.
-Pero, ¿Y eso?- Dijo Hasgard señalando la pizarra.
-Puede deshacerse de eso y aquí no ha pasado nada. Además de que le juega a favor que él nunca se ha identificado como un Diamonds Blue-Graad, por lo que, si acaban descubriendo que ese demente puso todo este acoso bajo ese nombre, entonces yo puedo tener el problema.
En ese instante, todos se quedaron con eso último dicho por el pelirrojo y la duda colectiva pudo darse a través de los labios de Chris.
-¿Cómo nos aseguras de que esto de verdad no es obra tuya? ¿Cómo nos quedamos con una pequeña y a la vez inexistente calma de que este Shijima existe y que de verdad busca nuestra ruina, utilizando el apellido Diamonds?
La sonrisa triste que se plantó en Degel les dio un dolor en el alma a todos los presentes y el convencimiento se les afirmó en el cuerpo apenas si el francés comenzó a reproducir un mensaje de voz que su hermano le había enviado en un sobre, por correo, junto con unas fotografías de Camus paseando a solas con Shaina, por un parque cercano a la casa.
Lo más suave que aquel hombre decía, solo se reducía a que no quedaría rastro de ninguna de las familias importantes del continente y que, una vez que se hiciera con todo ese dinero, compraría todas las acciones y empresas de los Diamonds y así recuperar todo aquello que sus padres le habían privado.
-Degel.- Apenas esa grabación se detuvo, Sísifo no perdió tiempo y, apoyado por el fuerte apretón de manos de su esposa, tomó una decisión final y definitiva. -¿Tienes los poderes a mano? Arkhes y yo te firmaremos todo lo que sea necesario para que cuides a Los y Lia.
De un cajón, que había en ese extremo donde él estaba, sacó un sobre de manila con el nombre "Askella-Nemea" y se lo entregó al castaño mayor, quien sacó todo sin perder tiempo y luego de firmar con apuro, Arkhes también firmó y, por ende, Regulus también acabó firmando.
Los demás observaron en silencio y no pasó mucho tiempo para que todos hicieran lo mismo, ya que, si el más centrado y pensativo del grupo, no dudaba en dar ese paso, ellos mucho menos lo harían. No iban a dudar si Sísifo no lo hacía.
Todos firmaron todos los poderes necesarios, dieron todos los permisos indicados y demás, pero justo cuando Degel estaba entregando las copias de todos esos documentos, que ya estaban previamente notariados, Agatha le pidió la palabra y el francés no dudo en escuchar lo que tenía para decir.
-Se que es extremo, pero tengo una pequeña idea.
-Te escucho.- Dijo con calma el diamante.
-¿Y si todos... realmente... morimos?
La sangre se le heló a la simple mención de esa palabra, de esa idea. No quería saber nada con eso, por algo hacía todo el escándalo que estaba haciendo y no estaba dispuesto a dejarla avanzar en sus imaginaciones.
Lástima que todos los presentes, ya se habían puesto con bastante intriga acerca de esa idea que habían acabado de oír y se veían más que dispuestos a escuchar más.
Degel sintió un horrible escalofrío y una muy mala sensación en el centro de su pecho. Definitivamente, nada bueno podía pasar en el futuro si permitía que eso, fuera lo que fuera que significaban esas palabras, seguía adelante.
*
*
*
Bueno, más o menos he aquí lo que pasó en esa reunión primera a la que Degel mismo convocó.
En el próximo capitulo, Dite y Cardinale van a torturar a su madre acerca de porque propuso semejante cosa. ¡No se lo pierdan! 😆
¡Besos! ¡Les quiero!
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