Capitulo 22 || La claridad de la muerte de los Budas.
-Shaka, ven pequeño, tu mamá y yo necesitamos hablarte de algo.- Aunque aún era muy niño, sus padres estaban más que convencidos de que comprendería muy bien la situación y por esa razón estaban más que convencidos de decirle la verdad, no completa, pero si en toda la extensión que se pudiera, por más cruel o triste que fuera. -Sabemos que esto te resultará incomprensible y hasta ilógico, pero debes de entender y prometeme de que no te enfadaras con nosotros.
-De acuerdo.- Fue la escueta respuesta del niño, mirando firme a los dos adultos, quienes trataban de verse fuertes también, pero sólo podían cargar con una culpa inconmensurable y demasiado pesar en lo profundo de sus ojos.
-En resumidas cuentas, tenemos que irnos de aquí. Mudarnos a otro sitio, lo más lejos posible de París, pero de ese hecho no es de lo que queremos hablarte, sino que, queremos hablarte sobre...
-No podemos llevarte con nosotros.
Ante la duda y pasividad que su esposa estaba poniendo en sus palabras, Asmita no dudó en lanzarse a finiquitar el asunto, pero la cara de desilusión que el pequeño les dió fue demasiado y lo suficiente que Yuzuriha necesitaba para quebrarse y llorar de manera casi desconsolada, sintiéndose de lo peor por hacerle eso a su hijo, aunque sabía bien que eso era lo que el deber le llamaba a hacer.
-¿Pero por qué no? ¿Qué no se supone que somos una familia y las familias siempre deben de estar juntas?
-Es exactamente por eso que no podemos llevarte.- Le trató de dar como respuesta su madre, a la par de que intentaba mantener el máximo de compostura posible, mientras lo sacaba de las piernas de su padre y lo sentaba en su propio regazo. -Shaka, se que nuestro actuar puede ser considerado más que negligente, pero sabes bien que todo lo que hacemos, lo hacemos en base a lo que mejor creemos y sentimos que será para tu total seguridad presente y bien futuro. Quisiera, desde lo más profundo de mi corazón, que comprendieras porque estamos haciendo esto, pero como eres tan pequeño, sabemos que te va a llevar un largo tiempo, aunque confío mucho en que ese día llegará pronto y puedas entender y darnos la razón.
-Y cuando eso suceda, estaremos más que emocionados por encontrarnos de nuevo contigo. Aunque si puede ser antes, el que entiendas nuestro accionar...
-Solo tengo dos preguntas.- Soltó sin dejar que su padre acabase de hablar y con todas las intenciones de no ser interrumpido por él, como él mismo lo estaba haciendo ahora con el mayor. -¿Con quién se supone que me van a dejar cuidado?
-En eso no te preocupes que ya está solucionado.- Respondió Asmita, con una sonrisa enorme, ya que sabía que a su hijo le fascinaria la respuesta. -Te quedarás con tus tíos Dohko y Shion.
No se equivocó. La sonrisa que Shaka le dió, estaba seguro, podía iluminar la casa entera y un poco más allá de los terrenos de la misma.
-¡Perfecto si será así! No me voy a quejar por el tiempo en el que me dejen sólo aquí.
Los mayores sonrieron con calma y algo de gratitud al ser conscientes de que su niño, por más pequeño que fuera, era muy maduro e intentaba ver lo bueno en lo malo. De verdad que agradecían a su Buda, el que haya tomado una actitud así, a pesar de que sea tan temprano en su vida.
-¿Y cuál es tu segunda pregunta, Budita?-Cuestionó tiernamente Yuzuriha.
-¿Segunda pregunta? ¡Ah, si! ¿Qué es ser "negligente"?
Ahora si que no pudieron contener la risa y luego de un momento, cuando pudieron recuperar la calma y el aire, trataron de explicarle lo más fácil que se pudiera, el significado de esa palabra, pero aún conservando el sentimiento de calma que el niño les dió, al quedarse el mismo tranquilo de que, personas a quien él quería y lo querían como él lo hacía, iban a cuidarlo muy bien todo el tiempo que fuese necesario.
*
*
Aún no estaba en pareja con aquel joven que le robaba suspiros desde que tenía memoria y quien siempre le había gustado, por lo que tenía un poco más de cierta libertad a la hora de moverse en viajes, y sin dar (tantas) explicaciones acerca de lo que hacía, tomó un vuelo intempestivo, sin que la primera nevada del año se hiciera presente e hizo todo lo posible por contener su nerviosismo durante todo el viaje.
No lo sabía en ese momento y no lo sabría hasta varios años después, pero él había sido el único que no había perdido el contacto con sus padres, por más que lo hiciera a escondidas y no más de una o dos veces al mes, aún seguía hablando con ellos y aunque siempre deseo volver a verlos, jamás se imaginó siquiera que su mayor anhelo se cumpliría en medio de una tragedia.
El viaje en coche, del aeropuerto al hospital, fue tanto eterno como tortuoso y horrible, sobre todo porque no sabría con lo que se encontraría una vez que llegase, por lo que, apenas si arribó, no tardó en correr hacia la puerta principal y por todos los pasillos, cuando después de una rápida pregunta en la recepción, supo a que piso, a que habitación dirigirse.
-Mamá...- Su susurro fue apenas audible, fue casi parecido a un murmullo en medio de una tormenta, con mucho viento, en pleno campo abierto, pero Yuzuriha y todo el corazón de madre que aún existía dentro de ella, le hizo escuchar con gran claridad la voz de su hijo.
-Shaka... Pequeño mío...- Lo único que alcanzó a hacer, fue levantar unos casi inexistentes centímetros su mano, impedida de seguir en el intento, no sólo por la falta de fuerzas, sino que principalmente se debía a que el pequeño rubio se la sostuvo con toda la delicadeza y suavidad posible, aunque sus nervios le hacían temblar todo el cuerpo, trataba de que no se notara tanto, más por el hecho de que pensaba que dañaría más a su madre de lo que ya estaba.
-Mamá, ¿Pero qué...? ¿Qué sucedió? ¿Papá dónde está? ¿Qué fue lo que les sucedió a ambos? ¿A ti principalmente, que te ocurrió?
-Una pregunta a la vez, niño.
-Defteros...- El rubio se puso de pie de un solo salto, como si decenas de resortes lo impulsarán en medio segundo de tiempo y, aunque sabía que aquel hombre no dañaría a su madre de ninguna manera, ya que eran tan íntimos amigos con Asmita y que Yuzuriha acabó siendo parte de esa amistad personal, no pudo evitar ponerse en la mitad del camino, para separarla lo más posible de aquel hombre que acabó abandonando la sociedad con bastante mala fama. -¿Qué haces aquí?
-Ayudando a tus padres.- Dijo secamente y con mucha naturalidad.
-Tú estás muerto.
-Tanto como tu comienzo universirario, no creo. Justo cuando pensé que a tu padre era al único que la vista le estaba fallando.
-¿¡A qué te refieres!? ¿¡Dónde está mi padre!?
El griego lo miró apenas unos segundos, sin dejar salir ni media emoción de sus ojos u otra facción de su rostro, aunque lo que acabó por decir, sólo hizo enojar más al joven.
-Lo de tu padre es ceguera, pero lo tuyo no, lo tuyo, más bien, es completa y mera estupidez.
-¿¡Qué demonios estas balbuceando tanto!?
-¡Shaka!- La alteración en los signos vitales de la mujer, sólo provocaron que ambos hombres dejarán su ridícula rencilla a un lado y se volcaran a vanos intentos por calmar los pesares que atormentaban repentinamente a la rubia, aunque esperables por tanto grito y escándalo que esos dos habían provocado con tanta facilidad. -Por favor, ya, detente.
-Mamá, calma. No te preocupes ni te pongas nerviosa. Demonio, no te quedes ahí parado, sin hacer nada. ¡Llama a alguien!- Soltó con desespero, apretando con rabia su mandíbula, tratando de no rabiar más de lo que ya lo estaba haciendo.
-Estoy en eso... De verdad que también estas mal de la vista.- Sólo comentó mientras presionaba el botón de emergencia que había al lado de la cama de la mujer, que conectaba directamente al office de enfermería. -Mejor calmate tú, que, aunque no lo creas, le pegarás los nervios a ella, haciéndole creer que todo va a ir a peor.
Apenas si pudo pensar en que responderle, pero no logró hacerlo, no logró contestarle nada, ya que el griego lo tomó del brazo y lo arrastró fuera del cuarto, apenas si los médicos y las enfermeras se hicieron presente e ingresaron a la habitación, cargando todos los instrumentos necesarios para sacarla lo más rápido posible de la crisis que sufría y así estabilizar a la paciente pronto.
-Defteros, ya dime de una vez, ¿Qué fue lo que demonios pasó?
-¿Me prometes que no vas a enloquecer?
-No.
-Perfecto, esa es la respuesta que esperaba oír. Fue un accidente. Su coche quedó destrozado.- Le dijo después de un breve silencio entre ambas frases.
-¿Un accidente? ¡Pero eso es imposible! ¡Madre está destrozada como para que sea sólo un simple accidente!
-¡Nunca dije que fue simple! ¡Los estaban persiguiendo! Escuchame, Yuzuriha me llamó antes de irse de donde sea que se estaban ocultando, sólo me decía que tenían que irse de aquí, que tenían que dejar Mumbai lo más pronto que se pudiera y lo próximo que supe fue que me entró una llamada de este hospital. Llegué lo más rápido que me dieron las piernas, porque estaba tan aturdido que sólo atiné a salir corriendo, sin pensar en nada más que venir a verlos y en cuanto puse un pie aquí, preguntando por tus padres, me dijeron solamente que Asmita estaba recién ingresado a cirugía, que aún no acabó, pero que me avisarán cuando suceda. Mientras que con tu madre, estaba en el estado en el que la viste ahora, aunque no te niego, ha desmejorado considerablemente en un tiempo muy corto, el tiempo que te tomó llegar aquí. -Guardó silencio por un momento, batallando internamente si no decirle lo que los médicos le habían dejado a saber, pero rápido se convenció de que era peor callar, así que habló sin pensar y también sin ser delicado. -Shaka, los pulmones de tu madre están totalmente colapsados. Sus costillas se destrozaron a tal punto que cientos de astillas se clavaron en otros órganos y algunos otros pedazos se le clavaron en el corazón. Aunque, prácticamente, es un milagro que esté viva, no hay chance de nada y creo que puedes entender tan bien como yo, que no es muy bueno que siga sufriendo así. ¿Comprendes, entonces, porque te llamé? Tienes que tomar tu la decisión. Yo, por más que los estuve ayudando los últimos meses, no hay vínculo de sangre ni de nada, para ser concretos, por ende, no tengo potestad de nada para decidir sobre su salud, muchísimo menos en una situación tan en extremo delicada como esta.
El menor cayó unos segundos, mirando al suelo, sintiendo caer las lágrimas por sus mejillas, hasta llegando a recorrer su cuello, sintiendo como la ira y la impotencia lo carcomian por completo, por dentro.
-¿Por qué justo ahora? ¿Por qué no pudiste decirme antes en donde se encontraban? Tú o quien sea, ¿Por qué no me lo dijeron? ¿¡Sabes por cuanto tiempo los esperé!? ¡Esto no es como tu con Saga y Kanon que siempre tuvieron una relación de basura completa! ¡Ellos me prometieron, juraron y re juraron volver y jamás lo hicieron!
Defteros estaba demasiado cansado, no sólo por la situación actual, sino también con los problemas que cargaba en el otro lado del mundo con su cuñada, por tener aún a sus sobrinos, ya no desaparecidos porque sabían donde se encontraban, pero si vivir tantos años sin noticias de ellos y sin tener la posibilidad de acercarse de alguna manera, así que, lo último que necesitaba era sumar un problema más a los que ya tenía.
No pensó. Pensar no estaba del todo incluido en su naturaleza, por eso su hermano acabó muerto y él agonizando por días, por ende, le tomó del cuello y en un simple segundo, lo estampó contra la pared, haciéndole caer en la realidad con tal golpe, aunque lo haya hecho más por miedo que por cualquier otro sentimiento o motivo.
-Estoy hace seis, casi siete meses con ellos y te soy totalmente sincero cuando te digo que estaban tratando de hacer todo lo posible para volver a verte. Al menos un día, una hora. Ellos te extrañan y te necesitan más de lo que tú podrías necesitar de ellos. ¡Si supiera que pasó en medio, antes de que yo llegara, no sólo aquí, sino hace meses atrás, te lo diría de inmediato, pero se menos que tú! Ahora decide, porque cada segundo que pasa, la estas haciendo sufrir más de lo que ya está sufriendo.
Durante todo el tiempo que duró aquel ataque, más de palabras que físico, Shaka estuvo tan tenso que, cuando logró relajar su cuerpo, le dolió mucho cada parte de sus músculos.
Defteros era un bruto, de eso no había posibilidad de discusión posible alguna, pero tampoco podía discutirle el hecho de que tenía razón en lo que decía al último.
Mal momento para reencontrarse con sus padres, pero bien momento para llegar de regreso a sus vidas, ya que podía hacer un último buen acto como hijo, y darle algo de paz a la mujer que, no sólo lo había traído al mundo, sino que estaba seguro de que lo había amado y aún lo amaba mucho más de lo que jamás podría hacerlo con alguien.
Iba a tratar de arreglar todo lo que tenía que arreglar allí y luego buscar explicaciones a porque tenía que firmar los papeles de desconexión del soporte vital de su madre, para dejarla ir del sufrimiento que la agobiaba y también, rogar que las heridas por cristales y fuego en el rostro de su padre, no sean tan horribles como les pronosticaban que serían.
En ese momento no lo pensó, no deseaba hacerlo tampoco, cosa que agradeció en ese momento y más tarde, luego, también, al darse cuenta de quién había sido el que provocó aquel accidente tan fatal.
*
*
El reencuentro definitivo con su hijo llevó unos seis años más, por lo que cuando sucedió, no cabia en su emoción, pero la paz y la felicidad de estar nuevamente junto a Shaka le duró apenas pocos minutos, ya que la puerta del cuarto fue golpeada y ambos, aunque se sintieron un poco inseguros, no dudaron en responder al llamado, dejando más sorprendido a la visita, de lo que a ellos mismos podrían sorprenderse.
Aunque no podía ver, sabía que su amigo llevaba la mueca de espanto más horrible del mundo ¡Y la verdad era que le regocijaba el que eso fuera posible!. Shion le había arrancado sus posibilidades de ver, literalmente, una vejez, aunque eso era una cosa que consideraba una nimiedad, si se comparaba a su real gran pérdida, que era la muerte de Yuzuriha y el trauma que aún cargaba su hijo, al tener que hacer lo que hizo, para cortar con el sufrimiento de su pobre madre.
-Pensé que los conocía. A ti y a los demás, muchísimo más de lo que podría conocerme a mi mismo.- Dijo el Lord, apenas si pudo salir del estupor inicial, dejando ver un poco de su molestia, pero no tanta, ya que sabía que no podía salir limpio de esa charla, así que no podía darse el lujo de andar de indignado. -Pero tengo que ser testigo, una vez más, de mis erróneas verdades.
-Y si tanto dices saber de todo y de todos, ¿Porqué no le dices a mi hijo, como es que empecé a perder la vista, quedando, de gradualmente dependiente de mi esposa y mi mejor amigo, hasta que aquel incidente mayor pasó, y entonces Defteros tuvo que hacerse cargo de mi porque ya me había quedado totalmente ciego? Acepta tus culpas, Shion. ¡Hazlo de una maldita vez y tal vez así la conciencia se te empiece a poner más liviana, después de todo lo que le hiciste a Degel!
El hombre se petrificó en su lugar y todo comenzó a moverse a su alrededor, debido al mareo que estaba teniendo.
Quiso y trató de todas las maneras posibles, de enterrar aquello en su memoria, pero al ver que iba a ser imposible seguir ocultandolo más, ahora sólo le quedaba rogar que Dohko y Mu no lo supieran, pero si lo hacían, debía de rezar porque no lo odiaran como estaba seguro que lo harían.
*
*
*
*
¡Y regresé! Ya había pasado algo de tiempo.
Bueno, la cosa está así... En unos quince días, más o menos, voy a cumplir años, pero mi idea es tratar, ese día, de subir uno o dos capítulos de cada historia que tenga, como regalo de mi para ustedes, por seguir aquí aguantando mis estupideces 😊 así que, subiré algo de "Mírame" entre estos días y luego, ese día mismo, actualizo todas mis historias.
Y en cuanto a está historia... Habrá barbacoa de borrego, ¿Qué más agregar? 😅
Espero que haya respondido a la pregunta sobre el destino de la grullita, aunque sea triste, era necesario hablar de ella. Ya luego ampliare el asunto.
¡Besos! ¡Les quiero!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro