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Capitulo 16 || Escondidos a plena luz.

-Ahora que sabe que estamos decididos a arruinarlos, ¿Qué te parece si empezamos con nuestros planes?

-Prometiste que no le harías daño.

-Oh vamos, Albafica, ¿Piensas que yo le puse el cáncer? Si hubiera querido hacerle sufrir, hubiera ideado otra idea no tan cliché.

-Recuerda que dijiste que yo podía quedarme con Degel si te ayudaba a recuperar tu lugar en tu familia.

-¡Y así será! ¡No seas tan desconfiado? Ahora, te preguntaré nuevamente, ¿Empezamos nuestros planes?

*

*

Nadie pudo entrar en la habitación cuando Zaphiri llegó, por lo que los tres adultos y los dos menores más involucrados en la salud del francés, se quedaron en el pasillo, esperando y rebasados en nervios y ansiedad, sentimientos que solo se acrecentaban al pasar de los minutos y el pelinegro no salía del cuarto con noticias, buenas o malas, pero las querían.

-¿Dijo algo?- La pregunta de Shion se escuchó clara, pero pasó flotando en el aire y parecía que el viento se la llevaría sin ser contestada, pero era claro que no dejaría que eso sucediera. -Kardia, te estoy hablando.

-Si supiera que fue lo que dijo o algo parecido, ya te lo habría dicho. En estas condiciones, sé que no vale de nada el ocultar algo, pero esta vez, no hay nada para decir.

-¿Su nombre fue lo único que dijo?

-Así es, por eso sé que fue Shijima quien lo llamó. Al parecer, está listo para empezar a joder.

-Dirás, joder de una peor manera de la que ya jode.

El rubio solo pudo reír ante lo que su hijo comentó, pero su mueca de desesperación no se desapareció en ningún momento, más solo incrementó cuando el medico salió del cuarto y se lo notaba bastante preocupado.

-No puede seguir aquí, tengo que ingresarlo.- Les dijo antes de que pudieran siquiera preguntarle algo.

-Pero él no quiere estar en el hospital, lo agobia.

-Se lo que le produce el estar en el hospital, más en su situación y por tiempo indeterminado, pero tienes que entender, Camus, está teniendo muchas hemorragias, muchos vómitos y su presión está muchísimo más baja a comparación de la última vez en que le hice un chequeo y eso fue hace casi diez días. Está empeorando a pasos demasiados apresurados y si no me dejan internarlo, Degel no verá un nuevo mes, es más, tengo mis grandes dudas si pueda ver acabar este.

Camus y Kardia sintieron una impotencia terrible al escuchar decir aquello, ya que querían ayudar a Degel, darle todo lo que fuera necesario para que estuviera cómodo y el enfrentar su enfermedad no le fuera tan horrible, como estaban seguros que lo sería, pero al parecer, estaban haciéndole más mal que bien. Pero, en ese instante se preguntaban, ¿Qué podían hacer? La voluntad del pelirrojo no se quebraba, cambiaba o dominaba tan rápido, por lo que no le discutieron cuando les expresó sus deseos de salirse del hospital y llevar una internación ambulatoria, solo saliendo para la quimioterapia. Ahora se daban cuenta de que había sido un error enorme no tomarse un momento para convencerlo de que eso no era lo mejor.

-Tienen que tomar una decisión y hacerlo en...- Zaphiri se fijó en su reloj de pulsera, más para hacer más dramático el asunto, porque él ya tenía bien plantada en su cabeza, la decisión al asunto. -Los próximos veinte segundos. Aunque está de más decirle que, con su autorización o sin ella, me voy a llevar a Degel de aquí. Ya llamé al hospital y están preparando una cama en cuidados intensivos para él, así que decidan, me lo llevo por la buena o me lo llevo por la mala.

El pesado silencio volvió a aquel largo pasillo, el hijo y la pareja del francés no querían que estuviera fuera de la casa, mucho menos ahora que sabían que Shijima había reaparecido finalmente y estaba más que decidido a darle ese enfrentamiento que tanto había "prometido" y, si lo conocían tan bien como pensaban, esa lucha no iba a acabar hasta que alguno de los dos quedara arruinado totalmente, ya sea física, mental, psicológicamente o de forma económica. Sea como sea que se diera, no iba a acabar bien y querían proteger a Degel, y si lo tenían fuera de su alcance, por más que fuera un hospital con toda la seguridad posible, no podían estar tranquilos que estaría ciento por ciento seguro, como ellos pensaban que podían cuidarlo.

No iban a decir que no permitirían que eso sucediera, sus miradas silenciosas y llenas de rechazo y furia por la idea, lo hacían notar, pero, para suerte del doctor, había una persona que, inesperadamente, sería la voz de la razón en tan tenso instante.

-Papá.- Las miradas giraron hacía Milo, que estaba con la mueca de tristeza más grande del mundo y el corazón de Kardia se rompió todavía más, de lo que la situación con Degel, había roto. -No hagas esto. Tu tampoco lo hagas, Camus. Yo, no lo recuerdo, no puedo traer muchas cosas de esos años a mi memoria, pero lo que si se es que no quiero que te pase lo que a mí. Yo perdí a mi mamá... no quiero que te pase lo mismo a ti, así como tampoco quiero que pases de nuevo, por lo mismo, papá.

Las palabras del pequeño rubio llegaron al alma de todos los presentes, no solo de su padre y su prometido, también Shion, Dohko y Zaphiri se sintieron profundamente tocados y conmovidos por aquellas palabras, sobre todo la forma en la que fueron dichas, casi con la voz quebrada, y no pudieron contradecir a ese enorme pedido de Milo, por no repetir la historia.

-¿Llamaras una ambulancia?

-No, Cam. No hay tiempo, además de que quiero respetar el deseo de mi paciente, de que esta dificultad que atraviesa, no se haga pública. Utilizar un móvil de esa "magnitud", solo levantaría las sospechas que Degel quiere evitar.

-Iré contigo.

-No, Kardia, y no insistas porque no me ganarás esta discusión. Me lo llevaré por mis propios medios, lo ingresaré y me quedaré con él todo el tiempo necesario. Recién cuando se encuentre estable, les llamaré para que vayan a verlo, pero que les quede claro que no permitiré que se queden a su lado.

-¿Entonces como estaré seguro de que está seguro?

-¿Dudas de mi experiencia y mi capacidad?- Zaphiri estaba más que indignado al oír las palabras que su sobrino le había lanzado y no iba a dudar en dejarle todavía más claro, que, no solo no iba a lograr convencerlo de que le deje estar con el francés todo el tiempo, todos los días, sino que también le dejaría en claro que no iba a permitir que pusiera en evidencia una inexistente falta de profesionalismo de su parte. -Dejame decirte algo, Kardia, ayudé a salvar tu cerebro y eso fue algo fuera de mi especialidad, así que imagina siquiera un simple momento lo que soy capaz de hacer cuando me desenvuelvo en lo que me corresponde.

La voz del pelinegro mayor salió con una dureza poco antes habían escuchado en él, ya que, si bien era un hombre de carácter algo más rebelde y avasallante, como el mismo Kardia, la vida se había encargado de suavizar un poco varios matices de su personalidad, aunque si lo picaban y presionaban en los lugares indicados, volvía a ser aquel indomable y dominante ser que siempre fue durante su juventud y comienzo de adultez.

-Camus, ayuda a tu padre a vestirse y tú, hijo de mi hermana, prepárame algo de su ropa, así puede estar con algo cómodo cuando se harte de las batas de hospital.

Los nombrados solo se dispusieron a llevar adelante lo pedido, aunque el rubio le dejó una muy mala mirada al otro mayor, quien no le dio mucha importancia, ya que había sacado su móvil para enviar unos mensajes hacia el personal del hospital.

-Lamento el mal humor y la falta de educación, pero ustedes ya saben cómo es Kardia. Siempre creerá que, con su cara de demonio y su comportamiento exigente, los demás siempre harán su voluntad.

-Pero parece que aún no entiende que está frente a alguien que es mucho más intimidante y fiero que él.

Los tres mayores rieron ante las palabras de Dohko, más luego Zaphiri dejó salir un suspiro, marcando aún más su cansancio respecto a la situación.

-Necesita médula y lo más pronto posible, si no, no va a durar mucho más. De esta manera, no podrá lograrlo.

-¿Pero no habías pedido una punción para él, antes de que ingresara a la quimio?

-Si, así fue, para un trasplante de rescate, porque está empeñado en salvar su vida usando su propia médula, pero miren cuanto tiempo ha pasado y no pudimos aún hacer ni una sola dosis. Su médula está en las peores condiciones que he tenido que ver y eso hace imposible que podamos rescatar algo para ayudarle.

-Entonces, al decir esto, quieres referirte de que la única manera de salvar a Degel, es mediante una donación.

-Así es y, en su situación, debe ser directa.

-¿A qué te refieres con eso?- Acotó Shion por primera vez, en toda la conversación.

-A que tiene que ser familia de sangre, vínculo directo. Mis últimas intervenciones se culminaron de ese modo y no hubo problema alguno, ya que, al ser mismo tipo de sangre, plasma y tejido, el cuerpo no tardó mucho tiempo en aceptarlo y nunca vimos que tuviera intención de rechazarlo.

-Entonces debemos hablar con Hyoga y Mistorya. Tal vez uno de ellos pueda darle ayuda a Degel.

Zaphiri vio entre enternecido y dolido a Milo, cuyos ojos reflejaban un leve brillo propio de una esperanza infinita, por lo que le daba mucho dolor, tener que romper las ilusiones que tan repentinamente se le crearon, pero no tenía más remedio que hacerlo, por más que le doliera.

-Milo...- Tragó saliva con lentitud, tratando de que su leve desesperación no se hiciera notar todavía más, pero tenía que hablar de ese tema con el menor. -Mistorya no puede ser donante de Degel.

-¿Y eso por qué?

-Porque él tuvo un accidente que dejó comprometida su cadera, en donde ahora tiene una prótesis de titanio, que fue lo que le ayudo a caminar nuevamente cuando pudo comenzar a rehabilitarse, por lo que someterlo a una punción lumbar, solo comprometería aún más su lesión. Tú sabes que a Degel se le ha dificultado el caminar bien, luego de su primera punción, cuando se hizo para detectar su enfermedad, imagina lo que sería hacer pasar por eso a Mistorya, cuya motricidad ya está afectada desde hace años.

El pequeño heleno guardó silencio durante unos segundos, solo asintiendo en silencio mientras miraba hacía el pelinegro, aunque sus ojos estaban pegados a la nada misma, aunque de manera rápida volvió a la realidad, preguntando por el hermano que faltaba.

-¿Estás realmente preocupado por Degel, verdad?- Una pequeña sonrisa acaparó el rostro de todos los presentes, pero la seriedad regresó de forma inmediata, porque la pregunta antes dicha, debía responderse. -Hablamos de todas estas posibilidades cuando tuve que darle el diagnóstico y los pasos a seguir y cuando pregunté por Hyoga, si estaría dispuesto, me enteré que es hemofílico. Eso es un trastorno que provoca que la sangre no coagule normalmente. Es un defecto hereditario que provoca grandes hemorragias, internas o externas, según sea la lesión y bueno, si Hyoga se ofreciera, el tema de la punción no cambiaría y esa invasión, provocaría una muy necesaria herida, que no dejaría de sangrar y podría matarlo si no logramos controlarlo.

-Entonces Degel está perdido.

-No, Milo, no digas eso. Ya encontraremos una solución, así que no te precipites ni te agobies. Seguramente algo ocurrirá y podremos ayudarle de manera definitiva.

Milo solo volvió a sonreír, pero sus ojos ya no estaban desbordantes del brillo que minutos atrás tenían, solo había en ellos una enorme tristeza, que sabía bien porque razón era.

-Tu madre murió tranquila.- Las lágrimas del menor no tardaron en llegar, aunque trató de contenerlas, dejaron sus ojos con una rapidez poco antes vista. -Ella lo decidió y mantuvo su postura hasta el último minuto. De nuestra parte, tratamos todo para que viviera, pero ella fue estoica en su decisión y así fue como todo pasó. Tienes que estar orgulloso de ella, que pudo hacer valer lo que quería, pensaba y hacía, hasta el último segundo. Tu madre murió como la gran guerrera que fue en vida y no tienes que estar más triste por eso.

Solo pudo abrazar fuerte a aquel hombre y sollozar con mucha más fuerza sobre el hombro contrario. Sabía fuerte a su madre, pero que alguien más se lo dijera, solo hacía enaltecer el amor y la admiración por ella, que tantos años estuvo dormido en él y ahora resurgía con más ferocidad que antes. Dohko y Shion consideraron que debían dejar solos a esos dos, ya que era un momento intimo que debían respetar, por lo que se decidieron a marcharse de regreso a su habitación y tratar de dormir un poco, pero ese acto se vio impedido cuando Camus y Kardia salieron del cuarto, con el rubio llevando entre sus brazos y un muy mareado y casi desmayado francés mayor.

-Cuídalo, por favor y avísame cualquier cosa suceda. Buena o mala, házmelo saber.- Solo dijo Camus antes de tomar la mano de su padre y dejar un beso en ella, más luego le volvió a agradecer al médico y se retiró a toda prisa, bajando la escalera con apuro. Milo solo suspiró al verle de esa manera, por lo que se disculpó con todos los presentes y se marchó tras su novio.

-Espero que, esta vez, no lo golpee.- Dijo Dohko casi en susurros.

-Y si lo hace, sabemos que Cardinale no se dejará.- Le acotó el griego, mientras tomaba camino a las escaleras, siguiendo al pelinegro que ahora estaba haciendo una llamada, avisando que ya partiría a destino.

Los cuatro hombres salieron de la casa, hasta la mitad del jardín, donde estaba estacionado el coche de Zaphiri y una vez que pudieron acomodar de una cómoda manera al pelirrojo, en los asientos traseros, Zaphiri se dispuso a partir, no sin antes ser detenido por un pedido de su sobrino.

-Escucha, sé que es algo ridículo y hasta frívolo que te pida esto, pero es importante para él así que...

-Dime que necesitas y veré que puedo hacer.

Kardia se mordió apenas los labios, ya que le daba mucha pena pedir algo así, pero ya lo había dicho, era importante para Degel, así que debía de hacerlo.

-Su cabello se está decolorando y a él le va a mortificar que se sepa que es rubio, porque eso solo daría lugar a que se sepan cosas que no desea que vean la luz, ni ahora ni nunca, por lo que si puedes encontrar la forma de que su cabello siga pintado... Te lo agradeceré.

Zaphiri quedó pasmado ante tal revelación, pero pasó su primera impresión y luego le dio una sonrisa a su sobrino, junto a la promesa de que conseguiría todo lo necesario para mantener el cabello de Degel, de aquel color fuego que tan característico era en él. Luego sin más abandonó la residencia, dejando a aquellos tres hombres muy preocupados por el francés, pero también en un estado total de alarma, debido al regreso inesperadamente inesperado de Shijima.

-Supongo que solo resta esperar.- Comentó Shion mientras tomaba camino hacia el interior de la casa, seguido por su esposo, pero Kardia no lo siguió, simplemente se quedó sentado en las escalinatas de la entrada de la residencia, mirando hacia la reja que daba a la calle, rogando con que, de un segundo a otro, todo volviera a la normalidad y Degel regresara sano y salvo a su lado, aunque sabía que eso no sucedería pronto y un enorme dolor le llenaba el alma sin piedad alguna.

Por su lado, Zaphiri solo podía tener su mente en tratar de encontrar una medula compatible con Degel, porque él, si bien siempre cometía el error de compenetrarse al máximo con sus pacientes y sentir como propio el dolor ajeno, esta vez sentía que era mucho peor y pesado que otras veces, porque no quería hacer pasar a su sobrino y su familia, por la pérdida de alguien tan querido, como lo fue Calvera en su momento y ahora era Degel. Sentía que, si su vida tenía que irse en conseguir un donante, entonces lo haría, pero no estaba dispuesto a perder otro paciente.

Tan metido en sus pensamientos estaba, que no notó aquel coche que lo seguía de lejos, pero sus ocupantes, estaban lejos de querer dañarlos, solo querían tantear la situación y así, el mayor decidiría si era prudente hablar de aquello que sabía desde hace tiempo.

-¿Tan mal está?- Preguntó el acompañante, cuando sintió el auto aparcarse y el conductor, quedar en silencio unos segundos.

-Pues por lo que puedo ver desde aquí, gracias a las luces de la entrada de emergencias, está mucho más mal que en la mañana.

-Me da mucha pena. No se lo merece.

-Lo sabemos, pero no podemos hacer nada más que apoyarlo.

El silencio volvió a reinar entre ambos, mientras se tomaban de manera inconsciente de las manos y se hundían en sus pensamientos, aunque el rubio más grande, fue quien rompió el silencio esta ocasión.

-¿Qué harás tú? ¿Qué quieres que haga por ti?

-Tengo todo el dinero que me dejó Yuzuriha, así que solo llévame a un hotel y mantenme informado de lo que suceda.

-¿A un hotel? ¿Estás seguro?

-Que esté ciego no quiere decir que sea un inútil. Me la he arreglado muy bien solo los últimos cinco años, no creo que esta vez, sea diferente.

-Lo entiendo, pero...

-Defteros, dijiste, si mal no recuerdo, que me cuidarías y harías todo lo posible porque yo estuviera cómodo, si volvía, ¿No es así?

El gemelo solo pudo susurrar un "sí", antes de poner en marcha nuevamente el motor y dirigirse al hotel que más cerca podía haber en el centro de la ciudad, ya que, bien sabía ese dicho de "si quieres esconder un árbol, hazlo a plena vista del bosque", así que lo aplicaría en su pequeño buda, lo escondería a plena vista en el ruidoso Paris, antes de que su compañero se decidiera a regresar junto a Shaka y su recién nacida Raki.

El ser abuelo era algo que Asmita siempre había deseado, así que, ya teniéndolo sobre aviso de ese nacimiento, sabía que solo sería cuestión de tiempo para que decidiera mostrarse, aunque sabían que el problema sería el mismo que antes.

Shaka debía aceptar que la desaparición de su padre fue para su bien y así luego dejarlo volver a su vida e integrarlo a la de su hija. En ese momento, la lejanía no le pareció mala idea al gemelo sobreviviente, ya que los problemas que acarrearía ese nuevo regreso, solo podían curarse con distancia y tiempo.

Más distancia y más tiempo. Una gran ironía. 

*

*

*

En mí defensa, yo ya habían dicho que Asmita y Yuzuriha estaban desaparecidos y que nadie sabía si estaban vivos o muertos. 😁

Bueno, señor Buda lo está, pero el pajarito tristemente no. 😢💔

Cuando Shaka pida explicaciones, sabrán que fue lo que le pasó a la pobre mujer.

¡Besos! ¡Les quiero!

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