Zweiundzwanzig
David seguía evadiendo el tema. Parecía que hasta me tenía miedo de cómo iba a reaccionar, y la verdad era que sí, debía de tenerlo, pero aún más esa persona (que ya me estaba imaginando quien era) que lo había dicho.
Habíamos dejado el lugar de nuestra primera cita, para ir a mi casa a avanzar con el avance del proyecto que debíamos entregar para mañana.
—¿En verdad no vas a dejar el tema a un lado? —cuestionó, con un tono de cansancio.
—¿Qué puedo decir? Soy una persona persistente con lo que quiero.
—Ja, sí lo he notado.
Llegamos a casa. Mi papá le había dicho que podía estacionarlo justo en la acera de la casa para que no tuviera que estar buscando en donde dejar el auto, pues el nuestro estaba en la cochera.
—¿Sí me vas a decir? —inquirí, haciendo una especie de puchero—. Y... puede que te ganes algo más que un beso hoy —Me quité el cinturón de seguridad y me acerqué a él, poniendo la mano muy cerca de su entrepierna, poniéndolo tenso y deseoso de que mi mano estuviera más cerca. Besé su oreja suavemente.
—Detente, sino no me hago responsable de lo que viene Lex.
—Sólo quiero que me digas lo quiero saber —dije, de una forma inocente, mientras dejaba pequeños besos en su cuello.
—Ay por Dios esta bien, pero entonces después que te diga lo que quieres, tendremos que seguir con esto —Se apartó enseguida, quitándose el sudor de la frente.
Hombres... Sólo los acaricias y besas en zonas específicas y su imaginación comienza a volar de una manera sin igual, y seden ante lo que quieres que hagan. Es básico, pero de todas formas siempre funciona.
—Fue hace como dos semanas, estaba con mis amigos y empezaron a preguntarme que tanto había pasado contigo porque ya no me iba misteriosamente de los lugares y evadía a Bri más que en otras ocasiones. Empezaron a decir..., bueno, cosas de hombres cuando a mujeres se refiere. Para no hacer esto largo —Me moví en mi asiento, ya venía lo que quería saber—, llegó Richard con sus amigos, incluido el idiota con el que estabas.
—¿Te refieres a Kurt?
—Sí, ese. Como sea. Platicamos un poco y nuevamente saliste al tema cuando dijeron cosas de sus ligues, y mis amigos abrieron la boca diciendo que yo estaba saliendo con alguien super guapa. Kurt preguntó con quien y Connor le dijo tu nombre.
—Bebé, sólo dime que dijo Kurt.
Vi como David lo empezaba a dudar de nuevo, y no podía darme el lujo de aplicar la táctica de hace unos minutos, porque sus instintos ya estaban prendidos y no se conformaría con solo una mordida del pastel cuando se lo podía devorar entero.
—Me dijo que tuviera cuidado contigo, porque eras una cabrona, que solo juegas con todos y no te interesa nadie en lo más mínimo. Además de que estabas completamente loca y te obsesionabas tanto con las personas que parecías demente; que con él se confirmaba todo porque desde que te dejó estabas al pendiente de cualquier cosa que hacía.
—Vaya, así que soy la demente que se obsesiona con las personas...
Nada alejado a la realidad, si Kurt lo dijo por lo de Morgan. ¡Ese idiota! En verdad que la cabeza luego no le da para más. Está bien que me gustara, (así es, en pasado, porque con esto de lo que me estoy enterando lo único que quiero es que él caiga y sea el obsesionado) pero uno jamás dice basura de la otra persona, así te haya destruido.
—Tranquila, que lo puse en su lugar. Además, le dije que, si tan loca estabas, ¿por qué había salido contigo?
—Cierto, cierto. Supongo que fue lo mejor. ¡Y ahora esta demente te va a obligar a terminar el avance de la materia final! —Le robé un beso y él salió directo a abrirme la puerta del carro.
Toda la tarde quise alejar ese pequeño pensamiento de querer ir con Kurt y ahorcarlo con mis propias manos enfrente de medio mundo mientras le decía que ahora sí era una loca obsesionada. Mis padres invitaron a cenar a David, y una vez que terminamos mi papá muy a regañadientes nos dejó ir a mi habitación, sólo con la condición de que la puerta estuviera abierta.
Mi mamá fue toda una traidora a la patria de los padres sobreprotectores, porque hizo que mi padre la acompañara al supermercado para las compras semanales, y nos dejaron solos. Completamente solos.
—Tengo una duda Lex
Estábamos acostados, abrazados y tapados con una frazada mientras veíamos una de sus películas favoritas de terror. Me senté en la cama para poder verlo mejor.
—¿Qué pasa?
—¿Por qué no te defendiste en cuanto te dije que piensan que eres... pues ya sabes, lo que dijo Kurt?
¡B A M! Una pregunta tan buena que me había desnudado en cuestión de segundos.
—Supongo que tengo los típicos, y a la vez malos, daddy issues.
—¿De qué hablas? Si veo que tu papá —Solté una carcajada.
—¡Ja! Sí, que mi papá me tiene tan vigilada que no puedo hacer casi nada. Desde pequeña fue muy estricto, y al parecer mi padre quiso un varón, porque siempre que me veía llorar me decía que eso era de débiles, y que no estaba bien que a los Kingsley nos vieran llorar nunca. —Me hundí de hombros por un instante—. Supongo que crecí con la necesidad de sentirme protegida, ya que todos estos años he aprendido a hacerlo por mi cuenta. Así que... Quizá es verdad, y soy una loca, psicópata desesperada y obsesionada con obtener eso.
Sin siquiera esperarlo, sentí sus fornidos brazos rodeándome y atrayéndome hacia él. Me abrazó tanto, que por unos segundos sentía que me faltaba el aire.
—Ya veo porque es tan difícil que dejes entrar a alguien en tu vida.
—Bienvenido a fríolandia.
Me llenó toda la cara de besos cortos y sonoros que me hacían soltar risitas como si fuera una pequeñita de 3 años.
Ese día entendí de todo lo que me había estado perdiendo por tenerle temor a enamorarme, entregarlo todo y al final me rompieran el corazón. Ahora comprendía a la perfección lo que les hice pasar a todos esos chicos que me dieron cuerpo y alma, y que al final los mandé a la fregada; y tenía pavor de que David fuera a destruirme.
Pasó justamente una hora desde que mi novio se había ido a su casa después del día increíble que habíamos tenido, cuando recibí un mensaje de texto. El número no lo conocía o ya no lo tenía registrado.
"¿Todavía sigues con tu novio? Porque creo que ya es hora de vernos, preciosa"
Kurt. Era muy claro que era él, porque Morgan jamás me diría de esa forma y claramente a David lo tenía agregado. Estaba de broma, de seguro. ¿Cómo se atrevía a decir todas esas cosas sobre mí y después tener el descaro de querer ligarme de nuevo? Que bueno, los hombres no son tan listos que digamos.
Le llamé a Jazz, quería que me aconsejara en esto, porque él conocía a su amigo.
—Aún sigo sin creer que Kurt dijera eso de ti —dijo mi amiga, tras la bocina del celular—. No lo voy a disculpar, porque esta ve se vio como todo un ardido.
—¡Lo sé! ¿Qué con eso de decirme loca obsesionada con él?
—Tranquila, es mejor ya dejarlo atrás y ya no te enfrasques más en eso. Si quieres podemos hablar de otra cosa.
—¿Cómo está tu abuela? ¿Ya mejor?
—Demasiado. Se ha recuperado de una manera inigualable, ya la dieron de alta hoy. Y la cuidaré de lunes a jueves, ¡porque los viernes vuelvo a la fiesta amigaaaaa! —recitó de una manera cantora.
—¡Extrañaba tanto a esta Jazz!
—¿Sabes qué extrañaba yo? —cuestionó.
—¿Qué?
—¡Los besos de tres! —Se carcajeó—. Bueno, o sea, los besos en general, pero quien soy yo para juzgar los planes que dios me da en una fiesta.
Platicar con Jazzlyn me había quitado de la mente por un instante el deseo intenso de vengarme de todo lo que había ducho Kurt. Lastima que una vez por la mañana, sabía muy bien lo que haría.
Llegamos un poco tarde a la universidad dado que David se había quedado dormido, por haberse quedado despierto hasta tarde estudiando para su examen final. Yo por otro lado no tenía clases, así que me fui a la biblioteca a robar un lugar a los estudiosos, y me dormí.
El sonido de mi celular sonó. Contesté sin siquiera ver quién marcaba.
—Ayer ya no me dijiste cuando nos veríamos otra vez.
—Suerte con eso —contesté, a punto de colgar.
—¡Oh vamos Alex! Todos saben que por quien te mueres es por mí.
—¿Todos? ¿Hasta mi novio? —le cuestioné, con un tono seductivo.
—Él jamás se enterará, hasta que decidas terminarlo. Podemos platicar un poco, y si quieres podemos ir a otro lugar.
—Quizá te vea en cinco minutos en las jardineras de afuera de la universidad, quizá no quiera ir. En fin, ya será tu decisión ir o no. Adiós.
No baje a los cinco minutos, sino después de quince. Hoy no era uno de esos días en los que me arreglaba en lo más mínimo, y mis jeans con una sudadera bien holgada de Princeton lo expresaba bien.
Lo vi esperando en las jardineras en donde antes nos encontrábamos. Me acerqué con sigilo al verlo al teléfono. A estas alturas ya no me importaba si hablaba con Pau, con Madds, con Lily, con Enya, con quien sea. Lo que me importaba en esos momentos era hacerle saber lo idiota y ardido que se vio hablando mal de mí.
—¡No tiene ni idea! Te lo dije Richard, en cualquier momento caería... Claro que sí, sino ¿por qué le sería infiel a su seudo novio? Es más, hasta deberías de decirle a David que salga de su examen sólo a ver a su novia rogarme por un beso.
—¿Qué hay? —Me acerqué a él, controlando las infinitas ganas que tenía de golpearlo.
—Creí que no vendrías —Solté una leve risa.
—Pero aquí estoy, ¿no? —relamí mis labios, acto que a él le encantaba. Enarqué una ceja y lo miré detenidamente mientras mordía suavemente el labio inferior—. ¿Qué es lo que quieres?
—¡Oh vamos Lex! ¿Todavía te harás la difícil?
—Depende —Lo miré, con una sonrisa de medio lado.
—Eres la chica más difícil de tener. ¡Me estás volviendo loco! Por ratos creo que te sigo gustando y por otros siento que sólo quieres divertirte nada más.
—¿Y eso es bueno, o malo? —Lentamente me acerqué a él.
—Maldita sea, ¡me encantas!
Solté en risas. Ya no podía con eso. Ya lo tenía, y siempre cuando sé que puedo tener algo, me dejaba de gustar y me aburría.
—¿De qué te ríes? Te he dicho que me tienes como loco tratando de llamar tu atención y que me gustas. ¿No era eso lo que querías?
—¿Ahora te gustan las locas obsesivas? ¿No es eso lo que dijiste de mí?
Su semblante cambio en un momento. Su mandíbula se marcó, y pude ver como su puño temblaba de coraje aunque quisiera ocultarlo en su suéter de lana color azul cielo.
—¡¿De qué hablas?! Lex, en verdad con esto me estás haciendo pensar que es cierto de lo que me culpas.
—Eres un idiota... Corrijo, eres el fuckboy más idiota que he conocido. ¡Estás demente!
—Kingsley, mejor deja de hablar, no querrás que...
—¿Y no quiero qué? ¡Anda! Corre con Richard y dile que soy una loca, que estoy demente, porque claro... ¡Nadie puede pensar en alguien más que no sea en el guapísimo ingeniero Kurt Blackbourne! ¿Qué esperas? ¡Corre con los idiotas de tus amigos a hablar mal de mí!
—Sólo salí contigo porque me divertiste rato, no te creas tan especial.
—Dice quien me llamó para verme, quien me quiso poner celosa con varias... Qué patético eres —Me reí en su cara—. ¿Y la obsesionada soy yo? ¿Te lo digo, o ya lo sabes?
—¿Decirme qué?
—Que te gané, obviamente —Me miré la manicura para verme como una completa maldita que sólo juega con los hombres. Oh esperen, sí, así soy yo.
—Estás mal si piensas que me estás dejando, ¿recuerdas quien te botó primero? Una segunda vez no me vendría mal, al fin que le puedes ser infiel a tu novio con Mor...
Le solté una bofetada que de seguro la de Brianna a David se le quedaba corta. La palma de la mano me ardía y se encontraba rojísima. Me le quedé viendo, con la respiración entrecortada, demostrando el enojo que traía atorado en ese preciso momento.
—Jamás me vuelvas a llamar, casi llorando y mendigando que te vea, ¡estás demente! —dije, calmándome y con un tono tranquilo.
—¿En verdad vas a armar toda escena? Vamos, sabemos que vas a regresar porque David no es yo.
—¿Acaso te estás escuchando? —Me burlé de lo que acababa de decir—. Ya estoy harta de tus niñerías Kurt. Escucha lo que dices, creo que debes medicarte.
Sonreí de medio lado, cruzándome de brazos. Pronto, y como era de esperarse de alguien que no controla su temperamento, me tomó del brazo. Estaba tan harta de que me tomaran de ese modo, que no me decía otra cosa que sentían que era su objeto. Me solté.
—¡Qué no entiendes que..!
En cuanto me besó me alejé. Nos quedamos viendo, él esperando a que dijera que dejaría a David, y yo con ganas de soltarle otro golpe directo a destrozarle la nariz tan perfecta que tenía.
—En verdad... Cualquiera besa mejor que tú. Ahora déjame ir, tengo que ir con mi novio, él si sabe delicioso.
—No —Su agarré se hizo más fuerte, tanto que me empezaba a doler.
—Suéltame, no te lo voy a pedir otra vez. —Él ya no contestó, sólo aferró su agarre—. ¡Suéltame! Maldita sea Kurt. —Lo empujé, pero mis fuerzas no se comparaban a las de él, quien con el empujón solo dio dos pasos atrás.
—Dijo que la sueltes —dijeron a mis espaldas
—¿Qué está pasando aquí? —cuestionó una segunda voz—. ¡Suéltala ya!
—Que les explique ella misma que hace Morgan aquí —Me soltó. Sentí dos manos tomar mis hombros—. Creo que gané, ¿no lo crees?
Kurt se alejó de ahí, dejándome con Morgan y David, quien se preguntaba que hacía mi ex mejor amigo ahí, y porqué me tenía abrazada hacia él, haciéndole dar a entender a mi novio lo que no debía de saber.
ESTO SE PRENDIOOOOOO
Sinceramente, ¿que team son?
•Kurt •David •Morgan
Alsoooo, ¿quién más extrañaba a Jazzlyn? Porque yo yes
Recuerden que estaré dedicando capítulos a los caramelos más activos ✨
Cada voto y comentario cuenta, ya que me hacen saber que en verdad les está gustando la historia, y ayuda a que les dedique un capítulo 🥺♥️
Este capítulo va paraaaaa @avrichavez ¡muchísimas gracias por tus comentarios a lo largo del capítulo, y también por tus votitos! Me encanta ver sus comentarios, me alegra ver que les gusta tanto como para dejar un comentario 💖
EDIT DEL CAPÍTULO:
(Hay otro con el que haré promo en estos días, por si lo ven por ahí)
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