Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 21 || Cuando la sangre tira...

-¡Degel! ¡Degel, ya, despiértate!

Defteros jamás había tenido tacto ni paciencia para nada, y ese momento no iba a ser el cual comenzara a tenerlo, por lo que sus instintos fluyeron tal y como era él, y el pobre francés acabó siendo despertado a cachetazos por el, bien llamado, demonio.

-¿¡Estás bien!?

Degel se quedó mirándole con estupor mezclado con temor y confusión, pero apenas notó que no se habían movido de aquel sitio al que Albafica lo había llevado, no tuvo ni media duda en ponerse de pie, o al menos intentar hacerlo, ya que acabó de rodillas por la falta de fuerza, pero eso no le impidió arrastrarse hasta donde deseaba.

-¡Shijima!- Trató de tomarlo y cargarle sobre su cuerpo, pero estaba tan agotado y falto de aire, que no pudo más que moverlo unos centímetros de donde estaba tirado y no pudo siquiera darle la vuelta. -¡Shijima, vamos, reacciona y ayúdame! ¡Ponte de pie!

-¡Me tienes que estar jodiendo!- Defteros no podía creer lo que ante sus ojos se presentaba y aunque se arrojó sobre el pelirrojo para separarlo de su hermano, Degel se negaba a soltar al diamante que permanecía inconsciente en el suelo. -¡Déjalo, no te busques más problemas!

Le tironeó de la ropa y también de los brazos de todas las maneras posibles, pero el francés menor siguió sin soltar su agarre de los hombros de su hermano.

-¡Degel, basta!

-¡Es mi hermano!- La manera desgarradora en la que gritó aquello dejó helado al griego, que tuvo que alejarse unos pasos de ellos y tratar de calmar sus pensamientos, ya que sabía porque Degel decía aquello. Esas mismas palabras había utilizado él cuando las cenizas de Aspros le fueron entregadas y, por alguna razón que hasta ese día continuaba sin comprender, no pudo soltar aquella urna en semanas y cuando Degel le pidió que se la entregara para llevarsela a Chris, él le dijo lo mismo, de la misma triste y penosa manera, cosa muy poco propia de él, pero que logró hacer al francés retorceder en sus intentos y dejarlo en paz un tiempo más, con ese asunto.

-Hasta en esta situación tienes que ser un maldito genio.- Esta vez no midió su fuerza y, tomándole de la cintura, lo arrancó del lado del otro pelirrojo y, tratando de no lastimarle más de lo que las balas lo habían herido, lo acomodó sobre su hombro y se decidió a abandonar el sitio, pero un leve gemido de dolor más, interrumpió sus planes y se giró a ver al diamante menor, dándose cuenta pronto de que no era él quien estaba quejándose.

-Albafica...- Nuevamente fue Degel quien se acercó al hombre moribundo en el piso y, aunque deseaba moverlo y darle la vuelta, sabía que sería inútil hacerlo, ya que no tenía la fuerza necesaria y tal vez solo podría lastimar más al rubio. -¿Estás consciente? Háblame. ¿Cómo te sientes?

-No lo siento...- Apenas masculló con un evidente nudo en la garganta.

-¿Qué es a lo que te refieres? ¿A todo lo que hiciste?

-No... No siento... El cuerpo...- El silencio reinó aún más en la sala después de lo dicho y el pensamiento de todos fue el mismo, aunque fue el mismo sueco quien la puso en palabras. -Como Agatha...

Los planes se le dieron vuelta varias veces, en varios segundos diferentes al griego, y su plan de irse de allí con solo una persona era imposible de lograr y ahora tendría que ver como irse de allí con dos medios moribundos y un Degel que estaba en negación total de perder a su hermano de esa manera. Ni de esa manera ni de ninguna otra.

*

*

*

Un café amargo y humeante estaba junto a la laptop, que estaba siendo más ocupada que las tabletas gráficas, los cuadernos y una laptop más que estaba en la punta de la misma mesa, pero apagado y con varios pinceles y tacos de pegatinas que parecían que no se iban a usar, a pesar de haber sido comprados con algo de urgencia.

Sus oídos estaban aturdidos en música algo pesada y no miraba más allá de la derrota que le daba no poder hacer los diseños como deseaba. Poco le importaba tener todo a tiempo, como le habían pedido sus clientes, ya que ellos sabían cómo ella se manejaba para trabajar, pero esta vez estaba tan desganada y frustrada que no lograba concentrarse y eso solo la hacía pensar en que iba a acabar más tarde de lo que creía y eso solo significaba que iba a perder muchos trabajos estables y eso era lo que más la frustraba y le impedía concentrarse.

Y el hecho de que la taza de café se le cayera sobre los diseños previos que había pensado y plasmado en papel, solo la hizo estallar muchísimo más los nervios y arrojar con furia su tableta contra el computador, cosa de la que se arrepintió rápidamente, ya que quebró la pantalla, debido a la fuerza que usó arrojando aquel objeto.

-Carajo...- Se puso más pálido de lo que era al ver el aparato apagarse y no responder por más que hiciera lo que hiciera. -¡Prende, prende! ¡Maldita porquería, prende de una vez!

Una pantalla azul fue lo que se le apareció frente a los ojos y casi se desmaya, de no ser porque gritó del susto cuando una mano se le apoyó con fuerza en el hombro.

-¡Deja de hacer eso, porque no quiero que seas tú quien me mate!

Angelo solo giró los ojos y corrió todo lo que había alrededor de su hermana antes de correr la silla que había junto a ella y sentarse. Gioca solo lo miró hacer aquella acción y no dijo nada, tal vez porque algo en sus pensamientos estaban conectados, aunque no dejaba de ser desconcertante su cambio tan radical de actitud. Desde que se volvieron a encontrar, no cruzaron nunca palabra, y era más allá de no compartir nada más que la sangre, sentían que no tenían ningún interés en común y tampoco tenían ganas de acercarse para descubrir si esos pensamientos eran correctos, pero se iban a dar cuenta de que hasta había momentos en que hasta pensaba iguales y había muchas más cosas que la sangre, que los unían de forma más cercana que aquel carmín espeso podía hacerle.

-Haz estos.- Solo le dijo mientras le acercaba una carpeta y veía a su hermano iniciar su propia computadora, en silencio y sin mirarla cuando tomó aquel objeto que se le entregaba. -Gracias.

El peliplata solo sonrió de medio lado, aun confundido por la situación de no ser el único Acubens existente, pero también algo reconfortado, no podía entenderlo ni explicarlo, pero una comodidad se había implantado en su ser y la idea de perder ese sentir, le incomodaba un poco.

Maldecía a Dite por sentir eso, no iba a negarlo, ya que él fue quien le habló sin parar de lo lindo que era tener a alguien a quien llamar "hermano" para apoyarse en los malos momentos, y también con quien compartir los buenos, aunque siempre supo que el sueco lo hacía de muy buena voluntad, no podía negar que le molestaba tener que sentirse así con respecto a Gioca.

-Podemos ir a comer luego, si te parece y no es molestia.- Se sintió totalmente estúpido por decir eso, pero que su hermana le devolviera la misma mala cara que él siempre le hacía, pero que fuera acompañada de una sonrisa, de esa típica sonrisa sádica que él solía usar, le hizo regresar ese sentimiento cómodo que venía sintiendo tiempo antes, desde poco después que la conoció. -Creo que vamos a llevarnos mejor de lo que creemos.

-¿Eso lo dijiste o lo pensaste?- Le comentó con algo de gracia mientras volvía a conectar todos los elementos necesarios para seguir su trabajo.

-Prefiero no hablar más por el momento.

Intercambiaron miradas y no se dijeron más nada que unas nuevas sonrisas y se dedicaron enteramente a reiniciar los labores de la pelinegra, en un ambiente de paz que a ambos les caía muy bien. No solo a ellos, sino también a aquellos dos mayores que seguían espiando a todos y cada uno de los que vivían en su hogar, tratando de notar y anotar cada cosa mínima que veían en cada relación que existía bajo aquel techo, para pasarle parte directo a Surt, que estaba pronto a volver, y así nadie tendría que huir de ninguna situación y todos tendrían que afrontar sus problemas y resolverlos de una buena vez y, al parecer, con ellos dos, no sería tan complicado como parecía que sería con cierto rubio que bajaba las escaleras despavorido, ignorando los gritos de su pareja y los llantos de su hija.

A diferencia de Dohko, que se acercó a su hijo, para asegurarse de que no hubiera existido ningún problema entre ellos dos, Shion no dudó un solo segundo y salió corriendo tras él, subiéndose a su coche y persiguiendo como un loco al otro vehículo.

Sabía dónde Shaka se dirigía y no iba a perder oportunidad de enfrentarse a ese otro rubio. Era familia y ahora sí que sentía que él también se merecía una respuesta a tanto circo, aunque, al llegar, se sorprendió de ver que Shaka se veía más emocionado que enfadado y eso lo dejó mucho más desconcertado de lo que ya venía estándolo.

Shion estaba a punto de darse contra un muro muy duro de realidad. Una realidad que iba a hacerlo quedar como lo que era, un ser tan detestable como se lo había pintado a Degel en un primer momento.

*

*

*

Se despertó repentinamente, sintiendo que algo no estaba nada bien. La paz que Krest pudo haberle brindado al momento de caer dormido ahora se había desaparecido totalmente y se puso muchísimo más nervioso de lo que se había sentido en el hospital.

Casi corriendo salió de su cama, de su cuarto y algo confundido se plantó en el pasillo, mirando para todos los lados posibles, pensando en que era aquello que lo estaba haciendo sentir tan inquieto. Dio unos pasos hacía su estudio, pero antes de ingresar, se detuvo y solo su mano se posó en el picaporte, sin hacer nada más que tocarlo, no lo giró ni nada, solo se quedó allí, pensativo e intranquilo, hasta que un enorme y bastante tenebroso escalofrío le tomó toda la espina y supo donde tenía que dirigirse.

Sus pies casi volaron a la habitación de su hijo menor y sin siquiera anunciarse, entró en el lugar haciendo un escándalo bastante intenso e Issac se sintió como aquel niño pequeño que acababa de ser abandonado en la guardia de un hospital junto a su hermano, ambos bastante enfermos, pero él peor que el mayor, y, como en aquel momento, comenzó a llorar cuando sus ojos se volvieron a encontrar directos con los de Zaphiri, como pasó hacía más de diez años atrás.

-Está bien, está todo bien. No pasa nada.- Comenzó a decirle con ternura al mismo tiempo en que lo abrazaba con cuidado, ya que el cuerpo del pequeño castaño estaba repleto de hematomas de todos los tamaños y colores de muy morados a casi verdosos, por el tiempo que llevaban allí. -No es nada, así que no te asustes. Ahora vamos al hospital y haremos unas pruebas, pero no te asustes, que no pasará nada, de acuerdo. ¿Confías en mí?

El menor solo atinó a asentir seguidamente varias veces mientras sollozaba y se limpiaba las lágrimas y comenzaba a caminar a la par de su padre, que seguía manteniéndolo abrazado a su cuerpo, suave y protector, como siempre fue y sabía que siempre sería.

No estaba seguro de lo que pasaría, ninguno de los dos lo estaba, con respecto al diagnóstico, pero de una cosa ambos si estaban seguros y eso era que Zaphiri no permitiría que su hijo perdiera la vida por algo que él bien podía evitar a cualquier costo y circunstancia. 

*

*

*

Comienzo leve contestando las preguntas que me dejaron anteriormente. Con Angelo y Gioca, que se llevan mal, pero no tan mal ya, y luego vamos con los demás.

Surt si que tendrá mucho trabajo tratando traumas.

¡Besos! ¡Les quiero! 😘

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro