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Siebenzehn

Lo había dejado en las ansias de darle mi respuesta. Esto era un ejemplo claro de lo que NO quería que pasara. No quería que David terminara con Brianna por mi culpa. Ahora me sentía culpable y con el remordimiento apoderándose de todo mi cuerpo.

Sólo una oportunidad de hacer las cosas bien. U N A. Y...

—Sí, sí quiero —hablé sin siquiera pensarlo.

Él sonrió, con una sonrisa traviesa que combinaba lo aliviado y lo feliz que se encontraba de lo que cómo había cavado mi propia tumba de infelicidad sólo por complacerlo y no hacerlo sentir mal.

Esa era la razón por la que el vómito verbal apareció. Me sentía culpable de coquetearle, de hacerle terminar una relación que llevaba de ya años, por un capricho de unos cuantos segundos. Lo hice despojarse de todo, haciéndole creer que quería algo bueno y duradero con él, siendo que no.

—Entonces... ¿mañana te veo? —cuestioné, sin saber qué más podría decir después de tal atrocidad que acaba de cometer.

—Paso por ti en la mañana, primor —Tomó mi mano y le infundió un dulce beso.

—Vale, me avisas cuando estés por llegar para estar lista.

Me acerqué a él y le propicié un corto beso en la mejilla. Tomé mis cosas y salí corriendo a la casa, en donde de seguro mi mamá estaba espiando qué pasaba y porqué me tardaba tanto en salir del automóvil.

—¿Y quién es ese muchachito, Alexandra? —preguntó mi madre, en cuanto deje las cosas sobre el sofá y me disponía a ocultarme en mi habitación.

—Un amigo... que pasará a recogerme mañana, así que no tienen que despertarse tan temprano.

—¿Un amigo?

—Sí, sólo un amigo —Fui con ella a la cocina—. Deja de espiar, ma. Eso no está bien. ¡PAAAAZ! —exclamé mientras me iba corriendo a mi habitación, antes de que tomara el primer objeto a su alcance y me lo lanzara.

No le diría nada a mis amigas, pues no me estaba tomando tan en serio esto de que David fuera mi novio.

Decidí solo estar con él un par de semanas y después cortarlo, así no lo haría sentir tan mal después de todo lo que le hice hacer por mí. Sólo eran un par de emanas en las que tenía que aparentar que en verdad me gustaba tanto, o más, como lo hacía Kurt o Morgan.

Dormí tranquila al pensar que esto tenía arreglo, por lo tanto, en la mañana estaba tranquila cuando el reloj marcaba las 6:30 a.m.

—Ya llegaron por mí mamá, ya me voy —grité al pie de las escaleras, colgando la mochila en uno de mis hombros.

—Me avisas cuando llegues a la universidad —la escuché decir desde su cuarto.

Al abrir la puerta principal me topé con David, más arreglado de lo normal, con esa sonrisa que cautivaba a cualquiera que la viera.

—¿Lista, bebé? Deja te ayudo con eso, se ve muy pesado —dijo, todavía sonriente, mientras me quitaba del hombro la mochila que estaba de lo más ligera al sólo tener dos cuadernos y una lapicera.

—Pero la puedo cargar yo...

—Alex, déjame ser caballeroso, ¿quieres? —Tomó mi mano para entrelazarla con la suya en lo que llegábamos a su carro.

—De acuerdo.

Nos encontrábamos en camino a la universidad. Estaba nerviosa por lo que pasaría después. No era la persona más popular del lugar, pero yo sabía de algunas personas a las que se les podía catalogar así y entonces ellos mismos le dirían a las personas que no quería que se enteraran, todo lo que estaba pasando.

David me acompañó hasta mi salón. Íbamos tomados de las manos, él con una alegría inmensa y yo queriendo que me tragara la mismísima Tierra.

—Bueno, será mejor que ya entre al salón, en cualquier momento llegará el profesor y es un poco estricto con el tema de que estemos en el pasillo y no en nuestra banca esperando a que llegue.

—Está bien, amor —Me besó en los labios. Y el hechizo nuevamente me había caído—. ¿Paso por ti cuando acabe mi clase?

—Sí, en caso de que salga antes te veo en la cafetería —Me robó más de tres besos, cortos, que me encantaban y quería que fueran más.

—Vale. Te veo al rato preciosa.

Al despedirse me volvió a besar. Lo vi irse, y, sin que se diera cuenta en una de esas veces que volteaba para verme en lo que se alejaba, vigilé que nadie conocido nos hubiera visto.

—¿Me puedes explicar qué fue eso? —la voz chillona de mi mejor amiga, me asustó al grado de que sentía que el corazón se me saldría del pecho.

—¿Por qué haces eso? ¡Preséntate antes de aparecer de la nada! ¡Diablos Atkins..! —Entramos al salón y tomamos asiento en nuestros lugares.

—¿Ya me dirás que es lo que está sucediendo?

—Pasa que soy novia de David, y ya —dije, de una manera relajada, restándole la importancia que merecía el asunto.

—¡QUÉÉÉÉÉ! ¿Cuándo pasó todo esto? ¡Sólo han pasado 24 horas desde la última vez que te vi Alexandra!

Le platiqué todo.

—Eres cruel. ¡Ya deja de utilizarlos! —gritó, haciendo que medio salón se nos quedaran viendo.

—No lo estoy utilizando... Sólo me siento mal por él, por eso acepté ser su novia. Fue remordimiento, si así lo quieres ver.

—Claro, y esto no tiene naaaaada que ver con que Kurt te vea con él y se prenda en celos al ver que lo que "sospechaba" era cierto, ¿o sí?

—A eso le digo matar a dos pájaros de un tiro: hago feliz a David por unas dos semanas, y a la vez le doy una prueba de su propio chocolate a Kurt, incluso hasta a Morgan. No lo había visto de esa forma, pero gracias Vio.

—Muy bien jóvenes, abran su libro en el capítulo #44 y hagan un resumen en lo que voy dándoles las calificaciones finales.

Nadie terminó de hacer el resumen, es más ni siquiera lo iniciamos. Cuando el profesor terminó de dar las calificaciones todavía faltaba media hora para que se terminara la clase, así que se despidió de nosotros deseándonos la mejor de las suertes en esta nueva etapa de nuestras vidas y nos dejó ir.

Vio se disculpó y dijo que nos veríamos al rato en la clase de finanzas. Por lo tanto me fui sola a la cafetería a esperar a mi novio.

NOVIO. Que raro se escuchaba esa palabra cuando prevenía de mí, ya fuera en pensamiento o diciéndola.

Me pedí un té verde para pasar el rato en lo que daban las 8:40 a.m. David me mandaba mensajes a cada rato. Me platicaba de su clase en general. Incluso me mandaba fotos de lo que estaba haciendo en ese momento y cómo no ponía atención a la clase.

Alcé la mirada del libro, por inercia y visualicé a lo lejos a Richard, Owen y Kurt, mirándome a la par que se decían cosas entre ellos. Rodé los ojos en un simple y claro ejemplo de que ya me empezaban a hartar sus formas de espiarme.

Ya estaba tomando mis cosas para encaminarme y confrontarlos, cuando vi que una chica, que no había visto con ellos, llegó y le plantó un beso a Kurt. No, no era su "novia" con la que había estado la otra vez y me la había restregado casi casi en la cara.

—Hey Alex, ¿ya conoces a Madds? —gritó Owen.

Sí, sí... Ya dejó a la otra y ahora hay una nueva. Que innovador...

—¡Amor! ¿A dónde vas? —dijo David, apareciendo de la nada.

Agradecida con el de arriba, que él llegó justo antes de ir a hacer alguna tontería.

—No, a ningún lado —Entrelazamos las manos, y lo acerqué a mí.

Estábamos justamente enfrente de Kurt y su séquito de tontos, y sin importarme un carajo, me puse de puntitas para lograr alcanzar a David, donde él me robó unos cuantos más. Yo sonreía como toda una idiota, dejando a un lado que aquel chico aún nos veía.

Amaba todo lo que unos simples besos me hacían sentir, y después, que esas emociones se intensificaran cuando mi novio sonreía.

—Espero que duren.

Volteamos para poder ver a un Kurt encabritado, y lo sabíamos porque se le podía notar el filo de la mandíbula marcarse de tan tenso que se encontraba, y sus ojos, que eran tan preciosos, irradiaban odio.

David quería ir hasta él, pero le di un apretón de manos para que parara. Él me miró y negué con la cabeza para que evitara hacer algo de lo que se podría arrepentir después.

—Lo haremos. ¿Acaso no nos vemos adorables juntos? —dije, recargando mi cabeza en el pecho de David. Sin más y nos fuimos de ahí.

Salimos de la universidad un rato en lo que era hora de ir a otra de nuestras clases que sólo eran para darnos calificaciones. Tuvimos la misma dinámica de ir por el otro en cuanto saliéramos de nuestras clases, pero casi siempre era él el que pasaba por mí, pues Violet me decía que debía pasar tiempo con ella y no olvidarse de mis amistades.

Y era verdad, a final de cuentas si esto se me salía de las manos (como todo últimamente), y terminaba más estúpida por David y llegásemos a terminar, entonces sólo mis amigas estarían para mí.

En la última clase antes de que ir a la de finanzas, David pasó por mí, pero Violet nos acompañaba. A ella luego se le hacía de lo más tontos los comentarios que soltaba él; y es que la mayoría del tiempo decía cosas sin sentido que te hacían dudar de su capacidad para pensar.

—¡David Mayer! —Escuchamos un grito a lo lejos— ¡Qué te crees!

Vimos como su ex novia, Brianna, iba directo hacia nosotros. Jamás le había puesto tanta atención hasta ese momento. Era fea. En verdad lo era, pero se ayudaba un poquito por la forma en la que se vestía, la cual admitía era genial.

Llegó hasta nosotros, a lo que Violet me jaló a un lado para que todo el barullo que se avecinaba.

—¿Quién te crees que eres? ¡Eh! ¿Cómo te atreves a dejarme? ¡Y por una llamada! —exclamaba Brianna, enojada.

Yo no quería ni mirar la escena, estaba con Violet sólo escuchando atentamente lo decían.

—Brianna, cálmate. No puedes ir por ahí armando escándalos como siempre... Es verdad que fue muy descortés de mi parte terminarte de esa forma, así que te lo diré de frente: termina...

Él no terminó de decir nada, cuando escuchamos un golpe. No me asusté, sino me helé. No sabía quién le había pegado a quién.

—Eres un idiota Mayer. ¡No es la primera vez que me haces esto! ¡La tercera! ¡Tres veces me has hecho lo mismo de terminarme por teléfono! ¿Y por quién? —Sentí como me tomaron de la muñeca. No era un agarre amable, sino todo lo contrario.

Tenía a la loca ex novia de mi novio mirándome con rabia, todavía con su agarre que parecía que me despellejaría la muñeca en carne viva

—Por esta perra de segunda. ¡Deja de quitarle el novia a todas, perra! —Sus ojos marrones parecían armas dispuestas a dispararme hasta que me matara.

Me soltó, pero sólo fue para empujarme con tanta fuerza que di varios pasos hacia atrás.

—No, con ella no te vas a meter —dijo Violet, interfiriendo, poniéndose entre esa loca y yo.

—Te atreves a hacerle algo a Lex, y podría olvidarme de que eres mujer, Brian...—dijo David, protegiéndonos a mi mejor amiga y a mí, de su tóxica y loca ex novia.

—Será mejor que te andes con cuidado "Lex" —dijo ella, calmándose un poco físicamente, pero sus palabras seguían siendo tan filosas.

Caramelos enamoradizos, ¿quien ha tenido un novios tóxicos y locos como Brianna? 😬 Yo si fuera Alex si me andaba con cuidado

Recuerden que estaré dedicando capítulos a los caramelos más activos ✨

Cada voto y comentario cuenta, ya que me hacen saber que en verdad les está gustando la historia, y ayuda a que les dedique un capítulo 🥺♥️

Este capítulo está dedicado a: @eeia18
¡Felicidades! Eres el caramelo 🍭 destacado de la semana. ¡Muchísimas gracias por leer, votar y comentar en cada capítulo!

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En esta ocasión no hay edit del capítulo por ahora, porque me ganó el tiempo
¿Alguien extraña el edit? Yo si 😔🤙🏽

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