Sieben
¿Recuerdan la primera cita que tuvieron? ¿Sintieron nervios, sentían que el aire no les llegaba a los pulmones, que las manos les sudaban y que se iban a desmayar de tanta emoción? Así me encontraba en ese preciso momento. ¿Y si salía todo mal? ¿Si lo arruinaba con algo malo que dijera?
Respiraba profundo. No podía dejar que los nervios me invadieran como una chicuela de 14 años que va a su primera cita con el chico que le gusta. ¡PERO ERA TAN INEVITABLE!
Escuché cuando Kurt llegó. Ya estaba casi lista, solo debía guardar mis cosas en una de mis miles de bolsas con formas extravagantes, en este caso, en una con forma de cerezas. Al bajar las escaleras escuchaba como mi papá aplicaba su muy conocido interrogatorio de policía.
—Así que... Kurt... ¿Qué te hace pensar que eres lo suficientemente bueno para poder salir con mi hija?
Oh no... Por favor díganme que no lo ha hecho. ¿Tanta es su diversión en espantarme a los chicos cuando vienen hasta la casa por mí? Miren que con...
—Tienes unos zapatos muy grandes que llenar con el lugar que Morgan dejó.
Era hora de terminar esa conversación en la que Kurt se podía enterar de varias cosas que le estaba ocultando y claramente no quería que supiera.
—Ya estoy lista. Vámonos Kurt, no quiero que papá te asuste más de lo que ya lo hizo.
Mi papá, un señor imponente a la vista a pesar de sus ojos verdes, se paró y nos acompañó a la puerta.
—La quiero en casa antes de las 10 p.m, jovencito.
—Claro que sí señor Kingsley.
No sabía a dónde íbamos, al parecer era sorpresa. Lo único que era certero era que me había dejado ser el DJ en su carro. Me sorprendía que supiera las canciones de Maroon 5. Las cantamos a todo pulmón dejando que nuestras emociones se sintieran con nuestro canto.
Cuando se estacionó, noté que estábamos en mi lugar favorito de todo el mundo (cuando se trataba de diversión). Entramos al Song n Bowling. Pedimos una orden de alitas y unas cervezas para acompañar.
—¿Entonces te vas a subir a cantar alguna canción? —preguntó, dándole un trago a su cerveza.
Sí, amaba cantar como no tenían una idea, y gracias al destino tenía buena voz para eso, sin embargo nunca lo hacía en público porque tenía pánico escénico, justo como Gabriela Montez en High School Musical cuando está por cantar Breaking Free.
—Mejor dime, si pudieras viajar en el tiempo, ¿a dónde irías? A mí me gustaría viajar al pasado —cuestioné, cambiando el tema para que olvidara que tenía que cantar.
—Depende de qué teoría estemos utilizando para la respuesta de la pregunta
Enarqué una ceja. Estaba a punto de explicarme algo de lo que yo no tenía ni la menor idea, y eso ya me parecía sumamente atractivo.
—Si hablamos de la teoría de la relatividad de Einstein, solo es posible viajar al futuro. En cambio, con la teoría de la mecánica cuántica es posible viajar al pasado... ¿Te imaginas poder ocupar dos espacios al mismo tiempo? —Kurt gesticuló con sus manos una explosión mental. Me miró después de toda su explicación —¿En qué piensas que me estás mirando mucho?
—En que eres perfecto —dije, de una forma tan natural y sincera que hasta yo me sorprendí—. ¡Discúlpame! Creo que pensé en voz alta.
—No te preocupes, suele pasar. Aunque yo si me he contenido en decirte lo bella que siempre te ves, ya sabes... por temor a que me tomes por un chico todo intenso.
—Aunque... No, mejor me abstengo de decirlo.
El mesero llego justo a tiempo con nuestras alitas bañadas en salsa bbq. Le agradecimos, y en cuanto se fue Kurt dijo:
—¿Decirme qué? —Negué con la cabeza—. ¡Anda Lex! Dilo.
—¡NO! Porque entonces tendría que asegurarme de que tú también digas lo mismo, de lo contrario me sentiré como una tonta.
—¿Lo que tratas de decir es que te gusto, pero no te gusto si tu no me gustas?
—¡Sí!, Es decir no...
Se inclinó y me soltó un beso lindo, en esos en los que no me tenía que preocupar por tratar de seguirle el ritmo.
—No me esperaba para nada este beso.
—¿Por qué? ¿Acaso no es normal que dos personas que se gustan se besen?
—Exacto, no es... ¿Dijiste que te gusto? —Él se hundió de hombros. Se le veía en el semblante que se estaba divirtiendo con esa situación en donde llevaba la batuta.
—Pues no voy por ahí besando a chicas solo porque sí. Además, esta es la tercera vez que me dices que te gusto, y es la tercera vez que te respondo que tú también me gustas —Tomó mi mano y sonrió—. No importa las veces que me digas que te gusto, porque las mismas te responderé que tú también a mí me gustas.
—DIA-BLOS. En verdad no recuerdo haberte dicho eso —Evité el contacto visual para poder concentrarme y pensar en ese momento exacto en que había cometido la idiotez de mi vida.
Quería viajar al pasado y evitar aquél momento en donde le había dado toda la autoridad de jugar conmigo cuanto le placiera. Yo misma había cavado mi propia tumba en donde se leería en mi lápida que morí por haberle dado la ventaja a un chico con la simple frase "me gustas".
Evité por un momento toda la charla comiendo alitas a la par que escuchábamos a unas chicas que cantaban girls just wanna have fun. Kurt empezó a reírse un poco.
—¿Qué pasa? Sé que no cantan tan bien pero no es para tanto.
—No, no es eso —Trataba de contener sus carcajadas pero no podía—. Es que... Mira, acércate —Hice lo que me pidió sin titubear—. Tienes un poco de salsa bbq en la barbilla —Llevo su pulgar al lugar y me quitó el exceso de salsa.
Qué vergüenza, ahora sabía que no entendía como comer alitas. Parecía una niña chiquita sin saber cómo comer correctamente. ¡Qué pena!
—Oh, espera, te quedó un poco en otro lado —Se acercó nuevamente. Me tapé la cara antes de que se diera cuenta que estaba tomando el color de la salsa de la vergüenza que tenía—. Anda, deja que te ayude.
Quité mis manos de la cara, así que él se acercó de nuevo. Cerré los ojos para evitar que los nervios me invadieran y que mi cara se pusiera más rojiza de lo que ya estaba. No había limpiado nada, o al menos no con sus dedos, sino con los labios.
No me acostumbraba a esos besos fortuitos que no necesitaba de un alto intercambio de saliva. Esos me gustaba, y demasiado.
—Esto no me lo esperaba. Van dos seguidos.
—¿No es normal que los novios se besen?
—Excelso... Espera, ¿qué? ¿Novios?
—Lex, no voy por ahí besando solo porque sí...
Algo andaba mal... ¿Por qué no me contestó mi última pregunta?
—Ah... está bien.
Él se echó a reír por una respuesta que no debía de salir más allá de mi mente. Pero cuando me miraba no podía evitar vagar por su color verde, dejando muy de lado esas evasiones que hacía para un tema en específico que me moría de ganas que tocáramos.
—Me encanta la elocuencia que manejas en personas, es casi poética.
—Bueno, si me dejaras de poner tan nerviosa podría parar de hablar como una tonta, gracias.
—Claro que no voy a dejar de hacerlo, porque te ves muy tierna cuando estás nerviosa
Quisimos jugar una partida de bolos para seguir con el ambienta que teníamos y que no se tornara en una cita incómoda en la que ya no sabíamos ni de qué hablar. Después de tres tiros ya le iba ganando a Kurt y su nula habilidad para poder hacer ni una chusa; pero no lo culpaba del todo, sino al six pack de cervezas que el solo había ingerido.
—Haré una apuesta contigo Kingsley —dijo él, muy serio.
—¿Y qué quieres perder? Porque te recuerdo que no has hecho ni una chuza y tus números dan pena.
—Sí, eso lo sé. Pero apostaré que en este turno haré una chuza. Si pierdo haré la bufonada que quieras enfrente de todos —Reí, sabía perfectamente que es lo que quería que hiciera—, pero si gano entonces por fin te atreverás a cantar algo en el karaoke.
—Acepto —respondí al instante, sin pararme en pensar si esto no era más que una vil trampa.
Le di un último trago a la cerveza que tenía en mano, la cual ya se había calentado y sabía horrible. Kurt agarró la bola color morado. Estaba observando cada movimiento que hacia aunque sabía que en los bolos era pésimo, y eso que les digo que yo soy malísima.
No me duró ni dos minutos la felicidad cuando vi que este chico parecía que no estaba tan ebrio como para hacer una chuza. En todo este tiempo había estado fingiendo para dejarme ganar.
—Un trato es un trato, ¡A cantar Lex!
—¡Me engañaste! Sí sabes jugar bolos, así que no lo haré —Me crucé de brazos, pretendiendo estar haciendo un berrinche.
Tomó asiento de nuevo a mi lado, con una postura desprolija que evocaba a la flojera. Sus hermosos ojos verdes estaban siendo invadidos por color ojo, prueba de que ya estaba tomado.
—No quieres hacerme enojar, ¿o sí Alex? —Se me quedó mirando. Su quijada se estaba contorneando por lo fuerte de su mordida.
—No, no quiero eso.
Fui con el chico que estaba de encargado del karaoke, chequé el catálogo de canciones. Cuando me decidí por una el chico me preguntó si estaba segura de mi elección ya que era una canción muy difícil. Acepté.
En cuanto empezó a sonar I have nothing de Whitney Houston me sentí como si estuviera en mi cuarto, con la bocina a todo sonido mientras Morgan se reía de cómo imaginaba que era mi concierto.
No canté mal, pero pude haberlo hecho mejor. Si mis tíos me hubieran escuchado se hubieran mortificado por todas esas clases de canto que me habían dado y no había aplicado al 100% en esta ocasión.
—Eres magnífica, dime... ¿De dónde sacas semejante voz?
—Bueno, pues he crecido rodeada de música, mi abuelo y tíos son músicos, así que en definitiva tengo mejor desarrollado el oído como para decir que esa nota que canté en D5 no era para cantarse en ese rango.
—¡Nada de eso! Cantaste genial, así que tranquila. Y si piensas que lo has hecho mal, deja te digo que me tienes de tu fan. —Sus ojos brillaban más de lo usual, como si estuviera viendo algo que le fascinaba. Me dio un beso para después dejarme con ganas de más.
Estuvimos un rato más en el lugar, hasta que las alitas nos llenaron y la cerveza se nos había subido tanto que éramos puras risas y cantos. Tuve que esperar un poco para que Kurt estuviera en mejores condiciones de manejar.
Iba pendiente de que no nos pasara nada en el trayecto a mi casa. Me daba un pavor enorme que Kurt se fuera todavía un poco tomado, aunque él decía que ya se encontraba mucho mejor que hacía una hora.
—Hemos llegado —Estacionó el carro. Bajó a abrirme la puerta y caminamos hasta la entrada de la casa—. Perdóname, no deberías verme en estas condiciones tan seguido.
—Que va, si te conocí en una fiesta, ¿Qué esperaba?, ¿que no tomaras? —Me hundí de hombros.
—Gracias por todo Lex —Sonrió de medio lado. Se talló uno de los ojos.
—De nada, me gusta estar mucho contigo. —Él evitaba hacer contacto visual, así que me acerqué un poco más—. Espero poder ir a verte algún día en la noche.
—Oooo, si cierta persona me convenciera de ir en las mañanas aunque esté desvelado... —Me observó después de todo este tiempo que llevábamos hablando.
Por un momento me paralicé. No estaba segura que le gustara a como me había dicho antes. Era muy desconfiada cuando estaba con alguien porque no podía en verdad creer que le llegara a gustar a alguien, y con eso hacía mi máscara de soberbia que todo lo puede.
—Espero que esa persona te haga cambiar de opinión. —Me alejé un poco de él.
—Alex ¡Esa persona eres tú! ¿Por qué no me crees cuando te digo que me gustas? Esas cosas no me las tomo a la ligera, pero para ti parece ser nada más que un chiste.
—No es que me lo tome a la ligera, mucho menos pienso que sea un chiste, solo que no logro comprender cómo es que te llegué a gustar si, a mi parecer, soy un desastre de persona que no puede llamar la atención ni de un mono.
Sin darme cuenta estaba llevando a cabo una de mis tácticas. Había salido tan natural que hasta yo me sorprendía de qué es lo que estaba pasando. Lo que estaba ocurriendo era simple; y no, no era hacerme la tonta, sino que sólo les preguntaba a los chicos qué era lo que veían en mí para que respondieran en voz alta.
Verán, casi siempre los chicos tienen que estar hablando de algún tema para que lo analicen al momento que lo dicen. Es como si al momento de estar contando algo, se dieran cuenta de las cosas.
Así que mi plan era sencillo: tenían que decirme por qué les gustaba, para que se dieran cuenta que en verdad me querían y después de ello no dejaran de pensar una y otra vez en todo lo que me dijeron que les atrae de mi persona. Y esto ni Violet lo sabe. Es mi carta bajo la manga.
—En realidad es sencillo. Tienes los ojos más preciosos que he visto en la vida. Pero me gusta más cuando estás platicando sobre algo que te gusta porque en automático aparece un brillo en ellos y te ves más radiante. También adoro tus manos —Las tomó—, a pesar de que siempre están frías, pero eso no importa, porque son pequeñas y puedo protegerlas con las mías. Tu cabello que huele a coco. Pero sobre todo tus labios... Aún no puedo creer que los haya besado.
—Dependerá de ti que los sigas besando —Nos acercamos todavía más, casi que podíamos tocar nuestras narices— todo lo que quieras —finalicé murmurando.
—No tienes idea de cuánto anhelo hacerlo todos los días, a todas horas.
El sonido de un celular nos interrumpió. Me le quedé viendo para que contestara a esa llamada tan improvisada que acababa de entrar, sin embargo se limitó a decirme:
—¿No vas a contestar? Es tu celular el que suena.
Reaccioné rápidamente y saqué el celular para ver quién había interrumpido. Era David, quien ya había colgado a una llamada que por obviedad no contestaría y ahora se proponía mandarme mensajes para que le contestara sí o sí.
—¿Quién es? —preguntó Kurt, curioso, tratando de ver la pantalla del celular.
—Mi mamá, quiere que ya entre a la casa porque está enfriando y no quiere que me enferme.
Kurt me sonrió. Acarició el filo de mi rostro y sentí después de todo este tiempo con él, una pequeña descarga eléctrica. Me besó la frente y me atrajo hacia él para abrazarme.
—No quiero que te vayas pero sino entonces tu madre enloquecerá y dirá que no soy bueno para ti.
—Así es —Puse mi mejilla al momento de que él me robara un beso—. Nos vemos Kurt.
Me alejé sin más. Lo dejé tan confundido como yo estaba en ese momento. Cerré la puerta de la casa y lo único que pude hacer fue darme una fuerte palmada en la frente al ver que de nuevo me había auto saboteado.
Hola caramelos enamoradizos. ¡NUEVO CAPÍTULO!
¿Qué les pareció esa cita que tuvieron Kurt y Alexa? ¿Ya anotaron esa técnica que Alex les dio en ese capítulo?
Espero que les guste, ¡NO OLVIDEN VOTAR Y COMENTAR! Amaría ver qué piensan de la historia.
Les dejo un bello edit de Jazzlyn porque... vamos, ¿quien no ama a Jazz?
Edición del capítulo:
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro