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Capitulo 27 || La razón (Parte 1: Familia Gaminnorumn)

Con la muerte de Shijima, un círculo de horrores, intrigas, muerte y desesperación constante se cerraba, aunque no de manera definitiva ya que quedaban muchas cuestiones por resolver y precisamente la muerte era una de ellas.

Pero la de Shijima en realidad no era un misterio a revelar, sino que eran todas las muertes que rodeaban a todas las familias desde hace tantos años y ahora que podría comenzar a haber un poco de paz en sus mundos, fue Chris quien dio el primer paso para averiguar sobre todo lo relacionado a la noche en que su esposo murió, por lo que no dudo en dirigir sus pasos y palabras a su cuñado, apenas si volvió a verlo regresar a la casa.

-Defteros, quiero que me lo digas.- Fue lo primero que le dijo sin mediar saludo antes.

-Quisiera hacer de cuenta que no comprendo lo que me dices, pero realmente tengo que sacar esto de mí pecho, porque por más duro que yo parezca, hay cosas que se me clavan en el pecho y hacen doler cada vez más que en el momento en que pasaron.

-¿Buscamos un lugar para estar a solas?

-Creo que es lo mejor, ya que esto que te quiero decir, es algo que nadie más que tu quiero que lo sepa.

Se dirigieron entonces a la habitación de la mujer, quien puso llaves a la puerta apenas si ambos se encontraron dentro.

-¿Sin rodeos o quieres que te haga la explicación completa de como llegamos a esa noche?

-Dimelo como quieras, pero quiero que me lo digas.

Defteros tomó aire y se quedó mirando un segundo al suelo, para luego pasar su vista a las ventanas, que estaban cubiertas por las cortinas y no dejaban más que un halo de luz entrar por entre ellas. Realmente le costaba mucho decir la razón que lo llevó a matar a su hermano, pero compartía el sentimiento de Chris, de que ya era hora de que supiera que fue lo que realmente pasó entre ellos para que Aspros acabara como acabó, por lo que soltando el aliento poco a poco, dejó salir, en parte, su secreto más grande.

-Me encontró en la cama con Asmita.

La mujer quedó en silencio un segundo, procesando o al menos haciendo el intento, de procesar las palabras que su cuñado había dicho, ya que mucho no la sorprendían, pero antes de que pudiera decir algo sobre eso que se le acababa de decir, Defteros continuó hablando.

-Pero, no fue ni el mismo día ni una semana o meses antes de esa noche, sino que fue años antes. Muchos, muchos años antes.

-¿Qué tantos años antes?- El hombre guardó silencio, aunque sin sacar sus ojos de aquella que aún era su familia. No dudaba un solo segundo en mirarla, pero algo en él le hacía dudar en el habla y no podía seguir aunque hiciera el intento, pero era obvio que la otra no se iba a quedar con las dudas  y mucho menos cuando finalmente estaba a punto de tener las respuestas que siempre quiso, por lo que sin dudar y con la voz aún más firme, volvió a repetir su pregunta. -Defteros, dime cuantos años fueron necesarios que pasaran para ti, para masacrar a mí marido como lo hiciste.

-¿Y qué acaso él no hizo lo mismo conmigo?

-Te admito que él no fue el mejor de los hombres ni el más santo, pero al menos tu estás vivo y de él solo me quedan mis dos hijos y una caja llena de cenizas para recordarlo.

-¿De verdad piensas que estoy orgulloso o feliz por lo que hice? ¡Maté a mí propio hermano! ¡Y aunque sentí que mí razón fue válida, nunca voy a dejar de reprocharme lo que hice esa noche, pero tenía que defender el honor de Asmita sea como sea!

-¿¡Para qué!? ¿¡Para que no quedara como un adúltero desgraciado!?

-¡No digas cosas que no sabes! ¡Yuzuriha aún no existía en nuestras vidas cuando Aspros nos vió!

-¿Entonces que fue lo que pasó?- El hombre volvió a callar, apretando sus puños con mucha ira, como tratando de exprimir la rabia que sentía en esos momentos mediante ese accionar, aunque lo sabía inútil, pero no podía calmarse, no sabía calmarse y la voz en grito de Chris tampoco lo ayudaba a lograr ese anhelo y solo bastó un grito más de parte de ella para que dejara salir lo que más guardado estaba en su alma. -¡Defteros dime de una vez que pasó!

-¡Tenía quince años!- Fue lo único que tuvo que decir para que la mujer quedará pálida de la impresión y sintiera su alma irse a sus pies, pero esa situación creada no lo detuvo de acabar de sacar el peso de su corazón. -Fue consentido de parte de los dos, pero eso no quita que él tenía quince años y yo veintidós. Nosotros no nos dimos cuenta de que él estaba allí y él tampoco hizo nada para hacerse notar ni dejarnos a saber que sabía lo que había visto, pero esa noche, mientras me apuntaba con su arma, me dijo que debíamos cumplir con nuestra parte del trato o él mismo iba a matarme a mí y luego contaría lo que esa noche, de tantos años atrás, vió. Que mancharia la reputación de Asmita, que haría que su matrimonio con Yuzuriha acabara, que el escándalo sería tal que no le iba a quedar otra que matarse él también y yo no iba a poder hacer nada para defenderlo porque iba a matarme en ese mismo momento... ¿¡Qué se suponía que iba a hacer, Chris!? ¿¡Dejarlo hacer eso y estar totalmente entregado a la impotencia irreversible de la muerte y no poder defender a mí Buda!? Yo juré que nadie, jamás, mientras yo estuviera vivo, le haría daño a Asmita ¡Y fue una promesa que tuve que cumplir aunque significase matar a la misma carne y sangre que se creó a la par de mí cuerpo!

Silencio. Nada más que silencio fue lo que reinó sobre ellos después de ese instante.

Y en medio de ese silencio, una shockeada, totalmente espantada y hasta asqueada Chris Walden, se puso de pie y comenzó a caminar hacía la puerta, sin sacar sus ojos llenos de lágrimas de difícil explicación, de los ojos lleno de ira de su cuñado y como pudo, entre torpeza y desesperación, abrió la puerta y salió corriendo de allí, dejando atrás a aquel a quien consideraba aún familia, aunque, después de esa confesión, no sabía ya con que cara iba a mirarlo, si ahora no podía dejar de pensar en aquello y hasta, de manera inconsciente y sin desearlo, imaginarlo, por más asco que le diera.

Por su parte, a pesar de que sabía que iba a sentirse mal por hacer semejante revelación, Defteros se sentía tranquilo porque al fin podía decirle a alguien porque había matado a su hermano. No sé podía decir que estaba orgulloso de su accionar, pero el honor de Asmita valía más que cualquier otra cosa en el mundo para él, así que, sentía que si lo pensaba de ese lado, estaba más que justificado, al menos a sus ojos.

Esperaba no tener que volver a hablar más del asunto, ni con Chris ni con nadie, ni siquiera con el mismo Asmita hablaban de aquel episodio y eso que el rubio estaba bien al tanto del porque del accionar del mayor, y deseaba que así siguiera todo, sin explicaciones ni demandas de ninguna clase sobre el tema, aunque cuando escuchó la puerta del baño abrirse detrás de él y ver a sus sobrinos asomarse con la mayor de las confusiones en sus rostros, se dio cuenta de que estaba lejos de terminar el asunto, al menos por ese día, por ese momento.

-¿Qué hacen escondidos ahí?

-¿Mí padre también estaba escondido en el baño de tu cuarto cuando te vio revolcándote con el Buda mayor?

-Si.- Dijo sin emoción alguna en su voz y hasta restándole importancia al asunto.- ¿Algo más que quieran saber?

-Solamente saber porque no lo dejaste vivir.

-¿Qué acaso no oyeron todo lo que le dije a su madre? ¡No iba a arriesgar a Asmita!

-¡No tenías porque arriesgar a nadie! ¡Tu sabías bien por qué parte del cuello tomar a nuestro padre para que cerrara la boca!

-¿A qué te refieres, Saga?

El gemelo mayor chasqueo la lengua en una leve señal de fastidio, su tío era más idiota de lo que creía al parecer.

-Ojo por ojo, Defteros.- Fue Kanon quien habló, adelantándose a las palabras de su igual, pero dejando un poco más de luz a la mente del hombre frente a ellos, quien comprendió perfectamente lo que le decían.

-Las polaroids.- Dijo derrotado finalmente.

-Hasta que al fin te das cuenta. Gracias por preferir dejarnos sin padre, antes de pensar mejor un segundo y ver qué era mejor chantajearlo.- Dejó salir venenoso Saga, antes de tomar camino hacia la salida, seguido de cerca por su hermano y dejando finalmente solo a su tío.

A Defteros, una vez que se quedó ya solo definitivamente, se le volvió a venir a la mente que haber matado a su hermano había sido lo mejor, pero ahora que sus sobrinos se lo habían hecho recordar, tenía que admitir que ellos tenían razón.
Él tenía una caja con veinte fotos Polaroid que le había robado de adolescente a Aspros, bajo esa misma premisa, la del chantaje. Fotos donde se lo veía a él en una actitud romántica por momentos y demasiado sexual por otros, con nada más ni nada menos que con Sisifo Askella-Nemea y por ese corto instante, solo por ese pequeño segundo de recuerdo, deseo volver el tiempo atrás y hacer todo diferente, porque la verdad era que Aspros era un dolor de cabeza para él, pero era su hermano, era su familia y aunque lo hecho, hecho estaba, no había día en que se arrepintiera de haber jalado el gatillo esa noche fatídica.

Pero, algo más que la curiosidad de saber porque sus sobrinos sabían de la existencia de esas fotografías, se cruzó de repente en su cabeza y, guiado por ese pensamiento inquieto que de repente había florecido en su cabeza, se dirigió al cuarto de Regulus, quien, cuando lo vió, se puso pálido y retrocedió unos pasos. El aspecto de demonio de Defteros seguía intacto y aún, un poco de irracional miedo provocaba en el pequeño león, que, sin pesarlo, dejó salir unas inexplicables palabras.

-Yo no lo maté.- Dijo firme, aunque con la voz en un hilo.

-¿De qué demonios hablas?

-Yo...- No podía creer lo que había dicho, por ser presa un segundo del miedo. -Mierda.

Defteros no lo sabía, pero estaba a punto de descubrir que él no fue el único que había tenido que cometer un crímen atroz contra un miembro de su familia.

*

*

*

Hola. ¿Pasó tiempo, no?

De a poco en poco voy a ir contando la muerte de cada uno y así resolver misterios. El próximo, como verán, será Sisifo.
Espero que sea entretenido para todos y aún alguien tenga interés después de tanto tiempo sin nada nuevo por aquí.

¡Nos vemos luego!

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